Setenta y cinco años cumplidos ya de los hechos genocidas cometidos por los Estados Unidos al lanzar dos bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki el 6 y el 9 de agosto de 1945 respectivamente, sin importarle que la Segunda Guerra Mundial había terminado y que Japón había aceptado su derrota y presentado su rendición, es decir, no quedaba escusa alguna de guerra para agredir de esa forma a dos ciudades japonesas que aún continúan marcadas por el signo macabro del crimen de lesa humanidad cometido por el imperialismo estadounidense, los pretextos fueron muchos usados en esos años, de la misma forma en que a la fecha se comenten actos contra la humanidad bajo el amparo de la impunidad internacional de las potencias mundiales en complicidad de hecho o de aceptación silenciosa.
La historia humana ha sido marcada por la devastación sin exageración con el paso del desarrollo del imperio yanki, la expansión de su dominio, de su influencia cultural y política, se ha hecho como resultado de su desarrollo económico monopolista, característica esencial para su rasgo imperialista, tal y como advirtiera Lenin hace ya más de cien años. A todas luces, en una revisión somera como profunda de la historia, pueden encontrarse las señales de que la influencia estadounidense no es otra cosa sino la mano destructora de soberanía y autodeterminación, así como, es también la mano explotadora que se extiende sobre los pueblos del mundo extrayendo la fuerza de trabajo de millones de proletarios y la riqueza natural de los territorios sometidos, la existencia del imperialismo no es otra cosa, que el lastre antihumano de los más oscuros deseos del capitalismo que lo engendra y de quienes le sirven con plena conciencia de sus actos.
La cuestión es clara, el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica es genocida, son un imperio en activo y cuya política imperialista ha generado innumerables crímenes de lesa humanidad que deben ser reconocidos y castigados, divulgados y estudiados para que nunca más se repitan. Los hechos son innegables, aunque siempre existan quienes por interés deseen tergiversar la realidad, a pesar de los falsos dilemas relativistas que buscan quitar lo concreto de los sucesos para envolverlos en el humo de la especulación permanente, la historia es clara y precisa; el imperialismo estadounidense es el más grande genocida de la historia humana.
Los Estados Unidos han intervenido por lo menos en 64 ocasiones en América Latina, 36 de esas veces con acciones abiertamente militares, desde 1945 han efectuado 35 o más intervenciones militares directas en diversas partes del mundo y, en incontables ocasiones, lo hace de forma encubierta mediante gobiernos aliados o grupos ultraconservadores internos en los países que buscan el interés particular por encima de las necesidades de los pueblos. El imperialismo estadounidense está más vivo que nunca, la muestra está a luz y vista de todo el mundo; las guerras en medio oriente continuadas, renovadas y extendidas; el intervencionismo en Latinoamericana mediante golpes de Estado, instalación de gobierno lacayos, la manipulación mediática para distorsionar la realidad e infundir miedo y desinformación, bloqueos económicos como los aplicados sobre Cuba y Venezuela, financiamiento de grupos paramilitares, desestabilización de gobiernos progresistas mediante estrategias de guerra y subversión; las guerras comerciales con otras potencias como China y Rusia para controlar mercados, mercancías y fuerza de trabajo; la difusión de ideas como el racismo, la xenofobia y la propagación de campañas de odio sobre los inmigrantes; el militarismo estadounidense sigue siendo su principal industria, la guerra es su principal negocio y por ello la vida humana peligra mientras existan estas y muchas otras acciones en contra de la humanidad.
En respuesta a estas oscuras páginas de la historia, los pueblos del mundo han clamado desde tiempo atrás por la paz y la concordia, en el 2018, el entonces presidente boliviano, Evo Morales, anunció una Campaña surgida de los planteamientos de un grupo de intelectuales que busca desde esas fechas declarar el 9 de agosto como el “Día Internacional de los Crímenes Estadounidenses Contra la Humanidad”, fecha elegida por ser justamente concordante con el atroz lanzamiento de la segunda bomba atómica sobre Nagasaki, acto absolutamente irracional y genocida.
La iniciativa es impulsada por el Frente Antiimperialista Internacionalista (FAI), fundado en el 2 de diciembre de 2017, junto con otras organizaciones, grupos sociales, activistas y personas implicadas en la solidaridad internacionalista. El Frente Antiimperialista Internacionalista sostiene que: “la guerra imperialista abarca todo tipo de intervenciones sobre quienes dificultan impiden o se resisten a la dominación de los EEUU y sus aliados: guerra económica, guerra mediática, acoso político y judicial, ejércitos mercenarios, grupos terroristas y todo tipo de criminalización de sus víctimas”.
La Campaña puede ser apoyada de manera individual o colectiva firmando la “Recogida de firmas por la declaración del 9 de agosto como Día Internacional de los Crímenes Estadounidenses Contra la Humanidad” el sitio web del FAI. En el mismo portal digital puede leerse la Declaración Mundial Contra los Crímenes Estadounidenses a la Humanidad, redactada el 17 de julio de 2017, por Atilio A. Boron, Alejo A. Brignole, Telma Luzzani y Stella Calloni, texto que nutre su esencia de los postulados de la Campaña Día Internacional de los Crímenes Estadounidenses Contra la Humanidad.
Ahora en el 2020, el Frente Antiimperialista Internacionalista a incrementado la campaña y emitido una nueva declaración en cuyos últimos párrafos puede leerse: “La amenaza es real: EEUU se está desvinculando aceleradamente de cualquier compromiso que limite su campo de acción en materias de muy alto riesgo; lo está haciendo a pesar del desacuerdo de muchos de sus aliados más importantes y desconocemos hasta donde está dispuesto a llevar a cabo estas amenazas […] Los crímenes contra la humanidad de EEUU continúan y el riesgo de que aumenten es cada vez más evidente, y no podemos mantenernos pasivos ante esta situación y ante estas nuevas amenazas”. Todos los documentos mencionados pueden leerse, analizase y firmarse en: https://frenteantiimperialista.org/campanas/dia-internacional-de-los-crimenes-estadounidenses-contra-la-humanidad/
La importancia de apoyar y divulgar esta Declaración es notoria, los pueblos del mundo tenemos que conformar un bloque opositor con la fuerza moral, política y social suficiente para coadyuvar a un cambio en el orden mundial, frente a la lógica imperante de guerra, para establecer la armonía y la concordia entre los pueblos y naciones, con el fin de poner un alto total al imperialismo estadounidense y de cualquiera otra nación. El porvenir de la humanidad está en nuestras manos, con acciones concretas y comunes iremos restituyendo la justicia global tan lacerada y podremos hablar de otro mundo posible, uno basado en el respeto a soberanía y autodeterminación de los pueblos y culturas de todo el mundo, tal y como dijera el prócer cubano José Martí: “Con todos y para el bien de todos”.