El próximo año será de especial importancia en el proceso de modernización de China, señaló el Buró Político del PCCh en una de sus últimas reuniones de 2020, reclamando esfuerzos para garantizar un buen comienzo del periodo del XIV Plan Quinquenal (2021-2025) y excelentes logros para celebrar el 100º aniversario de la fundación del PCCh. En la misma sesión, los máximos dirigentes chinos subrayaron su adhesión a la nueva filosofía de desarrollo, la “circulación dual”, reclamando esfuerzos para formar un nuevo paradigma así como enfocarse en el impulso del crecimiento de alta calidad.
Sin duda, el centenario del PCCh marcará de principio a fin el ejercicio, un aniversario que debe servir para reafirmar las bondades del “camino propio” –o las “singularidades chinas”- como cristalización de una experiencia histórica genuina para lograr la revitalización del país. En un sentido más amplio, abundará en las causas originarias de su legitimidad para dirigir los destinos de China y su vocación de actualizar una gobernanza adaptada a la “nueva era”.
En 2021, la pandemia continuará representando un desafío enorme para la economía china si bien las esperanzas despertadas por las vacunas ofrecen un horizonte de salida, tanto a nivel interno como para su comercio exterior. China ha optado por una vía diferente a la de los países desarrollados de Occidente en la gestión de este desafío: en vez de contemporizar y surfear una ola tras otra, su alternativa consiste en potenciar la prevención al máximo, identificando el menor caso, test en masa, aislamiento, etc. Esto le ha permitido mantener a buen recaudo el sistema de salud y el funcionamiento de la economía. El balance ya lo conocemos.
La preservación de la estabilidad política es una preocupación permanente para el PCCh. Tras la quinta sesión plenaria (octubre 2020) se ha abierto un tenso periodo hasta el XX Congreso (finales de 2022). La prioridad para Xi Jinping en los próximos meses es asegurarse el máximo nivel de control de la estructura institucional. Su primer objetivo es el aparato de seguridad y justicia y su principal reto que la batalla en curso no afecte en demasía a la inquietud de un aparato burocrático que recela del avance de la arbitrariedad y del abandono de las medidas y criterios establecidos durante el denguismo para evitar la patrimonialización personal del poder. En este sentido, el principal problema de Xi no es el descontento social como factor de inestabilidad sino el recelo y malestar de las élites que no comulgan con su política.
Recientemente, Tang Yijun, cercano de Xi y gobernador de Liaoning fue nombrado ministro de Justicia en sustitución de Fu Zhenghua. La caída de Sun Lijun, viceministro de seguridad es otro indicativo de este foco. En año y medio, Xi se desembarazó de dos viceministros de seguridad, algo inusual. Esto no es más que la punta del iceberg de purgas que afectan a jefes de seguridad pública en provincias importantes, desde Shanghái a Chongqing. Los ya retirados Meng Jianzhu e incluso Zeng Qinghong, figura destacada del clan de Jiang Zemin, podrían ser próximos objetivos como en su día lo fue Zhou Yongkang. Otros clanes, como el de los afines a Wang Qishan o el futuro de Wang Huning, están en el alero. No hay en todo esto disensiones ideológicas significativas sino cuestiones de lealtades rivales. La campaña contra la corrupción puede conocer alguna sacudida violenta a modo de mensaje a navegantes.
El poder de Xi en el aparato también se define por el nuevo signo de los secretarios del PCCh y gobernadores provinciales. En los últimos meses han cambiado en Yunnan, Jilin, Hunan, Hainan, Fujian, Gansu, Sichuan, y la cuenta debe seguir a lo largo del año entrante. Por el momento, en estos cambios de personal, la única excepción de afinidad a Xi es Wang Wentao, sobrino de la esposa de Jiang Zemin, que dejó Heilongjiang para liderar el Partido en el Ministerio de Comercio, cartera para la que fue designado en las sesiones que la APN concluyó el pasado 26 de diciembre.
Un indicador del nivel de dominio del aparato por parte de Xi puede ser la inclusión en el argot del Partido del “Pensamiento de Xi” sin más apellidos (… sobre el socialismo con peculiaridades chinas de la nueva era…) para situarle a la par de Mao. En estos años, se ha ido desarrollando esta idea de forma sectorial, estableciendo el pensamiento de Xi sobre determinadas áreas (el ejército, la justicia, el estado de derecho, etc.) que ahora podrían sintetizarse bajo esa fórmula más contraída. Es muy probable que Xi lo logre en 2021, lo que aventuraría un paseo triunfal en 2022. Sus rivales también lo saben y se debatirán entre la resignación o la oposición.
La gobernanza del PCCh y del país en ese propósito de conformar un Estado gobernado por la ley puede experimentar nuevos desarrollos. La primera conferencia central sobre el trabajo relacionado con la gobernanza integral basada en la ley en la historia del PCCh, que se celebró entre el 16 y el 17 de noviembre, indica el firme propósito de innovar este sentido. No obstante, como ha evidenciado la reciente condena a la periodista Zhang Zhan (cuatro años de prisión por “buscar problemas”), esto no implicará la adopción de enfoques más liberales respecto a los derechos humanos.
Xulio Ríos es director del Observatorio de la Política China
Fuente: https://politica-china.org/areas/sistema-politico/china-2021-y-viii-el-tono-de-la-politica-general