Recomiendo:
2

La OTAN vuelve a fijarse en el Indo-Pacífico

Fuentes: The Citizen

La agenda 2030 de la OTAN plantea extender su “alcance global”. La prioridad es el Indo-Pacífico, que ahora se incluye formalmente en la agenda.

La OTAN vuelve a fijarse en el Indo-Pacífico

El objetivo primario es China, mientras que el secundario es Rusia, que en opinión de la OTAN está en apuros y así la trata.

Las medidas adoptadas recientemente con respecto al Indo-Pacífico bajo el liderazgo de EE UU incluyen la creación del QUAD (Diálogo de Seguridad Cuatrilateral) con Singapur, Japón, India y EE UU; la alianza informal, pero abiertamente militar, entre Australia, el Reino Unido y EE UU, la  AUUKUS. Y la continuidad de las estrechas relaciones tradicionales con la OTAN de Australia, Japón, Corea del Sur y Nueva Zelanda.

¿Tienen base las amenazas que temen EE UU y la OTAN en el Indo-Pacífico? La percepción de la amenaza se refiere a Taiwán y el Tíbet, los mares del Sur de China y la garantía de la libertad del sudeste asiático para tomar sus decisiones estratégicas, pero sobre todo contener a China y mantener la primacía de EE UU y de la OTAN. El gasto militar de EE UU triplica el de China. La OTAN actúa como multiplicador de fuerzas incrementando la militarización de Asia y del Indo-Pacífico, no en vano los presupuestos militares de todos los países de la región están aumentando.

China insiste en la seguridad inclusiva y colectiva y prioriza la prosperidad sobre la seguridad. Sin embargo, responde con medidas militaristas recíprocas y mostrando músculo en los mares del Sur de China. El reciente discurso de Xi Jinping sobre seguridad inclusiva y colectiva, por otro lado, no menciona reivindicaciones territoriales ni marítimas.

La reacción y posición de los países asiáticos ante la estrategia indopacífica de la OTAN no es unánime; solo unos pocos la apoyan, principalmente Singapur, Japón, Corea del Sur y Fiji. Myanmar y Laos están con China. Tailandia, Camboya, Vietnam y Brunei se declaran neutrales. Malasia e Indonesia, potencias emergentes y líderes en la región, han manifestado su preocupación con respecto a la OTAN y la AUUKUS.

Otros países asiáticos, como las repúblicas centroasiáticas, Mongolia y países más pequeños como Sri Lanka y Nepal también se mantienen equidistantes. En el sur de Asia, Pakistán participó tradicionalmente en las operaciones de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF) de la OTAN en Afganistán durante la guerra contra el terrorismo. Los vínculos del régimen con China hacen que se mantenga neutral. India es miembro de la QUAD, pero se ha declarado neutral con respecto a la agresión rusa y la guerra en Ucrania. Dentro de la QUAD, India está interesada en los ejercicios militares, pero desea centrarse principalmente en la cooperación técnica y comercial, aunque no quisiera involucrarse en ningún enfrentamiento entre China y la OTAN.

A la mayoría de los países miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y las islas del Pacífico les preocupa la iniciativa estratégica de la OTAN y se resisten a las presiones para que se decanten en el sentido deseado por EE UU. En general consideran que el hiperactivismo de la OTAN en la región, la contención de China y la expansión de las alianzas militares y estratégicas generarán tensiones que no beneficiarán a nadie en la región. Al contrario, darán lugar a una carrera de armamentos regional, a la proyección de la fuerza y a una nuclearización que se habían evitado en toda la región incluso durante la guerra fría.

La mayoría de países asiáticos se han beneficiado del ascenso global de China; proyectos de infraestructura como la Nueva Ruta de la Seda han ampliado las comunicaciones y favorecido el desarrollo de gran parte de Asia, a pesar de los diversos problemas asociados. Han creado vínculos valiosos y armoniosos tanto con EE UU y la OTAN como con China, beneficiándose de ambos.

China ha resuelto conflictos fronterizos con varios países vecinos, salvo con India, y le gustaría que varias cuestiones, como las del mar del Sur de China, se resolvieran por la vía diplomática. De este modo, la mayoría de los países asiáticos no ven en China una amenaza y no desean verse arrastrados a ninguna escalada de tensiones o rivalidades geoestratégicas. Además, existe un consenso político entre los regímenes asiáticos en esta cuestión y los países de la ASEAN desean centrarse en cuestiones internas. Su política exterior de prudencia, buscando el equilibrio entre las grandes potencias, configura su imagen nacional.

China no forma parte de ninguna alianza militar estructurada. Se considera un país en desarrollo y parte del Sur global. Trata a los países asiáticos como socios y con equidad; su ayuda exterior y al desarrollo no está condicionada; China ha comenzado a interesarse por la seguridad no militar y el poder blando. También se presta a comerciar en monedas nacionales, lo que beneficia a estos países, y el comercio chino forma parte de las cadenas de valor y de suministro en esta región, cosa que nadie quisiera alterar.

Hay una especie de consenso entre los países asiáticos con respecto a los destrozos causados por la OTAN en esta región durante los años de la guerra fría. La Organización del Tratado del Sudeste Asiático (SEATO) operó aquí como extensión de la OTAN de 1955 a 1977, estableciendo un sistema de defensa colectiva frente a la China comunista. Aunque no disponía de una fuerza permanente independiente, esta alianza justificó la intervención militar a gran escala de EE UU en Vietnam, Laos y Camboya. Los regímenes y pueblos asiáticos no ven con simpatía las intervenciones y guerras de EE UU en Líbano, Afganistán, Libia e Irak.

La Carta de las Naciones Unidas que codifica el Derecho internacional obliga a los Estados a recurrir a la fuerza únicamente como último recurso, después de buscar un arreglo colectivo y agotar todas las alternativas junto con la ONU. En cambio, la OTAN ha apoyado a EE UU desde 1954 y EEUU ha emprendido acciones e intervenciones de forma unilateral en Vietnam y otros países sobre la base de su propia fuerza económica y militar. De este modo, EE UU eludió muchas cuestiones de procedimiento y de otro tipo con el apoyo de la OTAN. Richard Falk dijo que el enfoque de EE UU de las negociaciones es que solo busca vencer en la mesa de negociación cuando no lo puede conseguir en el campo de batalla.

La cuestión crucial en la región indopacífica es el conflicto en torno al mar del Sur de China. En este terreno, el Convenio de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS) ha sido ratificado por 168 países, pero EE UU se ha arrogado el derecho a revisar e interpretar unilateralmente el UNCLOS. Y el grupo regional de la ASEAN encargado de desarrollar un código de conducta con respecto a China no ha hecho ningún progreso. Así, la OTAN respalda las ansias de poder, la primacía, el predominio y la preeminencia de EE UU, básicamente la unipolaridad en que el Indo-Pacífico es la clave.

La Asia contemporánea es diferente de la que estuvo dominada por las fuerzas de EE UU hasta la década de 1970. La mayoría de países asiáticos desean un mundo multipolar en el que puedan obtener apoyos y negociar. Las políticas de contención, exclusión, difamación, seguidismo, centralización y amenazas de EE UU y la OTAN no funcionarán en Asia, que no desea la reversión del mundo multipolar. Los países asiáticos tienen crisis internas, conocen un ascenso del nacionalismo xenófobo, opresiones internas y regresión de la democracia que necesitan resolver democráticamente. La militarización no ayudará en este proceso.

Por último, la sociedad civil y personas expertas en Asia se oponen a la intervención de la OTAN siempre que tienen la libertad de manifestarse. Pero la posición minimalista en Asia es la neutralidad, que idealmente debería adherirse al Derecho internacional, aspirar a una no alineación y adoptar las propuestas de seguridad común esbozadas por personas expertas.

Anuradha Chenoy es profesora adjunta de la Universidad Global Jindal. Es experta reconocida en relaciones internacionales.

Fuente: https://www.thecitizen.in/index.php/en/NewsDetail/index/4/21907/NATO-Eyes-the-Indo-Pacific-Again-

Traducción: viento sur