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El Centro de Estudios Rurales y de Agricultura Internacional (CERAI) organiza en Valencia el acto Sáhara: un conflicto olvidado. 50 años de resistencia

«Dependemos mucho de la ayuda humanitaria, pero los huertos nos aportan frutas y verduras»

Fuentes: Rebelión [Imagen: Formación de coordinadoras de semillas en El Aaiún (CERAI)]

“La acción gubernamental ha coincidido con la idea de la izquierda española -en términos generales- de que el Sáhara no vale una guerra, ni una sola gota de sangre debe ser derramada en defensa de unos fosfatos que sólo interesan al gran capital y a quienes pueden ser sus legítimos propietarios”, afirmaba la revista Triunfo en el artículo El Sáhara, en guerra fría, publicado en enero de 1976.

Una semana antes que muriera el dictador, el 14 de noviembre de 1975, durante la presidencia de Arias Navarro, el estado español, Marruecos y Mauritania firmaron el Acuerdo de Madrid; en la Declaración de Principios, España ratificaba su resolución de descolonizar el territorio del Sáhara Occidental y terminar con sus responsabilidades y poderes como potencia administradora.

El texto editado en Triunfo añadía: “Sin embargo, la izquierda no ha aceptado el abandono puro y simple de unos indígenas que habían formado, bajo la administración española, un sistema de defensa de su autonomía y su nacionalidad, amenazadas ahora por Marruecos y defendidas por Argelia, aunque las intenciones argelinas sean poco claras, como las mauritanas”.

El pasado 21 de octubre, la ONG Centro de Estudios Rurales y de Agricultura Internacional (CERAI) organizó el acto Sàhara: un conflicto oblidat. 50 anys d’èxode i resistència, en el Centre cultural Octubre de Valencia; el objetivo del acto fue dar a conocer la realidad de los campamentos de población refugiada saharaui emplazados en Argelia.

ACNUR destaca que, desde hace medio siglo, más de 173.000 refugiados saharauis se hallan en los campamentos de Tinduf, en el desierto argelino (Bojador, Dajla, El Aaiún, Auserd y Esmara); en muchos casos, las personas desplazadas sólo han conocido este territorio, de temperaturas extremas, muy arduo para la práctica de la agricultura y con unas relaciones comerciales que se revelan insuficientes; de ahí la importancia de la ayuda humanitaria.

La directora de Cooperación de CERAI, Vega Díez, recuerda que cerca del 90% de los refugiados saharauis son vulnerables ante la inseguridad alimentaria o sufren de la misma, según el Plan de Respuesta de los Refugiados Saharauis (2024-2025) que desarrollan agencias de Naciones Unidas y ONG.

Asimismo se ha referido al muro erigido por el Reino de Marruecos en los territorios ocupados del Sáhara Occidental, con una longitud superior a los 2.720 kilómetros, repleto de minas, vallas, búnkeres y “cada vez más militarizado”; este muro de la vergüenza militar, que empezó a construirse en 1980, separa la zona controlada por Marruecos de la liberada por el Frente Polisario.

El informe de 2024 del Colectivo de Defensores Saharauis de los Derechos Humanos (CODESA) resalta cómo, al este del muro militar de división, las fuerzas marroquíes han atacado a civiles saharauis -también a originarios de Argelia, Mauritania, Mali o Sudán- con drones y bombas guiadas de precisión, lo que ha provocado decenas de personas muertas y heridas, además de daños materiales como la quema de vehículos.

Desde 2007, CERAI colabora en los campamentos de refugiados saharauis, mediante iniciativas de agricultura sostenible y huertos familiares liderados por mujeres; para ello, se coordinan con las autoridades de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), con ONG que actúan en el terreno y cuentan con financiación de instituciones como la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).

Entre las mejoras productivas que se proponen en los proyectos, destaca el uso de compost, un mayor número de árboles, la integración con la ganadería o las ferias de semillas; en cuanto a los huertos, se han implantado -por ejemplo- en los campamentos de El Aaiún y Dajla y, además del rol preponderante de las mujeres (en el 70% de las iniciativas el hogar está encabezado por una mujer), participan asociaciones juveniles o de víctimas de las minas.

En el acto de Ca Revolta ha intervenido la agricultura saharaui Fatma Abdelkader; “dependemos mucho de la ayuda humanitaria, los huertos nos dan fruta y verdura; uno de los principales obstáculos para gestionarlos es la falta de agua, además la tierra es muy dura y la siembra muy difícil; en mi caso, necesitaba alimentos, estudiar y trabajar, pero la mujer también se encarga de las tareas de la casa, criar a los hijos, ir a por agua o hacer la cola del pan”, expone.

Surgida en 2003, la asociación de saharauis en Valencia Zemmur funciona de manera autogestionada; entre los fines del colectivo, se incluye favorecer la integración de la población saharaui en el País Valenciano; sensibilizar a la sociedad valenciana sobre la situación del pueblo saharaui; reivindicar el derecho a la autodeterminación y promover la igualdad de género.

Uno de los proyectos desarrollados por Zemmur es Almuerzos contra el absentismo escolar, que comenzó en 2021 en una escuela de primaria en la Wilaya (campamento) de El Aaiún; la iniciativa logró reducir un 97% la falta de asistencia a clase en el colegio Mahyub Lekbir; el pasado 8 de julio, la Unión de Trabajadores de la Educación y Formación Saharaui otorgó un certificado de reconocimiento a Zemmur por los programas sostenibles de alimentación infantil.

“Para romper el bloqueo mediático, es importante difundir por las redes sociales todo lo que ocurre en los territorios ocupados y en los campamentos, con los que tenemos -desde la diáspora- mucho contacto precisamente a través de las redes”, afirma en el acto la portavoz de Zemmur, Mariama Lejlifa Mahdi; “he estudiado en España, cuando me preguntan de dónde provengo y digo que del Sáhara Occidental, la gente no tiene ni idea de a qué me refiero”, añade.

El periodista David Segarra es el autor de tres reportajes que, con el título de Sembrando en el desierto, ha impulsado CERAI dentro del programa Contrast de la Coordinadora Valenciana de ONGD; la serie de artículos, publicados en Climática, informa de los huertos familiares, la actividad de los colectivos liderados por mujeres y la agroecología promovida en los campamentos de refugiados saharauis.

En el primer reportaje –Una pequeña revolución verde en el Sáhara-, David Segarra explica que en dos décadas se han promovido centenares de huertos nacionales, regionales y familiares, pese a las dificultades del clima (posibilidad de 50 grados en verano); en una de las iniciativas tuvo conocimiento de más de una veintena de semillas distribuidas para la siembra.

El segundo artículo –No es fácil ser campesina en el desierto- detalla algunas de las dificultades para el uso de los pozos: salinidad, mantenimiento o seguridad; pero las barreras se superan con perseverancia y el ánimo de compartir (acelgas, tomates o remolacha); en el último texto, ¿Las campesinas saharauis viven ya en el futuro?, Segarra concluye: “Tal vez el porvenir y el pasado estén más conectados de lo que pensamos. Como narra un proverbio saharaui: para llegar a cada oasis, hay que atravesar un desierto”.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.