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La batalla por las tierras raras se libra también en Kenia

Fuentes: Naiz

A la sombra del bosque sagrado de Mrima Hill, cinco aldeas de la costa keniana encaran la fiebre por las tierras raras. Entre promesas de los inversores y temor a desalojos, los lugareños reclaman transparencia mientras crece la pugna global por estos codiciados minerales.

Cinco aldeas cerca la costa de Kenia están inmersas en la división y la suspicacia ante el interés de grandes potencias como China y EEUU en un bosque rico en tierras raras. Ante el aumento de las tensiones mundiales y los aranceles, los países corren por conseguir estos minerales cruciales para las industrias de alta tecnología y bajo carbono.

Para el Gobierno de Donald Trump, la obtención de estos minerales es clave en su diplomacia en África, inclusive mediante un acuerdo de paz este año en la República Democrática del Congo, un país rico en recursos.

Mrima Hill, una colina boscosa de unas 157 hectáreas cerca del litoral de Kenia, también ha despertado interés. Este lugar guarda grandes depósitos de tierras raras que la minera Cortec Mining Kenya en 2013 valoró en 62.400 millones de dólares. Sus depósitos incluirían niobio, utilizado para fortalecer el acero.

Stephen Munga, apicultor local de 59 años, se desplaza en bicicleta a su casa, situada en el límite del bosque de Mrima Hill. (Tony KARUMBA | AFP)

Marc Dillard, entonces embajador de EEUU en Kenia, visitó la colina en junio, pero a otros visitantes se les ha negado el acceso. Un consorcio de las mineras australianas RareX Limited e Iluka Resources también ha anunciado este mismo año planes de explorar las tierras raras en el sitio, y pobladores locales aseguran que han llegado numerosos especuladores buscando comprar terrenos.

DESCONFIANZA

Tanto interés preocupa a la comunidad, en su mayoría de la etnia digo, que teme ser desalojada o que se le niegue una parte de las futuras ganancias de la minería.

El exuberante bosque es hogar de sus santuarios sagrados y ha sido fuente de sustento para ellos, aunque actualmente más de la mitad de su población vive en situación de pobreza extrema, según datos del Ejecutivo de Kenia.

También la agencia AFP tuvo problemas para conseguir acceder a la zona.

«Había gente que venía en vehículos grandes (…) pero les denegamos el acceso», contó Juma Koja, un guardián de la comunidad. Esta postura se debe a experiencias pasadas con posibles inversores, un proceso que, según él, no fue transparente. «No quiero que mi gente sea explotada», declaró Koja.

Kenia revocó en 2013 una autorización minera otorgada a Cortec Mining Kenya debido a irregularidades ambientales y de licencia. La empresa aseguró en un tribunal que el permiso fue revocado por negarse a pagar un soborno al entonces ministro de Minería, Najib Balala, quien negó la versión. En 2019, el país impuso una veda temporal a las nuevas licencias mineras por preocupaciones sobre corrupción y degradación ambiental.

Sin embargo, ahora ve oportunidades debido a que China, mayor fuente de tierras raras, impone restricciones a sus exportaciones. El Ministerio de Minería de Kenia anunció «reformas profundas» este año, incluyendo exenciones tributarias y mayor transparencia de licencias para atraer inversores y potenciar el sector.

Daniel Weru Ichang’i, un profesor de Geología de la Universidad de Nairobi, ya jubilado, dice que Kenia tiene mucho camino por recorrer para recabar información confiable sobre sus recursos. «Hay una visión romántica de que la minería es una área fácil y de que uno se puede enriquecer rápidamente (…) Necesitamos ser realistas», declaró a AFP.

«La corrupción hace que este área, de muy alto riesgo, sea menos atractiva para invertir», agregó.

La competencia entre China y Occidente hace que aumenten los precios, pero para beneficiarse, Kenia «debe apegarse a la ley y los intereses individuales deben subordinarse a los del país».

«MRIMA ES NUESTRA VIDA»

En Mrima Hill temen por su sustento, sus santuarios sagrados, sus plantas medicinales y el bosque que han conocido toda su vida. «Es nuestra vida (…) ¿A dónde nos llevarán?», preguntó Mohamed Riko, de 64 años, vicepresidente de la Asociación Bosque Comunitario de Mrima Hill.

A Koja le preocupa la pérdida de árboles autóctonos como la orquídea gigante, que ha sido un problema desde antes de que iniciara la minería. «En mi corazón estoy llorando», lamentó.

Pero otros, como Domitilla Mueni, tesorera de la asociación de Mrima Hill, ven una oportunidad. Ella ha desarrollado su tierra con la siembra de árboles y agricultura para aumentar su valor cuando lleguen las mineras a comprar. «¿Por qué deberíamos morir pobres cuando tenemos minerales?», se pregunta.

Fuente: https://www.naiz.eus/es/info/noticia/20251109/la-batalla-por-las-tierras-raras-se-libra-tambien-en-kenia