Yemen usó ayuda militar «antiterrorista» de Estados Unidos para combatir a su insurgencia interna, atacando particularmente a civiles, según la organización Human Rights Watch (HRW), que se basó en datos confidenciales filtrados al sitio web Wikileaks. Los cables diplomáticos estadounidenses divulgados este mes por Wikileaks declararon que en 2009 Yemen desvió reiteradamente fuerzas antiterroristas yemeníes […]
Yemen usó ayuda militar «antiterrorista» de Estados Unidos para combatir a su insurgencia interna, atacando particularmente a civiles, según la organización Human Rights Watch (HRW), que se basó en datos confidenciales filtrados al sitio web Wikileaks.
Los cables diplomáticos estadounidenses divulgados este mes por Wikileaks declararon que en 2009 Yemen desvió reiteradamente fuerzas antiterroristas yemeníes apoyadas por Estados Unidos y, posiblemente, vehículos militares provistos por el mismo país para ayudar al gobierno a combatir a los rebeldes huthis del norte, señaló HRW.
En los cables, los diplomáticos estadounidenses se quejan del poco efecto que tuvieron sus reclamos de que Yemen frenara esos desvíos. HRW documentó varias posibles violaciones del derecho de guerra cometidas por el gobierno, así como por las fuerzas rebeldes, en el conflicto huthi.
La organización de derechos humanos también dijo que Estados Unidos debería investigar el presunto uso saudita de maquinaria militar provista por el país norteamericano en la lucha contra los huthis.
Los cables filtrados también confirman que Estados Unidos, y no el gobierno yemení, fue quien en diciembre de 2009 llevó a cabo ataques con misiles en el sur del país. Entre ellos, uno que mató a 42 habitantes del lugar. «Estados Unidos no debería tolerar el mal uso de esos recursos porque eso podría implicarlo en las prácticas abusivas de Yemen», dijo a IPS la investigadora Letta Tayler, de HRW.
Esta entidad exigió al gobierno del presidente Barack Obama investigar el aparente desvío de fondos destinados por Estados Unidos a la ayuda contra el terrorismo y suspender esa asistencia a menos que se suspenda el mal uso de la misma.
El gobierno de Obama y el Congreso legislativo también deberían investigar el presunto uso saudita de municiones provistas por Estados Unidos en Yemen y de ataques con misiles estadounidenses en el país árabe, incluido uno que en 2009 mató a varias decenas de habitantes locales, señaló HRW.
La ayuda militar de Estados Unidos a Yemen se más que duplicó, pasando de 67 millones a 150 millones en 2010. Se espera, además, que aumente a 250 millones en 2011, a consecuencia de los esfuerzos realizados por los miembros de la red fundamentalista Al Qaeda que operan desde Yemen en la península arábiga para llevar a cabo ataques en el exterior. Desde 2002, Estados Unidos lleva gastados más de 115 millones de dólares en las fuerzas antiterroristas de Yemen. Éstas incluyen a la unidad de elite que, según los cables filtrados, los diplomáticos estadounidenses señalan fue desplegada para atacar a las fuerzas rebeldes del norte.
El informe «All Quiet on the Northern Front?» («¿Todo tranquilo en el frente norteño?»), que HRW dio a conocer en abril, documenta argumentos creíbles según los cuales las fuerzas del gobierno yemení bombardearon indiscriminadamente áreas civiles en su lucha contra los huthis, además de usar niños soldados, prácticas que violan el derecho de guerra. También concluyeron que las fuerzas huthis infringieron estas normas.
Las investigaciones de Estados Unidos deberían incluir una evaluación de los pasos que los funcionarios de su embajada dijeron en 2009 que adoptarían para abordar los inconvenientes en su Acuerdo de Control del Uso Final.
Ese pacto permite a Estados Unidos verificar si Yemen usó la asistencia de seguridad que le otorgó con otros fines o si la transfirió de manera ilícita.
El gobierno de Obama también debería observar con severidad la conducta de sus propios efectivos militares apostados en Yemen, recomendó HRW.
Un cable diplomático de diciembre del año pasado que dio a conocer Wikileaks relata cómo el presidente de Yemen, Ali Abdullah Saleh, prometió al general estadounidense David Petraeus que continuaría alegando falsamente que los ataques con misiles contra presuntos objetivos de Al Qaeda eran en realidad operaciones yemeníes.
Entre esos ataques también hubo uno, con un misil crucero, que el 17 de diciembre del año pasado mató a por lo menos 42 personas en la meridional provincia de Abyan. La mayoría de las víctimas fueron mujeres, niños y niñas.
Se informó que en ese ataque se usaron bombas de racimo, prohibidas por más de 100 países por no poder distinguir entre objetivos militares y civiles. Funcionarios estadounidenses se niegan a confirmar públicamente informes de prensa según los cuales fueron efectivos estadounidenses quienes llevaron a cabo el ataque aéreo.
«Estados Unidos debería realizar inmediatamente una evaluación imparcial del ataque de Abyan para garantizar el cumplimiento del derecho internacional, incluyendo la prohibición de ataques indiscriminados que dañen a civiles», dijo Tayler. «El gobierno de Obama todavía tiene que aclarar la base legal de esos ataques», agregó.
Otros cables divulgados por Wikileaks muestran que Arabia Saudita, que fue parte del conflicto yemení-huthi por lo menos desde noviembre de 2009 hasta principios de febrero de este año, pidió municiones a Estados Unidos específicamente para usarlas contra las fuerzas huthis. Un cable de la embajada en Riyadh fechado el 30 de diciembre de 2009 señaló que Estados Unidos respondió «con presteza» al pedido y suministró las municiones.
El viceministro saudita de Defensa, príncipe Khaled bin Sultan, anunció el 10 de noviembre del año pasado que su país estaba creando una zona de exclusión de 10 kilómetros dentro de Yemen.
Un funcionario saudita caracterizó a la zona como lugar no apto para civiles, generando preocupaciones en cuanto a que no se estuviera respetando la inmunidad de los ciudadanos comunes.
El 13 de diciembre de 2009, múltiples ataques aéreos sauditas impactaron en un mercado público de Bani Mu’in, en la gobernación de Sa’da, matando a unos 70 civiles e hiriendo a cientos más, afirmaron rebeldes huthis, según consta en el informe de HRW.
Un cable de la embajada en Riyadh fechado el 7 de febrero de este año planteó la preocupación de que los ataques sauditas hubieran impactado en una «clínica médica yemení», lo que el príncipe Khaled pareció admitir, argumentando que la usaban las fuerzas huthis.
En base a las afirmaciones de Khaled de que las fuerzas sauditas evitarían blancos civiles, el embajador de Estados Unidos recomendó que su propio país también suministrara a Arabia Saudita imágenes satelitales del conflicto.