En pleno repunte de la violencia, el próximo 31 de agosto el Ejército estadounidense pondrá fin a la misión de combate que inició en Irak en 2003, según anunció ayer el inquilino de la Casa Blanca, Barack Obama. No obstante, esto no significará el final de la ocupación, sino que «nuestro compromiso en Irak va […]
En pleno repunte de la violencia, el próximo 31 de agosto el Ejército estadounidense pondrá fin a la misión de combate que inició en Irak en 2003, según anunció ayer el inquilino de la Casa Blanca, Barack Obama. No obstante, esto no significará el final de la ocupación, sino que «nuestro compromiso en Irak va a cambiar de un esfuerzo militar encabezado por nuestras tropas a un esfuerzo civil encabezado por nuestros diplomáticos», aseguró el mandatario.
Las fuerzas de combate de Estados Unidos abandonarán Irak antes de finales de este mes, «según lo prometido, tal como estaba previsto», anunció ayer el presidente estadounidense, Barack Obama, en un discurso que coincide con un nuevo auge de la violencia en este país asiático.
«Cuando yo era candidato a la Presidencia, prometí poner fin a la guerra de Irak de una manera responsable. Poco después de asumir el cargo, anuncié nuestra nueva estrategia en Irak y una transición total [del control del país] a los iraquíes», apuntó en la Convención de Veteranos Discapacitados por la Guerra, en Atlanta (Georgia, sureste).
En su intervención ante unas 2.000 personas, y que fue parcialmente difundida con varias horas de anterioridad por la Casa Blanca, el jefe de Estado subrayó que «estaba seguro de que a finales de agosto de 2010, la misión americana de combate en Irak habría terminado», y aclaró que «eso es exactamente lo que hacemos, como habíamos prometido, conforme a las previsiones».
Las declaraciones de Obama han tenido lugar a la conclusión del mes de julio, que ha sido el más mortífero de los últimos dos años, con 535 muertos, 396 de los cuales son civiles, de acuerdo a las autoridades iraquíes. El Ejército estadounidense rechazó ese cómputo y habló de «222 muertos y 782 heridos».
Clima de inseguridad
Más allá de la cifra ofrecida por cada parte, lo que resulta innegables es el clima de gran inseguridad que se vive en el país. Un documento elaborado por la Campaña Estatal española Contra la Ocupación y la Soberanía de Irak (se puede consultar en la página web www.iraqsolidaridad.org), elaborado a partir de fuentes internas iraquíes, revela que al menos 303 docentes universitarios han muerto desde el periodo de ocupación, en lo que enmarcan como «una guerra para borrar la cultura y el futuro iraquíes». Tal y como remarcan, «esta lista hace referencia exclusivamente al ámbito académico, institucional e investigador de las universidades iraquíes, y no incluye por lo tanto nombres de miembros de otros colectivos que también están siendo víctimas desde el inicio de la ocupación de asesinatos sistemáticos, como los directores de colegios e institutos, o el personal sanitario».
Además, los líderes políticos del país siguen sin conseguir formar un gobierno, a pesar de que han transcurrido cinco meses desde las elecciones parlamentarias.
«Ahora, mientras los terroristas tratan de detener el progreso en Irak, gracias al sacrificio de nuestros soldados y sus aliados iraquíes, la violencia en Irak se encuentra casi en los niveles más bajos que se han registrado en varios años», aseguró el mandatario estadounidense.
El fin de la misión militar no traerá consigo, sin embargo, el final de la ocupación estadounidense. «La cruda realidad es que no hemos visto el final del sacrificio estadounidense en Irak», explicó Obama, «pero nadie debe equivocarse: nuestro compromiso en Irak cambia de un esfuerzo militar encabezado por nuestras tropas a un esfuerzo civil encabezado por nuestros diplomáticos».
«El mes que viene, nuestra misión militar va a evolucionar del combate al apoyo y al entrenamiento de las fuerzas iraquíes de seguridad», detalló. Asimismo reconoció que «estas tareas son peligrosas. Y siempre habrá personas armadas con bombas y balas que intentaran interrumpir el progreso de Irak. La verdad, aunque sea difícil, es que el sacrificio estadounidense no ha terminado».
Obama crítico con la guerra de Irak iniciada en 2003 por su predecesor, George W. Bush, anunció el 27 de febrero de 2009, apenas un mes después de asumir el cargo, la retirada gradual de las fuerzas estadounidenses de Irak, comenzando por las fuerzas combatientes.
Corrigiendo lo que estima fue un error por parte de la Administración Bush, Barack Obama ha concentrado todos sus esfuerzos militares en Afganistán, donde la cifra de efectivos se ha triplicado desde el inicio de su mandato y llegará a las 96.000 unidades en el próximo mes de setiembre, según fuentes de la Casa Blanca. Buena parte de los equipos militares que no se entreguen a las fuerzas iraquíes se despacharán para las tropas estadounidenses en la guerra afgana, donde la situación tampoco parece mejorar.
Para finales de este mes, sólo quedarán unos 50.000 soldados en Irak, frente a los 144.000 que estaban destacados en este país cuando Barack Obama llegó a la Presidencia estadounidense.
Soldados y policías
El Gobierno de EEUU afirma que el Ejecutivo iraquí cuenta actualmente con unos 665.000 soldados y policías que han asumido la responsabilidad en el país desde junio de 2009, cuando las fuerzas invasoras comenzaron a replegarse hacia las afueras de las ciudades.
Según el plan diseñado por la Administración que dirige Barack Obama, los últimos elementos de la fuerza expedicionaria habrán abandonado el territorio iraquí a finales de diciembre de 2011.
El inquilino de la Casa Blanca reconoció de igual manera que «se ha producido un intenso debate sobre la guerra en Irak en nuestro país». En esa línea, indicó que «hay patriotas que apoyaron» la invasión de Irak, «pero también patriotas que se opusieron a ella».
«Pero en ningún momento ha habido diferencias entre nosotros para apoyar a más de un millón de uniformados estadounidenses que han servido en Irak», aseguró.
El pasado jueves, el vicepresidente, Joe Biden, designado por Obama para gestionar la guerra de Irak, admitió que no podía «garantizar» la calma en el país invadido tras la retirada de las tropas de combate de EEUU, pero se mostró optimista al respecto. La víspera, había dicho que los «causantes del caos» en Irak habían «fracasado».
El Ejército de Estados Unidos invadió Irak en marzo de 2003, derrocó al Gobierno de Saddam Hussein, y desde entonces se ha enfrentado a una insurgencia que le ha costado más de 4.000 soldados muertos, más de 30.000 soldados heridos y más de 736.000 millones de dólares, lo que equivale a unos 558.000 millones de euros.
Tras más de siete años de una guerra en la que han participado más de un millón de soldados, los estadounidenses no sólo no han sido capaces de doblegar a los rebeldes iraquíes, sino que anuncian su retirada justo en un momento en el que la violencia se encuentra en uno de sus puntos más álgidos. Sin duda, el anuncio de ayer de Barack Obama debió tener sabor de victoria para quienes han combatido la ocupación durante todo este tiempo.
Kuwait intenta cerrar las heridas abiertas por la invasión iraquí
La invasión de Kuwait por las tropas iraquíes de Saddam Hussein hace 20 años sigue siendo una herida abierta, pese a los esfuerzos de ambos vecinos por superar lo que en Bagdad se considera como «el error más desastroso» del antiguo mandatario.
Las consecuencias de aquella invasión del 2 de agosto de 1990 se extienden hasta la actualidad.
Tras la entrada de las tropas iraquíes en este emirato árabe, que fue «liberado» en febrero de 1991 por una alianza multinacional, el Consejo de Seguridad de la ONU respondió a la agresión con una serie de sanciones, incluido un embargo económico, que sólo levantó tras la invasión estadounidense que acabó con el Gobierno de Hussein.
En la actualidad, Bagdad debe pagar elevadas compensaciones de guerra a su vecino. Desde la creación en 1994 de un fondo de la ONU para las compensaciones de guerra, Irak a pagado al emirato árabe 30.150 millones de dólares, y todavía le debe 22.300 millones. Bagdad entrega el 5% de sus ingresos de gas y petróleo al fondo especial de reparaciones de guerra.
Además, Irak está obligado a abonar otros 1.000 millones de dólares en el marco de un contencioso entre las compañías aéreas de ambos países.
En un momento en que intenta reconstruir su economía y sus infraestructuras arruinadas tras años de violencia y sanciones internacionales, el país afronta elevadas deudas.
Coincidiendo con el vigésimo aniversario de la invasión, el Gobierno kuwaití apoyó ayer los esfuerzos para construir un nuevo Irak, «basado en la libertad y la democracia», así como en la buena vecindad y de acuerdo con la legislación internacional.
El nuevo gobierno iraquí, creado tras la caída del Saddam, extendió las manos a Kuwait y restableció los lazos con el emirato en agosto de 2004.
El pasado 2 de marzo, ambos estados acordaron designar a un embajador iraquí en Kuwait, tras 20 años de ausencia, que ocupó su puesto el mes pasado, en gesto que ambos países describieron como una reanudación de los lazos diplomáticos «de manera total».
Anteriormente, Kuwait nombró un embajador en Irak el 17 de julio de 2008.
A pesar de esos avances, todavía quedan asuntos pendientes, como el pago de las indemnizaciones y algunas disputas fronterizas.
«Para nosotros es difícil olvidar pero tratamos de pasar página», apunta una diplomática kuwaití.