Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
Los oficiales del sheriff del condado de Baltimore se reúnen, tras la absolución del oficial de Baltimore Caesar Goodson Jr. por el asesinato de Freddie Gray, en el Palacio de Justicia de Mitchell el 23 de junio de 2016 en Baltimore, Maryland. Goodson conducía la camioneta en la que el joven afroamericano Freddie Gray fue transportado antes de morir. Goodson fue absuelto de todos los cargos, incluidos asesinato en segundo grado y homicidio involuntario. / AFP / Brendan Smialowski (Crédito de la foto debe leer BRENDAN SMIALOWSKI / AFP / Getty Images)
Cuando el 10 de agosto el Departamento de Justicia de EE.UU. publicó un informe que documentaba «violaciones constitucionales generalizadas, aplicación discriminatoria y cultura de represalia» dentro del Departamento de Policía de Baltimore (BPD), hubo una reacción general de indignación.
Pero lo que no ha recibido tanta atención es dónde recibió la policía de Baltimore la capacitación sobre control de multitudes, uso de la fuerza y vigilancia: en la policía nacional de Israel, los servicios militares y de inteligencia.
Los agentes de la ley de Baltimore, junto con otros cientos de Florida, Nueva Jersey, Pensilvania, California, Arizona , Connecticut, Nueva York , Massachusetts, Carolina del Norte , Georgia , el estado de Washington , así como la policía del Capitolio DC, viajaron a Israel para recibir capacitación. Otros miles han recibido capacitación de funcionarios israelíes aquí en los Estados Unidos.
Muchos de estos viajes son financiados por los contribuyentes, mientras que otros son privados. Desde 2002 la Liga Antidifamación, el Proyecto de Intercambio del Comité Judío Americano y el Instituto Judío para Asuntos de Seguridad Nacional han pagado a los jefes de policía, jefes asistentes y capitanes para que se capaciten en Israel y los Territorios Palestinos Ocupados (OPT).
Estas capacitaciones ponen a la policía de Baltimore y a otros empleados de las fuerzas del orden de los Estados Unidos en manos de los sistemas militares, de seguridad y policiales que han acumulado violaciones documentadas de derechos humanos durante años. Amnistía Internacional, otras organizaciones de derechos humanos e incluso el Departamento de Estado de EE.UU. han señalado a la policía israelí por llevar a cabo ejecuciones extrajudiciales y otros homicidios ilegítimos, usar malos tratos y torturas (incluso contra niños), supresión de la libertad de asociación y expresión, incluso a través de la vigilancia gubernamental y uso excesivo de la fuerza contra manifestantes pacíficos.
Los fondos públicos o privados gastados en Israel para capacitar a nuestra policía deberían preocuparnos a todos. Muchos de los abusos documentados, son similares a las violaciones cometidas por militares israelíes, agentes de seguridad y policías.
El informe del Departamento de Justicia señaló a la policía de Baltimore por el uso de tácticas agresivas que “incrementan los incidentes y asfixian la cooperación pública”. Esto lleva, según el informe, al uso de fuerza irrazonable durante las interacciones por infracciones menores. Además el informe detalla cómo una falta general de capacitación lleva a una fuerza excesiva contra aquellos con problemas de salud mental, menores y personas que presentan «poca o ninguna amenaza para otros», como los que ya están restringidos.
Durante años Amnistía Internacional ha encontrado responsables del mismo comportamiento a las fuerzas militares, de seguridad y policiales israelíes
En un caso, durante una redada en Hospital al-Ahli en Hebrón, en noviembre de 2015, un hombre palestino de 28 años, no sospechoso de ningún delito excepto estar presente durante una redada, fue asesinado en lo que parece haber sido una ejecución extrajudicial por parte de las fuerzas israelíes, incluida una unidad de policía encubierta.
Testigos presenciales informan de que cuando las fuerzas israelíes entraron en la habitación del hospital donde se recuperaba el sospechoso, inmediatamente dispararon a su primo. No hubo ningún intento de arrestarlo o utilizar alternativas no letales antes de matarlo a tiros. Este es un ejemplo entre muchos.
También hay incidentes documentados de supresión de la libertad de expresión por parte de la policía israelí. Por ejemplo, los periodistas que cubren protestas han sido agredidos o fusilados. Las personas también son arrestadas por publicaciones en las redes sociales o por reunirse para discutir pacíficamente la ocupación. La policía ha acosado y arrestado repetidamente al denunciante israelí Mordechai Vanunu desde que cumplió su condena completa en 2004. Justo en julio pasado Vanunu estaba en el tribunal por dar una entrevista de noticias, mudarse (en el mismo edificio) sin notificar a la policía y reunirse con ciudadanos extranjeros.
Otra preocupación con el BDP son las «deficiencias sistémicas» en las «estructuras de responsabilidad». La falta de responsabilidad por las violaciones de los derechos humanos por parte de las fuerzas israelíes y el entorno de impunidad que existe ha sido una preocupación de larga data de las organizaciones de derechos humanos.
Es indiscutible que existen algunos problemas de derechos humanos muy serios en la policía estadounidense, incluso en relación con el uso de la fuerza y el respeto a la igualdad de todos ante la ley.
La gente de Baltimore merece algo mejor. El público estadounidense merece algo mejor. Baltimore y otros departamentos de policía deben encontrar socios para entrenarse en técnicas de desescalada de conflictos, cómo manejar a ciudadanos con problemas mentales o enfermos, sobre los derechos constitucionales de los ciudadanos con respecto a la filmación y cómo responder adecuadamente a aquellos que utilizan la protesta no violenta para expresar sus opiniones. Israel no es tal socio.
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión.org como fuente de la traducción.