Consecuencia lógica del metódico sabotaje del proceso de descolonización que lleva a cabo el Estado francés, la confrontación ha llegado a Kanaky-Nueva Caledonia, y ya se ha cobrado varias vidas. Hay que denunciar urgentemente la responsabilidad que tiene en primer lugar la política colonial francesa y los colonos locales, oponerse a la amenaza que pesa sobre el movimiento independentista y en particular sobre la CCAT (siglas en francés de Célula de Coordinación de las Acciones sobre el Terreno), y apoyar la lucha legítima del pueblo canaco.
Nueva Caledonia sigue siendo una colonia francesa y en primer lugar es una realidad material y una continuidad histórica: los 171 años de ocupación [francesa] han estado jalonados por la ocupación militar, la política de instalación de colonos, el saqueo de sus tierras, el racismo, las masacres y diversos tipos de violencia. El hecho de que desde 1986 la ONU incluya a Kanaky en lista de territorios que quedan por descolonizar recuerda esta evidencia.
En 1988 los Acuerdos de Matignon y luego de Numea habían cerrado un periodo de violentos enfrentamientos y abierto el camino a un proceso de descolonización, que preveía la transferencia progresiva de las competencias que se había arrogado el Estado francés y avanzar hacia la «emancipación plena». La aplicación de estos acuerdos ha sido difícil y ha estado constantemente amenazada tanto por los gobiernos franceses como por los colonos locales. Desde que Emmanuel Macron llegó al poder Francia ha saboteado de forma radical este proceso, la ley de reforma del censo electoral no es más que el último episodio de ese sabotaje [1]. En 2022 la elección por parte del gobierno francés de nombrar para el cargo de presidenta de la provincia sur de Nueva Caledonia a Sonia Backès, que proviene del sector más extremo de los partidos coloniales locales, fue un poderoso símbolo de dicho cambio de rumbo.
1984-2024: contra la vuelta a la década de 1980 y la criminalización de la CCAT
Hace cuarenta años el nivel de violencia se saldó con más de 90 personas muertas, la gran mayoría canacas. Hoy volvemos a encontrar muchos de los ingredientes del deterioro de entonces: la obstinación francesa respecto a la cuestión del estatuto y los métodos de votación, desprecio de la población canaca y de la reivindicación de independencia, militarización de la represión, colonos armados hasta los dientes… ¿Habrá que llegar a un episodio comparable a la masacre de la cueva de Ouvéa para que el gobierno francés dé marcha atrás?
Denunciamos la abierta voluntad del gobierno francés de criminalizar a la CCAT, a la que [el ministro del interior francés] Gérald Darmanin califica de «grupo mafioso». Los medios de comunicación franceses se apresuran a retomar el calificativo que aplica el gobierno francés a la CCAT, «la sección más radical del Frente de Liberación Canaco Socialista (FLNKS)», lo cual no se corresponde en absoluto con la realidad y, sobre todo, forma parte de una estrategia deliberada cuyo objetivo es aislar a una parte del movimiento independentista y preparar así el terreno para su eliminación política o incluso física. Francia desplegó esta misma estrategia en la década de 1980, cuyo resultado fue, sobre todo, el asesinato directo por parte del GIGN de Éloi Machoro [2], al que se presentó como un elemento radical, y se le disoció de forma artificial del resto de los independentistas.
Hoy, varios miembros activos del CCAT están escondidos y saben que son objetivo tanto de la represión estatal como de las milicias de colonos. [El primer ministro francés] Gabriel Attal acaba de anunciar el arresto domiciliario de las personas consideradas miembros del CCAT, en el marco del estado de emergencia. El gobierno francés será el responsable directo de cualquier atentado contra su integridad física.
Llamar a las cosas por su nombre: ejecuciones arbitrarias, presos políticos
Y es que si a priori se puede culpar a los colonos de haber disparado ayer contra jóvenes canacos, el principal responsable es el Estado [francés] y su política. Lo que ha llevado a la situación actual es su obstinación y su cerrazón, por lo que es responsable del estallido del conflicto y de todas las muertes que provoque. Por otra parte, muchos testimonios indican que la cantidad de muertos entre los canacos es superior a los tres anunciados por el gobierno en el momento de escribir estas líneas.
También se constata una coordinación perfecta entre los actores estatales y las milicias coloniales. Los gendarmes y la policía protegen y allanan el camino a estas milicias, que los colonos se jactan de intentar organizar «en cada barrio». Estos grupos llevan armas abiertamente, incluso en presencia de la policía, sin ser desarmados. El Alto Comisario y el comandante de la gendarmería local dieron una rueda de prensa conjunta con Sonia Backès, Presidenta de la Provincia del Sur. Hoy el vicepresidente de esta provincia se muestra abiertamente en las redes sociales y sobre el terreno, con atuendo paramilitar, para dar instrucciones a estos grupos armados.
El asesinato de los jóvenes canacos responde plenamente a la definición de ejecuciones arbitrarias de la ONU, según la Resolución 1994/67 de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, que considera que esta definición se aplica también cuando estos actos los cometen «grupos paramilitares, fuerzas de defensa civil u otras fuerzas privadas que cooperan con el Gobierno o son toleradas por él». La primera reacción del Alto Comisario, que representa al Estado francés en el país, fue relativizar la muerte de uno de los jóvenes canacos, al considerar que había sido asesinado por «alguien que sin duda quería defenderse» [3].
Al utilizar términos como «delincuentes», las autoridades francesas tratan de descalificar las movilizaciones de los jóvenes canacos que luchan contra la colonización que les impone la discriminación racista, el empobrecimiento y la exclusión.
Solidaridad con el pueblo canaco en su lucha legítima por su emancipación
La asociación Survie expresa toda su solidaridad con los familiares de las víctimas de esta violencia colonial y con las personas detenidas por su actividad política.
Nos oponemos a la represión colonial en curso: milicias paramilitares, despliegue del ejército, estado de emergencia, corte de las redes sociales e incluso, según nos han informado, corte de la red 4G.
Denunciamos la estrategia de Francia de disociar y aislar al CCAT del resto del movimiento independentista, lo que supone una amenaza política, jurídica e incluso física para sus miembros, y reiteramos nuestro apoyo a toda la lucha por la emancipación del pueblo canaco.
Notas:
[1] Véase por ejemplo el comunicado del colectivo Solidarité Kanaky L’État français cherche-t-il à s’affranchir de l’accord de Nouméa ?, o los artículos publicados en Billets d’Afrique Kanaky – Nouvelle Calédonie : Tous les moyens sont bons pour éviter l’indépendance ou Le parcours d’obstacles de l’indépendance Kanak. [N. de la T.: El Senado francés acaba de aprobar una reforma del censo electoral en Kanaky destinada a otorgar el derecho al voto a aquellas personas que tengan más de diez años de residencia en Kanaky, lo que desequilibrará el censo en detrimento de las personas originarias y a favor de las partidarias de que Kanaky siga formado parte de Francia. Todavía debe ser refrendada por la Asamblea Francesa].
[2] Puede que estuvieran implicados otros militares franceses.
[3] Después se corrigió y habla de «asesinos», diciendo que son particulares y no miembros de agrupaciones de protección civil.
Texto original: https://survie.org/pays/kanaky-nouvelle-caledonie/article/kanaky-nouvelle-caledonie-contre-la-violence-coloniale
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.