El gobierno afgano lanzó una contraofensiva para retomar el control de Kunduz, capital de la provincia homónima del norte de Afganistán, tomada el lunes por fuerzas talibanes. El ejecutivo envió importantes fuerzas militares a las puertas de la ciudad y comenzó, con asistencia aérea de la misión de la OTAN «Resolute Support», un contraataque que […]
El gobierno afgano lanzó una contraofensiva para retomar el control de Kunduz, capital de la provincia homónima del norte de Afganistán, tomada el lunes por fuerzas talibanes. El ejecutivo envió importantes fuerzas militares a las puertas de la ciudad y comenzó, con asistencia aérea de la misión de la OTAN «Resolute Support», un contraataque que no se presenta simple ni rápido por la presencia en el terreno de numerosos civiles.
Así lo aclaró el propio presidente afgano Ashraf Ghani cuando en una rueda de prensa en Kabul dijo que los militares «están avanzando hacia las áreas controladas por los talibanes» y pidió al mismo tiempo «a las fuerzas de seguridad considerar a los civiles como su prioridad».
Ghani debía celebrar hoy el primer aniversario de su asunción, pero por la crisis en Kunduz la ceremonia fue anulada. Mientras tanto, el premier, Abdullah Abdullah, canceló todos sus compromisos en Nueva York, donde participaba en la asamblea general de la ONU, y regresó al país.
La ciudad de Kunduz, importante centro de tráfico y comercio, es el quinto centro urbano más importante de Afganistán, con 300.000 habitantes. Y una ofensiva basada solo sobre la fuerza, advierten expertos, podría ser catastrófica en término de víctimas civiles.
Después del ataque, que encontró poca resistencia de parte de las fuerzas de seguridad, los rebeldes tomaron todos los edificios públicos, el hospital y la prisión, donde liberaron a 400 detenidos, entre ellos a 100 de sus milicianos.
Testimonios de habitantes de la ciudad, citados por la prensa, hablan de edificios y oficinas en llamas, en especial las utilizadas por extranjeros, además de negocios saqueados y esporádicos enfrentamientos armados en la periferia.
El líder de los talibanes, el mulá Akhtar Mansur, firmó un comunicado en el que saluda la conquista de Kunduz como «la primera capital provincial en manos de los mujaheddin». Y recomendó «salvaguardar vidas, propiedades y honor de los habitantes», propuso a los funcionarios del gobierno que se «arrepientan» y pidió a Kabul «admitir la derrota» y «aceptar la victoria de los mujaheddin como una amarga realidad».
Pero la primera respuesta recibida por los rebeldes fue un bombardeo aéreo estadounidense sobre sus posiciones en la provincia de Kunduz.
El portavoz del contingente norteamericano en Afganistán, Brian Tribus, dijo que fue una operación «para eliminar una amenaza a las fuerzas afganas y de la coalición en el área».
Fuentes anónimas indicaron que 20 milicianos murieron en el ataque, mientras habría heridos, incluso civiles.
Pero «Resolute Support», subrayan los expertos, no podrá hacer mucho más porque su misión, después de la partida de las tropas de combate de la fuerza Isaf (de la OTAN) es solo la de adiestrar, aconsejar y asistir a lo agentes de seguridad afganos en su acción contra la insurgencia.
En sintonía con Ghani, el portavoz de la policía de Kunduz, Sayed Sarwar Husaini, anunció que «las fuerzas afganas avanzan y ya tomaron el cuartel general de la policía y el edificio de la prisión».
A su vez, el vocero del ministerio del Interior, Siddiq Siddiqi, dijo que los «refuerzos llegaron a Kunduz. Parte de la ciudad ya fue reconquistada y liberada de los terroristas, y pronto será lanzada un gran operativo de limpieza».
Testigos dijeron a ANSA haber visto contingentes militares con armas pesadas llegar a Kunduz desde Kabul y de la vecina provincia de Balkh. La prensa local refirió que numerosos residentes están huyendo de la ciudad hacia las provincias de Takhar y Baghlan.
Ahmad Sherzad, residente en Kunduz, dijo a ANSA que «cientos de personas se están yendo. La gente piensa que después de las operaciones para reconquistar la ciudad vendrán días muy duros para las familias. Y entonces las personas que viven en la zona donde se supone que ocurrirán los combates más duros, abandonan sus casas». SAL/MRZ
Fuente original: http://www.ansa.it/ansalatina/notizie/rubriche/mundo/20150929193535804512.html