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China refuerza su cooperación estratégica con Israel

Danza del dragón en el Néguev

Fuentes: Asia Times Online,

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

No existe un historial de dragones en la vida nómada del desierto Néguev, que data de por lo menos de hace 4.000 años (hay quien dice 7.000). Eso podría cambiar en el Año del Dragón.

Los beduinos del Néguev pronto verán un ferrocarril construido por chinos que serpenteará hacia el norte entre montañas rocosas y polvorientas, cauces secos de ríos y profundos cráteres desde la ciudad balneario de Eilat en el Golfo de Aqaba hacia el Mediterráneo oriental.

Por sus fuertes intereses en ambos lados del Golfo Pérsico -los Estados del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) e Irán- China está dando un impresionante salto como protagonista empedernida de la geopolítica de Oriente Medio elevando sus vínculos con Israel a una cooperación estratégica.

Paradójicamente, precisamente cuando EE.UU. espera irritar al dragón en el Mar del Sur de China y «contenerlo» en Asia Pacífico, éste hace una drástica aparición envolvente en el baluarte de las geoestrategias estadounidenses en Oriente Medio. Las implicaciones geopolíticas son profundas.

En medio de la cacofonía de los tambores de guerra que resuenan en el Golfo Pérsico y en el Levante, casi no se notó que el intercambio de saludos de la semana pasada entre Pekín y Tel Aviv marcando el 20 aniversario de los vínculos diplomáticos entre los dos países adquirió un repentino brío que fue más allá de las necesidades del simple protocolo.

Diplomacia para cualquier estación 

El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu dijo que su país y China forman una «combinación exitosa» y que podía visualizar una «expansión espectacular» de los vínculos. «Pienso que apenas hemos rozado la superficie de las relaciones israelíes-chinas», dijo el martes pasado en una celebración en Tel Aviv.

En su mensaje de felicitación por el aniversario, el presidente Hu Jintao dijo que China «da gran importancia al progreso de los vínculos chinos-israelíes y está dispuesta a hacer esfuerzos conjuntos con Israel». Por su parte, el primer ministro Wen Jiabao señaló que China e Israel tienen «grandes perspectivas de cooperación» y que Pekín «está dispuesta a seguir expandiendo y profundizando» los vínculos y elevarlos a un «nuevo punto».

En ese acto en Tel Aviv Netanyahu invitó expresamente a Pekín a trabajar con Israel para «encarar los desafíos para asegurar la paz en Oriente Medio». Y el embajador chino en Israel, Gao Yanping, que estaba presente, respondió que:

El desarrollo ulterior de las relaciones entre China e Israel no solo beneficia a ambos países y a los dos pueblos, sino que además es muy propicio para la estabilidad regional, la paz mundial y la prosperidad global.

Ante la continua transformación y ajuste en la región (léase Primavera Árabe) y en el mundo, la relación entre China e Israel se encuentra actualmente en un nuevo punto histórico. Debemos continuar trabajando juntos, creciendo juntos y triunfando juntos en los años por venir.

Son pensamientos apasionantes, valerosos, en una región en la que los ángeles no se atreven a tocar tierra. Pero la madurez de los actuales vínculos entre China e Israel es tal que incluso mientras Gao hablaba en Tel Aviv, su homólogo en las Naciones Unidas, el embajador Li Baodong, estaba tomando nota del «impasse» en el proceso de paz en Oriente Medio y reiteraba el fuerte apoyo de China a un Estado palestino como parte de una solución de dos Estados, restaurando el «derecho legítimo» del pueblo palestino.

Li dijo: «China apoya el establecimiento de un Estado palestino independiente que goce de plena soberanía, con Jerusalén Este como su capital y basado en las fronteras de 1967. China apoya la petición de Palestina de formar parte de la Organización de las Naciones Unidas». Li condenó rotundamente la reciente decisión del gobierno israelí que aprobó los planes de expansión de nuevos asentamientos:

China siempre está contra el establecimiento de asentamientos judíos en el territorio palestino ocupado, incluido Jerusalén Este. Instamos a Israel a cesar de inmediato la construcción de asentamientos, mediante prudencia en su acción y el trabajo activo en la colaboración con los esfuerzos de la comunidad internacional para promover la paz y crear condiciones para la reanudación de la negociación de paz palestina-israelí.

Li pareció imperturbable ante los calurosos sentimientos expresados mutuamente entre los dirigentes palestinos e israelíes el mismo día en el que habló.

La agenda paralela de la sorprendente diplomacia china en Oriente Medio que se hizo evidente en la reciente gira de seis días de Wen Jiabao por los Estados del CCG se repite. (China weighs ‘right side of history’ in Gulf, Asia Times Online, 17 de enero de 2012).

La diplomacia de China en oriente Medio avanza hábilmente por tres pistas paralelas respecto a Irán, los Estados del CCG e Israel. Esto podrá parecer poco probable en el trasfondo del ascenso de Irán y la hostilidad concomitante que provoca en Israel y en los Estados del CCG. Pero Pekín no ve ninguna contradicción y se esfuerza por hacer que incluso las tres pistas se complementen. Es concebible que algún día puedan hacerlo.

Lo más bonito es que los tres campos de oriente Medio -Irán, el CCG e Israel- también quieren la mejor relación posible con China y manifiestamente compiten entre ellos por la mejor hora del dragón. Esto planteará un enigma insoluble para otras potencias exteriores que aspiran a tener influencia en la región, sean Occidente, Turquía o Rusia.

Netanyahu dijo: «Aprecio la necesidad de China de asegurar un suministro regular de energía con el fin de continuar su impresionante crecimiento. Creo que es posible reemplazar el petróleo iraní». Todavía espera apartar a China del petróleo iraní, a pesar de que Pekín no tiene la menor intención de debilitar su relación económica con Irán. El próspero comercio entre China e Irán es de 45.000 millones de dólares frente a los 8.000 millones del comercio entre China e Israel.

‘Empalme entre continentes’ 

A pesar de todo, Israel trata de aprovechar y ofrecer las masivas reservas de petróleo y gas en la provincia de la cuenca del Levante en el Mediterráneo Occidental. El área, que cubre aproximadamente 83.000 kilómetros cuadrados, cubre territorio en tierra y mar adentro que incluye la Franja de Gaza, Israel, el Líbano, Siria y Chipre. El Instituto de Cartografía Estadounidense calculó en 2010 que el área contiene un promedio de 1.700 millones de barriles de petróleo recuperable y un promedio de 122 billones de pies cúbicos de gas recuperable.

El cálculo anterior era que esas reservas garantizarían la seguridad energética de Israel, pero una evaluación más reciente a la luz de nuevos hallazgos de reservas es que son muy superiores a las requeridas para cubrir las necesidades de Israel.

Es inminente un gran desarrollo de as infraestructuras, incluyendo instalaciones de licuefacción que se establecerán en la costa de Israel, y rutas de transporte hacia mercados viables para la exportación de energía de Israel. Esas atractivas perspectivas de cooperación explican la confianza de Netanyahu en que el comercio bilateral con China podría duplicarse fácilmente en un futuro muy cercano. (China ya aparece como el tercer socio comercial de Israel después de EE.UU. y la Unión Europea.)

El ministro israelí de Transportes, Yisrael Katz, visitó Pekín en septiembre y se han citado recientemente sus palabras: «La capacidad profesional de las compañías chinas en la construcción de sistemas de ferrocarriles y de redes de transporte es una de las mejores del mundo».

El Ministerio de Transportes israelí ha subrayado que Israel preferiría que las compañías chinas de propiedad estatal emprendieran la construcción del ferrocarril «Med-Red» a través del Valle Zin del desierto Néguev conectando las ciudades del Mediterráneo de Israel y del Mar Rojo, Haifa y Eilat.

Inmediatamente después de las negociaciones de Katz en Pekín, China comenzó a trabajar en una propuesta conjunta con Israel para la conexión con Eilat. Compañías chinas e israelíes podrían ejecutar conjuntamente el proyecto y se puede prever que China invertirá en el proyecto.

Ahora bien, los dos mayores yacimientos de gas israelíes -Leviatán y Tamar- están a 130 y 80 kilómetros del puerto de Haifa. Se estima que Leviatán contiene reservas de 16 billones de centímetros cúbicos de gas (tcf), y las de Tarar ascienden a 8,4 tcf.) Recientemente se han descubierto dos campos de gas -Sarah y Mira- frente al puerto de Hadera más al sur de Haifa.)

Las propuestas conexiones por ferrocarril y carretera facilitarían la transferencia de gas natural licuado de la costa mediterránea de Israel a la costa del Mar Rojo, desde donde se puede embarcar a través del Océano Índico hacia China. De nuevo la conexión realzaría el alcance de las exportaciones chinas a Europa central y meridional y los Balcanes.

La relación entre China e Israel ha sido compleja. Ha tenido sus altas y bajas. Pero el ministerio de Exteriores israelí tiene razón al afirmar en una declaración de la semana pasada que los dos países «gozan un florecimiento de sus relaciones en los últimos años».

Por cierto, 2011 ha sido un buen año. En mayo el comandante de la armada china, almirante Wu Shengli visitó Israel, lo que fue seguido en agosto por la visita del jefe del departamento del estado mayor del Ejército Popular de Liberación, general Chen Bingde. Fue la primera visita de un jefe militar chino a Israel.

Mientras tanto, el ministro israelí de Defensa, Ehud Barak, visitó China en junio, que también fue la primera visita de ese tipo. En julio, los dos países concluyeron un acuerdo de cooperación económica. Citando a Netanyahu: «Los vínculos bilaterales son importantes para nosotros; por lo tanto, estamos comprometidos con su expansión en varios terrenos. Con este fin, he emitido una directiva general para aprobar cualquier invitación para visitar China.»

Evidentemente, Israel y China están abocados a iniciar una cooperación profunda y altamente estratégica. Netanyahu dijo en una reunión del gabinete en Tel Aviv el domingo que se propone desarrollar las redes de ferrocarril y carreteras propuestas que unan Eilat con el norte de Israel como un «empalme entre continentes». A continuación destacó el interés de China en el proyecto.

Pekín ya debe de haber comprendido el inmenso potencial estratégico de una audaz ruta de transporte a través del Néguev que conectaría Asia con Europa, dejando de lado el congestionado Canal de Suez de Egipto. Casi parece que Washington ha perdido el hilo.

El embajador M. K. Bhadrakumar fue diplomático de carrera del Servicio Exterior de la India. Ejerció sus funciones en la extinta Unión Soviética, Corea del Sur, Sri Lanka, Alemania, Afganistán, Pakistán, Uzbekistán, Kuwait y Turquía. 

Fuente: http://www.atimes.com/atimes/China/NB02Ad01.html

rCR