El vocero del Gobierno venezolano para el diálogo político, Jorge Rodríguez, dijo que las conversaciones con la oposición local aliada al Gobierno de EE.UU., están condicionadas a Washington cumpla con el acuerdo firmado en noviembre, de liberar unos recursos bloqueados por las medidas coercitivas unilaterales contra Venezuela.
En una extensa entrevista en el canal privado venezolano Globovisión, Rodríguez (también presidente de la Asamblea Nacional) aseguró que desde el gobierno “no estamos inventando nada ni pidiendo nada adicional, que se cumpla para poder continuar con el proceso de diálogo en México”.
En noviembre en México, el gobierno y la oposición otrora más golpista firmaron un acuerdo que incluía la devolución de unos 3.200 millones de dólares represados por Estados Unidos al gobierno, en un fondo cuyo contaría con algún tipo de supervisión de terceros, en principio, las Naciones Unidas.
Ese acuerdo se leyó como una ablandamiento de las medidas coercitivas y, tal vez en una visión algo voluntarista, el comienzo efectivo del fin del bloqueo. Un mes después del anuncio y sobre el fin del año, los partidos que participan en la mesa de diálogo (con la excepción de Voluntad Popular) pusieron fin al etéreo interinato de Juan Guaidó, quien en un inercia absurda, y reconociendo su derrota, presentó una “rendición de cuentas” muy floja de papeles, donde de cualquier manera admitió que recibió 150 millones de dólares de los Estados Unidos, de fondos venezolanos bloqueados. Es apenas la punta del iceberg del gigantesco negocio que para algunos sectores de la oposición significó el “gobierno interino”.
Los ingentes recursos que Estados Unidos robó de las arcas venezolanas y entregó a sus aliados forró los bolsillos de varios, y claramente no sirvieron para el objetivo de terminar con el gobierno de Nicolás Maduro (¿o habría que preguntarse si este era el verdadero fin, y no simplemente esquilmar recursos?).
Pompeo, el sincero
Si faltaba algo para clausurar la estrategia Donald Trump contra Maduro son las “confesiones” de su secretario de Estado, Mike Pompeo, quien en linea con el asesor John Bolton primero y el secretario de Defensa Mark Esper después, escribió sobre Venezuela en su libro de memorias “Never give an inch” (nunca cedas ni un milímetro).
“En la administración Trump, no podíamos tolerar que una nación a solo 1,400 millas de Florida extendiera el tapete de bienvenida para Rusia, China, Irán, Cuba y los cárteles en una violación de la Doctrina Monroe”, escribió Pompeo. En esa línea, Pompeo confirma las intenciones de la Casa Blanca en el gobierno de Trump de acabar con el gobierno bolivariano en Venezuela a como diera lugar, incluso con una intervención militar.
Aunque la administración de Joe Biden parece haber abandonado esos planes ampliamente fracasados, el acercamiento no parece estar rindiendo frutos, por ahora, sólo se destraba lo que Estados Unidos y Venezuela necesitan, como el reestablecimiento de las operaciones de Chevron para la extracción de crudo venezolano. En esa linea, por estas horas visita Venezuela el número dos (y ministro de Energía) del gobierno de Trinidad y Tobago, Stuart Richard Young. Llega con la autorización de la OFAC estadounidense en la mano para acordar con Venezuela el aprovisionamiento de gas (vital para la nación insular) sin quedar expuestos a a sanciones por violar el bloqueo.
Venezuela, proveedor de petróleo a Estados Unidos
En la entrevista televisiva, Rodríguez recordó que “Venezuela jamás ha agredido a país alguno de este continente; por el contrario, hasta los primeros años de gobierno del presidente Maduro, Venezuela fue un suministrador seguro de petróleo para los Estados Unidos”.
Recordó también la visita de funcionarios de alto nivel de Joe Biden a Venezuela, y la conversación de éstos con el presidente Maduro, de la que fue testigo directo. “Hubo una conversación muy amena donde pudimos decir nuestras verdades y además se avanzó en algunos elementos. Y el presidente Maduro les dijo que Venezuela estaba lista para atender las necesidades energéticas que requiera los EE.UU.”, dijo Rodríguez.
Igual, enseguida Rodríguez aseguró que si Washington y la extrema derecha venezolana quieren persistir en esa “posición trasnochada de que con las sanciones van a llegar a acabar con este proceso bolivariano, están profundamente equivocados”. Y el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), partido de gobierno, mantiene en las últimas semanas la línea política y comunicacional de advertir que el bloqueo sigue, que las medidas coercitivas unilaterales están vigentes y causando daño a la economía y al ciudadano de a pie.
Mientras tanto, en la oposición asoman tímidamente algunos precandidatos presidenciales de cara al año electoral 2024. En ese estado de cosas, el diálogo en México parece ir quedando superado por la realidad, con un gobierno y una oposición que no lo necesitan, y una Casa Blanca que no tiene apuro en restablecer relaciones políticas abiertas con el gobierno legitimo de Nicolás Maduro. Una vez más, como sucedió varias veces en el complejo panorama político de la última década en Venezuela, las partes en pugna terminan coincidiendo: todas necesitan tiempo.
*Periodista argentino del equipo fundacional de Telesur. Corresponsal de HispanTV en Venezuela, editor de Questiondigital.com. Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)