Los líderes de China están muy ocupados recorriendo el mundo. El presidente Hu Jintao ha visitado EEUU una semana después de que el viceprimer ministro Li Keqiang, a quien Hu respalda como próximo primer ministro, se diera una vuelta por la Unión Europea (UE). Las visitas de altos funcionarios chinos son un gran negocio estos […]
Los líderes de China están muy ocupados recorriendo el mundo. El presidente Hu Jintao ha visitado EEUU una semana después de que el viceprimer ministro Li Keqiang, a quien Hu respalda como próximo primer ministro, se diera una vuelta por la Unión Europea (UE).
Las visitas de altos funcionarios chinos son un gran negocio estos días. China, ahora la segunda mayor economía del mundo, hasta ahora ha capeado la crisis mundial mucho mejor que EEUU o la UE. Pero una visita más interesante en muchos sentidos es la que realizó una semana antes el secretario de Defensa estadounidense Robert Gates a Beijing. Su viaje se retrasó después de que Hu dijera en junio pasado que Gates no sería bienvenido en China.
Este incidente refleja las fricciones sobre las ventas de defensa de EEUU a Taiwán, que China reclama como parte de su territorio soberano. Pero hay tensiones militares más profundas en desarrollo. La expansión económica de China la ha hecho muy dependiente de las rutas marítimas a través de las cuales importa materias primas y componentes y exporta manufacturas. Pero la flota estadounidense del Pacífico ha dominado las costas de Asia desde que Japón fue aplastada durante la Segunda Guerra Mundial.
Esta creciente vulnerabilidad está alentando un cambio en la doctrina naval china. Hasta hace poco, el Ejército Naval por la Liberación Popular (ENLP) se concentró en los «mares cercanos» en torno a sus costas. Tal y como dicen dos académicos de la Escuela de Guerra Naval de EEUU, esto es «el espacio dentro y un poco más allá de la ‘primera cadena de islas’, que se extiende desde las Islas Kuriles a través de las islas principales de Japón, el archipiélago de Ryukyu, Taiwán y las Filipinas a Borneo».
Ahora, ellos sugieren que el plan busca «ampliar su radio de acción desde los mares cercanos hacia los ‘mares lejanos'», o el espacio entre la primera y la segunda cadena de islas. La segunda se extiende desde el norte de Japón hasta las Islas Marianas del Norte, Guam y más hacia el sur, y más allá».
Desafío
Este es un desafío directo a EEUU, que cuenta con una red de bases militares en expansión desde Corea del Sur y Japón hacia el este a través del Pacífico. Y el ENLP está comenzando a adquirir las capacidades necesarias.
Justo antes de navidad se puso de manifiesto que China está planeando construir portaaviones. Pocos días después, el almirante Robert Willard, jefe del Comando Pacífico de EEUU, anunció que China está desplegando ahora misiles antibuque con base en tierra con capacidad de perseguir y atacar a portaaviones. Esto significa que los grupos de aviones gigantes de transporte, instrumentos clave de la proyección del poder global de Estados Unidos, son vulnerables.
Ya unos meses antes, Gates había expresado su preocupación: «Si China u otro más tiene un crucero antibuque de alta precisión o misiles balísticos que puedan atacar a un portaaviones a cientos de kilómetros de distancia, y por lo tanto en Asia, nos pone de nuevo detrás de la segunda cadena de islas».
Justo antes de la visita de Gates a Beijing, el Financial Times señaló la creciente influencia de los halcones en el ejército chino: «El coronel Liu Mingfu, un profesor de la Universidad de Defensa Nacional, publicó un libro llamando a China a prepararse ‘para una batalla con EEUU por el dominio mundial en el siglo XXI’… El coronel Dai Xu, un estratega de la fuerza aérea, acusó a EEUU de tratar de cercar a China mediante la construcción de vínculos más estrechos con sus vecinos, de Corea del Sur a la India».
La influencia de los halcones pareció confirmarse cuando, mientras Gates estaba en Beijing, China probó un nuevo caza furtivo, el J-20. El New York Times informó: «Cuando el señor Gates pidió al Sr. Hu discutir la prueba se hizo evidente para los estadounidenses que el líder chino y sus principales asesores civiles se vieron sorprendidos por la demanda de Gates y no estaban preparados para responderle (…). «Estos líderes parecían sorprendidos ante la prueba», dijo Gates a periodistas.
El General Liang Guanglie, ministro de Defensa chino, también se negó a aprobar su propuesta para un debate estratégico en profundidad entre Washington y Beijing. Nada de esto significa que EEUU y China estén a punto de ir a la guerra. Pero es evidente que las fricciones económicas entre las dos potencias sobre el comercio y las monedas están acompañadas por la creciente competencia por la influencia geopolítica.
Naturalmente, esto está justo comenzando en Asia. Pero, a medida que China se hace más fuerte, su competencia con la hegemonía estadounidense se hará sentir a nivel mundial.
Alex Callinicos es profesor de teoría social en el King’s College de Londres, y autor de libros como «Los nuevos mandarines del poder americano» o «Un manifiesto anticapitalista» y miembro destacado del Socialist Workers Party (Artículo publicado en Socialist Worker, periódico del Socialist Workers Party, organización hermana de En Lucha en Gran Bretaña).