Es curioso que se puedan encontrar referencias a un gran poder asiático en las profecías bíblicas que predicen en Apocalipsis 16:12 que «los reyes del este deben venir». Básicamente, esto significa que China va a desempeñar un papel importante en el evento del fin de era que posiblemente sea un holocausto nuclear que tan bien […]
Es curioso que se puedan encontrar referencias a un gran poder asiático en las profecías bíblicas que predicen en Apocalipsis 16:12 que «los reyes del este deben venir». Básicamente, esto significa que China va a desempeñar un papel importante en el evento del fin de era que posiblemente sea un holocausto nuclear que tan bien se conoce en la Segunda Guerra Mundial.
Es imposible decir qué es lo que hace que los think tanks occidentales se asusten más: la profecía antes mencionada o el hecho de que la cooperación bilateral entre China y Rusia avanza a pasos agigantados, lo que obliga a Washington a replantearse su enfoque hacia estos dos principales actores geopolíticos. Los analistas han desestimado durante décadas los estrechos lazos bilaterales entre Moscú y Pekín, pero…
Se ha señalado que la sabiduría prevaleciente en Washington y Bruselas en estos días es que China y Rusia son incapaces de formar una alianza permanente y duradera. Argumentan que los obstáculos que se interponen en el camino de este escenario son numerosos y complicados, ya que Rusia y China han sufrido periodos de animosidad mutua a lo largo de su historia y también hay un inevitable choque de intereses. O al menos es lo que nos están diciendo.
Sin embargo, esas observaciones son inverosímiles y pueden servir como un ejemplo perfecto de ilusiones que son comunes para los apologistas del orden internacional occidental. Este 2019 se perfila como un momento trascendental para la cooperación entre Rusia y China, ya que los dos gigantes asiáticos trabajan para formar vínculos cada vez más profundos en una amplia gama de áreas.
Está claro que los lazos entre Rusia y China han pasado el momento en que aún podrían describirse como una cooperación forzada, ya que estamos tratando claramente con una alianza no oficial. Como lo ha afirmado la diplomacia moderna, aunque nunca forjan una alianza formal en los términos clásicos, los dos países han establecido una asociación estratégica que cubre todas las características esenciales que los aliados desearían que no existiese.
Hay signos distintivos de que China y Rusia se han dado cuenta de los beneficios de trabajar en estrecha cooperación entre sí hace mucho tiempo. Debido a los incansables esfuerzos de Washington, ambos estados enfrentan desafíos económicos similares y problemas de seguridad fronteriza, lo que proporciona suficiente impulso para que sus intereses converjan.
De hecho, la profundización de los lazos militares entre estos dos antiguos rivales es real, y una asociación estratégica más fuerte entre Pekín y Moscú podría, con el tiempo, superar un medio siglo de planificación y estrategia militar de los EE.UU.
La desesperación de Washington que se traduce en la determinación de preservar la llamada hegemonía en el resto del mundo dio como resultado que los dos gigantes asiáticos ahora realicen maniobras militares conjuntas. Desde 2003, ya han realizado 30 ejercicios militares conjuntos, el más famoso de los cuales es Vostok 2018 cuando 3.500 soldados chinos participaron en los ejercicios que Moscú organizó. Además, China se ha convertido recientemente en el cliente más grande y confiable de la industria de armas de Rusia. Sin embargo, la excesiva presión que Occidente ejerce sobre esos estados no es el único impulsor del rápido acercamiento entre Moscú y Pekín, ya que esos dos países son económicamente interdependientes. Rusia es principalmente un exportador de materias primas y tiende a carecer de acceso tanto a tecnologías industriales avanzadas como a capital. China, por otro lado, es un gran consumidor de productos básicos, particularmente petróleo y gas, y al mismo tiempo tiene una gran cantidad de capital para invertir en el exterior.
Como lo anunció la Administración General de Aduanas de China, el año pasado el volumen total de negocios bilaterales superó los 100 mil millones de dólares. El primer ministro de Rusia, al comentar estos números, dijo enfáticamente: «Hace diez años no podíamos imaginarlo, pero ahora podemos llegar a los 200.000 millones de dólares».
Y eso no es una exageración, ya que en los últimos días del año pasado, Moscú y Beijing concluyeron una serie de acuerdos sobre cooperación mutua en campos como la energía, la agricultura, los programas espaciales. En Shanghai, en la China International Import Expo, los dos gigantes firmaron cuatro contratos más para la construcción de nuevos reactores en la central nuclear de Tianwan junto con el acuerdo de asistencia que Rusia proporcionará a China con la construcción de un reactor de neutrones rápidos CFR-60. El año pasado, Airshow China también demostró que la conclusión exitosa de los contratos sobre el suministro técnico de S-400 y Su-35 de Rusia dejaron a China hambrienta de más tecnologías militares, ya que se firmaron tres contratos más inmediatamente después del anuncio de que Rusia había cumplido su parte del trato.
Sin embargo, la hostilidad general de Washington hacia los dos gigantes asiáticos no debe ser minimizada cada vez que se discuten las relaciones ruso-chinas, que mejoran rápidamente. Cabe destacar que la Estrategia de Seguridad Nacional de Washington agrupó a China y Rusia por «intentar erosionar la seguridad y la prosperidad de Estados Unidos», al igual que la nueva estrategia cibernética del Departamento de Defensa. Pero no parece que Washington esté asustado debido a la superioridad militar de Rusia y China sobre los Estados Unidos, ya que los estados asiáticos generalmente son amantes de la paz, especialmente en comparación con ciertos estados occidentales. Parece que los Estados Unidos no pueden soportar el hecho de que su primacía ahora se está erosionando. Por ejemplo, Japón ha expresado recientemente su preocupación de que, debido a la naturaleza de su acercamiento, Rusia y China pronto se encontrarán a la cabeza de la cobertura de los medios globales. Los dos gigantes asiáticos han implementado con éxito unos cuatrocientos proyectos conjuntos de medios de comunicación, al tiempo que facilitan los contactos internacionales entre jóvenes periodistas. Incluso hoy en día, los televidentes chinos pueden ver las estaciones de televisión nacionales de Rusia en vivo con subtítulos en chino.
Es por eso que es curioso que una compañía privada estadounidense de inteligencia que se conoce comúnmente como Stratfor en una serie de sus estudios presentó una evaluación bastante sombría del rápido acercamiento entre China y Rusia, ya que deja a Estados Unidos muy atrás. La conclusión final a la que llegaron los analistas de este organismo privado fue que el acercamiento entre la Federación de Rusia y China permitiría a esos estados seguir atacando el orden internacional global liderado por Estados Unidos.
Fuente: http://journal-neo.org/2019/02/11/china-russia-rapprochement-is-still-firing-on-all-cylinders/
Traducido para el CEPRID (www.nodo50.org/ceprid) por J.F.