En los últimos días, jefes de estado, líderes de gobierno y representantes de más de 50 países miembros del Foro de Cooperación China-África (FOCAC), junto con el presidente de la Comisión de la Unión Africana, el secretario general de la ONU y varios jefes de organizaciones internacionales, se han reunido en Beijing. Y no lo han hecho en secreto, a pesar del silencio de los medios occidentales ante este acontecimiento.
Las
relaciones entre África y China se han intensificado
considerablemente en las últimas décadas. Estas se remontan a
mediados del siglo XX, cuando ambos actores buscaron una mayor
cooperación tras la descolonización africana y la Revolución China
en 1949. Durante las décadas de 1960 y 1970, China apoyó a los
movimientos de liberación africanos, brindándoles asistencia
técnica y financiera.
Durante ese periodo, caracterizado
por la Guerra Fría, China se posicionó como un defensor del Tercer
Mundo, promoviendo la solidaridad con los países africanos que
emergían del colonialismo. En el año 2000 se creó el Foro de
Cooperación China-África (FOCAC) que ha sido uno de los pilares del
compromiso de China con el continente africano.
En 2013 se crea la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, en sus siglas en inglés) que ha constituido un elemento fundamental de estas relaciones. China ha ayudado a construir la conectividad del continente africano desarrollando infraestructuras en África que la han unido internamente y con el mundo. África Oriental, en particular, ha contado con proyectos en la construcción de puertos y corredores de transporte clave. Ha fomentado el multilateralismo Asiático-Africano promoviendo una visión de un nuevo orden mundial más multipolar.
China
ha financiado y construido grandes proyectos de infraestructura en el
continente, como carreteras, puertos y ferrocarriles:
–
Unos 10.000 Km de ferrocarriles (Mombasa-Nairobi, Addis
Ababa-Djibouti, Abuja-Kaduna, entre otros muchos).
– Unos 100.000 Km de autopistas y carreteras (en Kenia, Congo, Argelia y otros países).
– Alrededor de 100 puertos (en Nigeria, Camerun, Costa de Marfil y otros países).
– Más de 66.000 Km de líneas de alta tensión.
– Junto con 150.000 Km de redes troncales.
Y no solo han sido las infraestructuras. África ha podido hacer frente al hambre en buena medida por el apoyo de China en la modernización de las explotaciones agrícolas. China ha contribuido significativamente a la transferencia de tecnología agrícola a África (más de 20 centros de demostración agrícola en varios países africanos, como Zambia, Mozambique y Tanzania), ha ayudado a mejorar la productividad (proporcionado maquinaria agrícola moderna, como tractores, sembradoras y cosechadoras ) y a mejorar la eficiencia de los agricultores africanos (compartiendo avances en biotecnología y en el desarrollo de variedades de cultivos más resistentes a plagas, enfermedades y condiciones climáticas extremas). China ha jugado, además, un papel importante en la construcción de las infraestructuras rurales necesarias para apoyar el crecimiento del sector agrícola (sistemas de riego, construcción de caminos y almacenes, proyectos de electrificación rural).
La seguridad alimentaria ha sido una preocupación creciente en África, y China ha presentado la modernización agrícola como una solución clave para abordar este problema. A través de su apoyo, China busca ayudar a los países africanos a lograr la autosuficiencia alimentaria, reduciendo así la dependencia de las importaciones y fortaleciendo la estabilidad política y social del continente.
China también ha contribuido de manera significativa al desarrollo de la infraestructura educativa en África, construyendo y equipando escuelas y universidades. En varios países africanos, China ha financiado la construcción de escuelas, universidades y centros de formación técnica, fundamentales para mejorar el acceso a la educación en áreas donde los recursos son limitados. Ejemplos destacados incluyen la construcción de la Universidad de Liberia y el financiamiento de edificios académicos en universidades en Mozambique y Kenia. China ha sido, también, un impulsor clave en la creación de instituciones de formación técnica y profesional en África, permitiendo a los jóvenes africanos acceder a una educación orientada a mejorar sus habilidades técnicas en áreas como la construcción, manufactura y tecnologías de la información, sectores que son cruciales para el crecimiento industrial africano.
Y como el desarrollo de una educación de calidad en África no solo requiere infraestructura y estudiantes, sino también docentes calificados y capacitados, China ha facilitado la capacitación de maestros africanos, tanto en sus países de origen como a través de programas de formación en China. Estos programas permiten a los docentes africanos mejorar sus habilidades pedagógicas y aprender nuevas técnicas de enseñanza que pueden implementar en sus respectivas escuelas. También ha colaborado con universidades africanas en proyectos de investigación conjunta, especialmente en campos como la agricultura, la energía y la tecnología. Esto ha fomentado un intercambio de conocimientos que beneficia a ambas partes y fortalece la base científica y tecnológica de África.
El apoyo de China a la industrialización de África ha sido crucial para impulsar el desarrollo económico del continente, transformando a varios países de exportadores de materias primas a productores de bienes manufacturados. A través de inversiones directas, la creación de Zonas Económicas Especiales (en países como Zambia, Etiopía y Nigeria), la transferencia de tecnología (a través de asociaciones con empresas chinas, las industrias africanas han podido mejorar su capacidad técnica y productiva) y la capacitación de la mano de obra (ha financiado la creación de centros de formación técnica como el Centro de Formación Técnica de Luban, que se ha establecido en varios países africanos), China ha facilitado la creación de capacidades industriales en África.
Los acuerdos de la reunión en Beijing del Foro de Cooperación China-África (FOCAC) 2024
La
Cumbre del Foro de Cooperación China-África (FOCAC) 2024, celebrada
en Beijing, ha producido importantes acuerdos enfocados en la
modernización y el desarrollo sostenible en África. Entre los
acuerdos más destacados se encuentran:
Cooperación en
10 áreas clave: China y África implementarán acciones
conjuntas en áreas como el comercio, la prosperidad industrial, el
desarrollo tecnológico, la sanidad, la revitalización rural, la
creación de empleo y el bienestar social. Esto refleja el compromiso
de China de fomentar la industrialización y el crecimiento económico
en África.
Apoyo Financiero: China proporcionará
a África un paquete de apoyo financiero valorado en 360.000 millones
de yuanes (aproximadamente 50.690 millones de dólares) para los
próximos tres años. Este financiamiento incluye líneas de crédito,
asistencia directa y inversiones privadas para impulsar proyectos
clave de infraestructura, energía y tecnología.
Iniciativas
en Infraestructura y Comercio: China se compromete a ejecutar 30
proyectos de infraestructura y a construir una red de transporte
marítimo y ferroviario entre China y África. Además, China
ofrecerá acceso libre de aranceles a productos de los países
africanos menos desarrollados con los que mantiene relaciones
diplomáticas, lo que ayudará a aumentar las exportaciones
africanas.
Creación de Empleo y Capacitación:
Como parte del plan de cooperación, China buscará crear al menos 1
millón de empleos locales en África y ofrecerá 60.000
oportunidades de formación, priorizando la capacitación de mujeres
y jóvenes.
Estos acuerdos refuerzan el compromiso de
China de apoyar el desarrollo integral de África y de profundizar en
las relaciones estratégicas entre ambas partes.
Qué aportan al mundo estos acuerdos entre África y China
Los
acuerdos alcanzados en la Cumbre FOCAC 2024 entre China y África
tendrán importantes consecuencias significativas a nivel mundial,
tanto económicas como geopolíticas.
En primer lugar, el
fortalecimiento de los lazos entre China y África a través de la
cooperación en áreas clave como el comercio, la infraestructura y
la industrialización subraya el auge de las alianzas Sur-Sur. Esto
ofrece una alternativa al modelo de desarrollo impulsado
históricamente por las potencias occidentales, lo que podría
reconfigurar las dinámicas del comercio y la cooperación
internacional. Países en desarrollo, fuera de África, podrían
buscar replicar esta colaboración exitosa con China.
En segundo lugar, la creación de nuevas infraestructuras y fábricas en África, con apoyo chino, podría acelerar la integración del continente en las cadenas de suministro globales. Esto transformará a África de un proveedor de materias primas a un productor de bienes manufacturados, alterando la competencia global, especialmente en industrias como textiles y tecnología. A medida que los costos laborales aumentan en China, la transferencia de parte de la producción a África hará que la región se vuelva más competitiva. Estas inversiones chinas en infraestructura, junto con el acceso de los productos africanos a China sin aranceles, facilitarán un cambio estructural en las economías africanas, impulsando sectores como la manufactura y los servicios.
En tercer lugar, los compromisos de China y África en áreas como la energía limpia y el desarrollo verde podrían tener implicaciones positivas en la lucha contra el cambio climático global. Los proyectos de energía renovable y las iniciativas de desarrollo sostenible impulsados por China en África contribuyen al objetivo mundial de reducir las emisiones de carbono y fomentar prácticas más sostenibles en el desarrollo industrial.
Por último, este nuevo paso en la relación entre China y África no cabe duda que refuerza la influencia geopolítica de China tanto en África como en el mundo, mientras que, por otro lado, reduce la dependencia de los países africanos de la ayuda y de las inversiones de las potencias occidentales.
No queremos dejar de señalar que en términos de seguridad, la colaboración bajo la Iniciativa de Seguridad Global (presentada por el presidente chino Xi Jinping en abril de 2022 y abordada en el Foro) y los proyectos de entrenamiento militar entre China y África fortalecerán la estabilidad en regiones afectadas por conflictos, como el Sahel y el Cuerno de África. Esto no solo tendrá un impacto positivo en África, sino que también puede contribuir a la seguridad global al reducir las amenazas de terrorismo, piratería y otros desafíos transnacionales.
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