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El desprecio del pueblo de Myanmar por ASEAN queda patente en el patético ‘consenso’

Fuentes: The Irraeaddy
Traducido para Rebelión por Cristina Alonso

No es la primera vez que ASEAN, la agrupación regional del sudeste asiático, juega con fuego. Su recibimiento del líder golpista, el General Min Aung Hlaing, en Yakarta el sábado no ha hecho más que envalentonar a los despiadados dirigentes del régimen militar, al tiempo que ha enfurecido a la ciudadanía de Myanmar.

El peligro es real. ASEAN está rápidamente perdiendo, a los ojos de millones en el sudeste asiático y otros países, lo que quedaba de su ya débil posición y credibilidad.

La cumbre sobre Myanmar finalizó sin ningún signo de discordia entre las naciones miembro. Un borrador de la declaración sobre la cumbre que circuló el día anterior a la reunión incluía, como uno de sus puntos de “consenso”, la demanda de puesta en libertad de los presos políticos. Pero ese lenguaje ha desaparecido de la declaración final, que no contiene un llamamiento firme para su liberación. La omisión ha causado consternación entre activistas de derechos humanos y opositores al golpe de estado, tanto en Myanmar como fuera de sus fronteras.

Los cinco puntos de consenso de los líderes llaman a: 1) el cese inmediato de la violencia en Myanmar; 2) un diálogo constructivo entre todas las partes involucradas para buscar una solución pacífica en interés de la población; 3) una mediación a ser facilitada por una persona enviada por la presidencia de ASEAN, con la asistencia de la secretaría general; 4) ayuda humanitaria proporcionada por el Centro de Coordinación de Asistencia Humanitaria en la Gestión de Desastres (Centro AHA); y 5) una visita de la persona enviada especial y de una delegación a Myanmar para reunirse con todas las partes implicadas.

En la disposición sobre el cese de la violencia, ASEAN dijo que “todas las partes deberán ejercer la moderación”, ignorando el hecho de que son las fuerzas de seguridad de la junta las que han instigado la violencia con sus brutales medidas represivas, y que la ciudadanía de Myanmar continúa siendo la víctima de sus crímenes. Esto demuestra que ASEAN, y sus embajadores con sede en Myanmar, han perdido contacto con la realidad sobre el terreno. ¿O simplemente hacen la vista gorda, como en el pasado? En otras palabras, ¿es simplemente un caso de “vuelta a la normalidad”?

Durante la sesión a puerta cerrada de la cumbre, se leyó un mensaje del Gobierno de Unidad Nacional de Myanmar (NUG) al secretario general de ASEAN. El NUG fue formado por representantes electos, además de miembros del Movimiento de Desobediencia Civil o CDM y de algunas organizaciones armadas de los grupos étnicos. El mensaje del NUG solicitaba el nombramiento de una persona enviada de ASEAN que pueda “centrarse en la participación de todas las principales partes políticas interesadas del país, con el fin de explorar el camino a seguir.”

Inmediatamente después de la cumbre, la noticia principal en los medios de comunicación del régimen de Myanmar fue el relato de la llegada del General Min Aung Hlaing a Yakarta, donde fue recibido por el Jefe de Protocolo, Andy Rachmianto de Indonesia. También se publicó una foto del líder golpista con una gran sonrisa a su regreso a Myanmar.

Dado el desesperado deseo de legitimidad del régimen, el recibimiento de ASEAN al General Min Aung Hlaing no ha hecho más que agravar la rabia que siente la población oprimida en Myanmar.

Algunos observadores sostienen que, en el contexto de la larga tradición de ASEAN de no interferir en los asuntos internos de sus estados miembro, la cumbre representa un paso adelante, aunque el grupo no haya condenado a la junta por la muerte de más de 700 personas desde el golpe de estado del 1 de febrero.

Pero si ASEAN quiere demostrar su progreso, debería ir más allá y condenar la violencia, solicitando la puesta en libertad de presos políticos y un alto inmediato a las torturas y otros abusos a las personas detenidas.

Al parecer, el general Min Aung Hlaing respondió positivamente al diluido consenso de ASEAN. «Dijo que nos había escuchado, tomará los puntos que considere útiles, no se opondrá a que ASEAN desempeñe un papel constructivo, a la ayuda humanitaria ni a que una delegación de ASEAN visite el país. Dijo que procederían y se comprometerían con ASEAN de una forma constructiva», declaró el Primer Ministro de Singapur Lee Hsien Loong tras la cumbre, según un informe de los medios locales. Sin embargo, hay que recordar que Singapur es uno de los mayores inversores en Myanmar y que es considerado, después de China, el explotador en jefe de los recursos del país.

También es importante tener en cuenta que muchos miembros de ASEAN son a su vez gobiernos corruptos y autoritarios, con poca credibilidad a la hora de resolver crisis políticas como la que ahora envuelve a Myanmar. Son cómplices en crímenes. Las personas usuarias de las redes sociales en Myanmar son muy conscientes de ello, y lo demostraron cuando emitieron su veredicto sobre la cumbre en línea, condenándola y maldiciendo a ASEAN, refiriéndose a la asociación regional como “un club de payasos”.

De hecho, la implosión de Myanmar no ha hecho más que exponer lo patética e irrelevante que ASEAN es como institución. Esto se ha resumido ingeniosamente en un nuevo apodo para la agrupación creado con un juego de palabras por la juventud y activistas de Myanmar en el Movimiento CDM: «pha-sean», con “pha” significando literalmente «prostituta», pero también significando, en lengua birmana, «tapadera» o «escudo». Eso es exactamente lo que la ostentosa ASEAN, al igual que China, ha hecho siempre, tanto en el pasado como en el presente: proporcionar un escudo protector a los regímenes represivos.

Más allá de su incapacidad para condenar a la junta, existe una verdadera preocupación de que el «consenso» de la cumbre compre más tiempo a los líderes militares. En el pasado, los tristemente célebres dirigentes de la junta de Myanmar encontraron en ASEAN un refugio; se sintieron cómodos con la agrupación, que les ayudó a ocultar sus crímenes atroces, violaciones de los derechos humanos y prácticas corruptas.

Además, el consenso de ASEAN sobre Myanmar ofrece a China e India, los dos gigantescos vecinos del país, una cobertura cómoda: pueden escudarse en él y sostener que todo irá bien si sólo se da tiempo a la «iniciativa» para que tenga éxito.

En cuanto al propio Myanmar, la cumbre no cambia nada. Sobre el terreno, el régimen sigue aplicando su brutal represión de las manifestaciones, prosiguiendo con su redada diaria de manifestantes y continuando con la tortura en los centros de detención. La ciudadanía, mientras tanto, sigue oponiéndose al golpe y resistiéndose al régimen ilegítimo.

Desde que los militares dieron el golpe de estado y se hicieron con el poder, Myanmar ha ido descendiendo de forma constante hacia el estatus de «estado fallido». Este deterioro tendrá consecuencias nefastas para la región, especialmente para países vecinos miembros de ASEAN como Tailandia.

No se puede permitir que ASEAN siga legitimando e incentivando a la junta. La crisis de Myanmar es la crisis de ASEAN. El reloj corre para los dos.

Fuente original en inglés: https://www.irrawaddy.com/opinion/editorial/myanmar-peoples-disdain-asean-borne-pathetic-consensus.html