El 17 de junio de 1970, hace ahora cincuenta años, las autoridades franquistas apresaron al líder de la recién creada Organización Avanzada para la Liberación del Sáhara, Bassiri, tras una protesta en El Aiaún que reivindicaba el derecho a la independencia de la colonia. Fue detenido y nunca más se volvió a saber de él.
A la izquierda el líder independentista saharaui Bassiri. A la derecha, unas niñas llevan un retrato suyo
Treinta minutos. Este es el tiempo que dio el jefe de la Legión española en el Sáhara para que sus hombres hicieran y deshicieran lo que les viniera en gana para acabar con la protesta que una multitud de saharauis estaba celebrando, de modo pacífico, en el barrio de Zemla, en El Aiaún. Era el 17 de junio de 1970 y los saharauis allí concentrados, cuyo líder era Mohamed Sidi Brahim Basir (Bassiri), reivindicaban que el Sáhara no era ni español ni marroquí e instaban a las autoridades españoles a negociar con ellos un plan para una futura independiencia de la colonia. El plan contemplaba un período de transición de 10 o 15 años. Pero la respuesta de las autoridades franquistas duró treinta minutos de infamia, golpes, disparos y vergüenza histórica. Ni siquiera se conoce de manera oficial los muertos causados por las balas. Era el primer gran episodio que mostraba el nacimiento de un nacionalismo saharaui alejado de la sociedad tradicional y la dictadura franquista mostraba su cara más sangrienta y violenta.
Pero la represión no terminó ahí. Esa misma madrugada las autoridades franquistas detuvieron a cientos de saharauis. Buscaban al responsable de aquella manifestación y lo encontraron. El líder de la Organización Avanzada para la Liberación del Sáhara (OALS) fue detenido en una casa cercana. Bassiri había sido advertido de qué podía ocurrirle si le detenían. De hecho, le ofrecieron huir y salir del territorio. Pero no lo hizo. Aquella misma noche, a las 3 de la madrugada, fue detenido y nunca más se le volvió a ver fuera de la prisión. En realidad, nunca más se le volvió a ver. España difundió que había sido expulsado a Marruecos e incluso distribuyó órdenes a sus funcionarios para que le detuvieran en caso de volver a la entonces provincia número 53. Pero todo apunta que era una farsa. Una pantomima. Bassiri había sido ejecutado.
Así lo cree y lo cuenta el periodista Tomás Bárbulo, autor de La historia negra del Sáhara española, que califica la ‘desaparición’ de Bassiri como un «crimen de Estado». «Todas las evidencias apuntan a que España mató a Bassiri. Lo que yo conseguí averiguar, a través del nuncio apostólico del Vaticano en el Sáhara, monseñor Erviti, es que Bassiri fue llevado al cuartel de artillería, lo metieron en el calabozo y una noche lo recogieron de noche y lo metieron en un coche que se fue en dirección a la playa. En un momento dado, le hicieron bajar del coche y caminar delante de los focos. Allí mismo lo mataron y lo enterraron entre dunas«, cuenta a Público el periodista e investigador.
Exactamente cincuenta años después de este «crimen de Estado» la Coordinadora Europea de Solidaridad y Cooperación con el Pueblo Saharaui (EUCOCO) y la Asociación de Familiares y Amigos de Bassiri (AFAB) han lanzado una campaña para que España «asuma la responsabilidad que le corresponde como potencia administradora e inicie un proceso para aclarar la verdad, identificar a los culpables y reparar adecuadamente a las víctimas«. Su asesinato, al no haber aparecido todavía el cuerpo, no estaría prescrito.
El cofundador del Frente Polisario Salem Sidi Lebsir estaba aquel día en las protestas. Era sobrino de Bassiri y también su secretario personal hasta su desaparición. Fue, por tanto, uno de los fundadores de la Organización Avanzada para la Liberación del Sáhara. En una entrevista con el profesor de antropología de la Universidad Autónoma de Madrid Juan Carlos Gimeno, el que fuera secretario personal de Bassiri cuenta cómo, desde la clandestinidad, fue tomando forma el germen del movimiento de liberación nacional saharaui.
«Todas las evidencias apuntan a que España mató a Bassiri», señala el periodista Tomás Bárbulo
«Una tarde la radio de Londres dijo que los dos periódicos, el The Guardian y el The Times dieron una información sobre el futuro del Sáhara, que decía que lo iban a repartir entre los países vecinos. Anteriormente ya habían dado Sidi-Ifni o Tarfaya… Esa tarde nos reunimos un grupo de jóvenes en casa de una amigo. Empezamos a hablar sobre la información de qué iban a hacer a partir de entonces con el Sáhara y nos preguntábamos: ‘¿Qué vamos a hacer?'»
La respuesta a la pregunta la tenía Bassiri. El joven, que había nacido en Marruecos y estudiado Periodismo en Egipto y Siria, tenía bien claro que el objetivo era luchar por un Sáhara libre de España y de Marruecos, un Sáhara libre y dueño de su destino. Pero no era fácil poner una estrategia política en marcha. La creación de partidos políticos estaba prohibida y también hablar sobre política y, por supuesto, criticar la dictadura franquista.
«Cada noche hacíamos encuentros. También empezamos a reclutar a gente, a través de amigos y familiares nada más. El miedo existía y los obstáculos eran muchísimos. No sabes con quién puedes tener confianza. Después ya fuimos ampliando, a gentes de las oficinas, etc. Bassiri se fue al Aaiún a sensibilizar a la gente y a hacer encuentros, en uno de esos encuentros conoció a Jatri Said Yumani, el presidente de la Corte española en el Sáhara, y habló con él. Sus familias eran amigas. Se lo contó todo, le dijo que estaban haciendo un Frente para la liberación del Sáhara y que querían que él fuese el futuro presidente. Yo también hablé con Jatri, y él estaba de acuerdo. Ya teníamos una piedra en la mano», prosigue su relato el cofundador, tres años después, del Frente Polisario.
El 17 de junio de 1970 se presentó una oportunidad única para poner de relieve las peticiones del pueblo saharaui. La dictadura había organizado una manifestación proespañola en El Aaiun, donde estaban invitados los representantes de la sociedad saharaui para mostrar su apoyo y adhesión a la colonización española. Ese mismo día, a la misma hora, a apenas cien kilómetros de diferencia, la OALS convocó otra protesta para mostrar los deseos de independencia de la sociedad saharaui. El plan de Bassiri, de hecho, pasaba por establecer negociaciones con España para que en un período de alrededor de 10 o 15 años pudiera haber una independencia efectiva a través de la sustitución de los gobernadores de la metrópoli por saharuis y la entrega paulatina del territorio a sus habitantes. Salem Sidi Lebsir reconoce, de hecho, que muchos saharauis utilizaron los medios de transporte que las autoridades españolas habían puesto para llevar a los ciudadanos a la manifestación proespañola para acudir a la protesta proindependencia.
El plan de Bassiri pasaba por establecer negociaciones con España para que un período de unos 10 el Sáhara pudiera alcanzar su independencia
«Hicimos una comisión para dialogar con el Gobierno español. Mandaron un comandante, pero no hubo entendimiento. Vino otro, el gobernador militar, y nos dijo: ‘Nos comprometemos a contestar, pero requiere tiempo que el general lo firme’. Nosotros queríamos algo escrito, no de palabra. No hubo forma, la negociación fue hasta las 17 horas, lo intentaron todo para convencer a la gente: trajeron a jefes de tribu, a familiares, personas de edades diferentes… Pero la gente no se fue«, prosigue Salem Sidi Lebsir.
Una vez en este punto, la siguiente respuesta de las autoridades españolas fue la de la violencia y las armas. Bárbulo cuenta cómo el gobernador Pérez de Lema intentó disolver la protesta con la Policía Territorial, pero no lo consiguió, y entonces decidió enviar a una compañía del Tercio. Al mando de ellos estaba Carlos Díaz Arcocha, que después sería jefe de la Ertzaintza hasta su asesinato por parte de ETA en 1985. «La manifestación se deshizo y hubo muertos aunque nunca se ha dado cifra oficial, pero parece que hubo más de diez. En el parte oficial decían que los legionarios dispararon al aire y no a matar, pero eso siempre pasaba con la Policía franquista», prosigue Bárbulo.
La gran duda, 50 años después de estos sucesos, es si la sociedad española y saharaui conocerá qué ocurrió con Bassiri, el nombre de quién o quiénes decidieron su desaparición y quiénes organizaron una campaña de desinformación y propaganda para ocultar su desaparición. Bárbulo explica que los documentos disponibles en el Archivo General de la Administración sobre estos episodios están fechados con más de un mes de diferencia con la protesta y detención de Bassiri, por lo que no son fiables: «Tiene pinta de que destruyeron la documentación y fabricaron otra después«. También avanza que se desconoce qué puede tener el Estado clasificado sobre este asunto y si optará por su desclasificación cincuenta años después del suceso.
«La desaparición de Bassiri permite comprender determinadas prácticas del régimen de Franco como la desaparición de personas o el uso de la Legión contra población civil», explica el profesor de la Universidad Autónoma Juan Carlos Gimeno. Pero, además, este suceso también dice mucho de la amnesia que se instaló en la democracia nacida en 1978. Desde entonces, España no ha desclasificado ningún documento sobre este asunto ni aportado nueva información. Nada. Se desconoce absolutamente todo sobre qué pasó con Bassiri. En opinión de Gimeno y también de la Coordinadora Europea de Solidaridad y Cooperación con el Pueblo Saharaui, el Gobierno de España tiene una oportunidad única para demostrar que algo ha cambiado.
El movimiento solidario con el pueblo saharaui reclama a España que haga pública toda la información sobre la desaparición de Bassiri
«Un Gobierno como este puede demostrar una mayor transparencia con sus documentos históricos y, además, intentar modificar la Ley de Secretos Oficiales de 1968. Además, creemos que el pueblo saharaui tiene derecho, como pueblo colonizado, a tener acceso a todos los archivos históricos de la metrópoli sobre ellos. Deberían entregarle una copia de todo el archivo histórico», expresa Gimeno.
De momento, no obstante, no hay signos de un posible cambio. El último ‘revés’ del Estado español, que en 1975 abandonó al pueblo saharaui a su suerte, se produjo hace tan solo unas semanas cuando el Tribunal Supremo negó la nacionalidad de origen a los nacidos en el Sáhara Occidental antes de 1975, cuando era colonia española y las autoridades la definían como la provincia 53.
«La sentencia del Supremo es un disparate. Viene a decir que la Ley de descolonización decía que los saharauis dejaban de ser españoles a menos que ellos lo solicitaran y que tenían un año para hacerlo. Pero es que nadie puede quitarle la nacionalidad a un español o española. No está permitido. No está recogido en las leyes. Esas personas nacieron en lo que el Estado español consideraba una provincia española. Es un disparate y una cabronada. Otra más», sentencia Bárbulo.