Recomiendo:
0

El estado de las cosas en el año 2015

Fuentes: Poistine

Traducido del ruso para Rebelión por Arturo Marián Llanos

El período histórico en el que nos corresponde vivir es la época que le toca a una sola generación de cada 20. Es el período en el que la sociedad global como serpiente cambia de piel. En el mundo suceden los movimientos tectónicos convulsos, porque en el umbral tenemos a la nueva formación socio-económica, por utilizar el anticuado, pero a ratos todavía adecuado lenguaje marxista.

Cambios parecidos por su alcance ocurrían cerca del año 1500: se había acabado la Reconquista en la Península Ibérica, comenzaba la absorción del Nuevo Mundo. Europa sufría la fiebre del Renacimiento, cuyos impulsos provenían de los intelectuales bizantinos que huían de los otomanos. El feudalismo se estaba acabando, el viejo catolicismo había muerto y la conciencia religiosa se había polarizado entre la Reforma y la Contrarreforma. En Asia Anterior se afianzó la Sublime Puerta que inició su marcha hacia los Balcanes y el Mediterráneo. Irán volvió a resurgir como un gigantesco Estado independiente después de siglos de coma político. En el panorama geopolítico había aparecido el imperio de los Grandes Mogoles en el norte de la India. Y todo ello junto constituyó un solemne preámbulo para la futura fealdad del capitalismo.

Ahora estamos a punto de una conversión semejante, ya se han ensayado por vía experimental distintas versiones del totalitarismo y anarquía, del socialismo de cuartel y de todo tipo de «rostros humanos». Pero lo más importante que ocurre ante nuestros ojos y con nosotros: el hombre deja de ser «la medida de todas las cosas», en la que se había convertido hace 500-550 años, después de un largo período de concentrada modestia y la comprensión de que su lugar en el orden de las cosas es más o menos «Nº8″…

Si miramos a la sociedad mundial como si fuera una sociedad de accionistas tendremos a dos grupos de socios mayoritarios – el primero y el segundo, a continuación veremos a un grupo de socios minoritarios; por último, abajo del todo, digamos que a los «proletarios» que no tienen derecho al voto porque no disponen de ninguna acción dentro del paquete de acciones. Los mayoritarios número 1, los poseedores del 50% de las acciones son el Club Liberal con el cuartel general situado en los EE.UU. El Club Liberal se ha convertido en la fachada del Sistema a partir de 1945.

Los mayoritarios número 2 son el Club Tradicionalista, que tiene 25% + 1 acción. Hace cien años eran los dueños únicos de todo el paquete de acciones, pero las guerras y las revoluciones los han arrinconado bastante. Naturalmente su objetivo principal es la revancha.

Por debajo de ellos están los socios minoritarios, poseedores de 25% menos una acción y que incluyen: a) a la judería mundial organizada que se apoya en «Israel» b) a los especuladores financieros que se apoyan en el Fondo Monetario Internacional c) al crimen organizado mundial d) a la burocracia internacional. Los primeros dos representantes de este grupo: judíos y especuladores apoyan a los liberales, mientras que el crimen organizado y la burocracia internacional apoyan a los tradicionalistas (utilizo el término «tradicionalistas» en vez de «royal», dado que este segundo término oscurece la esencia de la cuestión; porque la base de este club es la metafísica y la conexión con el factor sobrehumano y no su estatus jerárquico social).

Por debajo de los minoritarios se encuentra la larga fila de los desposeídos sin derechos: las burocracias nacionales y el Club Radical que se mantiene aparte. Dentro de las burocracias nacionales existe un grupo de países con un pasado histórico imperial y bastante musculatura. En un momento dado Rusia intentó convertirse en el líder de estos países (China, Irán, Turquía), su objetivo consistía en crear un cierto caos, una desestabilización sobre el fondo de la crisis general para intentar mediante un avance rápido y el lanzamiento, al estilo del baloncesto, salir de los «proletarios» y colocarse entre los minoritarios, llevando consigo a otros desgraciados que se hubieran arriesgado a apostar por el Kremlin… esa misma China, por ejemplo.

Si esta maniobra hubiera triunfado, del «nido» de los socios minoritarios se hubieran caído en «la nada» los judíos y los financieros, mientras que los «nuevos imperialistas» que ocuparían su lugar pensaban orientarse hacia el Club Tradicionalista, cosa que quedaba patente a nivel de Kremlin por los intensos contactos con las viejas casas monárquicas europeas y el repentino interés por la «espiritualidad» por parte de los comunistas chinos.

Entonces todo el grupo de los socios minoritarios se hubiera puesto del lado de los tradicionalistas añadiendo sus 25% – 1 acciones a las 25% + 1 acción de los socios mayoritarios de segundo nivel. En este caso los liberales y los tradicionalistas tendrían los mismos paquetes de acciones, por lo que la disputa irremediablemente tendría que resolverse a través de la Tercera Guerra Mundial, que de probable pasaría a ser inevitable.

También hay que recordar que fuera quedaría gran cantidad de «países-objetos», cuyas burocracias nacionales solo pretenden sobrevivir obedeciendo al amo. La mayoría de esos países seguiría a los «imperios» – socios minoritarios, porque con el derrumbe del liberalismo mundial tendrían una oportunidad (¡ilusoria!) de quedarse con algo.

Por último, tenemos al Club Radical que también hubiera podido aumentar su valor si los liberales y los tradicionalistas se hubieran igualado. ¿Pero qué ha pasado en realidad?

Como sabemos, Rusia no logró agarrar el pescadito de entre las aguas cual si fuera una gaviota de blancas alas para ocupar su lugar entre los socios minoritarios. Los liberales han ofrecido una dura resistencia a las ambiciones del Kremlin, comprendiendo que el aumento real del estatus de Rusia en la tabla de los ranking mundiales les debilitaría considerablemente. Los tradicionalistas tampoco supieron prestar un serio apoyo a Vladímir Vladímirovich Putin. Hemos podido ver un ambiguo movimiento a favor de Rusia por parte de no se sabe qué «derecha», de los populistas como «Yobbik», Marin Le Pen… ¡pero no se trata más que de basura marginal! Los verdaderos pilares del «viejo orden» permanecieron impasibles y aguantaron la pausa parecidamente a cómo en su momento el intento de los «liberales» de extrema derecha del Reich de ofrecer una alianza a los tradicionalistas a través de la institución de la monarquía británica literalmente se quedó colgando en el aire (el vuelo de Rudolf Hess a Escocia).

¡Después de perder en la Primera Guerra Mundial, los tradicionalistas únicamente apuestan sobre seguro!

La situación de Rusia ha empeorado bruscamente incluso dentro del estatus de desposeídos y sin voz que tenía antes de la anexión de Crimea. Pero además se ha complicado bastante (todavía no de manera catastrófica, pero no es más que el comienzo) la situación de China. Para optar al grupo de socios minoritarios la RPCh tiene incluso más de una «crimea». Está el Taiwán y unas cuantas islas… Sin embargo ahora se ha iniciado en China el proceso que en un año o dos podría dejarla fuera de juego como factor político.

No obstante la derrota de los aventureros de la burocracia nacional, incluso el hecho mismo de que intentaran subir de escalón, dejó huellas en el subgrupo de los socios minoritarios. Constatamos que la posición de la judería mundial que se apoya en «Israel» se ha debilitado mucho. El Estado judío ha descubierto que es un segundón con respecto al cuartel general del liberalismo de los EE.UU. (y eso que los judíos, incluidos los «progresistas», durante décadas se inflaban y asustaban al mundo político con lo imbatible del lobby sionista). «Israel» en su versión de derecha catastróficamente no conseguió que el Congreso bloqueara a Obama en la cuestión de Irán. ¡Lo que significa que el rey en realidad está desnudo!

Hay que darse cuenta de que el tema del Estado judío es inseparable de la cuestión palestina, pues se trata del tándem psicopatológico «víctima-verdugo». A partir de 1948 la judería aparece como el monstruo y carcelero que vigila los restos del pueblo palestino que no ha emigrado. A la vez y como ocurría con Zaches (personaje del cuento grotesco de E.T.A. Hofman – N. del T.) el Estado judío se había convertido en el «chiquitín» al que no permitía mirar mal toda la sociedad liberal mundial con los Estados Unidos a la cabeza. Baltasar arrancó tres pelitos rojos a Zaches y el mundo descubrió al repugnante y malvado enano que era en realidad.

El problema, a primera vista paradójico, es que paralelamente a la marginalización de «Israel» (y de la judería en general) también ha sido marginada Palestina.

No podemos tocar un tema tan importante sin dedicarle al menos algunas consideraciones. A lo largo de los 70 años, el complejo «víctima-verdugo» donde se cerraban uno contra otro, «Israel» y Palestina se había convertido en el punto de unión de las fuerzas antiradicales y antiislámicas dentro del espacio del mundo musulmán. A primera vista podría parecer que tal afirmación contradice los hechos conocidos. Aquí se podría recordar al grupo Baader-Meinhof, y al Ejército Rojo japonés… Por último, tenemos a Carlos Ramírez Sánchez, quien sigue encerrado en una cárcel francesa…

Sin embargo un estudio más atento muestra que la causa palestina se había convertido en la base política sobre la que se levantaba la legitimidad del panarabismo secular, del «posislamismo» que posaba en el papel de oponente del sistema neocolonialista occidental, siendo en realidad su consecuencia e instrumento político.

La Unión Soviética, el campo socialista necesitaban, y mucho, apoyarse sobre esa dicotomía «víctima-verdugo». Irán ha relevado al campo comunista en este papel. La apelación a Palestina es lo único que permite ocultar el candente absurdo del clericalismo que pretende hablar en el nombre del Islam.

¡Pero, al fin y al cabo, existe HAMAS! Sí, durante algún tiempo el Movimiento Islámico de Palestina ayudaba a establecer un puente del falso «antiimperialismo» soviético al mundo islámico propiamente. Precisamente por eso la Sociedad Global se mantenía firme en su negativa a reconocer la legitimidad de HAMAS y el apoyo de Irán no era suficiente para convertirlo en un factor efectivo. Pero después, la debacle de los «Hermanos Musulmanes» en Egipto y la guerra civil en Siria le han quitado actualidad a HAMAS.

Es por lo que los jihadistas radicales no mencionan el problema palestino: hasta el día de hoy este tema sigue siendo un argumento existencial del flanco liberal izquierdo del viejo orden (1945-2015).

Aún no hemos terminado con el subgrupo de los socios minoritarios. Sobre el fondo del fuerte debilitamiento de la judería y la marginación del tema «palestino» liberal-izquierdista se ha reforzado (aunque por poco tiempo) la posición de los especuladores que apuestan por el dólar. Los asustados propietarios de los recursos financieros huyen al dólar como al puerto, protegido contra la tormenta que se avecina. Los especuladores constituyen el ala liberal derecha. De esta manera el debilitamiento de «Israel» y el reforzamiento de los financieros, más o menos vuelven a equilibrar la posición general de los liberales. Por poco tiempo, porque los financieros están condenados a derrumbarse, mientras que el debilitamiento de la judería mundial es algo sistémico a largo plazo, cosa que, naturalmente, interesa al Club Tradicionalista.

Prosigamos. La burocracia internacional que entra en el subgrupo, como resultado de la crisis política provocada por Rusia, también ha perdido muchos puntos. Ha crecido la virtualidad, o más sencillamente, su carácter efímero con el fondo de la, cada vez más problemática, aplicación del derecho internacional y el proceso paralelo de la rotura en varias direcciones de la unidad europea. Grecia, Portugal, Italia, la amenaza de Gran Bretaña de abandonar la UE, la llegada de Corbyn a la dirección del Partido Laborista, la histeria desatada alrededor de los refugiados: todo eso junto convierte a la burocracia internacional de Bruselas y a la camarilla de Ban Ki-moon en algo que no va al paso de la Historia (¡cuando todavía hace nada parecía que la burocracia internacional era una fuerza corporativa mundial invencible en su crecimiento!).

Por cierto, el escándalo con los refugiados que claramente tiene un carácter provocado y artificial, se debe a que la burocracia de Bruselas está confusa y ha perdido el control. Las administraciones nacionales de Europa del Este, que no hace mucho se arrastraban por los suelos para meterse en la «casa común», aprovecharon esta circunstancia para desplegar una amplia ofensiva contra Bruselas. Claro que detrás hay unos organizadores. Hacía falta organizar y financiar el alambre de espino, los gases lacrimógenos, las multitudes de periodistas, el enfoque interesado del tema y muchas otras cosas. Pero lo más importante es que las administraciones nacionales, que siguen dentro de su estatus de «proletarios sin derechos», intentan darle un puntapié a aquellos que pertenecen a un escalón mucho más alto del sistema mundial. ¡Lo que en la práctica podría llevar a la burocracia de Bruselas, como corporación, al colapso!

El único que ha permanecido todo el tiempo estable dentro de los socios minoritarios ha sido el crimen organizado. Pero debido al empeoramiento total de las posiciones de los minoritarios también ha crecido su dependencia de los factores externos, que antes podía ignorar. El crimen utilizaba de manera efectiva a la judería organizada y a la burocracia internacional, pero dado que ambos se han desplazado hacia el arcén, para el crimen se complican las condiciones (particularmente, la ofensiva general contra el dinero en efectivo, que se ha hecho posible precisamente ahora, complica mucho el trabajo con el «dinero negro»).

El cambio más importante, tal vez el principal, es que a lo largo de la, digamos, «crisis rusa», en el grupo de los socios minoritarios lograron entrar aquellos a los que nadie esperaba – los radicales. El Estado Islámico, como cierto instrumento del Club Radical, se ha quedado con un porcentaje de las acciones de los paquetes, ya algo más flacos, de los mencionados minoritarios. En términos estrictos, ahora el grupo minoritario, aún contando que en su seno sigue la judería mundial, ya no tiene el 25% – 1, sino solamente el 20%. El 5% fue a parar a los radicales, que de esta manera se convierten en jugadores que tienen «voz».

De manera que los minoritarios hoy se componen de cinco sujetos: judíos y burocracia se han debilitado mucho, el crimen organizado ha perdido en cuanto a la influencia y el margen de maniobra, los financieros se han fortalecido a corto plazo, pero lo más importante es que el nuevo socio del subgrupo minoritario – los radicales – representan un factor completamente impredecible. Representan el tercer club independiente. No tienen dueño. Tan solo tienen posibles compañeros de viaje, pero en general los liberales los ven hoy como una amenaza, en primer lugar, para ellos, mientras que los tradicionalistas no están preparados para la confrontación directa con los radicales y de momento no la desean.

Es por lo que los EE.UU. aprovecharon el estatus del jugador que ha perdido, Rusia, para enviarla a luchar contra el Estado Islámico. Por otro lado, está claro que el Kremlin está muy irritado con el E.I. porque ha ocupado exactamente el lugar con el que contaba Rusia al anexionar a Crimea.

Una importante consecuencia del acceso de los radicales a la liga de los jugadores minoritarios ha sido el «giro a la izquierda» que podemos observar en el área de la influencia política del Club Liberal. La aparición del candidato «socialista» a la presidencia de los EE.UU., la repentina victoria de Jeremy Corbyn en el Partido Laborista británico, la activación del discurso de izquierda, provocado por la campaña interesada en torno a los refugiados en Europa – todo ello da fe de que los liberales se han dado cuenta del peligro de que el Islam político ocupe el espacio vacío dejado por el discurso marxista que se ha hundido. Ahora el Club Liberal intentará revivir los huesos disecados de su antiguo flanco izquierdo para azuzar al «fantasma del comunismo» contra el Islam radical y el radicalismo antisistema en sentido amplio.

2015 es de hecho el último año de la vida pacífica, porque ni el este de Ucrania, ni Siria con Iraq, ni otra decena de puntos calientes, incluso todos juntos, conforman la verdadera guerra mundial. Una guerra mundial no es una cosa tan sencilla. La invasión de Polonia por parte de Alemania, desde el punto de vista de escalada militar, era seguramente un acontecimiento más pequeño que la guerra en Ucrania o el ataque de los EE.UU. contra Iraq en 2003. ¡Y sin embargo supuso el comienzo de la Segunda Guerra Mundial! ¿ Por qué? Porque este acontecimiento era imposible mantenerlo dentro del marco específico del tiempo y lugar. Fatalmente, desencadenaba la reacción de los otros sujetos. Los Estados Unidos no piensan suministrar «armas letales» a Ucrania, en Iraq tampoco quería meterse nadie, por ejemplo, para defender a Saddam: ni Rusia, ni China. Asad, que tiene presuntos aliados en Moscú y Teherán, tampoco se convierte en la causa de que todos, desde el Polo Sur hasta el Polo Norte, se deslicen irreversiblemente hacia la violencia. Y sin embargo ese acontecimiento está a punto de suceder. Habrá un lugar, similar a Polonia o Serbia, que uno ni siquiera recuerda de buenas a primeras, que al ser tocado pondrá en marcha el mecanismo de la violencia global. A lo mejor será Jerusalén, a lo mejor los Países Bálticos…

La humanidad ya no es la misma del último siglo. Ahora es posible que la guerra se desate por un impulso puramente religioso. El Espíritu vuelve a la Historia después de estar deambulando durante los últimos quinientos años por otros mundos.

Fuente: http://www.poistine.org/2015