Introducción e hipótesis
Introducción
La nueva guerra fría declarada por Estados Unidos (EEUU) contra Rusia y China, implica un nuevo escenario geopolítico global, que inaugura con dimensiones catastróficas la guerra en Ucrania. La OTAN se redimensiona y el afán bélico trasciende el conflicto Rusia-Ucrania y tiende a abarcar todas las relaciones internacionales.
El 24 de febrero de 2022 se inició en Ucrania la “operación especial”, dos semanas después, The New York Times afirmaba: «La OTAN se ha revitalizado y Estados Unidos ha recuperado un liderazgo que algunos temían que se hubiera desvanecido en Iraq y Afganistán”.
La añorada “autonomía estratégica” de la Unión Europea (UE), ha quedado subordinada a la geopolítica imperial de Estados Unidos, que aspira a impedir el intercambio económico y comercial de Rusia con la UE, que tiene intereses comerciales y geopolíticos distintos a EEUU.
Ahora de lo que se trata es de buscar caminos alternativos a una guerra prolongada o a una tercera guerra mundial, de carácter nuclear, tomando la senda de la negociación y la construcción de la paz.
Para alcanzar la paz en la Guerra Rusia-Ucrania es necesario retomar negociaciones que impliquen la neutralidad de Ucrania y su no pertenencia a la OTAN, para que así este país deje de ser rehén y víctima de la estrategia militar de EEUU.
A esto se añaden, las tensiones entre EEUU y China con respecto a Taiwán y el Mar de China, en una escalada que rebasa la guerra tecnológica y comercial iniciada por Trump en su primer período presidencial y continuada por Biden.
Han fracasado las medidas de asfixia y bloqueo económico contra Rusia puestas en práctica por la OTAN y por Occidente: se frustra la estrategia imperial de EEUU –que tiene apoyo bipartidista- para derrocar a Rusia y enseguida atacar a China.
En forma paralela, avanza un proyecto global liderado por los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Luego se incorporaron Irán, Egipto, Etiopía, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos. Tras esta primera ampliación los BRICS representaban el 45% de la población mundial y el 36% del PIB. Más adelante se incorporaron como socios: Argelia, Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Indonesia, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Turquía, Uganda, Uzbekistán y Vietnam.
No hay obstáculos para que los países miembros de los BRICS puedan seguir cooperando con Occidente, pero su prioridad, parece ser, su desarrollo independiente de los instrumentos comerciales occidentales.
Además, Rusia, China y la India, estudian crear una nueva moneda como alternativa al dólar.
Por otra parte, el acuerdo entre Arabia Saudita e Irán promovido por China (marzo, 2023), modifica la geopolítica del Medio Oriente: es posible la coexistencia entre suníes y chiitas para alcanzar objetivos comunes, cosa que también se ha observado en Siria tras ser derrocado Bachar el Asad.
El sábado 9 de septiembre de 2023, en la reunión del G20 en India, EEUU y la UE anunciaron la puesta en marcha de dos nuevos mega-proyectos: el Corredor Económico India-Oriente Próximo-Europa y el Corredor Transafricano, ambos proyectos son un intento, de EEUU y la UE, de ofrecer una alternativa a la Franja y la Ruta de China.
Por otra parte, el ocaso de la globalización, la crisis de la hegemonía de EEUU y del neoliberalismo, ocurren en forma paralela a la derrota del “Occidente colectivo”. Sin embargo, esto no está ocurriendo con la victoria de procesos progresistas y de izquierda, sino mediante la reafirmación de los estados nacionales, de los nacionalismos y el ascenso de las derechas. Incluso comienza a tomar forma una transnacional de la extrema derecha que lidera Trump, en alianza con sectores tecnológicos de Silicon Valley como Elon Musk y Peter Thiel; y que ya tiene aliados en América Latina –la Argentina de Milei- y también miembros –Italia- y aspirantes –AfD en Alemania, Agrupación Nacional en Francia…- en la UE.
Hipótesis
Hipótesis 1: La Tercera Guerra Mundial comenzó cuando el presidente de EEUU, Joe Biden, autorizó a Ucrania a lanzar sobre Rusia misiles de largo alcance. Dependerá de varios factores el que ahora el conflicto escale o no hacia una Tercera Guerra Mundial (TGM) de índole nuclear.
Hipótesis 2: Hemos pasado de los intentos de construir una cultura de paz de los 90s a una competencia geopolítica cada vez más peligrosa.
Hipótesis 3: Lo anterior obedece a que EEUU, pese al obvio declinar de su hegemonía, está liderando una cruzada del “Occidente Colectivo” y de un “orden mundial” basado en sus reglas, contra China y Rusia, e incluso contra todos aquellos actores del “Sur Global” que buscan alternativas a su hegemonía en espacios como los BRICS.
Hipótesis 4: Esto da lugar a una incertidumbre creciente. No sabemos qué acciones adoptará el Presidente Trump. Podría tomar acciones que nos acerquen cada vez más a una TGM de carácter nuclear, o bien pudiera proceder a negociar los conflictos en Ucrania y el Medio Oriente. O bien adoptar un enfoque híbrido en que se negocie la paz en Ucrania y se permita a Netanyahu seguir escalando el conflicto en el Medio Oriente. Por otra parte, tampoco sabemos si se adentrará en una guerra de aranceles con China o buscará fórmulas negociadas al respecto de las relaciones políticas y comerciales entre EEUU y China.
Tendencias, amenazas globales e incógnitas
1. Tendencias
Se está produciendo un realineamiento geopolítico –hasta ahora hegemonizado por EEUU y el “Occidente Colectivo”- hacia Eurasia (China, Rusia) y el “Sur Global”. El tránsito hegemónico del poder Imperial del Reino Unido a la Geopolítica Imperial de EEUU, al concluir la segunda guerra mundial, se produjo mediante los Acuerdos de Bretton Woods, que pusieron en marcha un nuevo orden económico mundial liderado por EEUU. El liderazgo económico en Occidente –y en gran medida a nivel mundial mediante el FMI y el Banco Mundial– y también el político, pasó en Occidente, en forma no traumática, de una potencia anglosajona a otra.
Sin embargo, en la coyuntura actual, pese al inmenso poderío –en especial militar– que aún tiene EEUU, nuevos actores fuera del “Occidente Colectivo”, cuestionan de forma más o menos explícita su hegemonía.
- Un alto porcentaje de los partidos políticos en el poder afrontaron retos difíciles e incluso derrotas catastróficas en 2024, como vimos en Reino Unido y EEUU , fueron empujados a la cohabitación (Francia), o bien forzados a hacer coaliciones como en la India y Sudáfrica.
- Lo más probable es que la Guerra de Ucrania (GRU) concluya en 2025. Pero es probable que Trump de carta blanca a Israel en el Medio Oriente, para continuar con la política agresiva de Netanyahu apoyada por Biden y los neocons.
- China acelerará su política de creación de empresas fuera de China, como una forma de eludir las elevadas tarifas de EEUU y las restricciones de la Unión Europea (UE), con respecto a los vehículos eléctricos y otros bienes.
- EEUU abandonará sus políticas de control del cambio climático en gran medida, mientras China seguirá liderando las iniciativas para reducir las emisiones globales mediante paneles solares, autos eléctricos y otras formas de energía limpias.
- Si bien la inflación se ha controlado en el “Occidente Colectivo”, en especial en EEUU y la UE, la posible guerra de aranceles de Trump la traerá de vuelta y disparará el ya enorme déficit de EEUU.
- La IA (inteligencia artificial) y la creciente digitalización afectarán cada vez más determinados empleos y darán lugar a una enorme demanda de energía eléctrica.
- Si bien el turismo de masas continuará su expansión por los enormes dividendos que deja a algunos y los millones de empleos que crea, suscitará protestas cada vez más fuertes por sus efectos negativos para el medio ambiente y el encarecimiento desmesurado de la vivienda para los lugareños.
2. Amenazas globales
Entre otras muchas, hay que prestar atención, entre otras, a 7 amenazas globales:
- La inflación repuntará de producirse una intensa guerra de aranceles.
- La recesión amenaza en especial a la UE, por los enormes costos de la GRU y el no tener acceso a energía barata.
- Lo anterior pudiera producirse en el marco de una grave crisis climática –ya hemos visto algunos de sus efectos en 2024 con inundaciones e incendios de magnitud enorme– y energética, que pudieran ser aceleradas por los conflictos geopolíticos, entre otros factores.
- El nivel de deuda pública en todo el mundo es «muy elevado» y en 2025 superará los 100 billones de dólares (91,5 billones de euros), lo que equivale al 93% del PIB global, según el FMI.
- Aunque se alcance un acuerdo de paz en la GRU, esto implicará mucho trabajo diplomático y de negociación para restañar las heridas de la guerra y garantizar a Ucrania un acuerdo de seguridad sin entrar en la OTAN, mutuamente aceptable para este país y para Rusia.
- Los desacuerdos entre EEUU y China con respecto a Taiwán –lugar donde se producen el 60% de los chips del planeta y el 90% de los más avanzados– y al Mar del Sur de China pudieran escalar.
- Elon Musk –Director de eficiencia gubernamental– tendrá un efecto disruptor en el gobierno de Trump. El sudafricano ha afirmado: que despedirá al 70 por ciento de los empleados de la administración pública federal para reemplazarlos con inteligencia artificial. Además, introducirá inestabilidad en la UE y en el precio de las criptomonedas. Tal vez su destino pueda ser similar al de Steve Banon en la primera presidencia de Trump, que solo duró unas semanas en el gobierno. A muchos preocupa que Musk y Peter Thiel puedan ser solo la vanguardia, de un grupo encaminado a subordinar a los empresarios y creadores de Silicon Valley a las políticas de Trump, subordinación que ya ha llevado a cabo con las plataformas digitales de Musk y Zuckerberg e incluso de periódicos como el Washington Post.
3. Incógnitas
Entre otras muchas incógnitas geopolíticas hay 3 de especial importancia: la política exterior y la política económica y comercial que llevará a cabo el Presidente Trump; la posibilidad o no de aplicar en la UE las interesantes recomendaciones del Informe de Mario Draghi; y la posición que adoptarán China, Rusia y el “Sur Global”, ante una política exterior agresiva de Trump, o bien a elevadas tarifas comerciales que impliquen una grave afectación económica.
3.1. En nuestra hipótesis 1 hemos afirmado que la Tercera Guerra Mundial comenzó cuando Biden autorizó a Ucrania a lanzar sobre Rusia misiles de largo alcance. El que el conflicto escale o no hacia una Tercera Guerra Mundial (TGM), dependerá de las acciones que adopte Trump en su política exterior.
Desde el inicio de la GRU, Ucrania –inducida por la OTAN que dirige este conflicto en el que Ucrania es solo un “estado vasallo”- ha querido ampliar el conflicto, pues sabe es imposible que gane sola contra Rusia. Esta guerra ha sido una guerra con la OTAN -y por ende con EEUU- desde el inicio. Pero esto solo se ha hecho totalmente evidente al autorizar atacar a Rusia con misiles, poniendo a prueba las declaraciones de Putin con respecto a las armas nucleares. Este paso arriesgado se ha adoptado por la OTAN debido a que sabe que tienen perdida esa guerra. Putin alertó de inmediato: “la escalada constante puede tener consecuencias graves”.
Además, Rusia ordenó levantar la prohibición de despliegue de misiles nucleares y anunció que abandonaba el acuerdo INF sobre armas nucleares de alcance intermedio, que ya EEUU había abandonado en 2019 por iniciativa de Trump. Lavrov recordó que el START (último tratado sobre armas nucleares) expiraba en febrero de 2026.
Ya en nuestro artículo publicado en el libro ¿Hacia la tercera guerra mundial? (El Viejo Topo 2024) hemos analizado las raíces históricas de la guerra de Ucrania (GRU) y su desarrollo hasta el otoño de 2023.
Ahora solo queremos enfatizar algunos aspectos al respecto y recordar que este conflicto se produce en el marco de la derrota global de Occidente, derrota que es analizada con maestría por Emmanuel Todd en el libro del mismo nombre.
La supervivencia de EEUU depende de un adecuado uso y control de sus “aliados”, -moderna forma de vasallaje que ha ejercido en forma muy directa con Ucrania– y de sus protectorados militares de Alemania, y Japón, entre otros, esto es, los derrotados de la Segunda Guerra Mundial.
En los últimos meses han ocurrido hechos de especial relevancia: se lanzó el misil hipersónico Oreshnik por parte de Rusia, en respuesta al uso de misiles occidentales de largo alcance en territorio ruso; se firmó por Rusia un acuerdo de “colaboración estratégica” con Corea del Norte, que implicó la participación inmediata de soldados coreanos en la GRU en los territorios de la zona de Kursk, donde habían penetrado fuerzas ucranianas; y fue derrocado Bashar al Assad en Siria, en una ofensiva de 11 días liderada por el líder rebelde Al Julani (nombre de guerra) -su nombre real es Ahmed Husein al Shara- al frente del grupo Hayat Tahrir al Sham (HTS), que tiene su origen en la rama siria de Al Qaeda, pero que se ha mostrado moderado y pragmático.
Los beneficiados han sido EEUU e Israel y los perjudicados en la geopolítica han sido Rusia e Irán. Rusia está en conversaciones con los nuevos gobernantes de Siria para conservar sus dos bases militares estratégicas en la costa del Mediterráneo. Irán se ve más afectado, pues ve interrumpida la ruta de sus armas en el Medio Oriente hacia sus aliados de Hamas y Hezbolá.
En resumen: la guerra entre potencias nucleares en Ucrania implica una escala de enfrentamiento nunca vista en la Guerra Fría. Aunque no se envían tropas directamente, los países de la OTAN, y en especial EEUU y Reino Unido, envían ayuda financiera, armas y entrenan a las tropas ucranianas a gran escala. Se trata de algo mucho más grave que una Tercera Guerra Fría. Implica el inicio de una tercera guerra mundial que en cualquier momento podría adquirir carácter nuclear.
3.2. En la hipótesis 2 nos hemos referido a la peligrosa escalada de EEUU y de la OTAN, hacia una competencia geopolítica cada vez más peligrosa entre EEUU y potencias como China y Rusia. La geopolítica imperial de EEUU provocó la GRU y no dejo de dejar pasos para escalarla mediante la OTAN, con el objetivo de debilitar a Rusia para luego atacar a China. Con la presidencia de Trump pudieran producirse pasos para desescalar la GRU, pero nada garantiza esto. La caída de Assad muestra, que afirmar que Rusia tras Ucrania atacará otros países europeos es una falacia. Por falta de efectivos, Rusia no pudo impedir que Assad fuera derrocado por el líder yihadista.
Esta tercera década del siglo XXI se ha mostrado violenta. Se han producido guerras, no solo en Ucrania y el Medio Oriente, sino también en Etiopía, Myanmar y Sudán. En los 90s y a inicios del siglo XX se avanzó en la solución de conflictos, había una voluntad política al respecto. Ahora no es así. El último acuerdo de de paz de relevancia alcanzado fue el que se firmó en 2016 con las guerrillas colombianas. Hace 30 años, la ONU desempeñaba un papel clave en la solución de conflictos y guerras. Hoy no es así, pues su papel en la GRU, en Gaza y en el Líbano ha sido marginal, no ha podido impedir el genocidio de Israel, apoyado por EEUU, en Gaza y en el Líbano. El regreso de la competencia geopolítica ha convertido las guerras en un conflicto de suma cero. También potencias medias – como Turquía – han mostrado disposición a involucrarse en conflictos. Habría que comenzar a negociar cuando surja un conflicto y evitar su escalada y escuchar todas las partes involucradas en él. Es algo que la ONU lograba en épocas pasadas, pero ya no es así.
En resumen: la proliferación nuclear, la competencia geopolítica y su correlato de guerras y ciber-ataques, aumentan los riesgos globales, en un contexto de multipolaridad nuclear, en que ya no funciona la disuasión del MAD (destrucción mutua asegurada en caso de guerra nuclear) propio de la Guerra Fría y donde por el contrario se incrementan los focos de tensión y la incertidumbre estratégica.
3.3. En la hipótesis 3 analizaremos como EEUU, pese al obvio declinar de su hegemonía, está liderando una cruzada del “Occidente Colectivo” y de un “orden mundial” basado en sus reglas, contra China y Rusia, e incluso contra todos aquellos actores del “Sur Global” que buscan alternativas a su hegemonía en espacios como los BRICS.
La Guerra de Ucrania se produjo por varios factores cómo hemos analizado en nuestro mencionado libro ¿Hacia la Tercera Guerra Mundial? También autores como Jeffrey Sachs, Mearsheimer, Todd, Poch Feliu, Monereo, Borón y Carlos Eduardo Martins, entre otros, han explicado sus causas. Dicha GRU estalló por: la expansión de la OTAN, y el afán de EEUU de incorporar a Ucrania y Georgia; por el abandono del Tratado de Misiles Antibalísticos por parte de EEUU en 2002; debido a las operaciones de cambio de régimen por parte de EEUU en Serbia (1999), y en Ucrania (2014), mediante el apoyo de un golpe de estado contra el presidente Viktor Yanukovich.
Por otra parte, EEUU, previo a la GRU, desarrolló guerras en Irak (2003), Siria en (2011), y Libia (2011), países aliados de Rusia. EEUU y algunos estados europeos, impidieron que Ucrania implementara los acuerdo de Minsk I y II. Además, envío armas a Ucrania a partir de 2014 y colocó misiles Aegis en Polonia y Rumania. Apoyó, con armas y financiación, los ataques ucranianos en el Donbás después de 2014. EEUU no quiso negociar con Rusia a fines de 2021, cuando Putin presentó un borrador de propuesta de acuerdo de seguridad entre Rusia y EEUU para lograr la paz en Ucrania.
Jeffrey Sachs, diseñador del plan de transición económica tras el colapso de la Unión Soviética, afirmó en una entrevista en septiembre de 2024 que: “EEUU nunca quiso la paz con Rusia sino la prolongación de la guerra fría”.
Según Michael Klare (Sin Permiso, 5 de enero de 2025) “está garantizado que China pondrá al presidente Trump en un difícil aprieto esta segunda vez: puede optar por hacer tratos con Pekín y arriesgarse a verse tachado de apaciguador por los halcones en materia de China de su partido, o puede castigar y cercar aún más a Pekín, arriesgándose a un choque potencialmente violento y posiblemente incluso a una escalada nuclear. La forma en que decida resolver este dilema será sin duda la prueba de fuego más importante de su segundo mandato.”
3.4. En la hipótesis 4, hemos afirmado que la incertidumbre es creciente. El Presidente Trump podría tomar acciones que nos acerquen cada vez más a una TGM de carácter nuclear, o bien pudiera proceder a negociar los conflictos en Ucrania y el Medio Oriente. Podría negociar la paz en Ucrania y permitir a Netanyahu seguir escalando el conflicto en el Medio Oriente. Por otra parte, tampoco sabemos si se adentrará en una guerra de aranceles con China o buscará fórmulas negociadas, políticas y comerciales con este país.
Estamos ante 4 grandes transiciones que implican incertidumbre:
1. La crisis de las formas tradicionales de gobernanza del “Occidente Colectivo” (Bretton Woods), ONU, OMC, FMI, BM, G7, da paso a la emergencia de Rusia, China y el Sur Global. Se transita del neoliberalismo al proteccionismo. Se busca el desacople y privilegiar las producciones nacionales para depender menos de China y de cadenas de suministro volátiles en Suez y el Mar Rojo. Por otra parte, incrementa esta incertidumbre, que los objetivos de política económica enunciados por Trump, están en contradicción unos con otros: la rebaja de impuestos y la desregulación pueden impulsar el crecimiento (aunque aumentarán aún más la desigualdad), pero los aranceles comerciales (de 60% para China) y las restricciones migratorias (amenaza con expulsar 11 millones de inmigrantes), afectarán el desarrollo económico y generarán inflación. Tampoco se sabe como repercutirá en la economía el proyecto de reducción de gastos del gobierno federal que proponen Elon Musk y Vivek Ramaswany, desde un departamento ad hoc. O cómo afectarán las posibles medidas proteccionistas a China y a la UE, que solo crecerá un 0.8% en 2025 a diferencia de EEUU (2.5) según el FMI.
2. La globalización de la producción y el comercio de los últimos 40 años, está dando paso a políticas industriales nacionales y al proteccionismo.
3. Las COP para medidas contra el cambio climático, van a la zaga de las emisiones
4. La digitalización y la IA avanzan a gran velocidad sin regulaciones adecuadas, salvo en el caso de la UE. Esto se agrava al imponer Musk la desregulación, la privatización y la no eliminación de contenidos tóxicos en la red. El hombre más rico del planeta duplicó su fortuna con su respaldo a Donald Trump y aspira a controlar las comunicaciones mundiales a través de su empresa satelital Starlink. Musk es el modelo que Estados Unidos propone para competir con China.
En resumen: en 2025 aumentarán la inseguridad y la incertidumbre global debido a los conflictos geopolíticos, las tensiones comerciales, los retos climáticos, el incremento de las migraciones y la imprevisibilidad de Trump.
Distintos índices de riesgo se han hecho eco de esta incertidumbre, como el Economic Policy Uncertainty Index (EPU). Por otra parte, el GPR (índice de riesgo geopolítico) se ha situado en torno a los 150 puntos en 2024 (un 50% por encima de su promedio histórico, de 100 puntos). También The Economist en su número anual “The World Ahead 2025”, enfatiza estos riesgos y la creciente incertidumbre. En general, se habla de 2 posibles escenarios en el terreno geopolítico: uno en que no se encuentren fórmulas negociadas para solucionar conflictos como los de Ucrania, Medio Oriente y Sudán, así como un recrudecimiento de las tensiones entre EEUU y China con respecto a Taiwan y el Mar del Sur de China; y otro en que se alcance la paz mediante negociaciones en los mencionados conflictos y se avance en pasos de distensión, entre EEUU y China, en Taiwan y el Mar del Sur de China.
En el ámbito de las políticas económicas los ejercicios de prospectiva formulan 2 escenarios: uno en que EEUU imponga tarifas desmesuradas que impliquen una guerra comercial (Trump en la campaña dijo que aplicaría tarifas de un 10% a todos los productos que ingresaran en EEUU, de un 60% en el caso de China y de un 100% en el caso de México), y en el que disminuyan las inversiones; y otro en que se alcancen acuerdos comerciales con China que eviten la guerra de aranceles y que se incrementen las inversiones. También hay una cierta coincidencia en considerar que el periodo que se inicia con la guerra de Ucrania, y el genocidio de Israel y que ahora incluye las incógnitas de la presidencia de Trump, presenta muchos más riesgos, que toda la etapa que va de la caída del socialismo europeo a la Guerra de Ucrania 1989-2022.
4. Perspectivas de América Latina y el Caribe
Tras el neoliberalismo y el posneoliberalismo, parece iniciarse una “segunda oleada de gobiernos progresistas”. La región no desea ser rehén de la geopolítica imperial de Estados Unidos –que la considera prioridad por sus valiosos recursos naturales y hinterland para su seguridad al ocupar su “patio trasero”– que reivindica Trump; y se beneficia del espacio que brindan actores internacionales alternativos: UE, Rusia y en especial China.
Pero el problema de las izquierdas y los progresismo, es su falta de capacidad para quebrar los condicionamientos previos que imperan en la región: la desestabilización política impulsada por actores y organizaciones no gubernamentales financiadas por EEUU, como la National Endowment for Democracy, entre otras; la polarización social y política que generan las grandes plataformas digitales controladas por la derecha; la propiedad y predominio de las derechas en los medios de masivos de comunicación; la judicialización de la política (lawfare); y el control de los militares y los aparatos represivos por la derecha. A eso se añade elevados niveles de endeudamiento y la debilidad de los estados nacionales en la propiedad y explotación de nuestros recursos estratégicos. A estos factores negativos se añade: el equipo anti-latinoamericano designado por Trump –Marco Rubio y Mauricio Claver Carone– para desarrollar políticas acordes con una resucitada Doctrina Monroe.
Marco Rubio dijo, en una audiencia del Comité de Relaciones Exteriores en 2022, que China estaba ejerciendo influencia económica de una manera que perjudicaba a las economías de nuestra región y que además apoyaba a los carteles que exportan fentanilo y violencia a través de las fronteras estadounidenses. Y afirmó: “Simplemente no podemos permitirnos dejar que el Partido Comunista Chino expanda su influencia y absorba a América Latina y el Caribe en su bloque político-económico privado”.
Esta hostilidad de Rubio está acorde con. declaraciones de la actual jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, Laura Richardson.
Por otra parte, en sustitución de los Tratados de Libre Comercio (TLC), comienzan a utilizarse los “Memoranda de Entendimiento para Asociaciones Estratégicas sobre Materias Primas”. En ellos se incluye una lista de 16 “materias primas estratégicas” (como litio y cobre, entre otras) y 24 “materias primas críticas”.
A estos Memorandos y a sus acciones “legales”, podrían añadirse acciones militares, de acuerdo con las recientes declaraciones de Trump acerca de Groenlandia, el Golfo de México, Canadá y el Canal de Panamá.
En resumen: el dilema es que algunas de las izquierdas y de los progresismos, se apoyan en actores geopolíticos –China, Rusia– que no practican la dominación neocolonial como EEUU, pero otros, temen acciones comerciales agresivas, bloqueos, “no pueden” o no quieren desligarse de la hegemonía imperial norteamericana.
Conclusiones
China y los BRICS están desplazando hacia Oriente el centro del mundo. El “Occidente Colectivo”, liderado por EEUU, pretende impedirlo. Esta pugna ha adoptado una dimensión peligrosa en la guerra que libra la OTAN, liderada por EEUU, utilizando a Ucrania contra Rusia para debilitarla y luego atacar a China. Y usando a Israel para imponerse en el Medio Oriente. También se proyecta escalar el conflicto en Asia utilizando la alianza anglosajona Aukus integrada por EEUU, Australia y Reino Unido.
El autorizar Biden que Ucrania pudiera atacar el territorio de Rusia con misiles, fue cruzar una línea roja que marca, a mi juicio, el inicio de la Tercera Guerra Mundial. Dependerá de la política exterior del presidente Trump que se abandone la estrategia agresiva de los neocons, o bien que se siga escalando hasta llegar a la Guerra Nuclear.
Francisco López Segrera: profesor e investigador cubano. Doctor en Estudios Latinoamericanos (Sorbona). Vicerrector del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI), Cuba (1974-1988), Ha sido Profesor invitado de las siguientes universidades, entre otras: Oxford, Sorbona, University of California, Los Angeles (UCLA), Berkeley, Stanford, Riverside, Binghamton University, Kunming University of Science and Technology, Salamanca, Politécnica de Cataluña, UNAM, Externado de Colombia. Funcionario de UNESCO entre 1994 y 2002. Es autor de artículos y libros sobre Cuba, prospectiva y relaciones internacionales. Actualmente es Consultor de GUNI, ACUP, Barcelona y Profesor Titular Adjunto del ISRI, Cuba.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.