Este domingo, primero de abril de 2018, comienzan en la península de Corea, último reducto de la «guerra fría», las maniobras militares conjuntas de fuerzas de Corea del Sur y de Estados Unidos de Norteamérica (EEUU) en un ambiente que no tiene parangón en la historia, porque se van a desarrollar, si algo no se […]
Este domingo, primero de abril de 2018, comienzan en la península de Corea, último reducto de la «guerra fría», las maniobras militares conjuntas de fuerzas de Corea del Sur y de Estados Unidos de Norteamérica (EEUU) en un ambiente que no tiene parangón en la historia, porque se van a desarrollar, si algo no se tuerce, un mes antes de una inesperada e histórica reunión bilateral entre los líderes de EEUU, Donald Trump, y de Corea del norte, Kim Jong-un, tras largos meses de intercambio de insultos y amenazas recíprocas de ataques con armas convencionales y nucleares y coincidiendo, además, con la primera cumbre intercoreana en once años, entre el presidente del sur, Moon Jae-in, y el líder el norte. Kim Jong-un.
Oficialmente es una edición más de los ejercicios militares que cada año desarrollan conjuntamente las fuerzas de los dos países y que los coreanos del norte denuncian de manera recurrente como actos de guerra y preparación para una invasión de su territorio. El volumen de fuerzas participantes (23.000 efectivos de EEUU y 300.000 de Corea del Sur) acreditaría sobradamente que son unas maniobras como las de siempre, aunque probablemente serán eclipsadas por la irrupción de la diplomacia en una zona en constante tensión, agravada con la ruptura de relaciones entre las dos Coreas tras abandonar el régimen de Pionyang el Tratado de No proliferación Nuclear (TNP) en 1993.
Los más de 70 años de caminar en dirección contraria -el norte por la senda comunista y el sur por la vereda del capitalismo- han abierto un foso enorme de desconfianza entre los dos países, al borde siempre del enfrentamiento bélico. Corea del Norte, con la mitad de población que Corea del Sur, tiene el doble de militares en activo (1.200.000 frente a 630.000) y cuenta también con más tanques, con el doble de piezas de artillería, tres veces más submarinos y, según admiten ya los expertos, también con capacidad nuclear. Todo ello con un gasto de entre 6.000 y 10.000 millones de dólares (el 20% de su PIB) que en cifras absolutas representa solo la cuarta parte del presupuesto que Corea del Sur gasta en defensa con el 2,6% del PIB.
Corea del Sur supera a Corea del Norte en número de fragatas y destructores, dispone de equipamiento militar tecnológicamente más avanzado y cuenta para su defensa con el arsenal nuclear de EEUU, que, a la postre, es su mejor escudo.
Los movimientos diplomáticos de los últimos días entre las dos Coreas, el viaje a Pekín de Kim Jong-un para preparar con el presidente chino, Xi Jinping, las «cumbres» con Donal Trump y su homologo del sur, el seguimiento atento de Japón y el interés de la comunidad internacional por estos rápidos movimientos del tablero político han relegado el despliegue militar a un segundo plano, por no decir al olvido, aunque no se pueda descartar alguna eventual interacción entre la actividad política al más alto nivel y la dinámica de los ejercicios militares. El inesperado giro producido en las relaciones intercoreanas y de Corea del Norte con EEUU llegó a cuestionar incluso la posibilidad de suspensión de las maniobras, pero, finalmente, parece se ha optado por una solución ecléctica, saludar con esperanza el nuevo clima político, pero no olvidar que es mucho lo que separa hoy a las dos Coreas y, en consecuencia, mantener las maniobras.
El régimen de Pionyang ha bajado el diapasón en la critica a los ejercicios de este año y no es previsible que responda con el lanzamiento de misiles intercontinentales como otras veces, pero la desconfianza es patente. Una semana antes de que se pusiese en marcha el despliegue militar, los medios de Corea del Norte acusaron al gobierno de Seúl de torpedear el clima de distensión por el anunciado despliegue de «cazas furtivos» y la adquisición de 90 misiles tierra aire de largo alcance. Y en la misma dirección, el diario oficial del Partido Norcoreano de los Trabajadores se mostraba reticente con lo que entendía como contradicción de Corea del Sur: «las negociaciones y las maniobras para la guerra -sentenció- no pueden tener lugar al mismo tiempo».
Como la distensión, la confianza y la paz no se fabrican de la noche a la mañana, parece que los aliados surcoreanos y estadounidenses, siguiendo el aserto latino de Vegecio, «si vis pacem para bellum», han decidido mantener las maniobras militares previstas para que China, Corea del Norte y, Rusia de paso, vean que el músculo militar no duerme en Corea del Sur, lo que alivia también la zozobra de Japón.
Fuente: http://www.efedocanalisis.com/noticia/maniobras-ultimo-reducto-la-guerra-fria/