La República Popular China primero tuvo un partido y después la nación moderna. Lo que conocemos hoy como el gigante asiático sería muy distinto sin la organización política fundada hace 96 años por Mao Zedong. El país enfrenta ahora nuevos desafíos, pero se mantiene bajo la guía del mismo Partido Comunista que unificó la república, […]
La República Popular China primero tuvo un partido y después la nación moderna. Lo que conocemos hoy como el gigante asiático sería muy distinto sin la organización política fundada hace 96 años por Mao Zedong.
El país enfrenta ahora nuevos desafíos, pero se mantiene bajo la guía del mismo Partido Comunista que unificó la república, más de seis décadas atrás, y sentó las bases para sacar de la miseria a millones de personas y convertir a China en una potencia mundial.
Precisamente sobre esa organización, que posee más de 88 millones de militantes, estarán puesta todas las miradas cuando el venidero 18 de octubre comiencen las sesiones en Beijing del XIX Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCH).
Catalogado como uno de los acontecimientos políticos más importantes de este país, para el presidente y secretario general del PCCH, Xi Jinping, el cónclave ocurre en un momento crucial para el desarrollo del socialismo con características chinas y los esfuerzos por construir una sociedad modestamente acomodada.
Más allá de elegir al Comité Central, debatir y aprobar sus normas internas y dibujar las líneas del futuro político, económico y social del país, muchos expertos consideran que este congreso será diferente a los anteriores. Para conocer por qué, Granma conversó con Zhou Xinyu, un influyente académico chino, director adjunto del Centro de Estudios de Diplomacia Pública de la Universidad de Estudios Extranjeros de Beijing.
En el congreso, en el que participarán más de 2 200 delegados de todos los sectores y etnias, además de analizar el funcionamiento interno del Partido, se hará un resumen sobre las políticas más importantes que desarrolló China en los últimos cinco años, pero lo más relevante es que se dirá cómo continuar en términos de desarrollo económico, militar, educación, diplomacia; decisiones que impactarán en la realidad china pero también en el escenario mundial, expresó Zhou.
Informaciones oficiales confirman además que para esta edición se presentarán una serie de enmiendas a los estatutos con vistas a «representar los nuevos conceptos de gobernanza, pensamientos y estrategias de la organización y fortalecer el poder del Partido y su conexión con el pueblo».
Militante del PCCH, Zhou considera que la dinámica general de China y el entorno internacional indican que esta reunión será concluyente para «consolidar las reformas que emprendieron Xi Jinping y su equipo hace unos años».
También sugiere que los planes o visiones que salgan de la reunión, que se celebra cada cinco años, tendrán un mayor alcance en términos de objetivos. «En los últimos 30 años la gente en China trabajó duro para producir todo tipo de cosas y exportarlas al mundo, pero ahora esa gigante producción manufacturada no reporta tantos dividendos y además afecta considerablemente nuestro medio ambiente».
Para contrarrestar ese proceso de ralentización que ha sufrido el crecimiento económico, los líderes chinos están buscando nuevas vías, fomentando e invirtiendo en nuevas tecnologías, inteligencia artificial y energías renovables, pero es solo el comienzo y las decisiones estratégicas que salgan del XIX Congreso pueden apuntalar esos empeños, señaló.
Además de las estrategias económicas para convertirse en una sociedad moderna e industrializada, Zhou cree que otros temas cruciales como la tarea de erradicación de la pobreza y el fortalecimiento de la figura de Xi Jinping como ente aglutinador del Partido, estarán en los debates.
Continuar haciendo frente a la corrupción y al inmovilismo de algunos cuadros del Partido y el gobierno, será con certeza uno de los asuntos más analizados, explicó Zhou, autor de ¿Cómo se defiende China?, unos de los tres libros más vendidos en el campo de la diplomacia doméstica en los últimos años.
Desde el año 2012, fecha del último congreso y justo cuando Xi y la actual generación de líderes ascendieron al poder, una fuerte campaña anticorrupción se ha desplegado a todos los niveles y 1 343 000 funcionarios de nivel de base del Partido fueron amonestados, de acuerdo con datos oficiales.
Preguntado por sus expectativas personales sobre esta cita, Zhou dijo que China está cambiando y «yo quiero que este congreso afiance esos cambios y proyecte un país más estable y con mayores beneficios para todos».
Según su criterio, más allá de los métodos, reformas o ajustes, el pueblo chino «se preocupa mucho más por saber qué puede hacer el gobierno por nosotros» y cuando dicen nosotros se refiere a más de mil millones de personas con intereses distintos.
Pero, qué es lo que interesa a los chinos. Problemas puntuales, refiere Zhou, tales como la erradicación de la pobreza y disminución de las crecientes diferencias sociales, los derechos de la mujer, el elevado precio de las viviendas en las grandes ciudades y la disyuntiva entre continuar el camino del desarrollo desenfrenado o cuidar más el medio ambiente.
Esas son algunas de las cuestiones más importantes que el XIX Congreso debe abordar.
LA VIABILIDAD DE UN MODELO
Convertirse en una sociedad modestamente acomodada y consolidar la construcción de «un estado socialista, fuerte, democrático y moderno» son puntos cardinales de la política china actual.
«China quiere encontrar la vía de que un país que fue pobre se vuelva rico, fuerte, civilizado, eso es lo que llamamos el socialismo con características chinas, pero eso no será posible sino construimos la mejor sociedad, la mejor economía», afirmó el catedrático.
Este XIX Congreso será una plataforma para impulsar los cambios y reformas que lleva adelante el gobierno para alcanzar ese objetivo, refirió, pero puntualizó que «China cambiará por ella sola, no porque Estados Unidos u otros quieran».
«Nosotros tenemos que demostrar que podemos alcanzar el desarrollo, el éxito por nosotros mismos, es nuestra identidad y lo demostrará la viabilidad de nuestro sistema», aseveró.
Sin desechar las ventajas que significan las relaciones entre los partidos comunistas, los países socialistas deben erigirse por ellos mismos, hacer reformas, competir, encontrar la forma de ser naciones industrializadas, puntualizó.
EL CONGRESO FUERA DE CHINA
En el contexto internacional, China está promoviendo un nuevo tipo de gobernanza global en el que todos se vean beneficiados y se ha mostrado proactiva a liderar en áreas como la lucha contra el cambio climático y el libre comercio, cuando otras potencias tradicionales dan un paso atrás. «Creo que tanto el gobierno de Xi Jinping, como los nuevos líderes que salgan elegidos del Congreso, tienen pensamientos y miradas revolucionarios en el contexto internacional y sus relaciones», sostiene Zhou.
Aun así afirma que China no quiere establecer un nuevo orden internacional, aunque lo considera injusto. La visión de Beijing es mejorarlo, que sea bueno para la globalización, el comercio, las inversiones en el exterior y el intercambio de información, y por eso se involucra.
Ante la negativa de Estados Unidos de participar más en los asuntos globales, muchos países están anhelando una nación que si apoye ese orden y el gobierno de China, especialmente Xi Jinping, se ha levantado y ha dicho que la nación más poblada puede hacerlo, advierte.
En los últimos 30 años la diplomacia del gigante asiático estuvo sumida en un bajo perfil, enfocada netamente en asuntos internos, pero eso ha cambiado y el Partido tiene mucho que ver. La política exterior actual de la segunda potencia se delineó en el anterior congreso y luego de cinco años debe salir aún más fortalecida, sostiene.
Supongo que los documentos finales también incluirán ideas sobre la iniciativa de la Franja y la Ruta y otras políticas que pueden robustecer las relaciones de China con el mundo. «En una época en que Estados Unidos quiere cerrar sus fronteras y apuesta más al proteccionismo, China puede tomar ese espacio vacío y ser un importante socio económico para Asia, África, América Latina y el Caribe».
Tan solo unas semanas después del evento más importante de la política china, el presidente estadounidense, Donald Trump, aterrizará en Beijing. Qué podría salir del encuentro entre los mayores actores del ajedrez político mundial. Zhou Xinyu cree que Trump está tratando de construir una buena relación y al mismo tiempo quiere tomar ventajas; mientras China quiere ser tratado como igual, que los estadounidenses acepten su nuevo poder y no interfieran en los asuntos internos.