Creo que esta responsabilidad primaria de la OTAN no justifica en lo más mínimo la incursión de Putin. No fue una acción defensiva frente a un peligro inminente. Rusia no tiene ningún derecho a invadir otro país, rodear sus ciudades o cambiar sus gobiernos.
-Compartimos una audiencia en el Congreso nacional (argentino) relacionada con la temática de la deuda externa, qué comentario nos podés hacer al respecto.
-Fue una reunión muy importante, porque fue un verdadero contrapunto con lo que perfeccionó el Senado: una rosca como la que se hizo en Diputados para aprobar el acuerdo y con esa maniobra de separar lo inseparable, la refinanciación de la deuda del programa económico.
Ahí nos juntamos para confluir en el rechazo a la deuda con un programa de nuevas movilizaciones en un momento clave, porque es evidente que ese programa es completamente inviable. Ya no solo por el aumento de las tarifas, por el aumento de los precios de los alimentos, sino que habrá que preguntarle ahora al FMI si podemos subir las retenciones, si podemos hacer un control interno de los precios. El nivel de miseria y pobreza se va a agravar en forma espeluznante.
Un gobierno que es completamente impotente, lo ha sido en los últimos dos años para frenar la inflación y ahora va a tener que pedirle permiso al FMI para adoptar cualquier política económica de control de esta disparada de precios.
Así que me parece que sí, que fue una reunión clave donde se volvió a reafirmar la batalla contra esta campaña del miedo, de resignación, que se viene el fin del mundo si la Argentina se planta frente al FMI. Es el chantaje que ya vimos tantas veces y el país está como está por pagar estafas una y otra vez y perder oportunidades como la que tenemos ahora de utilizar una coyuntura económica internacional de ingreso de divisas para sostener la reactivación económica con la redistribución del ingreso.
Y nos hacen discutir todo al revés. Discutimos las adversidades de un eventual no pago de la deuda, y no todas las desgracias que le espera al pueblo argentino por pagar la deuda. Está plenamente confirmado que es un operativo político hecho por el FMI, primero para intentar la reelección de Macri y, si no le salía, para condicionar la vida de los argentinos por los próximos 10/20 años. No te olvides que con Ucrania el Fondo acaba de retomar un crédito con un país en guerra, simplemente confirmando que dispone de su política en función de lo que le dicta el Departamento de Estado de EE UU.
-Claudio mencionaste Ucrania, tengo la obligación de preguntarte qué opinás sobre lo que está ocurriendo en ese país.
-El escenario sigue abierto. Putin aparentemente no ha logrado lo que buscaba, la renuncia de Zelenski o que los militares lo derrocaran. Por lo tanto, está rodeando las ciudades, está cercando el territorio, está cortando la relación con el mar, está evitando víctimas o bombardeos masivos como los que hacía EE UU en Irak y Afganistán, pero está generando un caos, un descalabro de la sociedad ucraniana y una situación dramática de los refugiados. Porque más de 2.000.000 de refugiados de Ucrania generan una crisis inmanejable que agrava todas las tensiones de la inmigración en Europa.
EE UU sigue muy afectado con la derrota de Afganistán y por eso limita la intervención. Rechazó crear una zona de exclusión aérea, más bien está incrementando el armamento del ejército ucraniano.
Hay sanciones económicas, pero son muy acotadas porque nadie quiere interrumpir las exportaciones rusas de petróleo y gas. Ya el encarecimiento de los alimentos y la energía se están transformando en un boomerang que afecta a las principales economías de Occidente.
En el plano geopolítico me parece que Rusia quedó aislada, tuvo el apoyo de solo cuatro estados, en la votación de la ONU se abstuvieron sus aliados empezando por China, pero Rusia cuenta con cierta benevolencia en general de los países del sur.
Finalmente, el resultado de la guerra es lo que va a definir si prevalece el rechazo o la convalidación del operativo militar de Putin. En cualquier caso, más allá de todos estos cambiantes diagnósticos que podemos hacer todos los días de una evaluación de cada momento de la guerra, lo importante es caracterizar lo que está en juego. Lo importante es discutir qué es lo que está pasando.
Quiero subrayar que en mi opinión el principal responsable de la guerra es el imperialismo norteamericano. EE UU intentó sumar a Ucrania a la red de misiles de la OTAN, Rusia estuvo mucho tiempo tratando de frenar esta agresión, le propuso una negociación, le planteó la desmilitarización, le ofreció el estatus de neutralidad para Ucrania semejante a la que tienen Finlandia y Austria, y EE UU no respondió. Al contrario, siguió con una actitud belicista porque la presión sobre Rusia es un instrumento que ahora vemos con nitidez que utiliza EE UU para someter a Europa a toda su agenda de militarización y de dominio del Pentágono sobre la OTAN.
Entonces, EE UU ha propiciado además durante la última década toda esta campaña anti-rusa dentro de Ucrania, exacerbó el nacionalismo, convalidó la agresión contra toda la población ruso parlante, fomentó milicias ultraderechistas. EE UU ha tolerado y se silencia que avala organizaciones nazis, grupos fascistas que fueron los que sabotearon los últimos años todos los intentos de solución negociada. El primer punto clave es que esta es la responsabilidad primaria de lo que está ocurriendo, los misiles y el intento de sumar a Ucrania a la OTAN.
Rusia no tiene ningún derecho a invadir otro país
Pero dicho esto, creo que esta responsabilidad primaria de la OTAN no justifica en lo más mínimo la incursión de Putin. No fue una acción defensiva frente a un peligro inminente. Rusia no tiene ningún derecho a invadir otro país, rodear sus ciudades o cambiar sus gobiernos. No hay ningún justificativo para este atropello, que además, en las palabras de Putin, retoman el viejo modelo opresivo del zarismo que negaba el derecho a la existencia de Ucrania como nación soberana.
La crítica en la izquierda a la invasión rusa es completamente insoslayable, pero al mismo tiempo esta crítica siempre tiene que estar antecedida de una contundente denuncia del imperialismo norteamericano. Te digo esto porque lo que ha desaparecido en los discursos en boga es el cuestionamiento de la OTAN. Se demoniza solo a Rusia y no se dice nada de lo que ha hecho la OTAN. Quizás el único elemento importante frente a este escenario tan negativo de una guerra es el llamado a la paz.
Está creciendo el llamado a las negociaciones, el retiro de las tropas de todos lados, a buscar una salida negociada progresista que es el único curso positivo frente al desangre. Lo que tenemos que hacer en la izquierda es trabajar por construir un polo político internacional contra la guerra, y lo tenemos que hacer sabiendo que no afrontamos el escenario revolucionario de 1914 o 1917 para transformar la guerra actual en el poder de los ‘soviets’, o en el reinicio del socialismo. Eso no está en la agenda inmediata. Lo que sí podemos hacer es retomar la idea de luchar contra la acción guerrera en cada uno de nuestros países. En Rusia, por ejemplo, hay importantes marchas contra la incursión de Putin a Ucrania, y en EE UU y Europa hay movilizaciones, pero deberían estar precedidas por reclamos contra el rearme y por la disolución de la OTAN. Ese es el camino por el cual hay que avanzar, por el cual hay que luchar por la soberanía, por el legítimo derecho a la soberanía de Ucrania. Esto se va a lograr restaurando las negociaciones de paz con la salida de los gendarmes extranjeros, con la desmilitarización del país.
Hay muchos pensadores, muchas corrientes en la izquierda en todo el mundo, que están comprometidos con esta triple batalla contra la OTAN, contra la incursión rusa y por la reconquista de la paz. Este enfoque es polémico con otras dos miradas que, si querés, te comento mi opinión, porque creo que hay como tres visiones en el universo de la izquierda de lo que sucede en Ucrania.
-Adelante.
Tres visiones en la izquierda de lo que sucede en Ucrania
-Este planteo que acabo de exponer contra la OTAN, contra la incursión de Putin y por la reconquista de la paz se contrapone con dos miradas. Hay una mirada de muchos sectores de la izquierda en el mundo que dicen que Rusia es el principal enemigo, el principal responsable, que debería ser derrotado y que su derrota facilitará el desarme en el mundo, la disuasión de las potencias guerreras, que la derrota de Rusia sería un gran paso adelante. Están totalmente equivocados. Una derrota en esos términos de Rusia solo envalentonaría la marcha de EE UU para seguir poniendo misiles en el Este, para seguir expandiendo a la OTAN. Toda esta mirada, que solo pone la atención en Rusia, exculpa de forma implícita a la OTAN. Muchos incluso lo dicen ‘la OTAN es un tema menor, es un tema secundario’, ‘el tema de los misiles no ha sido lo central de este conflicto, Rusia de hecho reinició la Guerra Fría’. Comparan la invasión de Ucrania con la invasión de EE UU a Irak. Comparan lo incomparable. Rusia no cumplió ningún papel, ni desplegó misiles, ni hubo choque de potencias en Irak.
Por lo que estuve mirando, hay intelectuales que van más lejos, dicen que no hay que formular ninguna crítica a la OTAN, que es la rutina de la vieja izquierda ‘acá el tema no es la OTAN, no es EE UU, el único tema es Rusia, es Putin, que es el único enemigo’. Viven en las nubes o son víctimas de la presión liberal, del clima de los medios de comunicación.
Lo más peligroso es una posición que he visto de algunas corrientes que incluso convocan a que la izquierda propicie la provisión de armas al ejército ucraniano. Ellos exaltan la resistencia de los ucranianos, lo que llaman la resistencia a la invasión rusa y convergen con el Parlamento alemán, con la derecha española, con todos los que están en Europa incrementando el presupuesto bélico para rearmar las tropas de Ucrania y no importa si es con misiles antiaéreos o con aviones, o con la exclusión de una zona aérea. Se está propiciando la continuación de la guerra y, quizá me equivoque, quizá lo leí al pasar y lo debería leer muy bien, pero vi un paralelo de gente de Izquierda entre las milicias de Ucrania, las actuales, y los vietnamitas que luchaban en los años 60 y 70 contra EE UU.
Están un poquito perdidos porque los comunistas del Vietcong, que desarrollaban una revolución social, eran la antítesis de las milicias fascistas que tanto prosperaron en Ucrania. Primero llamaría mucho la atención, tengan cuidado con posiciones políticas que propicien o avalen una victoria militar de Ucrania con sostén occidental, y contra la propuesta de paz inmediata, retomar las negociaciones, desmilitarización y fin del conflicto. Ojo con una mirada que es más bien funcional a todo el clima belicista que propicia el imperialismo norteamericano y europeo.
Acá hay una primera visión que es equivocada y está la otra, el polo opuesto, que también comete serios errores. El polo opuesto es el enfoque que justifica lo hecho por Rusia, al revés en este caso solo critica a la OTAN y no critica a Rusia y a Putin, a veces con mensajes descomprometidos, simplemente denunciando a EE UU, hablando del escenario actual sin mencionar a Ucrania, lo cual es un poquito raro, pero en otros casos sí, diciendo que ‘aquí hay una ocupación, pero no una invasión’, que Rusia tiene derecho a invadir Ucrania para defenderse de los misiles de la OTAN.
Me parece que se están confundiendo las cosas. Rusia tiene derecho a defender su territorio del Pentágono, pero no lo puede hacer de cualquier manera ni en cualquier momento. Putin tendría que haber seguido con la negociación porque no hubo ningún cambio cualitativo. No es que Ucrania entró en la OTAN o los fascistas dieron un golpe de estado mayor o hicieron un ataque furioso. Incluso yo creo personalmente, Putin podría haber ocupado militarmente el Donbás, donde efectivamente había un peligro de la población ruso parlante, y después de eso seguir hablando. No habría ningún inconveniente de hacer eso. Pero optó por la invasión despreciando la opinión de la población que en el oeste de Ucrania rechaza masivamente su operativo.
Y ojo porque en el este Putin también quiere regimentar a la población y consolidar la desarticulación que ya hizo de los movimientos radicales. Entonces todo es injustificable, me parece que la invasión de Ucrania por el Kremlin favorece de hecho al imperialismo. Todos los mitos renacidos de la democracia occidental reactivan el nacionalismo extremo. Le da una carta, un desahogo a todas las corrientes de derecha.
Hay tres posiciones en la Izquierda, todavía en gestación, todavía no maduradas porque esto recién empieza, pero son tres posiciones distintas. Una que pone el acento, que creo es la correcta, en la responsabilidad primaria de EE UU, pero critica seria y duramente a la invasión rusa y focaliza la lucha actual en la paz, la desmilitarización y en el retorno de la negociación. Otra que de hecho justifica a la OTAN. Y otra que de hecho justifica el operativo de Putin. Estas dos últimas son equivocadas. Así que comenzamos un debate, vamos a continuar seguramente en el próximo período, lo de Ucrania es un tema que llegó para quedarse.
-Claudio, hoy leí una entrevista de Federico Fuentes en rebelion.org donde vos señalás que debíamos tomar distancia de las reflexiones exclusivamente centradas en los acontecimientos geopolíticos por arriba, que dirime la primacía de una u otra potencia, tenemos que focalizar nuestra atención en los movimientos populares y en las batallas contra las clases dominantes de cada país, me gustaría que ampliaras este concepto.
-Justo, mirá, has extractado lo que es la conclusión, la principal conclusión política de todo lo que estamos conversando. Aquí hay un conflicto evidentemente geopolítico, existe y no lo podemos ignorar. Su resultado no es indistinto y hay un principal responsable de ese conflicto que es EE UU. Y hay otro que ha actuado en forma completamente injustificada como es Rusia. Pero no están en el mismo plano y no son equiparables. Pero eso es un conflicto geopolítico y los socialistas, la gente de izquierda, básicamente tenemos que centrarnos en los conflictos políticos, en la lucha no por arriba, sino en la lucha por abajo, porque lo que nos tiene que importar es el impacto final de todo esto sobre las luchas, la conciencia popular.
El efecto hasta ahora ha sido terriblemente negativo. El impacto de la invasión de Ucrania ha sido demoledor para el movimiento popular, para el progresismo. En todo el mundo ha habido marchas contra Rusia y en ningún lugar marchas a favor de Rusia. La OTAN ha recuperado espacio y el imperialismo ha recuperado margen de acción. En América Latina hacen una gran campaña no solo para que la derecha se sume a la campaña que maneja EE UU, sino para que los gobiernos progresistas también se alineen con esta campaña y no hablen de la OTAN y se sumen a lo que plantea el Departamento de Estado.
Lo que tenemos que mirar bien es el efecto de todo esto sobre la conciencia de la lucha popular, por eso es que soy tan crítico de la invasión, porque si hay algo que a Putin no le interesa es el efecto de lo que él hace sobre la conciencia y la lucha de los trabajadores del mundo. Le resulta completamente indistinto.
En cambio, para nosotros, para los que somos gente de izquierda, ese efecto es el principal parámetro de referencia para juzgar cualquier acontecimiento político. No tenemos que limitarnos solo a la evaluación de las tenciones entre EE UU, Rusia o China. Si nosotros queremos contribuir a construir una sociedad justa, democrática y socialista, tenemos que razonar en términos de luchas y conciencia popular, priorizando el impacto de cada hecho, de cada acontecimiento, sobre la acción de los sujetos populares que son los que harán la transformación social. A eso tenemos que dirigirnos y con ellos. Un gran sector de la izquierda está trabajando hoy en día por una campaña por abajo, en la calle, masiva e internacional contra la guerra. Poniendo el acento en esta intervención de los pueblos y en esta acción de las mayorías populares.
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