Durante años se creyó que las generaciones venideras tendrían una expectativa de vida mejor que la de sus antecesores. Esto ha dejado de ser cierto, al menos en la sociedad estadunidense. El pasado mes de noviembre, un grupo de economistas de la organización PEW dio a conocer un estudio en el que compara la riqueza […]
Durante años se creyó que las generaciones venideras tendrían una expectativa de vida mejor que la de sus antecesores. Esto ha dejado de ser cierto, al menos en la sociedad estadunidense.
El pasado mes de noviembre, un grupo de economistas de la organización PEW dio a conocer un estudio en el que compara la riqueza que poseían las familias, cuyos miembros son menores de 35 años y aquellas cuyos integrantes son mayores de 65.
El estudio arroja dramáticas diferencias entre una y otra generación. En 1984, los adultos menores de 35 años poseían propiedades cuyo valor neto promedio era de 11 mil 500 dólares por familia; en el caso de los adultos mayores de 65 años el valor neto de sus propiedades era de 120 mil 500 dólares. Para 2009 el cambio fue espectacular. El valor neto de las propiedades de los menores de 35 años disminuyó a tres mil 600 dólares, en promedio, y las de los mayores de 65 años aumentó a 170 mil 500 dólares.
Una de las explicaciones es que el costo de las propiedades de los mayores de 65 años fue mucho menor a precios constantes, comparativamente a los que hoy tienen que pagar los menores de 35 años, entre otras cosas como resultado de la burbuja inmobiliaria. Esto quiere decir que la parte del ingreso que hoy se dedica a pagar la hipoteca de las propiedades es mucho mayor que antaño. Por ello, los jóvenes no sólo tienen muchas menos oportunidades de adquirir una propiedad actualmente, sino que su ingreso se ha reducido sustancialmente.
En promedio, los menores de 35 años ganan menos ahora que los mayores de 65 años. Una de las razones es el alto desempleo entre los jóvenes lo que deprime el nivel salarial de ese grupo; otra es que muchos de ellos entran más tarde al mercado de trabajo. A esto hay que agregar que las colegiaturas que pagan en educación superior son mucho más altas ahora, por lo que el monto de los préstamos que solicitan para ese fin es mucho mayor. El resultado es que la disminución neta de su ingreso por más tiempo.
En una palabra, hay una depauperización progresiva en toda la población, pero esta afecta en mayor proporción a quienes tienen 35 años o menos. En 2010 11 por ciento de los mayores de 65 años vivían en nivel de pobreza, en ese mismo año 33 por ciento de los menores de 35 años vivían en esa situación. Esto, además, ha provocado un curioso cambio en los hábitos de las jóvenes en Estados Unidos. Hoy muchos viven con sus padres más tiempo o incluso están regresando a vivir con ellos.
Así las cosas, no es extraño que el sector que ha sido mucho más afectado por la crisis es el de los hispanos, cuyo ingreso promedio familiar cayó entre 2005 y 2009 en 66 por ciento, comparado con 16 por ciento de los angloamericanos y 53 por ciento de los afroamericanos, según un estudio de la misma organización. Tomando en consideración que entre los hispanos se encuentra el mayor número de migrantes, cabe decir que, sin remedio, están condenados a vivir en la situación más precaria en uno u otro país.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2011/12/12/opinion/010a1pol