Tras trabajar durante casi toda su vida en el ámbito de la educación en Namibia Louis Burger ocupó el cargo de ministro en este país del suroeste de África. Actualmente, es consultor para cuestiones educativas de varios organismos internacionales. Burger ha participado en Iruñea en un seminario sobre educación y desarrollo en los cursos de […]
Tras trabajar durante casi toda su vida en el ámbito de la educación en Namibia Louis Burger ocupó el cargo de ministro en este país del suroeste de África. Actualmente, es consultor para cuestiones educativas de varios organismos internacionales. Burger ha participado en Iruñea en un seminario sobre educación y desarrollo en los cursos de verano de la UPNA.
Ex ministro de Educación de Namibia y actualmente asesor de organismos internacionales como la OCDE, OIT o UNESCO, Louis Burger ha acudido a Iruñea para participar en el seminario «¿Puede la educación contribuir al desarrollo en África?» en el marco de los cursos de verano de la Universidad Pública de Nafarroa. Burger protagonizó un encuentro con los medios de comunicación durante un receso de este seminario.
Burger destaca que en Europa se tiene «una visión distorsionada de la realidad del África subsahariana, que en buena parte se debe a que los medios de comunicación sólo dan a conocer las guerras, hambrunas y desastres naturales que se registran en ese continente».
Pese a reconocer que esa es una parte de la realidad africana, Burger subraya que en ese continente también hay elementos positivos que, generalmente, no llegan a la opinión pública europea.
«Es verdad que África tiene graves problemas. En ese continente están las personas más pobres del mundo. Tenemos las mayores tasas de HIV-SIDA del mundo. Además, hay enfermedades como la malaria o la tuberculosis que matan a miles de personas», reconoce.
Las cifras que pone sobre la mesa son escalofriantes. Más de 25 millones de africanos están infectados por el virus VIH y cada año mueren 2.200.000 personas por esta enfermedad.
«Pero también es verdad que que se producen avances, de los que no se suele hablar tanto. Por ejemplo, el porcentaje de personas que tienen acceso al agua potable se ha incrementado en los últimos años. En 1999, quienes tenían acceso al agua potable eran el 49% de la población. En 2002, este porcentaje ha subido hasta el 58%», explica.
Junto a ello, destaca que también ha mejorado el porcentaje de personas que tienen acceso a letrinas y a servicios. En 1999, eran el 32% de la población, mientras que en 2002, subieron hasta el 36%. Los ratios población/médico también han mejorado notablemente en los últimos años en los países africanos.
Burger destaca que es muy complicado, y hasta cierto punto un error, ofrecer estadísticas conjuntas del África subsahariana, puesto que existen grandes diferencias entre los diferentes estados.
«Nigeria es uno de los principales exportadores de petróleo, mientras que Malawi no tiene recursos minerales. Mali y los países del Sahel son extremadamente áridos, pero otros países africanos han podido desarrollar una pujante agricultura gracias al clima del que disfrutan. Zimbabwe es un desastre económico debido a las políticas de su Gobierno, mientras que en la vecina Botswana, donde han podido tener un Gobierno estable, la situación es aceptable», explica el ex ministro namibio.
En cualquier caso, Burger subraya que el crecimiento económico previsto por el Banco Mundial para este continente es del 5,5%, mayor que las de la UE, EEUU o Japón.
«Buena parte de este crecimiento se debe a la inversión de empresas extranjeras, pero también a la cooperación al desarrollo que ofrecen los gobiernos y las agencias internacionales», añade.
Competitividad entre donantes
Pese a que reconoce que la ayuda a la cooperación contribuye al desarrollo económico de los países africanos, Burger critica que ésta no esté planificada adecuadamente. «Existe una grave falta de coordinación. Se dan casos como que en un mismo país trabajen hasta 20 organizaciones donantes. Evidentemente, cada una de ellas piensa que su proyecto es el mejor de todos y se cae en la competitividad entre organizaciones», señala.
Burger recuerda que, en su época de ministro de Namibia, la obligación de atender a estas organizaciones donantes le impedía llevar a cabo su propio trabajo de una manera adecuada. Asimismo, los proyectos se elaboran generalmente por parte de los donantes, sin tener en cuenta a los receptores. «Pero lo que en un país funciona, no tiene por qué funcionar en otro. No se pueden transplantar proyectos de un lugar a otro, sin tener en cuenta las características de cada país», subraya.
A su juicio, para que la cooperación al desarrollo sea beneficiosa para los países africanos, los proyectos tienen que tener como objetivo esencial mejorar la situación de la población más empobrecida, tienen que tener en cuenta la cuestión de género y prestar especial atención a las mujeres, deben centrarse en los problemas medioambientales y tienen que dirigirse a crear empleo e impulsar el crecimiento económico para reducir las altas tasas de paro que existen en el continente.