Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Un informe publicado por Amnistía Internacional: «Left in the dark: Failures of accountability for civilian casualties caused by International military operations in Afghanistan» [«Ignorados: Fracaso en los recuentos de víctimas civiles causadas por las operaciones militares internacionales en Afganistán»], investiga las matanzas generalizadas de civiles perpetradas en estos últimos años bajo la ocupación de Afganistán que dirige EEUU.
Amnistía Internacional investigó casi una docena de casos de asesinatos masivos perpetrados por la OTAN y la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF, por sus siglas en inglés) entre 2009 y 2013. El informe se centra en el papel desempeñado por las fuerzas ocupantes estadounidenses debido a su superioridad numérica dentro de la ISAF, la principal fuerza ocupante internacional en Afganistán.
«El ejército estadounidense no llevó a juicio ninguno de los casos que hemos examinado -que conllevaron más de 140 civiles asesinados-«, concluye el informe. «Al parecer, se han ignorado las pruebas de posibles crímenes de guerra y de asesinatos arbitrarios». Los testigos recuerdan haber sido entrevistados por numerosos grupos locales, incluyendo organizaciones de derechos humanos, la policía afgana y los investigadores de la ONU. Sin embargo, sólo dos de los testigos entrevistados se refirieron a que les hubieran contactado investigadores militares, i.e., aquellos con «poder para iniciar un enjuiciamiento penal contra los supuestos autores».
Esto se debe en gran medida, según el informe, a un sistema de justicia militar «impulsado desde el mando» y sobre la base de la «autovigilancia». Es decir, que los crímenes de guerra se perpetran por lo general con total impunidad.
Aunque de la mayoría de las muertes de civiles se hacen responsables a los talibanes, los autores señalan que esta estadística se debe en gran parte a la reducción de las fuerzas ocupantes y a su sustitución por fuerzas afganas nativas. Se afirma que sólo en los primeros ocho meses de 2007, las «fuerzas progubernamentales» dirigidas por EEUU fueron responsables de casi la mitad de todas las muertes de civiles.
El informe detalla varios incidentes en los que murieron enormes cantidades de civiles en las operaciones de la ISAF. Entre esos incidentes se incluyen:
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4 de septiembre de 2009: Ametrallamiento de dos camiones-cisterna de combustible por aviones de combate F-15E sobre el río Kunduz, que se produjo después de que las autoridades hubieran informado de vehículos robados por combatientes. El informe señala que «En vez de abandonar los vehículos, los combatientes abrieron los tanques para extraer su contenido», animando a los vecinos a hacer lo mismo. «Docenas de hombres y muchachos corrieron hasta el lugar; la gente intentaba llevarse combustible gratis a casa», según un testigo citado en el informe. Los comandantes de la ISAF ordenaron que se destruyeran los vehículos. A la madrugada siguiente, a las 01:20 horas, dos aviones lanzaron varias bombas guiadas de alrededor de 230 kilos sobre los tanques, matando a un total de 142 personas.
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12 de febrero de 2010: Asesinato de cinco afganos, incluidas dos mujeres embarazadas, en una fiesta en la provincia de Paktia. Miembros de las fuerzas especiales de EEUU asaltaron el hogar de Hayi Sharabuddin, entonces de 70 años, que había celebrado una fiesta familiar para celebrar el nacimiento de su nieto. Después de exigir a los participantes en la fiesta que «abrieran», el equipo de comandos de elite disparó contra todo el que se acercó a la puerta, incluidas dos mujeres embarazadas que habían tratado de impedir que dispararan al resto.
El informe cita a un Relator Especial de la ONU declarando que los ataques nocturnos en particular «eran siempre peligrosos para los civiles», antes de añadir que las fuerzas ocupantes no llevan un recuento exacto de las cifras de muertos civiles que esas acciones provocan.
Los únicos órganos militares encargados de monitorizar las muertes civiles, los Equipos de Evaluación Conjunta de Incidentes (JIATs, por sus siglas en inglés), son totalmente inoperantes, «no tienen funciones de investigación», se explica en el informe de Amnistía. El despliegue de esos cuerpos se hace sólo en caso de «incidentes que provoquen un alto número de víctimas civiles o que hayan recibido atención política»; en otras palabras, les dejan sin competencias para que pasen ignorados.
A causa de esto, Amnistía Internacional encontró sólo seis casos en los que hubiera habido soldados procesados por el asesinato de civiles afganos. Indica que esas circunstancias se debieron en gran parte a que ciertos soldados -asqueados por algún acto llevado a cabo por un compañero- fueron tramitando el caso en la cadena de mando. El informe señala que es «extremadamente raro que en esos casos se invite a los propios afganos a testificar».
El más conocido de esos incidentes fue el acaecido en marzo de 2012, en que se produjo el asesinato de 16 campesinos afganos a manos del sargento del ejército estadounidense Robert Bales, en la provincia de Kandahar, al sur de Afganistán. En aquel momento, numerosos políticos, incluido el Presidente Obama y la entonces Secretaria de Estado Hillary Clinton, tildaron a Bales de «soldado canalla» justificando los objetivos globales de la ocupación.
En realidad, como muestra el informe, lejos de ser la acción de una «manzana podrida», atrocidades como la masacre de Kandahar son habituales y los ocupantes militares de Afganistán no informan a menudo de ellas porque la opresión de la población es un aspecto central en el conjunto de los sangrientos objetivos del imperialismo estadounidense.
El informe es asimismo incapaz de determinar la cifra de incidentes similares en el que se han visto implicados los casi 100.000 sujetos contratados por la seguridad privada que operan dentro de Afganistán. Considerando la preeminencia de esas fuerzas, así como la virtual inexistencia de control sobre estos grupos, uno sólo puede deducir que tales incidentes se dan con mayor frecuencia aún en el sector militar privado.
Otras causas conocidas de las extendidas tragedias incluyen el uso de vehículos aéreos no tripulados, o drones , así como los incidentes ocurridos en los puestos de control cuando los civiles malinterpretan una orden que suelen acabar en una ejecución sumaria.
La llamada «retirada» estadounidense de Afganistán, declarada por Obama en mayo de este año, dejará alrededor de 10.000 soldados en el país hasta 2015 y estará sujeta a que el gobierno afgano otorgue la inmunidad general a todas las fuerzas de EEUU.
Fuente: http://www.wsws.org/en/articles/2014/08/16/afgh-a16.html