El pasado lunes 24 frente a la Catedral de Nuestra Señora del Monte Carmelo, en la ciudad de Jolo, capital de la provincia del mismo nombre, en el sur de Filipinas, un doble ataque explosivo mató a quince personas e hirió a cerca de un centenar. En enero de 2019, otro doble atentado, contra este mismo templo había dejado 20 muertos y cien heridos.
Según las investigaciones la primera explosión se habría producido en las puertas de la Catedral, por medio de un dispositivo disimulado en una motocicleta, estacionada cerca de dos camiones del ejército provocando en ese momento la muerte de varios militares y civiles. La segunda explosión se registró, minutos después de la llegada de un grupo de militares, que junto a funcionarios estatales estaban trabajando en la campaña contra el Covid-19, en un lugar próximo al templo católico, los números totales de muertos hablan de ocho soldados, un policía y siete civiles, a los que se le podrían sumar algunos más dado la cantidad de heridos.
Aunque el ataque no fue revindicado por ninguna organización, el jefe militar de la región de Jolo, el general de brigada William Gonzales, atribuyó el hecho al grupo integrista Abu Sayyaf, por ser el único con capacidad de llevar a cabo un ataque de esa envergadura.
Lo que horas después se corroboraría al conocerse la identidad de las dos atacantes, las que fueron reconocidas por el propio Jefe del Ejército filipino, el teniente general Cirilito Sobejana, Nanah Lasuca esposa de Norman Lasuca, de 23 años, quien se identifica como el primer šahīd (mártir) filipino quién se inmoló en junio del año pasado, dentro de un campamento temporal de una unidad especial de lucha contra el terrorismo del ejército cercano a la ciudad de Indanan, en Jolo, en el hecho murieron tres guardias del campamento y tres civiles que circunstancialmente pasaban por el lugar. La isla de Jolo, que ha sido durante mucho tiempo una base de integristas, incluidos el grupo Abu Sayyaf y varias de sus facciones.
La segunda šahīda era Inda Nay esposa de Talha Jumsah, también conocido como Abu Talha, una importante figura del grupo terrorista, quien murió en un enfrentamiento con el ejército, en noviembre último en las áreas selváticas cercanas a la ciudad de Patikul, también en la provincia de Jolo, quién había desempeño cargos fundamentales en la organización integrista: como enlace de Abu Sayyaf con el Daesh, además de ser un reconocido estratega a la ira de planificar ataques; además de ser un excelente formador de militantes y tener una lugar clave en la red por la que muchos muyahidines veteranos de las guerras de Medio Oriente lograron infiltrarse al sur de Filipinas, por lo que estaba siendo monitoreado por unidades antiterroristas de Estados Unidos y Australia.
Llama la atención este tipo de ataques ya que en Filipinas los atentados suicida no eran parte del modus operandi de estas organizaciones, aunque este último es el quinto desde julio de 2018, confirma la presunción de muchos expertos que este tipo de acciones, se están haciendo cada vez más frecuentes por parte de la khatiba, que responde al Daesh en el sudeste asiático, ya que con anterioridad al perpetrado por Norman Lasuca, nunca antes se había registrado a pesar de las numerosas acciones que Abu Sayyaf ha realizado desde su fundación en la década de 1990 en el país insular. Este grupo a partir del retorno de los veteranos filipinos que participaron en la guerra antisoviética de Afganistán, tuvo una derrota de posiciones que los llevó del separatismo del Frente Moro de Liberación Nacional, con conexiones con la guerrilla marxista del Nuevo Ejército del Pueblo a postulados integristas más livianos, hasta la conversión al más cerrado de los capítulos del sunismo, el wahabismo, de la mano de al-Qaeda, hasta que en 2015, en que realizó su bay’ah o juramento de lealtad al entonces jefe del Daesh, Abu Bakr al-Bagdadí o Califa Ibrahim.
Según los investigadores detrás de estos ataques habría estad Mundi Sawadjaan, experto en explosivos, el que ya es considerado autor intelectual de este último doble atentado, sobrino del actual líder de Abu Sayyaf y emir del Daesh en el Sudeste Asiático, Hatib Hajan Sawadjaan.
Los sectores más duros de Manila, insisten en volver a instalar el Estado de Sitio, como ya se había establecido desde 2017 a 2019. La región, de amplísima mayoría musulmana, parecía encaminarse a la solución después de años de guerra, tras lograr la creación de la Región Autónoma de Bangsamoro en Mindanao Musulmán en el referéndum, que formó parte de los acuerdos de acuerdos de paz entre el gobierno de presidente Rodrigo Duterte y el Frente Moro de Liberación Islámica (MILF), lo que dejó a los fundamentalistas prácticamente sin banderas, más que el fanatismo.
Un largo y zigzagueante camino a la paz.
Desde mayo de 2017 a diciembre de 2019, toda región se mantuvo bajo ley marcial, tras la toma de Marawi, una ciudad de 200 mil habitantes, que el grupo Abu Sayyaf junto a la organización de los hermanos Maute o Estado Islámico Ranao tomaron un mantuvieron bajo su control desde mayo a noviembre de 2017, resistiendo al asedio del ejército junto a grupos de comando norteamericanos y australianos que de manera solapada, y no tanto, participaron en la recuperación, (Ver: Filipinas: Marawi la ciudad que será leyenda) Las autoridades gubernamentales decidieron desde entonces establecer un estrecho control en toda el área por lo que el estado de sitio se extendió casi dos años más, después de la retoma de Marawi.
Así todo y más allá de la pérdida de sus máximos líderes Isnilon Hapilon, además de emir del Daesh en el Sudeste Asiático y su segundo Omar Maute, el grupo integrista al logrado reamarse y tras nombrar como nuevo emir, Hatib Sawadjaan.
Además de estos últimos ataques, las autoridades están investigando la responsabilidad del grupo en la muerte de cuatro hombres de la inteligencia de ejército con la misión de prevenir ataques terroristas a fines de junio pasado que estaban en ese momento en una operación de vigilancia para capturar a dos mujeres que, según la información recogida, estaban a punto de lanzar un ataque suicida. Se cree que en estas muertes habrían tenido también participación algunos efectivos infieles de la policía de Jolo. Algunas versiones mencionan que los cuatro militares se dirigían al centro de Jolo cuando fueron detenidos por nueve policías en un puesto de control y asesinados a tiros a plena luz.
En las últimas horas del miércoles 26, fue detenido Jamiul Nassalon, de 41 años, en la ciudad de Mabuhay, Zamboanga Sibugay, por un equipo integrado por hombres de la Unidad de Inteligencia Regional 9, Grupo de Inteligencia de la PNP y la División 9 de Inteligencia Regional. Nassalon a quien se lo considera uno de los más cercanos lugartenientes del emir Sawadjaan, es sospechoso de haber participado en varios crímenes además de ser considerado el autor intelectual del secuestro y decapitación de Doroteo Gonzales en Barangay Buenavista, Zamboanga City en 2009, tras haberse negado su familia a pagar el rescate, y el atentado explosivo en la terminal de colectivos de Guiwan, en la ciudad de Zamboanga, en 2015, e los que murió dos personas y se produjeron cincuenta heridos, entre otras muchas acciones.
En el sur de Filipinas la guerra contra se sigue extendiendo en el tiempo y más allá de la voluntad de paz del pueblo musulmán, los muertos regresan para seguir matando.
Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC.