Las armas no apuntan a los visitantes. No hay necesidad. Los hombres que las portan tienen todo el tiempo a la vista a aquellos que acudieron a conocer el nuevo estadio olímpico de la capital griega
Estos hombres están ubicados cuidadosamente de modo que nadie quede fuera de su vista. La situación es tan opresiva que cualquier visitante se sentirá sospechoso a menos que pueda demostrar su inocencia… haciendo nada.
Abajo, junto a las torres de luces blancas de este estadio futurista, un grupo de obreros, la mayoría negros o al parecer de origen magrebí, plantan arbustos. Otro grupo, pero de policías, están del otro lado de una senda, vigilando todos sus movimientos.
Y eso que aún no comenzó el alerta real. Esta es, en todo caso, solo la parte más visible de la seguridad alrededor del estadio principal de los Juegos Olímpicos y de otras sedes.
Agentes en cuartos de control vigilan cada pulgada de terreno. Todos los presentes en el recinto aparecen en alguna pantalla. Los policías no vacilarán en conducir sus vehículos a toda velocidad y a contramano para controlar a cualquiera que parezca extranjero.
La policía está inquieta a causa de los tres atentados con explosivos registrados en mayo en Grecia, luego de los que el 11 de marzo provocaron un centenar de muertes en Madrid.
Y está muy claro a quiénes vigilan. Luego de que las autoridades responsabilizaran a un grupo de marroquíes de los atentados de Madrid, pocas personas con rasgos mediterráneos o ropas islámicos se atreven a acercarse a las nuevas instalaciones.
Varios informes sugieren que las personas con tal apariencia han recibido visitas molestas de la policía.
La organización de derechos humanos Amnistía Internacional se manifestó preocupada de que «refugiados, inmigrantes, solicitantes de asilo y personas sin techo sean detenidos mientras el gobierno griego monta la mayor operación de seguridad en la historia de los Juegos Olímpicos».
«El gobierno griego debe proteger atletas, funcionarios, periodistas y espectadores. Es responsable por la seguridad de sus ciudadanos y huéspedes. De todos modos, eso no debe suceder a expensas de los derechos humanos, en especial los de grupos vulnerables», sostuvo la organización.
Amnistía Internacional también mostró preocupación porque «bajo el pretexto de afianzar la seguridad, funcionarios del estado violan, con impunidad, derechos humanos básicos y alientan la discriminación sobre bases raciales».
La organización notó falta de transparencia en el aparato de seguridad, en particular en cuanto a los mecanismos de control, así como un sesgo antimusulmán en las operaciones y violaciones de derechos humanos básicos de grupos marginados.
Además, observó que los funcionarios de seguridad del Estado actúan con impunidad.
Amnistía sostuvo que las nuevas leyes sobre terrorismo no garantizan en Grecia un juicio justo y no definen con claridad los actos terroristas.
«Unos Juegos Olímpicos celebrados sobre un telón de fondo de medidas de seguridad violatorias de los derechos humanos constituiría la antítesis del propósito original del torneo de promover la competición pacífica, la búsqueda de la excelencia y la humanidad en común», advirtió la organización.
Varias de las medidas de seguridad en curso tienen el propósito de afrontar la eventualidad de un gran atentado.
Los sistemas de vigilancia aérea son instalados por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), a solicitud de los organizadores luego de los atentados en Madrid.
Misiles tierra-aire Patriot de fabricación estadounidense se ubicaron en lanzaderas alrededor de Atenas y en otras ciudades donde se celebrarán los Juegos Olímpicos.
La prensa local informó que más de 70.000 funcionarios de seguridad estarán trabajando durante el torneo, y que los organizadores gastarán 1.500 millones de dólares en ese rubro. Varios países envían a sus propios guardias armados para garantizar la seguridad de sus atletas.
Pero los defensores de los derechos humanos están menos preocupados por los gastos que por las personas afectadas. El gobierno griego asegura que no existen divisiones étnicas en la población de 10,6 millones de habitantes, 1,3 por ciento de ellos musulmanes.
Los visitantes serán particularmente vulnerables. El anuncio de que se establecería un centro de detención separado para los extranjeros que infrinjan las leyes renovó los temores de grupos minoritarios griegos.
El presidente de la opositora Coalición de la Izquierda, Nikos Constantopoulos, declaró que el país estaba sometido a fuertes presiones internacionales para aceptar «mecanismos de Rambo de vigilancia y represión».
La rama griega de Amnistía dijo que los Juegos Olímpicos estarán rodeados por «intensivas medidas de seguridad sin precedentes en Grecia».
«Aún cuando se reconoce el derecho del país a tomar medidas consideradas necesarias, existe el temor de que éstas afecten negativamente los derechos humanos básicos», concluyó la organización.
Juegos Olímpicos Atenas 2004, en inglés, francés y griego