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Tras el asesinato del señor de la guerra más poderoso de Afganistán

Karzai-2 está muerto, ¿Qué hará ahora el Hermano Karzai?

Fuentes: Media Monitors Network

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

«Karzai-2 (K2) ha muerto. Los miles de millones que él y los otros hermanos Karzai ocultaron en propiedades en Dubai, beneficiarán ahora a sus hermanos, siempre que sobrevivan al ataque de los talibanes y logren escapar. Si los talibanes los capturan, su suerte no será diferente de la del general Najibullah o a la del recientemente ejecutado Sardar Mohammed. Lo que la gente echará más de menos respecto a K2 son sus kebab de cordero y el arroz de su restaurante de Chicago que solía dirigir antes de que la fortuna le sonriera cuando su hermano Hamid llegó a ser presidente de Afganistán.»

El señor de la guerra más poderoso de Afganistán, Ahmed Wali Karzai, hermanastro del presidente afgano Hamid Karzai, fue eliminado a tiros por Sardar Mohammed, amigo de confianza de la familia y comandante del servicio de seguridad, en su casa en Kandahar el 12 de julio. El atacante fue eliminado inmediatamente por los familiares de Karzai y colgaron su cuerpo acribillado frente a un edificio en una polvorienta calle de Kandahar para exhibirlo públicamente.

Conocido popularmente como Señor Kandahar por su papel colosal en la ciudad y provincia, en la que era el hombre al que había que recurrir para solucionar todo problema u otorgar cualquier favor, también se le llamaba K2. Su muerte deja un inmenso vacío político en un área que las fuerzas de EE.UU./OTAN habían elegido como su campo de batalla preferido contra los talibanes.

Sardar Mohammed pasó frente al destacamento de seguridad de la casa de Ahmed Wali portando una pistola, y dijo que quería mostrar unos documentos al jefe. Portar armas es cosa de rutina en Afganistán y hubo pocas sospechas respecto a su actividad ya que Sardar Mohammed era amigo de confianza de la familia de K2. Según el jefe de la policía de Kandahar, Abdul Razziq, cuando Ahmed Wali salió del cuarto de baño, recibió disparos en la cabeza y en el pecho y murió instantáneamente. Llevaron su cuerpo al hospital local aunque ya era obvio que había muerto. No se les ocurrió otra cosa.

Los talibanes dijeron que habían realizado el ataque, y que era uno de sus máximos logros en 10 años de guerra, pero otros han descartado la afirmación. Se sabe que Sardar Mohammed estaba profundamente involucrado con los estadounidenses y no se puede excluir que ellos lo hayan instigado para que realizara el plan de asesinato. En todo caso, no importa quién es el asesino o su motivo, la muerte de K2 es un gran golpe para el gobierno de Karzai así como para los esfuerzos de EE.UU. de pacificar el sur de Afganistán. El mayor de los Karzai contaba con su hermano trapichero para consolidar alianzas tribales y políticas en el crítico sur, un bastión de los talibanes.

El presidente Karzai dijo que el asesinato refleja el sufrimiento de todo el pueblo afgano. «Es un modo de vida del pueblo de Afganistán», dijo. «Los hogares de todos los afganos sienten este dolor. Nuestra esperanza es que esto acabe y que la paz y la felicidad lleguen a nuestros hogares y lleguen a dominar en nuestro país». Es algo extremadamente improbable mientras las tropas extranjeras de ocupación causen estragos en el país matando a gente inocente y mientras la corrupción generalizada entre los funcionarios del gobierno siga siendo un modo de vida. Mientras miles de personas asistían al funeral de K2, el instante fue dominado por el dolor público de Hamid Karzai, quien lloró al besar en la tumba la frente de su hermano asesinado. Karzai llamó a los talibanes a terminar con el derramamiento de sangre, un llamado que es muy poco probable que escuchen.

Ahmad Wali Karzai estaba acusado de estar envuelto en la corrupción y se decía que participaba abiertamente en el narcotráfico. También dirigía una milicia personal financiada por los estadounidenses, utilizada contra sus oponentes, reales o imaginarios. Aunque para sus partidarios y serviles seguidores era un defensor de los derechos de los pastunes, los talibanes lo rechazaban fervorosamente, calificándolo, como a su hermano en Kabul, de títere estadounidense. La CIA y los militares de EE.UU. lo tenían en su nómina.

Cuando  le asesinaron, Ahmed Wali era jefe del Consejo Provincial de Kandahar, pero sus partidarios habían cabildeado con el presidente para que lo nombrara gobernador de la provincia. Karzai mayor no mostró mucho entusiasmo ante la idea, nunca se sabrá si era una estratagema o si tenía otros motivos para su renuencia. En todo caso utilizaban a K2 para atraer a varios ancianos tribales favorables a los talibanes a la tienda del gobierno. Los estadounidenses lo llamaban un «personaje repulsivo» pero les gustaba trabajar con él «porque obtenía resultados», según funcionarios militares de EE.UU. en Afganistán. La CIA financiaba las milicias privadas de K2, utilizadas para atacar a oponentes políticos.

Como jefe del Consejo Provincial de Kandahar y por ser hermano del presidente, K2 gozaba de inmensos poderes y hacía lo que quería. Por ese motivo la gente se apiñaba alrededor de su casa pidiendo favores. Ahmed Wali disfrutaba de su posición y permitía que la gente besara su mano o se inclinara ante él. Siempre llevaba y utilizaba varios teléfonos celulares simultáneamente, blandiéndolos como símbolos de poder y prestigio. También portaba dos pistolas cargadas a pesar de una falange de guardaespaldas. Finalmente, fue uno de sus hombres de «confianza» el que terminó por asesinarlo.

Hubo varios atentados fracasados contra su vida. En 2009, sobrevivió un ataque con cohetes y ametralladoras contra su convoy mientras viajaba a Kabul. El año antes, presidía una reunión en un edificio del gobierno cuando un camión cisterna repleto de bombas estalló cerca. Aunque K2 escapó indemne, seis personas resultaron muertas y 40 heridas en la explosión. Culpó, junto a otros funcionarios, a milicianos talibanes por el atentado. En el brutal entorno de Afganistán, matar oponentes es algo de rutina. El propio K2 no era ajeno a semejantes tácticas; finalmente le costaron la vida.

En las últimas semanas, también ha habido una serie de asesinatos de importantes funcionarios. El 28 de mayo, el general Mohammad Daud Daud, comandante de policía del norte de Afganistán, fue asesinado en el complejo del gobernador provincial en Talhar. Seis semanas antes (el 15 de abril) Khan Mohammad Mujahid, jefe de la policía de Kandahar fue asesinado en un ataque contra el cuartel de la policía. Solo dos días antes, el anciano tribal pro gubernamental Haji Malik Zarin, murió en un ataque en la provincia Kunar. Un mes antes (el 10 de marzo), Abdul Rahman Sayedkhili, jefe de la policía de la provincia Kunduz, fue liquidado en la ciudad de Kunduz. La lista continúa.

Con la muerte de K2, se generaliza la especulación sobre su reemplazo. No será fácil, pero se está promocionando al  jefe de policía de Kandahar, Abdul Razziq, como posible reemplazante. De apenas 32 años, Abdul Razziq es totalmente analfabeto y absolutamente implacable, el tipo de persona que gusta a los estadounidenses. Preside una vasta red de corrupción que se aprovecha de los derechos de aduana, facilita el tráfico de drogas y realiza otros tipos de contrabando. Pero también se las ha arreglado para lograr una cierta seguridad, según los estadounidenses.

Karzai-2 (K2) ha muerto. Los miles de millones que él y los otros hermanos Karzai ocultaron en propiedades en Dubai beneficiarán ahora a sus hermanos, siempre que sobrevivan al ataque de los talibanes y logren escapar. Si los talibanes los capturan, su suerte no será diferente de la del general Najibullah o a la del recientemente ejecutado Sardar Mohammed. Lo que la gente echará más de menos respecto a K2 son sus kebab de cordero y el arroz de su restaurante de Chicago que solía dirigir antes de que la fortuna le sonriera cuando su hermano Hamid llegó a ser presidente de Afganistán.

Por cortesía & © 2011 Zia Sarhadi

Fuente: http://americas.mediamonitors.net/content/view/full/88667

rCR