Introducción.
Aun después de la independencia de Filipinas, la élite estadounidense seguiría colaborando con sus contrapartes en Filipinas para mantener una alianza en el desarrollo de estrategias de contrainsurgencia represivas contra los movimientos guerrilleros. Y más todavía, dichos métodos se aplicarían también en el sudeste asiático, desde África y Oriente Medio hasta América Latina y el Caribe.
Para tales fines, Estados Unidos durante la Guerra Fría y bajo el gobierno de Kennedy, establecería un programa llamado Oficina de Seguridad Pública (OPS), mismo que formaría parte de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Y, la «ayuda» que brindaría dicho organismo tendría como objetivo, «profesionalizar» la vigilancia policial en todo el mundo mediante la capacitación para contrarrestar la insurgencia, la recopilación de información de inteligencia y el fortalecimiento de la aplicación de la ley.
No obstante, la OPS no duraría mucho, gracias a que los movimientos sociales de esa época expusieron sus elementos represivos y el hecho de que USAID estaba ayudando a gobiernos autoritarios, desde las Filipinas de Marcos hasta la Nicaragua de Somoza. De forma que, a través de manifestaciones masivas y seguimiento legislativo, el programa se vio obligado a cerrar 13 años después de su creación.
Aun así, tales prácticas no llegaron a su fin, sino que simplemente se privatizaron. A partir de una coalición de seguridad público-privada y mediante contratistas comerciales que ofrecían una capacitación similar, incluso por parte de los propios ex instructores de OPS. Empero, al formara parte de una iniciativa civil se le facilito a esas práctica eludir ciertas restricciones legales, continuando hasta la actualidad, convirtiéndose en una empresa exitosa y rentable.
Entramado dentro del cual, el gobierno de Reagan reavivaría la participación del Estado en la formación de policías extranjeros, pero a partir de la intensificación de la «guerra» estadounidense contra las drogas en el país y en el extranjero, especialmente en los países latinoamericanos.
Guerra contra las drogas, dentro de la cual se involucraría a varios organismos del gobierno federal estadounidense, en particular al Departamento de Defensa, otorgándosele nuevas competencias como la de capacitar a los militares para dar formación a policías extranjeros. Militarización de la actividad policial en el extranjero que sería denominada eufemísticamente por los expertos policiales como «profesionalización», que se convertiría en un proceso perpetuo y en constante expansión, que llega hasta nuestros días.
Luego entonces, tal guerra ha implicado que el Estado estadounidense, se ha definido así mismo, como el principal protector de una sociedad frágil propensa a los insurgentes, desde los movimientos independentistas hasta los activistas de derechos civiles y los sindicatos de trabajadores.
Sumado a lo anterior, amparándose en el papel de «policía del mundo«, los Estados Unidos, tras la expansión de su aparato estatal de seguridad, ha ofrecido al mundo como «ayuda» entrenar a los soldados del mundo como policías y, de hecho, entrenar a los policías como soldados.
Orden dentro del cual, el régimen de vigilancia establecido en la Filipinas colonial[1] experimentaría una intensificación de la ocupación estadounidense y la guerra en Vietnam, que ha llegado a culminar hasta la guerra contra el terrorismo estadounidense en Afganistán, Oriente Medio, así como en la guerra contra las drogas, establecida tanto en Filipinas, como en México.
Para el caso de Filipinas, la «guerra» contra las drogas ha sido encabezada por el Gobierno de Rodrigo Duterte y Roa. Quien, como candidato presidencial, siendo alcalde de la ciudad de Davao, prometió aplicar un modelo de control del crimen urbano en todo el país. Promesa que cumpliría tan pronto como asumió el cargo de presidente. De manera que, la policía y las patrullas de autodefensa civil se involucraron en una ola de asesinatos, similares a los notorios «escuadrones de la muerte» de Davao.
Actos que, al amparo de la “guerra” contra las drogas, viene ejerciendo en la ciudad más grande de Mindanao, una represión policial sobre los presuntos delincuentes en la capital urbana, que a su vez, se encuentra inspirada en las operaciones de contrainsurgencia, realizadas con frecuencia en Mindanao, contra el CPP-NPA y los nacionalistas moros[2].
De manera similar a como ocurriera históricamente en México, con la Dirección Federal de Seguridad, la policía filipina siempre ha sido «una máquina de matar dispuesta, deseosa y capaz» que se especializa en la violencia, todo en función del Estado coercitivo.
E igual que en México, en Filipinas, al predominar un sistema de justicia fracturado, la lucha contra el delito también ha creado oportunidades para obtener beneficios económicos dudosos, por lo que, la línea que separa al delincuente del policía a menudo se diluye, generalmente para buscar ganancias en lugar de impartir justicia.
Así que, mediante la «guerra» contra las drogas implementada por Duterte, en Filipinas, se empoderó aún más a las instituciones policiales, a menudo con la ayuda de matones a sueldo, escuadrones de la muerte y policías justicieros.
Resultando de ahí que, al igual que en México, Colombia y otros países que han implementado una guerra contra las drogas, bajo el amparo estadounidense, los espacios para la disidencia han disminuido aún más, en tanto que el Estado carcelario se beneficia de la atmósfera de miedo mientras intensifica la securitización de la protesta y la resistencia, recurriendo a medios represivos extraordinarios para exhibir la fuerza contra los progresistas, ya sea mediante el llamado “hostigamiento de comunistas” o asesinándolos sin piedad.[3]
Para el caso de México, en las resientes elecciones del pasado 6 de junio de 2021, a la vez que fueron las más grandes y vanguardistas en la historia política del país, también fueron de las más violentas. Reportándose, 90 personajes de la política asesinados, desde el 22 de septiembre en que se iniciara el proceso electoral, hasta tres días antes.
De tales asesinatos, 14 fueron cometidos contra mujeres aspirantes, y al menos otras siete integrantes de sus equipos de trabajo fueron eliminadas o amenazadas de muerte. Asimismo, 35 eran aspirantes y ostentaban candidaturas a puestos de elección e incluían a siete mujeres.
Siendo los estados de Veracruz, Guerrero, Oaxaca y Michoacán, algunos de los más peligrosos por la presencia de grupos criminales y del narcotráfico. De tal manera, tras los comicios, se ha señalado que si hubo intervención de la narcopolítica, sobre todo en entidades del Pacífico, donde creció territorialmente el partido oficial o van punteando sus candidaturas.[4]
Finalmente, dentro de tal contexto, es de suma relevancia el hecho de que, el Pentágono, ante el desafío chino, y tras décadas de conflictos de contrainsurgencia, ha venido reestructurando sus fuerzas armadas, reequipándolas para una renovada competición entre grandes potencias.
Máxime, cuando la supremacía militar de Estados Unidos en el Pacífico ya no es lo que era. Toda vez que, China ya es una potencia, que, de muchas formas ahora presenta un desafío para Estados Unidos en varios dominios militares.
En tal sentido, el extraordinario arsenal de misiles de Pekín amenaza las bases clave de Estados Unidos y sus aliados, en el Pacífico. Ya que, pese a que China no es una superpotencia global como Estados Unidos, tiene como objetivo negar a éste último el acceso al área de la «primera cadena de islas», conocido como el Mar de China Meridional, delimitado por una línea que va desde la parte inferior de Japón, incluye Taiwán, y pasa hacia el occidente de Filipinas.
Pero también busca restringir el acceso hacia la «segunda cadena de islas» con armas que pueden alcanzar incluso las bases de Estados Unidos en Guam. Estrategia general que puede ser apuntalada por aviones y misiles chinos basados en tierra.[5]
Breve esbozo de la contrainsurgencia estadounidense en Filipinas.
La “independencia de Filipinas”.
Filipinas, el 4 de julio de 1946, se convirtió en un país independiente, después haber padecido casi cincuenta años de dominio colonial por parte de Estados Unidos.[6] Sin embargo, los Estados Unidos, dentro del marco de la Guerra Fría, continuarían subyugando por distintos medios a Filipinas.
Con relación a ello, el general Douglas MacArthur, el 20 de octubre de 1944, a la cabeza de una gran fuerza estadounidense, que al final libraría a Filipinas de la ocupación japonesa iniciada en 1941, lograría consolidar un sentimiento de “gratitud” pro Estados Unidos, entre muchos filipinos de la generación de la guerra del Pacífico.
Y de ahí, los Estados Unidos impulsarían a Filipinas hasta convertirlo en un “bastión” de la democracia estadounidense en una región, la cual según ellos, sucumbía de modo creciente al comunismo. Especialmente, después de que Mao Zedong estableciera la República Popular China, en 1949, y Ho Chi Minh ganara terreno a los franceses en Indochina.
Lógica dentro de la cual, los cinco presidentes filipinos, entre 1946 y 1965: Manuel Roxas, Elpido Quirino, Ramón Magsaysay, Carlos García y Diosdado Macapagal, lucharon por mantener la subordinación de Filipinas a los Estados Unidos. Todo en contubernio con los intereses latifundistas que caracterizaron al sistema político filipino que se formó desde el dominio colonial de Estados Unidos.
A causa de ello, los principales beneficiarios de los acuerdos de libre comercio con Estados Unidos en los años inmediatamente posteriores a la guerra del Pacífico serían aquellos que mantenían estrechos lazos de patronazgo con la dirigencia política.
En tanto que, por otro lado se presionó a Filipinas para que aceptara una serie de acuerdos favorables a Estados Unidos en contra de su “independencia”. Concediéndose igualmente, derechos a las empresas estadounidenses para la explotación de recursos naturales, propiedad de tierras y el acceso a la economía filipina.
En concreto, la Ley Comercial Bell, presupuso el control estadounidense de la política monetaria del país. Añadiéndose a ello, la firma de un acuerdo sobre bases militares que permitía a los Estados Unidos mantener instalaciones militares en Filipinas por 99 años. E igualmente, el desarrollo del ejército filipino quedaría subordinado en gran parte a los norteamericanos.[7]
La insurgencia filipina de los Hukbalahap (Ejército del Pueblo Antijaponés).
Tras la invasión japonesa de las Filipinas, los dirigentes campesinos filipinos de las provincias se llegaron a constituir como un núcleo natural de resistencia. Hasta convertirse en marzo de 1942, en la fuerza impulsora del Hukbalahap (Ejército del Pueblo Antijaponés), mismo que sería conocido popularmente con el nombre de HUKS, en las provincias rurales de Bulacan, Pampanga, Tarlac y Nueva Ecija.
Eventos a los cuales, se les sumarian las agitaciones producidas por la Segunda Guerra Mundial, creando un vacío político en todas partes del archipiélago filipino, que los huk rápidamente se encargaron de llenar.
A partir de que, el nuevo Gobierno filipino del presidente Manuel Roxas, obstaculizado por divisiones políticas internas, corrupción generalizada en todas partes del proceso político, así como por la enorme tarea de reconstruir al país, no pudo enfrentarse a la creciente inconformidad social.
Mientras que, en contraparte, el programa político de reforma agraria y gobierno igualitario de los huk, se atrajo a una gran mayoría del pueblo filipino, que se sentían asqueados de un gobierno que no les había proporcionado una voz para sus quejas ni un medio económico para el progreso[8].
De ahí, los HUKS combatirían a las tropas del mariscal Hisaichi Teraushi, quien además, contaba con el apoyo del Constabulario filipino, así como con la ayuda militar y logística del general MacArthur.
Todo después de que, los Huks se convirtieran en un poder paralelo al gobierno japonés, al terminar la Batalla de Bataán. Y siendo que, dicha batalla precipitaría además la retirada de las fuerzas estadounidenses del archipiélago en 1942.
Respaldados los Huks por la pauperización de las comunidades rurales del Luzón, donde, los beneficiarios eran los propietarios rurales que apoyaban al primer presidente de la Tercera República Filipina, Manuel Roxas. Y, frente a la realidad geoestratégica del Extremo Oriente, los HUKS, continuarían combatiendo.
Escenario dentro del cual, además se estrecharían lazos entre la China de Mao, el Partido Comunista Filipino y algunos Huks, quienes se autoproclamaban comunistas y sostenían que la rebelión tendría que abrazar al conjunto del archipiélago del Luzón, hasta Mindanao.
Aun así, hasta 1950 los Huks no eran considerados como un brote insurgente que amenazaba la existencia del Estado filipino. Percepción, que cambiaría al estallar la Guerra de Corea (1950-1953).
Momento a partir del cual, los insurgentes se transformarían súbitamente en una amenaza de grandes proporciones para Manila y Washington[9]. Así que, en junio de 1950, cuando iniciarán las hostilidades en Corea, Harry S. Truman desembolsaría 9,3 millones de dólares para apoyar al gobierno filipino, contra los HUKS.
Motivos por los que, los dólares fueron invertidos mayoritariamente en la creación de batallones móviles de combate polivalentes, dotados de gran autonomía y movilidad. Símiles a los groupement mobiles con que los Franceses combatían al Viet Mihn en Indochina.
Añadiéndose a ello meses más adelante, el nombramiento de Ramón Magsaysay, como ministro de Defensa, siendo que, éste era un antiguo guerrillero que había combatido a los japoneses y que poseía una vasta red de contactos en los EEUU.
Edward Geary Landsdale y la antropología militar contra Filipinas.
Desde un principio, los Estados Unidos, al mismo tiempo que combatían a los nipones durante 1945, también tomarían medidas para destruir a los huks. Para tales efectos, las fuerzas norteamericanas desarmaron a numerosas unidades y quitaron a las autoridades locales que establecieron los huks, añadiéndose a ello, el arresto y encarcelamiento de muchos de los altos dirigentes huks, al igual que a los líderes del Partido Comunista Filipino.
Medidas que, se recrudecerían, después de ser considerado el movimiento huk como una amenaza para la manutención de la condición neocolonial de Filipinas, por los estadounidenses y por los filipinos que se beneficiaban del statu quo [10].
Razones por las cuales, cuando llega Edward Geary Landsdale[11], en octubre de 1945, a las Filipinas, será ésta una tierra desgarrada por la guerra. Y, aprovechándose de tal situación, Lansdale podría poner en práctica una campaña anti Huks, en la cual también participaría el Teniente Coronel estadounidense Charles T.R. Bohannan.
Y entre ambos, harían uso de la antropología militar aplicada. En tal sentido, Bohannan completo un trabajo de postgrado avanzado en antropología, defendiendo el uso y la comprensión del conocimiento local así como la inmersión cultural total durante las operaciones; considerando que, los métodos antropológicos son parte integral de las operaciones de contrainsurgencia[12].
De ahí, el Coronel aplicaría la táctica basándose en el temor colectivo hacia el asuang, un vampiro que habitaba en el bosque. De forma que, una unidad de soldados esperó a que una patrulla huk pasara por la zona y silenciosamente retuvieron al último hombre, perforaron su cuello –como lo haría un vampiro– drenaron su sangre y ubicaron el cadáver de nuevo en el camino. Y, cuando la patrulla regreso a buscar a su ausente camarada, atribuyeron el deceso al asuang, además de asumieron que, ellos serían los siguientes si permanecían en el lugar.
Edward Geary Landsdale, la CIA y Ramon Magsaysay contra Filipinas.
Pero además de usar sus conocimientos en antropología, Edward Geary Landsdale, también estaría vinculado a la CIA, con la intención de atacar a los Huks. Para tales efectos, en 1947, Lansdale se trasladaría del Ejército a la recientemente activada Fuerza Aérea de EUA. Lugar desde el cual, sus antiguos contactos en la OSS lo reclutarían para trabajar en la recientemente establecida CIA.
Proceso tras el cual, para 1950, Lansdale regresaría a las Filipinas con un pequeño equipo para proporcionar asesoría al recién nombrado Ministro de Defensa, Ramon Magsaysay. Asesoría que, también contaría con el apoyo de dos líderes de mayor jerarquía de la CIA, el coronel Richard Stilwell y Frank Wisner, quienes entre ambos, decidieron que Magsaysay, como representante en el Congreso filipino, era el mejor líder para luchar contra los huk y posiblemente liderar a la nueva Nación.
Acto seguido, la CIA presionaría al presidente Quirino para que nombrara a Ramón Magsaysay como Ministro de Defensa, a la vez que, pondría a Lansdale en un puesto de asesor principal del nuevo ministro de defensa. En cuanto a su relación, Lansdale y Magsaysay, inmediatamente simpatizaron, al grado de que, durante un período de tres años, llegaron a ser muy buenos amigos.
Marco dentro del cual, en 1953, Lansdale facilitaría la elección de Magsaysay a la presidencia filipina. Acciones dentro de las cuales, la CIA financió fuertemente la campaña, mientras que, Lansdale administraría la campaña tras bastidores.
Al respecto, Lansdale, tras darse cuenta que, uno de los agravios más persistentes e influyentes de los huk contra el Gobierno era la percepción de que los previos presidentes habían corrompido todas las elecciones presidenciales previas, dejando al filipino común sin voz ni voto en el resultado de la elección.
Se aseguraría, de que la administración del presidente Quirino no alterara la elección. Así como, convenció a los líderes de mayor jerarquía del Ejército filipino, que en su mayor parte eran reformistas, para que proporcionaran la seguridad en los centros de votación con soldados y cadetes del programa del Cuerpo de Entrenamiento de Oficiales de Reserva. Hechos mediante los cuales, prácticamente, puso fin al fraude electoral.
Mientras que, respecto a la campaña, Lansdale, hizo uso de su experiencia publicitaria, convenciendo a Magsaysay, para que realizara una campaña política al estilo estadounidense, destacando así, la importancia de salir a la calle y hablar con los votantes en el campo. Sabiendo de antemano Lansdale, que ese tipo de campaña resonaría en el filipino común.
Apegado a tales ideas, Magsaysay, realizaría su campaña con entusiasmo, por todas partes del archipiélago. Hasta obtener resultados espectaculares. Siendo que, de los cinco millones de votantes elegibles, Magsaysay ganó, por gran mayoría, con cuatro millones de votos[13].
Y, una vez en el poder, la CIA escribiría los discursos de Magsaysay, guiando cuidadosamente su política exterior y haciendo usó de sus “efectivos” de prensa (editores a sueldo y periodistas) con la finalidad de garantizarle un apoyo constante para sus programas internos y su participación en la cruzada anticomunista en el sudeste asiático, a la vez que para atacar a los columnistas de los periódicos antinorteamericanos.
Mientras que, por el lado contrario, la CIA frente a personajes como el senador Claro M. Recto, quien era jefe de la oposición política contra Magsaysay y un importante crítico de la política norteamericana en Filipinas. Haría circular historia como la de quera que era un agente comunista chino, añadiéndole a ello, la preparación de paquetes de condones con la etiqueta “Cortesía de Claro M. Recto, el amigo del pueblo”. Sin embargo, todos los condones tenían perforaciones en el lugar más inapropiado. Pero más aún, la Agencia también planearía asesinarlo, llegando incluso a preparar una sustancia para envenenarlo[14].
La base política de la lucha contrainsurgente estadounidense en las filipinas.
Una vez colocado Magsaysay como Presidente, la rebelión huk lentamente se desvanecería, hasta convertirse más bien en una molestia menor para el Gobierno y la rebelión, para finalmente desaparecer completamente en la década de los años 90.
Para tales fines, el Estado filipino utilizo una estrategia que combino las promesas de una reforma política y económica, con la realización de elaborados trabajos de inteligencia y la aplicación de operativos de guerra sicológica.
Trabajando estrechamente Magsaysay y Lansdale, para invertir la relación de términos en que se había planteado hasta ese momento la confrontación, es decir, de los militares defendiendo unas instituciones civiles corruptas, y estableciendo, en cambio, un gobierno de origen legítimo, por encima de sospechas de corrupción y realmente preocupado por ofrecer soluciones a los problemas de la población.
Aspecto que, funcionaría como escudo político para la realización de una guerra sicológica y propagandística contra los Huks, que estaría basada en la difusión de la creencia de que los insurrectos estaban abandonando la lucha armada a cambio de tierras.
No obstante, aun cuando la acción política fue la parte fundamental, está siempre se vio acompañada por una importante acción militar, realizada mediante labores de inteligencia con operativos eficaces. Misma que, se basó en una agresiva contratación de informantes, el uso de desertores e infiltrados en las filas adversarias, lo cual redundaría en la obtención de información muy valiosa para desarticular a los Huks[15].
El grueso de la lucha contrainsurgente contra los Huks.
Magsaysay y Landsdale, crearían así, un esquema integrado para combatir a los Huks que combinaría acciones civiles y militares, públicas y secretas. Además de que, utilizaría medidas legales e ilegales para destruir las bases de apoyo de los insurgentes, añadiéndose a ello, la formación de grupos de asesoramiento de oficiales y suboficiales reclutados o dirigidos por la CIA, la creación de unidades móviles con capacidad para responder a los grupos guerrilleros con total libertad y para emplear tácticas de guerra psicológica, la ejecución de programas sociales manejados por el gobierno y el ejército destinados a la población civil y programas de modernización de las Fuerzas Armadas (FFAA).
Medidas que estuvieron acompañadas de campañas para influenciar la opinión pública y favorecer la imagen del gobierno y de las FFAA entre la población civil.
Para tales fines, se creó una oficina de asuntos civiles bajo el control directo de Magsaysay para manejar el desembolso de recursos estadounidenses al gobierno filipino y supervisar las actividades de propaganda, la Civil Affairs Office (CAO). La CAO creó organizaciones estudiantiles en las que difundía propaganda contra los regímenes comunistas y los Huks a través de periódicos, textos escolares y panfletos.
También contrató periodistas independientes y pagó locutores para que se hablara contra los Huks en programas radiales. Las tácticas psicológicas contemplaban la instrumentalización de la religión para que las comunidades rurales rechazaran a los Huks y apoyaran al gobierno.
Para ello, se pidió a la Far Eastern Broadcasting Company, manejada por misioneros evangélicos estadounidenses opuestos al comunismo, que distribuyeran gratuitamente radios que solo captaran sus emisiones.
Otras medidas del mismo corte, estuvieron enfocadas a la realización de trabajos ideológicos sobre las FFAA filipinas, inspirados en el papel que habían desempeñado los Führungsoffizieren (NSFO)[16] en la Wehrmacht y los Politruks, en la Armada Roja[17].
Finalmente, en el campo operativo, las operaciones encubiertas tuvieron un papel fundamental. Toda vez que, bajo su amparo, pequeñas unidades móviles combatieron a la insurgencia sin ningún tipo de restricción moral o jurídica, y, en esa medida, el uso del terror para desmoralizar a los simpatizantes de los Huks y el asesinato de sus principales líderes, fueron toleradas.
Lógica dentro de la cual, los escuadrones del Nenita Comand, una subdivisión contrainsurgente integrada por voluntarios del Constabulario y dirigido por el joven coronel filipino Napoleon Valeriano[18], fue el primer destacamento entrenado para combatir de acuerdo con los parámetros de las operaciones encubiertas.
Escuadrones que, a su vez se habrían inspirado en el Coronel Edward G. Landsdale, ya que éste, se dedicó a investigar creencias locales y a analizar cómo se podían utilizar en operaciones de psywar o guerra psicológica.
Resultado de todo lo anterior, sería que, los Huks se desmoronarían rápidamente. Surtiendo efecto la ofensiva de las FFAA en el Luzón central, así como debido a la ausencia de mandos huks jóvenes que relevaran a los más viejos, la incapacidad de los guerrilleros para darle una proyección nacional al movimiento y establecer un punto de contacto con China y la URSS, llevarían finalmente a que la rebelión fuera sofocada en 1954[19].
Acto seguido, después de la derrota de los huks, Estados Unidos, instalaría una serie de gobernantes aliados en la presidencia, como fueron Carlos P. García, Diosdado Macapagal y los cuales culminarían con el dictador Ferdinand Marcos, (1986).
Filipinas dentro de la Organización del Tratado del Sudeste Asiático
Para rematar todo lo anterior, en 1954, Tailandia y Filipinas se unirían a la Organización del Tratado del Sudeste Asiático (SEATO, por su sigla en inglés), misma que tendría un carácter anticomunista y era promovida por los Estados Unidos.
No obstante, la Organización del Tratado del Sudeste Asiático, apenas calificaba para llamarse así. Ya que, de sus ocho miembros, solo dos: Tailandia y Filipinas, se situaban en el Sudeste Asiático. Mientras que, el resto eran aliados occidentales con intereses estratégicos en la región.
Aun así, formalmente, la SEATO pretendería ser la homóloga de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en la región, para enfrentar al mundo comunista en su flanco sureste, al igual que hiciera está en Europa. Sin embargo, la organización carecería de la estrecha coordinación militar que tenía la OTAN.
En tal sentido, Vietnam del Sur, Camboya y Laos fueron identificados como “Estados protocolares”, autorizados a invocar las disposiciones de la Organización del Tratado del Sudeste Asiático para entregar respuestas en común ante las agresiones, pero no como miembros formales.
Empero, tales disposiciones nunca fueron invocadas de modo oficial porque dos de sus miembros, Francia y el Reino Unido, se rehusaron a dar su autorización.
Aun así, la membrecía de la Organización del Tratado del Sudeste Asiático fue citada con frecuencia como base para la participación de Estados Unidos, Australia, Nueva Zelandia, Tailandia y Filipinas al lado del gobierno de la República de Vietnam[20].
Algunas características de los gobiernos filipinos de Carlos P. García, Diosdado Macapagal y Ferdinand Marcos.
Carlos P. García o Carlos Polestico García[21], fue el cuarto presidente de la República de Filipinas. Convirtiéndose en presidente de Filipinas en marzo de 1957, tras la muerte del entonces presidente, Ramón Magsaysay. Elegido para un mandato completo de cuatro años el mismo año, su mandato se caracterizaría por mantener los fuertes lazos tradicionales con los Estados Unidos, además de buscar relaciones más estrechas con los países asiáticos no comunistas.
Finalizando su presidencia después de las elecciones de noviembre de 1961, al ser derrotado por el vicepresidente, Diosdado Macapagal, quien a su vez, fue elegido candidato oficial del Partido Liberal.
Durante su gobierno, Macapagal, tomaría medidas encaminadas a continuar con la política anticomunista de Carlos García, consiguiendo capturar, el 21 de mayo de 1964, a Jesús Lava, jefe supremo de los comunistas. Añadiendo a ello, la autorización de la ayuda filipina a los Estados Unidos en la guerra de Vietnam.
El gobierno de Macapagal, también tuvo su resonancia en México, a partir de que, el presidente de México, Adolfo López Mateos, realizó una visita de Estado a Filipinas del 20 al 23 de octubre de 1962, correspondiendo al viaje que realizara en 1960 el entonces vicepresidente Macapagal. De ahí, 1964 fue designado el «Año de la Amistad Mexicana-Filipina«, para celebrar el Cuarto Centenario de la Expedición de Miguel López de Legazpi [22].
La presidencia de Macapagal, terminaría en 1965, al ser derrotado por Fernando Marcos [23], quien permanecería en la presidencia durante 21 años. En ese momento Filipinas era la segunda economía de Asia, detrás de Japón. Su deuda externa era de poco más de 300 millones de dólares, deuda que, para 1986, cuando se exiliaría Fernando Marcos, ascendería a más de 30 mil millones.
El gobierno de Marcos se caracterizó por la realización de obras públicas, propaganda, demagogia y culto a la personalidad. Mientras que, en lo exterior, serían los Estados Unidos quien financiaría a Marcos, para que entablara la guerra contra el comunismo. Resultando de ahí que, las relaciones entre las dictaduras de Cao Van Vien (1983-1992) y Ferdinard Marcos (1965-1983), fueron muy cercanas[24].
Lógica a partir de la cual, en 1972, Marcos decretaría la Ley Marcial, colocando así a Filipinas en un estado dentro del que, la persecución política se convertiría en norma. Deteniéndose arbitrariamente a 35 mil personas, asesinándose a 4.000 y más de 400 fueron desaparecidas. De ahí, a principios de la década del ochenta, sería asesinado por orden de Marcos el senador opositor Benigno “Ninoy” Aquino quien regresaba del exilio. Evento tras el cual, la esposa de Benigno Aquino, Corazón Aquino, se colocaría como la gran opositora de Marcos, hasta llegar a la presidencia (1986 a 1992).
Lo cual tendría como resultado que, Marcos, se exiliaría en Hawái, empero, gracias a la ayuda de Estados Unidos y su poderío económico seguiría influyendo en la política filipina. Financiando opositores, ideando golpes de estado, y alimentando el fuego de las protestas permanentes. Tarea que continuarían su esposa e hijos.
En el mismo sentido, Marcos y su familia han intentado reescribir la historia de su país. Para tales fines, mediante (miles de) millones crearían la escuela histórica revisionista[25].
Ferdinand Marcos moriría en Hawái en 1989, tres años después de su escape. Cinco años más tarde sus restos fueron repatriados. Y, en 2016, gracias al actual mandatario, Rodrigo Duterte, quien recién elegido como presidente, trasladaría los restos del dictador al Cementerio de los Héroes de la capital, desde el museo-mausoleo de Ilocos Norte, su región natal, donde reposaba su cadáver embalsamado desde 1993[26].
Entretelón dentro del cual, finalmente es importante mencionar que, desde la década de 2010, al amparo de los Estados Unidos, nuevamente Vietnam del Sur y Filipinas se han convertido en estrechos aliados al tener a la República Popular China como enemigo en común por sus reclamaciones territoriales sobre las islas Spratly y Paracelso, compartidas por ambos países desde un acuerdo en 1996, haciendo comúnmente ejercicios militares conjuntos en dichas zonas.
Notas:
[1] Filipinas siempre ha desempeñado un papel fundamental en estas guerras. En Mindanao en particular, el atroz legado de la presencia militar estadounidense continúa hasta nuestros días. En lo que fue uno de los conflictos más sangrientos de la guerra filipino-estadounidense, en la masacre de Bud Dajo las fuerzas de contrainsurgencia estadounidenses asesinaron a cientos de residentes locales, dejando a la isla prácticamente vacía. Se podría argumentar que este conflicto contra el pueblo Moro en el sur fue el principal frente de la primera guerra eterna de Estados Unidos. Poco después de los ataques del 11 de septiembre en Nueva York y el Pentágono, el Gobierno de Bush etiquetaría a la región como el “segundo frente” de su guerra contra el terrorismo al desplegar cientos de soldados estadounidenses en Zamboanga que entrenarían a las tropas filipinas para combatir a los grupos separatistas islamistas.
Desmantelar el búmeran imperial: un balance del poder policial globalizado. Por: Joshua M. Makalintal. Estado del Poder 2021
[2] Estudios globales sobre refugiados. La Facultad de Ciencias Sociales Departamento de Política y Sociedad. Vigilancia de la guerra contra las drogas y transformación del espacio urbano en Manila. Anna Bræmer Warburg, Steffen Jensen.
[3] El 7 de marzo de 2021, solo dos días después de que Duterte reafirmara su directiva de ejecutar a los rebeldes comunistas, las fuerzas gubernamentales organizaron redadas coordinadas en las regiones vecinas a Manila contra grupos activistas. Lo lograron con una eficiencia despiadada que dejó nueve personas muertas en lo que se denominó como otro «domingo sangriento» que marcó una de las ofensivas policiales y militares más amplias y mortíferas contra los activistas bajo el régimen actual.
Desmantelar el búmeran imperial: un balance del poder policial globalizado. Por: Joshua M. Makalintal. Estado del Poder 2021
[4] Entre los asesinatos de mujeres más difundidos en los medios, se encuentran los de Alma Rosa Barragán, candidata de Movimiento Ciudadano asesinada a balazos en un acto de campaña en Moroleón, Guanajuato, donde ahora ganó su hija y el de Ivonne Gallegos, precandidata del Partido Acción Nacional a la presidencia municipal de Ocotlán de Morelos, Oaxaca, quien perdió la vida en un ataque armado, y Carla Enríquez Merlín, candidata de Morena a la presidencia municipal de Cosoloacaque, Veracruz, muerta en su propia casa.
Rebelión. Más mujeres al poder, pero siguen la violencia y la confrontación. Por Sara Lovera | 24/06/2021.
[5] Cómo el poderío de China hace peligrar el dominio militar de EE.UU. en el Pacífico. Por: Jonathan Marcus. 28 agosto 2019
[6] Tres años de ocupación japonesa habían creado profundas brechas en la estructura social filipina. La invasión y reocupación estadounidense ocasionó muerte y destrucción masivas en todas partes del archipiélago.
En 1935, el Gobierno estadounidense negoció con la jefatura nacional de las Filipinas otorgar la independencia a las islas en 1945. Durante la reocupación en 1945, Estados Unidos decidió continuar con el proceso de transferencia de poder y, el 4 de julio de 1946, las Filipinas se convirtieron en un Estado independiente.
Otras perspectivas Pensando como los del otro lado de la colina Teniente Coronel (R) William Greenberg, Ejército de EUA. PDF
[7] PEDRO IACOBELLI D. ROBERT CRIBB JUAN LUIS PERELLÓ E. (Editores). Asia y el Pacífico durante la Guerra Fría. FONDO DE CULTURA ECONÓMICA. Primera edición, FCE Chile, 2017. PDF
[8] Otras perspectivas Pensando como los del otro lado de la colina Teniente Coronel (R) William Greenberg, Ejército de EUA. PDF
[9] Charles T. Bohannan menciona este aspecto en un estudio que permaneció inédito hasta hace poco tiempo. Historia y problemas del siglo XX | Año 8, Volumen 8, 2017, issn: 1688-7638. Una geografía global del combate. Asia y América Latina en los orígenes de la Guerra Fría. Por: Daniel Emilio Rojas.
[10] Referencia documental. William Blum: «Filipinas. Décadas de 1940 y 1950», en Asesinando la esperanza. Intervenciones de la CIA y del Ejército de los Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial, cap. 4, pp. 46 a 53. Editorial Oriente, Santiago de Cuba (Cuba), 2005 (original en inglés: William Blum, Killing Hope: U.S. Military and CIA Interventions Since World War II, Common Courage Press, 2004).
[11] Inicialmente, Lansdale fue asignado a la sección G-2 (Inteligencia) de las Fuerzas del Ejército en el Pacífico Occidental. Sabiendo que, para comprender verdaderamente la situación en el campo, tenían que salir de su segura oficina en Manila y conocer al filipino común y corriente en el terreno. Comenzó a viajar por todas partes del campo, deteniéndose de improviso en aldeas poco conocidas y hablando tanto con líderes como con los campesinos del lugar.
Estas conversaciones le proporcionaron mucha información sobre la cultura y costumbres de la sociedad, los problemas que el pueblo enfrentaba y su visión del futuro. Lansdale también abrió las puertas de su casa en la instalación de EUA en Manila a todo visitante filipino (en su mayor parte comandantes filipinos) que llevaban a cabo negocios con el comando de EUA.
Las resultantes conversaciones le dio otro medio para comprender la cultura filipina, así como las condiciones en el terreno en la lucha contra de los huk. Y, una vez que Lansdale estableció numerosos contactos en todas partes de la sociedad filipina, decidió buscar a los guerrilleros huk para verdaderamente comprender su mentalidad.
Los huk centraban en la lucha contra el nuevo Gobierno de las Filipinas y consideraban a las fuerzas restantes estadounidenses en las Filipinas más bien como una autoridad superior saliente que una amenaza. Motivos por los cuales, en numerosas ocasiones, Lansdale, pudo infiltrarse en los campamentos y casas seguras de los huk y, a través de largas conversaciones con líderes y guerrilleros huk, consiguió comprender el movimiento desde el nivel más bajo posible.
Conocimientos que, le ayudarían a Lansdale, cuando fue asignado, por segunda vez y ocupar un cargo desde el que pudo incidir en la sociedad filipina y la guerra contra los huk.
Otras perspectivas Pensando como los del otro lado de la colina Teniente Coronel (R) William Greenberg, Ejército de EUA. PDF
[12] Napoleon Valeriano y Charles T.R. Bohannan, serían autores del libro Operaciones de contraguerrilla: la experiencia de Filipinas. Libro en el cual afirmarían que lo más importante que debe hacer el gobierno para lograr el objetivo de vencer a la guerrilla es quitarle a la población civil, recuperar la simpatía de las personas.
Siguiendo la metáfora de Mao Zedong, es hacer el “mar” de los civiles inhabitable para los peces guerrilleros. Esto no quiere decir que se deba bajar la guardia militarmente; por el contrario, ésta debe tanto respaldar la legitimidad del gobierno como actuar a partir de ella.
UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA FACULTAD DE CIECNIAS SOCIALES Y HUMANAS DEPARTAMENTO DE ANTROPOLOGÍA MEDELLÍN. QUEBRAR EL CUERPO SOCIAL. Prácticas del terror en Colombia: paramilitarismo, población civil y trauma cultural. Por: INDIRA BARBOSA ROSSINI. Trabajo de grado presentado para optar al título de Antropóloga. 2018.
[13] Lansdale también llego a comprender la necesidad que tenía la población de encontrar un político que no estuviera vinculado a las élites de Manila. Querían alguien que los representara. Lansdale determinó que Magsaysay sería el candidato preferido por el pueblo. La capacidad de Lansdale de evaluar el ambiente operacional desde el punto de vista filipino le dio una enorme ventaja para influir en la situación militar y política.
Si bien los líderes filipinos sabían que Lansdale era representante de algún elemento del Gobierno de Estados Unidos (en ese entonces, no sabían que era la CIA) y que su autoridad iba más allá de la relación de asesoría regular patrocinada por el Grupo de Asesoría Militar de EUA, estas partes interesadas confiaban en él.
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[14] Después de la muerte de Magsaysay en un accidente aéreo en 1957, otros políticos filipinos y partidos fueron evaluados por la CIA como clientes, o se ofrecieron para ello. Uno de estos últimos fue Diosdado Macapagal, quien se converitiría en presidente en 1961. Macapagal habia suministrado a la CIA información política durante varios años y, llegado el momento, pidió, y recibió, lo que sentía que merecia: un fuerte apoyo financiero para su campaña. (El Reader’s Digest llamó a estas elecciones “una verdadera demostración de democracia en acción”.
Irónicamente, Macapagal había sido el más amargo opositor a la intervención norteamericana en la elección de Magsaysay en 1953, e hizo alusiones frecuentes a la ley filipina: “Ningún extranjero deberá ayudar a ningún candidato de forma directa o indirecta o participar o influir en modo alguno en las elecciones».
Todavía más irónico era que en 1957 el Gobierno filipino adoptó una ley, a las claras escrita por los norteamericanos, que ilegalizaba tanto al Partido Comunista como a los huks, y daba como una razón para hacerlo que estas organizaciones buscaban colocar al gobierno “bajo el control y dominio de un poder extranjero”.
William Blum. blog del viejo topo. Filipinas, décadas de 1940 y 1950. La colonia más antigua de EE.UU.(cap. 4 de Asesinando la esperanza, de William Blum).Viernes, 17 de junio de 2016.
[15] Alfredo Rangel Suarez. Nuestra guerra y otras guerras. Revista de Estudios Sociales.
[16] El Oficial de Liderazgo Nacionalsocialista (NSFO) fue un área de actividad de los oficiales de la Wehrmacht alemana durante la Segunda Guerra Mundial . La dirección de la Wehrmacht consideró importante que tanto la dirección militar como la tarea educativa política e ideológica en el espíritu nacionalsocialista estuvieran en manos del mismo líder de tropa. Aquí era donde la NSFO se diferenciaba del oficial político o comisionado del Ejército Rojo (que obviamente representaba al modelo, pero no realizaba tareas regulares de liderazgo militar, sino solo políticas).
El Estado Mayor Nacionalsocialista del Alto Mando de la Wehrmacht (OKW) se creó sobre la base de un decreto del Führer del 22 de diciembre de 1943. Fue dirigido por el general Hermann Reinecke . Se suponía que sus oficiales acercarían la cosmovisión nacionalsocialista a los soldados de la Wehrmacht a través de conferencias y discusiones .
[17] Durante la Guerra contra los alemanes, la Gran Guerra Patria, esta sería la estructura del Cuerpo de Comisarios Militares: Cada unidad superior a una compañía tenía su comisario político o politicheskii rukovoditel o coloquialmente Politruks, y en el caso de los cuerpos y ejércitos se creaba los Soviets Militares Revolucionarios. Estos órganos colegiados estaban compuestos por un comandante y dos miembros del RVS (se les denominaba así aunque realmente eran comisarios). EL COMISARIO POLÍTICO EN EL EJÉRCITO ROJO. julio 14, 2018.
[18] WASHINGTON, 21 de enero (AP) —Col. Napoleón Diestro Valeriano, quien fue condecorado por los gobiernos de Estados Unidos y Filipinas por su valor y valentía en la guerra de contrainsurgencia, murió de una hemorragia cerebral en el Hospital Holy Cross en los suburbios de Silver Spring, Maryland. Tenía 58 años.
El coronel Valeriano, asistente personal y asesor militar del difunto presidente filipino Ramon Magsaysay, sirvió en el ejército de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial y en el ejército filipino después de la independencia en 1946.
Durante la rebelión de Huk de los años cincuenta se le atribuyó el mérito de haber establecido los primeros equipos de combate de contrainsurgencia altamente efectivos. Fue el autor de «CounterInsurgency, the Philippine Experience».
El coronel Valeriano se convirtió en ciudadano estadounidense. Ocupó el rango de coronel de pleno derecho en los ejércitos de Estados Unidos y Filipinas.
Versión digitalizada de un artículo del archivo impreso de The Neyork Times, antes del inicio de la publicación en línea en 1996.
[19] Historia y problemas del siglo XX | Año 8, Volumen 8, 2017, issn: 1688-7638. Una geografía global del combate. Asia y América Latina en los orígenes de la Guerra Fría. Por: Daniel Emilio Rojas.
[20] La Organización del Tratado del Sudeste Asiático, o SEATO por sus siglas en inglés, fue una organización regional de defensa, vigente desde 1955 hasta 1977, constituida por Australia, Francia, Nueva Zelanda, Pakistán, Filipinas, Tailandia, Gran Bretaña y los Estados Unidos.
[21] (nacido el 4 de noviembre de 1896 en Talibon, Filipinas; fallecido el 14 de junio de 1971 en Quezon City). Después de graduarse de la facultad de derecho en 1923, se convirtió sucesivamente en maestro de escuela, representante en el Congreso de Filipinas, gobernador de su provincia (Bohol) y luego senador (1941-1953). Durante la ocupación japonesa de Filipinas en la Segunda Guerra Mundial, García participó activamente en el movimiento de resistencia. Fue elegido vicepresidente en la lista del Partido Nacionalista en 1953 y también fue ministro de Relaciones Exteriores (1953–57).
[22] Cuarenta y ocho años desde que Marcos declaró la ley marcial en Filipinas. Por: John Malvar. 8 Octubre 2020.
Miguel López de Legazpi, conocido como «el Adelantado» y «el Viejo», fue un almirante español del siglo XVI, primer gobernador de la Capitanía General de las Filipinas y fundador de las ciudades de Cebú en 1565 y Manila en 1571.
[23] Macapagal, Diosdado (1910-1997). Por: Juan Miguel Moraleda Tejero.
[24] Relaciones Filipinas-Vietnam del Sur (Pax Vietnamica).
CESEDEN. EL PAPEL DE LAS FILIPINAS EN LA ESTRATEGIA DE ASIA – Por Alex TURPINO — De la revista “Conflict Studies”, septiembre 198º. BOLETIN DE INFORMACION nQ 144-1V. PDF.
[25] Ferdinand Marcos, el dictador de los USD 10.000 millones: vida fastuosa, crímenes y 24 lingotes de oro para su esposa. Por: Matías Bauso. 22 de Febrero de 2021.
[26] De dictador a héroe: la polémica exhumación de Ferdinand Marcos en Filipinas. EFE. Manila18 oct. 2019.
Ramón César González Ortiz es Licenciado en Sociología y Maestro en Estudios Políticos por la UNAM.