Recomiendo:
0

La batalla estratégica de Irán

Fuentes: Rebelión

La batalla que se ha producido en los doce días que van del 12 al 24 de junio de 2025 entre los ejércitos de Israel e Irán tiene carácter estratégico. Lo que pase con Irán afecta a todo el bloque asiático, pues es un aliado fundamental de la Federación Rusa y la República Popular China en su confrontación contra el imperialismo liberal, cada día más fascista, de la OTAN.  

El aspecto más destacable de esta batalla es la utilización de misiles balísticos, en un ensayo para probar su eficacia destructora. Un misil balístico es un arma estratégica, pues si logra alcanzar su objetivo con una bomba nuclear, se termina la guerra -como sucedió con Japón tras Hiroshima y Nagasaki-. El desarrollo de este tipo de armamento es por tanto esencial para vencer en las contiendas presentes. Pero un misil balístico se puede detener con otro misil que lo intercepta; se puede crear así un escudo antimisiles, como un sistema para eliminar el peligro de ser bombardeados con armas nucleares. Estos días se ha hablado de la Cúpula de Hierro, nombre del escudo antimisiles de Israel.

En la guerra de Ucrania se han utilizado fundamentalmente armas tácticas con poca capacidad destructiva; entre estas destacan los drones que se han probado eficientes en el combate, pero cuya capacidad mortífera es menor en comparación con los misiles que pueden transportar bombas nucleares. El ejército ucraniano usó seis ATCMS -misiles balísticos de alcance medio, proporcionados por EE.UU.- en noviembre de 2024 en el contexto de la invasión de Kurks.  Fueron interceptados 5 y ninguno alcanzó sus objetivos, según información del ejército ruso; Rusia mostró al mundo, y especialmente a la OTAN, su capacidad defensiva. 

Cabe pensar que esos misiles de fabricación antigua eran obsoletos y que el permiso para que el ejército ucraniano los utilizara tenía como objetivo comprobar la efectividad de las defensas rusas. En la batalla de estos días pasados se ha utilizado armamento más sofisticado. Israel ha desarrollado un arsenal de misiles avanzados, combinando décadas de innovación con apoyo de EE.UU. Ahora Ucrania tendrá que fabricar sus propios misiles ante el giro que ha dado la administración de Trump, retirándole su apoyo financiero en su guerra con Rusia, para obligar a Europa a incrementar su gasto militar. El gobierno ucraniano tendrá que incrementar su inversión en armamento, con el apoyo de la UE que ha aceptado aumentar el gasto en industria bélica, con el objetivo declarado de mantener la guerra con Rusia a través de Ucrania.

En esta batalla de Oriente Medio se han utilizado este tipo de armas estratégicas que pueden definir una guerra en pocos días. Un ataque con misiles balísticos puede destruir un país en cuestión de horas. Lo que se estaba probando en la batalla de Irán es la capacidad para destruir un país por parte de los ejércitos de la OTAN, lo que supondría una superioridad militar que pondría al bloque asiático a sus pies. Eso es lo que anda buscando la estrategia occidental desde el comienzo de la guerra con Ucrania, e incluso desde antes.

El balance de la guerra es el siguiente: Israel ha conseguido mostrar su superioridad militar, pero Irán ha causado estragos en el territorio israelí. De los 533 misiles lanzados por el ejército iraní solo 31 han alcanzado su objetivo, según las informaciones del ejército sionista. Pocos, pero suficientes. Porque eso significa ‘la destrucción mutua asegurada’: en caso de una guerra con armas nucleares, el territorio israelí sería alcanzado por el ataque iraní. Irán no tiene bombas nucleares, ni intención de fabricarlas, pero puede conseguirlas con facilidad: es claro que ni China ni Rusia -ni Paquistán, puestos al caso, que sí las tiene- pueden consentir la destrucción del país persa, porque ellos serían los siguientes. Lo importante no es la capacidad de fabricar armas nucleares, esto es solo una justificación hipócrita de la OTAN, sino la capacidad de que esas armas alcancen sus objetivos. Irán ha demostrado que puede conseguir esto. No se atreverán, por tanto, a llegar a ese extremo y ese es el sentido de la tregua proclamada por Trump: se acabó el ensayo bélico en tablas. 

Los 31 misiles han salvado a Irán y al mundo de una terrible devastación nuclear. Porque el significado del genocidio de Gaza es que el comando fascista de la oligarquía financiera, que controla nuestro mundo occidental, está dispuesto a llegar hasta los extremos más monstruosos en la destrucción de la humanidad presente. 

No cabe duda de que en estos días se está produciendo una intensa investigación para mejorar la efectividad del armamento, y especialmente la capacidad de los misiles balísticos para atravesar los escudos defensivos de los estados en guerra. El resultado de la confrontación actual entre el imperialismo liberal -el llamado bloque occidental- y los estados asiáticos depende de esa capacidad investigadora. Es cierto que se trata de una guerra híbrida donde la economía y la información, así como las acciones de grupos paramilitares, juegan un papel importante. Pero el elemento decisivo es la capacidad nuclear.

La carrera de armamentos ha sido impuesta de nuevo por el imperialismo para intentar derribar la hegemonía económica del capitalismo de estado desarrollado por las naciones asiáticas socialistas. Hasta el momento, China ha demostrado una importante capacidad tecnológica, y Rusia ha mostrado tener un buen sistema defensivo frente a las agresiones occidentales. Por eso, hemos entrado en una nueva guerra fría con momentos y geografías de confrontación directa; el principal escenario es Medio Oriente, pero hay otros focos de tensión en todos los continentes: Ucrania en Europa, el genocidio del Kivu en África y la rebelión anticolonial de los países del Sahel, la desestabilización de varios países latinoamericanos y de los propios EE.UU. en América, y en Asia la tensión en el mar de China y las fricciones de la India con Pakistán, y también con China. 

Las capacidades defensivas de Irán son una buena noticia para el mundo. Lo otra gran noticia es que el gobierno de España se niega a doblegarse ante las exigencias de aumentar el gasto militar. ¿Conseguirá el gobierno de Sánchez sostener esa actitud desafiante? Uno sospecha que los casos de corrupción han salido ahora a la luz para eliminar esa posibilidad.

Como siempre: OTAN no. Bases fuera.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.