«El Ruhnama (Libro del Alma) debe ser el centro de este universo. En este universo, todos los asuntos cósmicos presentes y futuros deben girar en torno a la atracción del Ruhnama, de su fuerza centrípeta y de sus órbitas». No, no se trata de un libro sagrado de alguna de las religiones o sectas conocidas, […]
«El Ruhnama (Libro del Alma) debe ser el centro de este universo. En este universo, todos los asuntos cósmicos presentes y futuros deben girar en torno a la atracción del Ruhnama, de su fuerza centrípeta y de sus órbitas». No, no se trata de un libro sagrado de alguna de las religiones o sectas conocidas, ni del viaje psicotrópico de un chalado. Es un pasaje de un delirante libro que mezcla mandamientos religiosos y lecciones de historia falseada escrito por el dictador de Turkmenistán Saparmurat Niyazov (fallecido en el 2006) y de obligado aprendizaje en escuelas y universidades del país.
El párrafo ha sido extraído de la versión inglesa del Ruhnama, patrocinada por la empresa turca Çalik Holding, pero igualmente se puede leer en la versión alemana editada por la firma de maquinaria industrial Zeppelin (filial de la estadounidense Caterpillar), en la francesa de la constructora Bouygues o en cualquier otra de las 41 lenguas a las que ha sido traducido.
¿Por qué grandes compañías promovieron la traducción de un libro que rezuma nacionalismo y machismo, escrito por un hombre que dirigió con mano de hierro los destinos de Turkmenistán, un país con inmensas reservas de gas y petróleo pero en el que se violan los derechos humanos y el 58% de la población vive bajo el umbral de la pobreza? Esta fue la pregunta que empujó al cineasta finlandés Arto Halonen a investigar qué pasaba en ese estado exsoviético.
El resultado es un esclarecedor documental, Shadow of the holy book, rodado en secreto durante varias visitas «como turistas» a Turkmenistán y con la colaboración, también oculta, de varios diplomáticos y activistas de los derechos humanos. La cinta, en la que se puede ver cómo los niños turcomanos son obligados desde pequeños a recitar el Ruhnama y cómo son tratados los opositores al régimen, pretende mostrar la locura de un dictador megalómano al que gobiernos y empresas de la UE y EEUU dieron todo su apoyo.
Inspiración divina
«Este libro fue escrito con ayuda de la inspiración que envió a mi corazón el Dios que creó este maravilloso universo», asegura el sátrapa Niyazov al inicio del Ruhnama. «Es un peligroso intento de crear un nacionalismo turcomano, porque presenta a Niyazov como cercano a Dios y liga su árbol genealógico con el inicio de la humanidad», explica Halonen a EL PERIÓDICO con el tono pausado de quien ha visto demasiadas cosas.
La idea de traducir el Ruhnama partió del empresario turco Ahmet Çalik, amigo del primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan. Promovió la traducción al turco y al inglés y las presentó a Niyazov, a quien, además, mintió diciendo que el libro había sido un gran éxito en Occidente. Complacido, el dictador lo nombró su consejero. El resto de empresas extranjeras no tardaron en seguir el mismo camino. Por ejemplo, un alto directivo de la multinacional estadounidense Culligan decía en una carta a Niyazov, fechada el 4 de septiembre del 2004: «Déjeme traducir Su Sagrado Ruhnama al croata y al italiano para poder mostrar esta fuente de sabiduría y valores intelectuales a los pueblos de Croacia e Italia. Estoy seguro de que el Sagrado Ruhnama será una revelación para mucha gente y les ayudará a encontrar el sentido de la vida». La presentación de las traducciones del Ruhnama al Gobierno «era la llave que abría las puertas del país para hacer negocios», narra Halonen. Mientras tanto, la dictadura de Niyazov encarcelaba a sus oponentes políticos, los torturaba o los hacía desaparecer.
Reformas cosméticas
El 21 de diciembre del 2006, Niyazov falleció repentinamente, algo que pilló por sorpresa a Halonen y su equipo, que se hallaban en pleno rodaje. Su sucesor, Gurbanguly Berdimuhammedov, fue elegido en febrero del 2007 con el 90% de los votos en unas turbias elecciones en las que participaron seis candidatos, todos obviamente del partido único. «El nuevo presidente está intentando deshacerse del Ruhnama, pero su influencia aún es grande. Está habiendo reformas pero muy pocas, no son los cambios democráticos esperados sino los necesarios para que las cosas sigan igual», opina Halonen. Ni siquiera se permitió la vuelta de los refugiados políticos.
El cineasta finlandés intentó pedir explicaciones a las grandes empresas sobre su colaboración con la dictadura de Turkmenistán, esgrimiendo por ejemplo las denuncias de activistas proderechos humanos de que la empresa alemana Siemens produjo un sistema de espionaje para la policía secreta turcomana, pero fue en vano. Todas se negaron a responder.