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La caída de Hong Kong y las implicaciones para China

Fuentes: Europe Solidaire Sans Frontières

Se ha producido una gran purga en Hong Kong. Un total de 153 personas han sido procesadas bajo la Ley de Seguridad Nacional de Beijing (NSL), impuesta en Hong Kong en julio pasado. (1)

La amenaza de Beijing ha llevado a muchas organizaciones a disolverse. Entre enero y finales de septiembre de 2021, 49 organizaciones optaron por disolverse ante las amenazas o la posible represión. (2) Esto incluye a la oposición política, a sindicatos grandes y pequeños, a las organizaciones estudiantiles, ONG, iglesias y sus afiliados, y a las organizaciones de medios de comunicación.

No se trata solo de Hong Kong

El 11 de septiembre, el PTU (Sindicato de Maestros Profesionales) votó disolverse. Fue seguido por la CTU (Confederación de Sindicatos) el 3 de octubre.

La actual represión quiere ser una gran purga para aplastar a la sociedad civil, incluida la libertad de expresión, las asociaciones civiles como los sindicatos obreros y los sindicatos de estudiantes, y también una purga cultural con el propósito de controlar el pensamiento y el alma de la gente. No es de extrañar que el gobierno de Hong Kong, después de hacer que los funcionarios públicos juraran lealtad, ahora esté tratando de que los maestros hagan lo mismo. Esto se suma a su política desde hace mucho tiempo de tratar de reemplazar el cantonés como medio de enseñanza para la asignatura del idioma chino por el mandarín. Tras disfrutar la libertad de crear, el sector cultural ahora se encuentra repentinamente a merced de la censura y el acoso, hasta el punto de que incluso ver documentales sobre la revuelta de 2019 en las comunidades vecinales es un delito imputable.

Si todavía valía la pena defender el «mercado libre» de Hong Kong por parte de los trabajadores, era porque la ciudad también albergaba una vibrante variedad de movimientos sociales locales, incluso si aún estaban en una etapa incipiente. En solo un año, este espacio público ha sido destruido por Beijing.

La gran purga no afecta solo a Hong Kong. El entrelazamiento de la sociedad civil de Hong Kong y la parte continental sugiere que lo que sucede en la primera también tiene profundas repercusiones en la segunda. la víctima más reciente fue la Alianza de Hong Kong en Apoyo de los Movimientos Patrióticos Democráticos de China, una organización especialmente odiada por Beijing por el continuo apoyo del pueblo de Hong Kong al movimiento democrático continental. Durante más de tres décadas, celebró un memorial  conmemorativo del 4 de junio (aniversario de Tienanmen) en la ciudad, lo que lo convirtió en el único lugar en China donde poder conmemorar aquella trágica represión, hasta el año pasado cuando el memorial fue prohibido. A ello siguió el acoso a la Alianza por las autoridades, hasta que la Alianza se vio obligada a disolverse el lunes 25 septiembre.

Hay un sector de organizaciones civiles que se han disuelto o desactivado en los últimos dos años que rara vez se tienen en cuenta. Este sector está formado por organizaciones de Hong Kong que han apoyado a la sociedad civil en China, apoyando a los abogados del continente perseguidos o a los activistas sindicales. Están entre las primeras víctimas de la represión de Beijing, pero por lo general no se informa de ello. Durante treinta años, estos grupos de Hong Kong (grupos y redes de autoayuda, ONGs, que cubren un amplio espectro de temas desde el medio ambiente, el mundo del trabajo, el género hasta las infraestructuras comunitarias) han sido cruciales a la hora de difundir la autoorganización civil al continente.

Estoy más familiarizado con la situación de los grupos de Hong Kong comprometidos y solidarios con la actividad sindical en China. Desde el cambio de siglo, alrededor de diez grupos de Hong Kong han estado trabajando en este campo. La mayoría dirigía centros comunitarios o laborales en el delta del río Perla, otros habían optado por apoyar a sus socios del continente, o ambos. Al principio, fueron tolerados por las autoridades locales, y algunos incluso pudieron tener una colaboración discreta con las oficinas locales de la ACFTU (confederación sindical oficial china). Pero eso no duró mucho. Ahora, con un entorno cada vez más hostil en el continente, la mayoría de las organizaciones de Hong Kong han cancelado su registro en el continente. Después de la promulgación de la Ley de Seguridad Nacional de Hong Kong, algunos incluso tuvieron que cancelar «voluntariamente» su registro en Hong Kong también.

Pero su desaparición ya había comenzado en 2015, cuando el 9 de julio las autoridades del continente comenzaron a detener a casi trescientos abogados implicados en weiquan (la defensa ante los tribunales de los derechos legítimos de las clases bajas o de los disidentes). Casi al mismo tiempo, también fueron arrestados dos docenas de defensores de los derechos de los trabajadores. Tres años después tuvo lugar otra ola de arrestos, esta vez dirigida principalmente contra los estudiantes que habían venido en masa para apoyar a los trabajadores de Shenzhen Jasic Technology Co. a organizarse. Paralelamente, las autoridades también comenzaron a arrestar al personal que trabajaba para los centros de trabajadores fundados por ciudadanos de Hong Kong, aunque no estuvieran involucrados en la lucha de Jasic. Desde entonces, estos grupos sufrieron un continuo acoso y la mayoría de ellos cesaron sus operaciones o tuvieron que reducirlas significativamente. Para los pocos que quedaron, ha sido cada vez más difícil. Este fue el principio del fin para los grupos de Hong Kong que apoyan a los trabajadores en China continental. Con la promulgación de la Ley de Seguridad Nacional, algunos de los grupos también comenzaron a preocuparse por su situación en Hong Kong, especialmente cuando los medios de comunicación del PCCh, como de costumbre, no solo condenaron a las organizaciones que recibían fondos estadounidenses, sino que también señalaron explicitamente por primera vez a las organizaciones europeas que contribuían con fondos para sostener a diversos grupos de Hong Kong, desde sindicatos hasta comunidades religiosas. De ahí que algunos de ellos también se disolvieran.

Con la muerte de Hong Kong, la caída de la recién nacida sociedad civil en China es casi segura, al menos por el momento. Cabe preguntarse si este era precisamente el objetivo de Beijing en primer lugar.

Un puñado de personas sosteniendo la línea

Bajo el aplastante golpe de Beijing, la oposición y la sociedad civil necesariamente han adoptado una posición defensiva para minimizar sus pérdidas. Es un momento de retirada táctica. A veces hay que sacrificar a los caballos para salvar a la reina. El problema, sin embargo, es si la retirada es ordenada o caótica, dominada por el pánico y acaba en la aniquilación completa de las propias fuerzas. Los acontecimientos recientes son cada vez mas preocupantes y apuntan a que las cosas puedan ir en esa dirección. Sin embargo, la represión actual también ha puesto a prueba a quienes todavía tienen la voluntad de resistir, incluso si su resistencia es más de naturaleza simbólica y moral.

La disolución del PTU, el sindicato más grande de Hong Kong, ha representado la forma más controvertida de retirada. Técnicamente, la moción de disolución se decidió finalmente mediante el voto democrático de los delegados de los miembros. Sin embargo, antes de ello, la dirección ya había decidido que el sindicato debería y sería disuelto ante las amenazas verbales de algún «intermediario» en nombre de Beijing (el PTU las había hecho públicas). Para lograr este objetivo, la dirección se apresuró a cambiar los estatutos del sindicato de modo que en lugar de requerir una mayoría de dos tercios de sus miembros para aprobar la disolución, bastaría una reunión de delegados para ello. Al final, en lugar de permitir que cerca de cien mil miembros votaran sobre la moción de la dirección u observaran la reunión si así lo deseaban, solo votaron 140 delegados, 132 a favor, 6 en contra y 2 abstenciones.

El principal argumento de la dirección para disolver el sindicato con tanta prisa y manipulaciones fue el de “disolución a cambio de indulgencia” . Irónicamente, incluso cuando la dirección hizo pública su decisión, los medios de comunicación del PCCh dejaron en claro inmediatamente que incluso si el sindicato se disolvía, Beijing continuaría persiguiendo a los sindicalistas.

Una palabra más sobre los «intermediarios» de Beijing. Su tarea es entablar amistad y luego cooptar a cualquiera que tenga alguna influencia o sea potencialmente peligroso para Beijing; este es solo uno de los pilares de la conocida estrategia del “tongzhan” (literalmente, “frente unido”) de Beijing. No solo su escala en Hong Kong es inimaginablemente enorme y prolongada, sino que también es muy meticulosa, a menudo hecha a medida, para adaptarse a la persona. Los «intermediarios» de Beijing primero desarrollan una amistad con usted, averiguan qué es lo que más le interesa (no necesariamente dinero) y luego ofrecen una ayuda a la que no se pueda resistir. Las personas a las que se acercan se encuentran en una pendiente resbaladiza sin ser plenamente conscientes de ello. Incluso en los casos en que esto no funciona, el régimen aún puede manipular a la persona con todo tipo de amenazas y chantajes. Esta es probablemente una de las razones por las que hoy en día, entre la mayoría de las organizaciones y partidos democráticos de masas de Hong Kong, siempre se pueden encontrar figuras destacadas cuyas palabras y hechos son practicamente idénticos a los de los partidarios de Beijing.

Pero también hay personas incorruptibles. La forma en que se disolvió la Alianza de Hong Kong en Apoyo de los Movimientos Patrióticos Democráticos (HKA, por sus siglas en inglés) resultó ser un poco más edificante. En la superficie siguió un patrón similar al del PTU, pero en la etapa de deliberación por parte de sus dirigentes hubo una objeción más fuerte a la moción de disolución: fue aprobada con una estrecha mayoría de cuatro a tres. (3) La oposición fue encabezada por Chow Hang-tung, una joven abogada y activista. En lo que respecta a la votación de los miembros, ya había sido bloqueada, pero antes de la votación escribió un llamamiento público a los miembros pidiéndoles que no se rindieran. Chow argumentó que la táctica de «disolución a cambio de indulgencia» era un error y que negarse a capitular mostraría al mundo la determinación del pueblo de Hong Kong de mantener viva la lucha. Sus seguidores perdieron la votación, pero ella y sus camaradas salvaron el honor de la resistencia de Hong Kong. Mucha gente la ve como un nuevo símbolo de resistencia.

En cuanto a la CTU, parece que no ha habido oposición públicamente visible a la sugerencia de disolverse, solo rumores de que el vicepresidente estaba en contra. Su convención del 3 de octubre aprobó la moción de disolver por una mayoría de 57 a 8. A diferencia del PTU, tanto la HKA como la CTU permitieron que sus miembros ejercieran su derecho legítimo al voto. Entendemos lo difícil que es resistir a Beijing en este momento, pero también saludamos a los pocos que continúan oponiéndose.

Se ha desatado una profunda desmoralización por la disolución de las organizaciones de masas. En el 7 de octubre, la Unión de Estudiantes de la Universidad China de Hong Kong, una asociación muy importante, si no la más importante, y base del movimiento estudiantil, también se disolvió. En menos de una semana, otro sindicato de estudiantes universitarios también anunció su disolución. Estrictamente hablando, era solo la universidad la que estaba poniendo las cosas difíciles a los estudiantes (obligándo a sus organizaciones a desafiliarse de la universidad), porque el gobierno aún no había asumido esta política hacia las organizaciones estudiantiles. No había ninguna razón por la que debían disolverse tan rápidamente.

A diferencia de los casos anteriores de disolución de organizaciones civiles, la disolución del sindicato de estudiantes generó críticas no solo entre los estudiantes sino también en otros sectores. La crítica más notable fue del profesor del HKCU, el Dr. Chow Po Chung, un conocido académico progresista, antiguo miembro del sindicato de estudiantes. En la misma fecha que se anuncio la disolución del sindicato de estudiantes del HKCU, cuestionó en Facebook el mandato de la dirección del sindicato, según sus estatutos del sindicato, para declarar la disolución, ya que para disolverlo se requería al menos la consulta a todos los miembros y un referéndum. Su comentario fue recibido con hostilidad por algunos, quienes le recordaron que él no estaba en condiciones de hacer tales críticas, ya que él no era objetivo de la ola represiva. El Dr. Chow respondió con gran decencia diciendo que podría no haber sido lo suficientemente claro desde su cátedra, pero que solo quería reiterar que la decisión de la dirección del sindicato estudiantil no tenía ningún efecto legal sobre ningún estudiante que quisiera revivir el sindicato en el futuro. En otras palabras, su mensaje fue ante todo una forma de asesorar a aquellos que desean mantener las actividades del sindicato. Su mensaje fue escuchado. Un mes después del anuncio de la disolución del sindicato de estudiantes, un estudiante apeló al Comité Legal del sindicato de estudiantes y lo persuadió de que dictaminara que los estatutos no otorgan poder al sindicato de estudiantes para disolverse y que, por lo tanto, su decisión había sido nula.

Beijing ha destruido hasta tal punto el sistema electoral que la legislatura «reformada» no es más que una marioneta de Beijing: los potenciales candidatos  deben ser examinados de acuerdo con la Ley de Seguridad Nacional, sin mencionar que Beijing ha retrocedido tanto el reloj que la proporción de los representantes elegidos directamente se ha reducido de la mitad de los escaños a sólo el 22 por ciento. Además, Beijing ya ha utilizado los nuevos criterios de la Ley de Seguridad Nacional para descalificar a varios concejales locales.

Lo cómico es que el portavoz de Beijing invitó públicamente al Partido Demócrata a participar en las elecciones para dar credibilidad a su espectáculo de marionetas. El vicepresidente de la Federación de China de chinos retornados del extranjero, Lu Wenduan, advirtió que Beijing consideraría la negativa del Partido Demócrata a participar como una «confrontación» . (4) Sin embargo, esto podría ser contraproducente, ya que incluso los demócratas más conciliadores no quieren colaborar a este espectáculo de marionetas. (5)

La estrategia contraproducente de Jaugaiking

Sin duda, la represión de Beijing es muy grave y el precio a pagar por cualquier resistencia es alto, aunque también hay que tener sentido de la proporción: todavía está lejos del tipo de represión de la Junta militar birmana o de la represión en Tienamen de 1989. Nadie puede obligar a otra persona a convertirse en mártir en contra de su propia voluntad. Una mejor opción de respuesta es la estrategía de «caminar sobre dos piernas», lo que significa comprender a quienes desean evitar riesgos, pero también apoyar a quienes desean resistir, por medios no violentos, dándoles el tiempo y el espacio para hacer lo que quieran, especialmente de acuerdo con los derechos estipulados en los estatutos de sus respectivas organizaciones. Con demasiada frecuencia, aquellos que dirigían las organizaciones y querían evitar riesgos simplemente no han respetado sus propios estatutos o los han manipulado.

Si bien no debemos ser duros con los estudiantes que anunciaron la disolución de sus sindicatos sin recurrir a los procedimientos adecuados, debemos cuestionar a los dirigentes experimentados del Partido Demócrata que actuaron de manera similar. En gran medida, este partido tiene mayor influencia sobre el PTU y el HKA que cualquier otro partido de oposición. En los últimos diez años, ha habido muchos rumores de que este o aquel dirigente del Partido Demócrata / PTU / HKA ha sido cooptado por Beijing. Las evidencias circunstanciales también muestran cosas extrañas en la conducta de ciertos dirigentes del Partido Demócrata. Sin embargo, no hay pruebas concluyentes. Pero no necesitamos encontrarlas realmente. Solo tenemos que hacer un breve repaso de la estrategia política del Partido Demócrata. Entre sus méritos está que no condenó la revuelta de 2019 como lo exigió Beijing, sino que, hasta cierto punto, acompañó a la juventud rebelde, y ahora algunos de sus dirigentes están en la cárcel por ello. Políticamente hablando, sin embargo, la línea que ha estado siguiendo desde la década de 1980 había sembrado durante mucho tiempo las semillas del rápido desmoronamiento actual del movimiento social de Hong Kong. Esto se puede resumir con dos términos cantoneses: Jaugaiking(有 偈 傾 y doizyusin(袋 住 先. El primero significa literalmente “podemos hablar (con Beijing)”, desde presionar a Beijing para que nos otorgase el sufragio universal hasta persuadirle de que concediese más escaños elegidos directamente tras incumplir su promesa de sufragio universal. El último término literalmente significa «aceptar cualquier concesión que ofrezca (Beijing)» .

Para que Jaugaiking y doizyusin funcionen, es necesario que Pekín envíe «intermediarios»  para hablar con los líderes pandemócratas o con cualquier persona que posea cierta influencia. Los líderes pandemócratas vieron esto como un signo de su importancia y no tenían conciencia de que pudieran ser cooptados. Por lo tanto, acordaron felizmente con Beijing que la implementación del sufragio universal debería ser fragmentaria y gradual. En 2010, el Partido Demócrata aceptó un paquete de reforma política de Beijing (ampliación parcial de los escaños elegidos directamente en la legislatura), que fue una acción típica de doizyusin. Sin embargo, esta vez generó críticas generalizadas del campo democrático y este fue también el momento en que el Partido Demócrata comenzó a perder apoyo y credibilidad. No sabía que el fracaso de su estrategia de compromiso ya estaba escrito en la pared.

Por otro lado, los jóvenes, para crédito suyo, salvaron el honor de Hong Kong al dar una última batalla. También debemos recordar al puñado de activistas democráticos, como la abogada Chow Hang-tung, que dieron un último y honorable combate, que seguirá inspirando a las generaciones futuras.

La competencia global China-EEUU

Beijing tiene que acabar con la autonomía de Hong Kong porque es peligrosa para su continuo monopolio del poder y su apropiación de la riqueza de la nación. Una segunda razón de Beijing es que, al acabar con Hong Kong, también puede deshacerse de la influencia política de Estados Unidos y del Reino Unido para mostrar su fuerza. Hong Kong también se convierte así en un campo de batalla para la competencia global entre China y Estados Unidos.

En el apogeo de la revuelta de 2019, Mike Pence pronunció un discurso dirigido a Beijing, que algunos consideran el anuncio de una nueva Guerra Fría. Sin embargo, dudo en utilizar el término «nueva Guerra Fría». Durante la antigua Guerra Fría hubo literalmente una guerra caliente en Asia, y la ofensiva la tomó el imperio estadounidense, mientras que los chinos y los vietnamitas estaban a la defensiva. Detrás de esta dicotomía ofensiva-defensiva estaba también la oposición entre colonialismo y anticolonialismo. Cualquiera que estuviera comprometido con la democracia y la autodeterminación de las naciones oprimidas no habría optado por ser neutral, y mucho menos apoyar a los EEUU.

La situación actual es muy diferente. La actual contienda de Beijing con Estados Unidos no es con el imperialismo per se, no pretende reemplazarlo con algo mejor. Es una competencia sobre quién tiene la última palabra en la división de la cadena de valor global, un competencia que también es profundamente injusta. Basta con echar un vistazo a lo que están haciendo las corporaciones chinas en todo el mundo, su inversión es la misma que la de cualquier régimen imperialista o explotador, es decir, perseguir la maximización de las ganancias a expensas de la naturaleza y los trabajadores.

Al tratar de posicionarse en la competencia entre China y Estados Unidos, la gente está debatiendo sobre el régimen político de China. Algunos dicen que China es un régimen autoritario, pero esta descripción no es muy satisfactoria, porque un régimen autoritario regular no es capaz de afirmar tal nivel de control sobre toda la población, desde el control social y económico hasta el control del pensamiento. Con tal nivel de control, es tentador decir que China es más totalitaria que autoritaria. Nuevamente, el término tiene una fuerte connotación de la vieja Guerra Fría, aunque parece que el término en sí mismo precedió a la Guerra Fría. Creo que una de las dificultades radica en que China es un poco de todo. Según algunos criterios, es un país en desarrollo, pero según otros es un país imperialista emergente. Por un lado, es el taller de explotación del mundo,y con esto significa que sus talleres sólo pueden obtener una pequeña proporción de la cadena de valor global, que es un caso típico de acumulación dependiente. Por otro lado, el estado chino está invirtiendo una gran cantidad de dinero para patrocinar la innovación autóctona y tiene bastante éxito. Ahora también exhibe una fuerte característica de acumulación autosuficiente. China es una colección de múltiples contradicciones.

Solo hay una característica del PCCh que ha sido constante desde 1949, y es su hostilidad hacia los trabajadores que disfrutan de la libertad de prensa y los derechos democráticos, y su insistencia en su derecho divino de lavarle el cerebro a la gente. Una vez tuve una charla con un disidente de China continental. Estuvo detenido un mes por su activismo. Cuando fue liberado, la policía secreta le dijo: “nuestro partido respeta la libertad de pensamiento y tú puedes, por supuesto, tener tu propio pensamiento, siempre y cuando no lo expreses” . Así es como respetan la libertad de pensamiento.

Creo que en el debate sobre la competencia China-EEUU algunos se centran demasiado en los méritos o desméritos de este o aquel estado, olvidando que como socialistas siempre debemos tener el bienestar de la gente como máxima preocupación. Algunas personas pueden proclamar apresuradamente que están de acuerdo con esto, y luego publican artículos que alaban el éxito de Beijing en el desarrollo económico, por ejemplo hasta qué punto Beijing ha erradicado la pobreza, o cuántas leyes laborales se han aprobado, etc. para probar que, «oh, gracias al gobierno del PCCh, se ha cuidado el bienestar del pueblo chino y, por lo tanto, se demuestra que el estado chino es progresista mientras que el estado estadounidense es reaccionario». Y luego han decidido apoyar a Beijing en esta contienda mundial por la hegemonía. Pero esto en gran medida no tiene sentido porque, en primer lugar, las cifras oficiales siempre son engañosas, si no totalmente falsas. En segundo lugar, si uno quiere conocer la situación real a nivel de base, es necesario aprender lo que dijo la gente común y cómo vive su vida. Desafortunadamente, pocas personas que apoyan a Beijing en la competencia con Estados Unidos rara vez se preocupan por la gente real.

En tercer lugar, sostengo que, en la situación de China, el bienestar económico de los trabajadores es un criterio secundario en relación con el ejercicio de los derechos políticos de la gente. Sostengo que el disfrute de los derechos políticos de la gente debería ser nuestro criterio primordial para analizar al régimen de Beijing. Cuando a la gente se le han negado esos derechos, literalmente lo perdió todo, tarde o temprano. En esta situación, incluso cuando tienen ingresos razonables por el momento, nunca podrán estar seguros, porque el peligro de ser expropiados una vez más por el estado o por los emprendedores en connivencia con el partido siempre está ahí. Basta con mirar a los campesinos en la era de Mao. Se les asignó una parcela de tierra durante la reforma agraria a principios de la década de 1950, solo para perderlo todo en manos de las llamadas «comunas» en unos pocos años. Solo recuperaron sus tierras en la década de 1980, para comenzar a perderlas nuevamente en el actual acaparamiento de tierras, a menudo dirigido por funcionarios locales del partido. En cuanto a los derechos laborales, desde la prohibición y persecución de las ONGs laborales en 2015, la no aplicación de las leyes laborales también se ha generalizado, como demostró el llamado conflicto laboral 996. Esta negación de los derechos políticos básicos por parte del Estado-partido es suficiente para que digamos que el régimen chino es totalmente injusto y debe ser reemplazado por uno democrático, y que la competencia China-EEUU debe juzgarse de acuerdo con los intereses del pueblo y su lucha histórica por la emancipación.

El argumento sobre «si el gobierno de Estados Unidos y el gobierno chino son igualmente malos o igualmente fuertes» también es un debate falso, porque no necesitamos probar que el ladrón que nos robó es tan malo o tan fuerte como el otro ladrón antes de que podamos detenerlo. Quizás Beijing no sea tan malo como Washington, y definitivamente no es tan fuerte, pero es lo suficientemente fuerte como para aplastar a su gente, y lo ha estado haciendo durante décadas, por lo tanto, para los verdaderos socialistas que tienen el bienestar político y económico de la gente como su preocupación central, deben priorizar su propia lucha por la emancipación por encima de todo, y solo deben juzgar la competencia entre China y Estados Unidos desde la prioridad de su propia lucha.

En Occidente, mucha gente buena odia al imperio estadounidense. Pero no es necesario que apoye a Beijing para expresar su indignación contra él también, al igual que el pueblo de Hong Kong, no necesita apoyar a Trump para expresar su ira contra Beijing. A la buena gente de Occidente, me gustaría decirles que el Estado-partido chino no necesita su apoyo, sino que es el pueblo chino el que lo necesita. Pero, ¿quiénes son el «pueblo chino»? Las dificultades radican en el hecho de que no se les escucha mucho. Rara vez te encuentras con sus auténticos representantes en la mayoría de las reuniones internacionales de la sociedad civil. Porque los verdaderos activistas socialistas, además de prohibirseles ir al extranjero a decir lo que piensan, también son constantemente perseguidos y encarcelados. Desafortunadamente, a los partidarios internacionales de Beijing el bienestar del pueblo chino real rara vez les preocupa. ¡Sin embargo, esta falta de voz del pueblo chino es el grito más fuerte del mundo! Si uno no ha oído hablar de él es sólo porque sus oídos no se han vuelto en la dirección correcta. Precisamente porque no tiene voz, debemos llamar al mundo entero a ayudar al pueblo chino a recuperar sus voces y ser escuchado.

Aun así, de vez en cuando se escucha al pueblo chino. Hace algunos años, ciertos medios electrónicos publicaron un artículo sobre una posible guerra entre China y EEUU, y un comentario posterior llamó mucho la atención. Decía que el pueblo chino debería apoyar el esfuerzo de guerra llamando en primer lugar a los miembros del buró político del partido a luchar en ella, y si no pueden ganarla, hay que enviar a todos los miembros del comité central al frente, y luego a todos los miembros del partido. Al final, prevalecerá el pueblo chino. El comentario muestra que hay gente que sabe que en la situación actual una guerra entre China y Estados Unidos no es su guerra. El pueblo tiene su propia guerra que pelear, una guerra para restaurar su autoestima y sus derechos políticos y económicos para ser libres.

Notas:

1. 至今 153 人 被指 危 國 安 拘捕 兩個 被捕 普通 市民 : 沒想 過 成 「一小撮 人」

2. 《解散 香港》

3. 支 聯會 傳 常委會 以 一 票 之 差 通過 解散 有待 特別 會員 大會 通過

4. «民主黨的死症與活路23 ª de agosto de 2021, Mingpao.

5. Han Dongfang, fundador y director del China Labor Bulletin (CLB), es una figura muy conocida entre los activistas sindicales internacionales. Tiene su sede en Hong Kong, pero rara vez ha sido el favorito de los medios de comunicación. Ciudadano chino, Han se hizo famoso por primera vez en 1989 cuando fue encarcelado por el gobierno de Beijing por su participación en la fundación de la Federación Autónoma de Trabajadores de Beijing (BWAF). Fue liberado en 1992 y se fue a los Estados Unidos, pero terminó viviendo en Hong Kong.

Recientemente, sin embargo, ha aparecido varias veces en los medios debido a una acción sorprendente: ha anunciado que participaría en las próximas elecciones legislativas de diciembre si podía obtener la nominación de su partido, el Partido Demócrata. Esto es sorprendente porque concurrirá solo, ya que casi ninguno de los líderes del «campo amarillo» de la oposición, incluso de su partido, se ha molestado en presentar su candidatura. Esto se debe a que Han, sin embargo, anunció que se postularía si conseguía suficientes nominaciones de miembros del partido. Pero ha fracasado.

Au Loong-Yu, escritor, activista marxista y autor, entre otros, de Hong Kong in Revolt. The Protest Movement and the Future of China (Pluto Press, 2020).

Fuente: http://www.europe-solidaire.org/spip.php?article60400

Traducción de G. Buster – Sin Permiso