Una persona muere cada cinco minutos por sobredosis en Estados Unidos, la mayoría por el consumo de drogas sintéticas ilícitas. Para cuando haya terminado de leer este artículo, tres personas habrán fallecido por sobredosis. Es decir, cerca de 300 personas mueren al día y más de 110.000 al año. Al parecer la culpa es de mexicanos y chinos.
Dos tercios de esos fallecimientos están relacionados con los opioides sintéticos, como el fentanilo ilícito, y lo peor es que miles de jóvenes murieron sin saber siquiera que estaban consumiendo esa sustancia.
Más allá de la gravedad de la situación, en un año preelectoral, tanto en EEUU como en México, el problema se ha politizado y la agencia antinarcóticos estadounidense DEA ha aprovechado la ocasión para echarle la culpa de su inacción a los mexicanos y, a la vez, atacar al gobierno progresista de Andrés Manuel López Obrador.
A decir de la DEA, los cárteles mexicanos continúan con la venta de fentanilo ilícito en forma de pastillas para imitar los medicamentos recetados de marcas registradas. Como resultado, muchos ingenuos estadounidenses –supuestamente de buena fe, engañados por los pérfidos mexicanos- compran y consumen drogas ilegales que creen que son medicamentos recetados legítimos.
El informe oficial estadounidense señala que el Cartel de Sinaloa ha estado produciendo grandes cantidades de fentanilo desde al menos 2012, pero la facción de Los Chapitos es responsable de llevar la importancia del fentanilo al ‘resultado final’ del cártel”.
Añade que este grupo inicialmente estableció una base de operaciones para fabricar fentanilo ilícito en las montañas cercanas a Culiacán, pero hoy controlan la adquisición de precursores químicos, en gran parte de China, y dirigen la producción de la droga desde laboratorios escondidos en las montañas de Sinaloa y otros bastiones del cártel por todo México. Añade que, por su parte, el cártel de Jalisco se convirtió en uno de los mayores productores y traficantes de fentanilo, en polvo y pastillas, hacia EEUU.
En este apartado, informó que, aunque el cártel de Jalisco no puede igualar la capacidad de producción de fentanilo del de Sinaloa, ha inundado las calles estadounidenses con fentanilo, a menudo mezclado con heroína, cocaína y xilazina.
En política exterior, el tema del fentanilo ha alcanzado casi la importancia que tiene el intercambio económico estadunidense tanto con México y China, el primer y segundo socios comerciales de Estados Unidos respectivamente. De acuerdo a las autoridades, México es el principal productor del fentanilo que llega a suelo estadounidense y China es el principal exportador de precursores químicos con los que se produce el fentanilo.
Un millón de muertos entre 2000 y 2023
Entre 2000 y 2023 murieron más de un millón de estadounidenses por sobredosis de opioides altamente adictivos expendidos como analgésicos regulares. Las muertes por sobredosis de fentanilo pasaron de entre 2,000 y 3,000 anuales en el 2012 a entre 75,000 y 110,000 anuales en los últimos años, incluido el 2023.
De acuerdo con el estadounidense Centro Nacional de Estadísticas sobre Abuso de Drogas, las sobredosis de fentanilo son parte de la crisis de consumo de opioides, que provocó la industria farmacéutica estadounidense por un apetito de ganancias astronómicas alrededor de 1999.
En el tema de la distribución de estupefacientes a suelo estadounidense, la DEA informó que la venta de drogas se hace posible mediante aplicaciones de mensajería encriptadas y abiertas y redes sociales, utilizadas tanto por miembros de cárteles como por traficantes callejeros para anunciar, organizar entregas y recibir pagos rápidamente, todo en un solo dispositivo y con una exposición mínima.
El documento, que trata de culpar a los mexicanos de los más de cien mil muertos por consumo de fentanilo, indicó que ambos cárteles han causado la peor crisis de drogas en la historia de Estados Unidos, ya que dictan el flujo de casi todas las drogas ilícitas y su dominio sobre el comercio de drogas sintéticas en particular es evidente en el incesante tráfico de fentanilo y metanfetamina ilícitos que cruzan la frontera hacia sus mercados.
Las empresas farmacéuticas
La DEA afirma que el cártel de Sinaloa y el Jalisco Nueva Generación ( CJNG) dictan el flujo de sustancias ilícitas en su territorio, particularmente de drogas sintéticas como el fentanilo, lo que está muy lejos de la verdad, porque la peor crisis de drogas en la historia fueron las compañías farmacéuticas que, con total complicidad de las autoridades que debieron regularlas, comercializaron opioides altamente adictivos haciendo creer al público que se trataba de compuestos inocuos.
Fueron esas empresas las que crearon generaciones de adictos a los derivados de la amapola, quienes, en busca de dosis más fuertes, comenzaron a usar heroína y luego fentanilo.
Fue con agresivas mercadológicas que pusieron los opiáceos en cada farmacia de ese país, con la corrupción de médicos que los recetaron con una irresponsabilidad criminal, y con la disposición de los políticos a mirar a otro lado mientras las empresas inescrupulosas financiaban sus campañas. Sin ellos, los fabricantes de heroína y fentanilo jamás habrían encontrado un mercado cautivo y ávido de sus productos.
Del crack al fentanilo
Para el diario La Jornada, el otro gran responsable de que EEUU sea la única nación desarrollada con un problema semejante de consumo de drogas es el propio gobierno estadounidense, cuyas agencias de espionaje y control político inundaron las calles de los barrios pobres con heroína y cocaína de muy baja calidad (conocida como crack) con el doble propósito de financiar sus actividades ilegales en el contexto de la guerra fría y de quebrar la organización de los sectores marginados que reclamaban el cumplimiento de sus derechos humanos sociales y económicos.
Es importante que la DEA, por primera vez, admita abiertamente que los grandes cárteles mexicanos operan en su territorio y dictan el trasiego de drogas, lo que contrasta con su inveterado negacionismo, según el cual dichas estructuras criminales se desvanecían al norte del río Bravo, en territorio estadounidense, donde sólo había pequeños traficantes de alcance local y desconectados entre sí, pero mantiene la farsa de que el negocio del narcotráfico es manejado en su totalidad por extranjeros.
O sea, no hay cárteles ni capos narcotraficantes estadounidenses, lo que pareciera una ficción insostenible ya que supone que los estadounidenses, siempre a la cabeza de emprendimientos lucrativos como la venta de armas, se abstienen de ponerse a la cabeza de un mercado tan lucrativo como el de las drogas.
La admisión de la DEA tiene repercusiones más profundas e implica, ante todo, que Washington ya no puede perpetuar su política de combatir a los cárteles fuera de sus fronteras y tolerarlos dentro de ellas.
Un editorial de La Jornada de México señala que EEUU deberá hacer algo al respecto, y no tiene muchas opciones: o replica contra sus ciudadanos la fútil guerra contra el narcotráfico que impusieron a través de gobernantes sumisos como Felipe Calderón en México y Álvaro Uribe en Colombia, o diseña un plan integral para atender las causas que empujan a un sector de su población a las adicciones y a otro a incorporarse a la economía del narco.
A la sociedad y el gobierno de Estados Unidos les corresponde decidir, en total soberanía, lo que van a hacer ahora que saben que el crimen organizado es un asunto interno, concluye.
*Antropólogo y economista mexicano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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