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Crímenes de guerra de soldados australianos en Afganistán

La deshumanización de las tropas de la coalición

Fuentes: Dissident Voice

En 2021 se cumplen veinte años del comienzo de la guerra contra Afganistán el 7 de octubre de 2001. Liderada por Estados Unidos, contó con la participación del Reino Unido, Canadá y Australia, además de la colaboración logística de otros países.

Leí la semana pasada un artículo sobre los crímenes de guerra de soldados australianos publicado por Yanis Iqbal, un estudiante de India, en Dissident Voice.

Pensé que sería bueno darlo a conocer en castellano y añadir una reflexión mía sobre estos crímenes, para contribuir a que no caigan en el olvido al menos.

En la primera parte presento mi traducción del artículo citado y en la segunda incluyo otros crímenes de guerra perpetrados por Estados Unidos, Reino Unido y Canadá.

***

La investigación del Inspector General sobre las Fuerzas de Defensa de Australia en Afganistán (FDA), publicada a finales de 2020, sirve de barómetro del nivel de salvajismo que ha calado en los países imperialistas en su interminable reinado de terror contra el Sur global. El documento es el resultado de una investigación de cuatro años, iniciada por los militares en 2016 y dirigida por el General de División retirado Paul Brereton. Su trabajo comprende desde 2005 a 2016.

Con el informe se han confirmado 39 homicidios en 23 incidentes separados y 25 soldados -algunos de los cuales siguen prestando servicio en las FDA- han sido implicados tras las declaraciones de 350 testigos. Se han remitido a la Policía Federal 36 asuntos que afectan a 19 personas. El Segundo Escuadrón del Regimiento de Servicios Aéreos Especiales (SASR: Special Air Service Regiment) será disuelto y algunos soldados serán despojados de las medallas y condecoraciones recibidos desde 2006.

Protocolos de la barbarie

La investigación detalla varios protocolos de la barbarie seguidos por las FDA en Afganistán. Se menciona el rito de iniciación de los soldados novatos conocido como ‘bautizo de sangre’, es decir, matar a su primera víctima disparando a un prisionero.

«Esto se lleva a cabo una vez controlado el recinto militar del objetivo y señaladas las víctimas como ‘personas buscadas’». ‘Las pruebas’ – transmisores o armas – se colocan sobre el cuerpo a continuación. Posteriormente se redacta un ‘artículo de portada’ «con el fin de informar sobre las operaciones para desviar una investigación». También se enumeran los incidentes en los que los soldados «infligieron un dolor intenso» a los detenidos afganos y «les causaron lesiones», lo que indica el uso de la tortura.

En 2015, el alto mando militar encargó a la Dra. Samantha Crompvoets que proporcionara una «instantánea» de las operaciones de las FDA y que investigara las denuncias de crímenes de guerra. Según el informe de Brereton, Crompvoets «dijo que le dio la impresión de que hubo un ’gran número de asesinatos ilegales’ que habían sido ’diseñados por el final», es decir, los afganos eran primero asesinados y posteriormente colocados en la Lista de Efectivos Prioritarios Conjuntos. Se conoce como la JPEL por sus siglas en inglés, es decir, Lista de las Fuerzas de la Coalición en Afganistán de Efectivos Prioritarios para Asesinar o Capturar, sobre la base de que eran presuntamente combatientes y oficiales de alto nivel de los talibanes o de Al-Qaeda.

En un caso, Crompvoets observa a soldados del SASR conduciendo por una carretera y viendo a dos niños de 14 años. Los soldados concluyeron rápidamente que se habían encontrado con simpatizantes talibanes. Los niños fueron detenidos y capturados. Les cortaron la garganta. Introdujeron sus cuerpos en bolsas para cadáveres y los arrojaron a un río. Estos actos no eran raros; los soldados de las Fuerzas Especiales cometían este tipo de asesinatos como un medio de «ser conocidos». Por ejemplo, en 2012, un anciano afgano, Haji Sadr, fue golpeado hasta la muerte por un soldado del SARS durante una incursión en su pueblo, Sarkhoum.

Aparte de la investigación, otras fuentes también han revelado la contumacia homicida absolutamente abominable del SARS. Una imagen publicada por The Guardian el 1 de diciembre de 2020, mostraba a un soldado del SARS bebiendo cerveza en la pierna ortopédica de un afgano muerto. Según The Guardian, la foto fue tomada en el «Fat Lady’s Arms», un bar no oficial establecido por el SARS en su base de Tarin Kowt, la capital de la provincia de Uruzgan. En otra foto la prótesis está atada a la mochila de un soldado, y en una tercera, dos soldados posan con aquélla. La prótesis de pierna fue tomada, según se informa, de un «presunto combatiente talibán» después de que éste muriera durante un asalto del SARS en abril de 2009 en Uruzgan.

La narrativa imperialista

De forma típicamente dócil, los medios de comunicación liberales corporativos se han aferrado firmemente al punto de vista imperialista de la clase dominante y han normalizado los atroces crímenes de guerra como una anomalía en una historia por lo demás honorable de comportamiento recto de las tropas australianas en la ocupación ilegal de un país de Asia Central. Estos ultrajes fueron parte de un crimen de guerra más grande: la invasión y ocupación de Afganistán desde 2001. La guerra ha saturado las vidas de los afganos ordinarios con una violencia sin fin y una tristeza insufrible. Tras casi 20 años de operaciones militares imperialistas, las matanzas continúan. Un informe de la ONU registró 3.458 bajas civiles en la primera mitad de 2020, la mayoría de ellas causadas por las tropas de la coalición.

Se puede afirmar, como hace el informe, que las atrocidades del SARS fueron simplemente obra de un «pequeño número de comandantes de patrulla, y sus protegidos» o de una «cultura de guerra» totalmente ajena a partir de cabos y sargentos. Según admite el propio informe, esta «cultura» comenzó en Australia, durante el entrenamiento y el adoctrinamiento militar, no en Afganistán. «Fue en sus unidades y subunidades matrices donde se originó esa cultura y las actitudes que permitieron la mala conducta», como afirma el informe. Jack Barry, ex fusilero de las FDA, dice que durante los ejercicios de entrenamiento en su propio país, «un suboficial superior me dijo que no me molestara en tomar prisioneros o en tratar a los heridos del enemigo y que sólo debíamos ’meterlos por la ranura’ (un término coloquial para referirse a dispararles)».

La deriva hacia el salvajismo

En su Discurso sobre el colonialismo, Aimé Césaire escribió:

“La colonización tiene el efecto de deshumanizar al colonizador, para brutalizarlo en el verdadero sentido de la palabra, para degradarlo, para despertar en él instintos enterrados, la codicia, la violencia, el odio racial y el relativismo moral… cada vez que se corta una cabeza o se saca un ojo en Vietnam y en Francia aceptan el hecho, cada vez que una niña es violada y en Francia aceptan el hecho, cada vez que un malgache es torturado y en Francia aceptan el hecho, la civilización produce un peso opresivo, produce una regresión universal, produce una gangrena, un centro de infección comienza a extenderse; y que al final de todos esos tratados que han sido violados, todas esas mentiras que se han propagado, todas esas expediciones punitivas que han sido toleradas, todos esos prisioneros que han sido atados e «interrogados», todos esos patriotas que han sido torturados, al final de todo el orgullo racial que ha sido alentado, toda la jactancia que ha sido mostrada, un veneno ha sido inculcado en las venas de Europa y, lenta pero seguramente, el continente avanza hacia el salvajismo.”

El descubrimiento de las atrocidades cometidas por Australia en Afganistán es un indicador de que el grado de brutalidad y deshumanización producido por la globalización neocolonial y el imperialismo es alarmantemente alto. Prácticas tan deshumanizadoras como el ‘bautizo de sangre’ sólo pueden ser cometidas por aquellos cuyos recovecos éticos se han visto inundados por el deseo necropolítico de infligir pura violencia a los cuerpos racializados de los nativos -considerados de menor valor que los animales. A menos que no se detenga el belicismo imperialista, la bancarrota moral de los países del Norte global pronto se derrumbará, abriendo las compuertas de la bestialidad y la xenofobia profundamente arraigadas.

…………………….

Comentario del traductor:

Australia es un caso interesante para antimilitaristas, antiimperialistas y otras gentes de buena voluntad, porque es uno más de la lista de países que sin prisa, gota a gota, ha ido sacando a la luz al menos una parte de sus crímenes de guerra en Afganistán.

Australia es principalmente conocido por los canguros, la Gran Barrera de Coral y una ópera de diseño. Algunos conocen también su alineamiento con el imperialismo y el maltrato -que es sevicia- a los refugiados que intentan obtener asilo y acogida allí. Les impiden el paso o les meten en centros de detención. Aún es menos conocido por sus crímenes de guerra, probablemente hay australianos que tampoco los conocen.

Su patrón de actuación imperialista es como el del resto de países imperialistas. Aunque su lugar en la escala de este grupo de países es modesto al lado de las grandes potencias, su maldad es inconmensurable como las de éstas.

Australia, como otras naciones imperialistas ‘menores’, se integró en una coalición internacional para contribuir como comparsa principalmente en una guerra de agresión internacional, pero también envió tropas y armamento a participar en Afganistán.

Lo primero que llama la atención el artículo de Iqbal, es que el informe que menciona es de 2016 y su publicación de finales de 2020.

“El 7 de octubre de 2001 el ejército de Estados Unidos, con la colaboración del Reino Unido, lanza los primeros bombardeos sobre el Talibán con lo que da comienzo oficialmente la Operación Libertad Duradera. Canadá, Australia, Alemania y Francia comprometen su apoyo”, según la información que facilita en su página web el Council on Foreign Relations, fundado justamente hace cien años, en 1921.

www.cfr.org/timeline/us-war-afghanistan

Es decir, hace 20 años que Australia participó en este ‘crimen supremo’, que es la guerra de agresión como lo definió Noam Chmosky en 2003.

http://chomsky.info/20030811/

También en 2003 el Parlamento de Australia reconoció que hubo crímenes de guerra en Afganistán. Entonces ya lo sabía, pero se hizo público el 9 de noviembre de 2020.

Es la versión moderna de disparar primero y preguntar después:

“Una suma de pruebas reunidas durante la pasada década sugiere que la ética personal y profesional de algunos ha sido seriamente comprometida”

Son palabras de Jeff Sengelman, Comandante de Operaciones Especiales en 2016.

El crimen más perverso en 2001 se convierte quince años después en un asunto de moral personal dudosa en palabras de la autoridad militar. Es claro que Sengelman ha aprovechado el tiempo para asistir al menos a un taller de escritura creativa.

Sin embargo, por lo que escribe Iqbal -que de todos modos no se refiere más que a los sucesos expuestos-, no se sabe si se ha hecho justicia a las víctimas y si se ha compensado a las familias con algo más que con una línea asquerosa que echa sal en la herida de aquellas.

www.aph.gov.au/About_Parliament/Par…

Quizás aún es pronto y cuando tenga lugar el juicio se sepa. En todo caso se puede apostar -sin riesgo de perder- a que lo probable en este caso -como en el resto del mundo- es que los autores materiales de crímenes de guerra no entren en prisión o si lo hacen salgan pronto y que los autores intelectuales del crimen supremo, independientemente de la enormidad de éste, terminen rivalizando en la prensa sobre quién hace más dinero recorriendo el circuito internacional de las conferencias impartidas por ex presidentes de gobierno y mediante las ventas de sus memorias.

Los militares de los cuerpos especiales, a diferencia de las familias de los asesinados, tampoco tienen problemas económicos si el ejército los licencia como parece que ha sido el caso en Australia al disolver su unidad y no pueden o no quieren ingresar en el ejército regular.

“El sueldo de los militares de los cuerpos especiales varía de unas 25.000 libras al año a unas 80.000 (referidas al año 2001), según su formación y rango. La tropa regular cobra 13.000”.

Sin embargo la pasta no está ahí, sino en el ingreso en fuerzas especiales similares pero privadas para los más viciosos y en la entrada en el sector de la seguridad, las armas, etc. para los más emprendedores.

www.theguardian.com/money/2001/nov/…

Estados Unidos es su socio y líder de este crimen. Tras ser derrotada en la guerra de 1898, España cedió a éste en el Tratado de París las Islas Filipinas. A continuación, como anteriormente hizo España, tuvo que enfrentarse a la población revolucionaria.

Obviamente cometió crímenes de guerra, inevitables en una guerra de agresión y en una ocupación beligerante.

Esto queda ejemplificado en el intercambio que tuvo lugar entre el General de Brigada Jacob Smith y el Mayor Littleton Waller sobre la forma de proceder con los filipinos.

“No quiero prisioneros. Quiero que mate y queme, cuanto más mate y queme, más satisfacción me proporcionará. Quiero que mate a todas las personas capaces de empuñar armas contra Estados Unidos”.

“Me gustaría saber con qué límite de edad, señor”

“Diez años”.

“¿Me está diciendo que personas de diez años son capaces de empuñar armas?”

“Sí”.

Smith confirmó sus órdenes por segunda vez. A partir de este diálogo siguió una prolongada y sostenida masacre de civiles.

Tras la masacre tuvo lugar un juicio marcial que acabó en el retiro forzoso de Smith.

No parece que fue llevado a prisión ni que tuvo otro castigo que ese retiro.

Probablemente mantuvo su pensión, el apoyo o la comprensión de sus compañeros de armas, etc. Al fin y al cabo los masacrados fueron unos pocos miles según los estadounidenses, unos 50.000 según los filipinos.

http://en.wikipedia.org/wiki/United…

Hay una repetición interminable de salvajadas infligidas por militares contra soldados y civiles ‘enemigos’ en los países agredidos y otra repetición de salvajadas en los países agresores por parte de mandos castrenses, jueces togados militares, gobiernos, parlamentos y prensa.

Por otro lado es importante añadir que todos estos actores cuentan con la aquiescencia de una parte de la población y con la pasividad de otra parte. Una exigua minoría da la voz de alarma de alguna manera, que de todos modos no es bien recibida y mucho menos secundada.

La guerra de Vietnam es una de las más notorias. El caso paradigmático es el del alférez William Calley Jr., responsable de la matanza de My Lai:

“El 16 de marzo de 1968 las tropas de Estados Unidos lanzaron una operación en la región de Son My en la búsqueda de vietcongs. A lo largo de cuatro horas, Calley y sus hombres violaron a las mujeres y las niñas, mataron el ganado y prendieron fuego a las casas hasta dejar el poblado arrasado por completo. Para terminar, reunieron a los supervivientes en una acequia. Los informes acerca de su desempeño publicados tras My Lai le describen como un soldado normal.”

“Calley fue acusado el 5 de septiembre de 1969, de seis cargos de asesinato premeditado, siendo hallado culpable y sentenciado a cadena perpetua por el asesinato de 22 personas en una masacre ejecutada por soldados de Estados Unidos en la que murieron 500 hombres, mujeres y niños. Richard Nixon le conmutó la sentencia tres años más tarde. El proceso judicial por este crimen de guerra empañó el nombre del ejército estadounidense, el cual fue sospechoso de encubrir y ocultar pruebas. El juicio culminó con la absolución del capitán Ernest Medina, quien estaba a cargo de la Compañía, y de otros 29 oficiales que habían sido juzgados.

Posteriormente, el 23 de agosto del 2009 Calley pidió perdón por lo ocurrido.”

http://es.wikipedia.org/wiki/Willia…

Hoy seguimos siendo testigos, ya sin pestañear acostumbrados como estamos a la maldad más superlativa, de una extensa variedad de crímenes con misiles, munición con plomo fundido, uranio enriquecido, asesinatos selectivos, drones, daños colaterales, abatimiento de enemigos, técnicas de interrogación mejoradas…

Nada de esto se tenía que haber producido en Afganistán y otros países en la zona, hay leyes internacionales, está la experiencia de la época del colonialismo, otro crimen contra la humanidad. Nada de esto ha sucedido sin que se haya preparado a conciencia. Nada se ha ahorrado en esta guerra en matanzas, horrores, destrucción, mentiras, violaciones de la ley internacional, la ley humanitaria y hasta del sentido común.

“En 2005 The New York Times obtuvo un informe de investigación de 2000 páginas del Ejército de Estados Unidos sobre los homicidios de dos civiles afganos desarmados a manos de personal militar en diciembre de 2002 en la cárcel de Bagram, así como del tratamiento a los prisioneros en general. Los dos asesinados, Habibullah y Dilawar fueron colgados del techo con cadenas repetidas veces y golpeados hasta la muerte. Las autopsias revelaron que los traumatismos de las piernas eran comparables a los producidos por un autobús que les hubiera atropellado. Siete soldados fueron acusados en 2005”.

“En 2004 el Mando responsable de la Investigación criminal del Ejército de Estados Unidos concluyó que 27 militares entre tropa y oficiales habrían de ser juzgados. Sólo siete han sido juzgados hasta ahora.”

Las condenas eran comparables al daño que causaría un niño de cinco años que atropellase con su triciclo a los responsables de las torturas y los asesinatos: desde dos meses de condena (no se dice si se cumplieron) hasta libertad sin cargos, pasando por una carta de reprimenda.

http://en.wikipedia.org/wiki/Bagram…

Los británicos tampoco han tenido prisa en dar a conocer sus propios crímenes de guerra en Afganistán y no carecen de experiencia en este ámbito. Cien años antes del ataque contra Afganistán, durante la guerra contra la insurgencia de los Boers entre 1899 y 1902, “las duras contramedidas británicas, que incluían una política de tierra quemada, llevó a los Boers a capitular.”

Como esta historia se alarga innecesariamente, bastará con recordar aquí un ejemplo de los muchos que están al alcance de cualquiera en Internet,

“En septiembre de 2013 el sargento de los Royal Marines, Alexander Blackman fue juzgado en una corte marcial por haber asesinado el 15 de septiembre de 2011 a un insurgente talibán desarmado y herido (de muerte, según otras fuentes, nota del traductor) en la provincia de Helmand.”

“El 6 de diciembre de 2013 se le condenó a cadena perpetua con un mínimo de diez años de cumplimiento antes de poder pedir la libertad condicional. Fue licenciado con reprobación de los Royal Marines.”

“En abril de 2017, mediante una apelación que consiguió reducir la condena de asesinato a homicidio, Blackman salió de prisión después de haber cumplido tres años de su sentencia.

http://en.wikipedia.org/wiki/Britis…

Blackman pudo asesinar -en primera instancia- o matar -en el tribunal de apelación- al talibán herido, quien al parecer no tenía nombre, pues no aparece en ningún lugar.

El resultado para el muerto es el mismo, sin embargo no parece serlo para la familia ni la justicia a tenor de las declaraciones sobre el hecho, que no han llevado a otra apelación para revertir la primera:

“Blackman formaba parte de una patrulla que se topó con un talibán herido por disparos desde un helicóptero Apache y ordenó a dos de sus hombres moverle fuera del rango de grabación de un dispositivo aéreo de vigilancia. El vídeo muestra imágenes del traslado y de los golpes que le propinaron. También les ordenó no suministrarle los primeros auxilios y luego disparó al hombre en el pecho con una pistola de 9 mm, diciendo a los soldados: ‘Arrastrad fuera de aquí a este cabrón que está estirando la pata. Es lo que nos haría a nosotros.’ Luego añadió: ‘Acabo de violar la Convención de Ginebra’.”

http://en.wikipedia.org/wiki/2011_H…

http://en.wikipedia.org/wiki/2011_H…ç

El 17 de noviembre de 2019 la BBC publica una información titulada “El gobierno del Reino Unido y el ejército acusados de encubrir crímenes de guerra.” Los asesinatos se repiten y el guión también:

“Una investigación para Panorama de la BBC y el Sunday Times ha hablado con once inspectores de policía que declararon haber encontrado pruebas creíbles de crímenes de guerra. (…) El Ministerio de Defensa rechazó una alegación sin pruebas de un patrón de encubrimiento”

www.bbc.com/news/uk-50419297

Menos de un año después, el uno de agosto de 2020, la BBC se pregunta:

“¿Ejecutaron las Fuerzas Especiales a civiles desarmados?”

“En la etapa más intensa de la guerra en Afganistán en 2011, dos oficiales veteranos de las Fuerzas Especiales se reunieron en un bar en Dorset para conversar en secreto. Temían que algunos de los soldados mejor entrenados del Reino Unido habían adoptado una ‘política deliberada’ de asesinato de hombres desarmados. Las pruebas que están apareciendo ahora sugieren que tenían razón.”

“En 2014 se estableció la Operación Northmoor para examinar las alegaciones por parte de las Fuerzas Especiales. Ésta ha encontrado docenas de asesinatos sospechosos en ataques nocturnos.

Uno de éstos incluyó a tres niños y un hombre de 20 años que fueron muertos por un soldado británico en el pueblo Loy Bagh, en Afganistán.

Los inspectores de policía han informado ahora a Panorama que las Fuerzas Especiales intentaron encubrir lo ocurrido para evitar ser juzgados por crímenes de guerra”

www.bbc.com/news/uk-53597137 y www.bbc.com/news/av/uk-50453227

En cuanto a España, su papel ha sido proporcionar logística mediante sus bases militares. También sus fuerzas armadas, con aproximadamente unos 2.500 soldados de combate en Afganistán, han participado en la Misión de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (más conocida como ISAF por sus siglas en inglés).

El 27 de agosto de 2014 Alejandro Pozo ofrece un “Balance alternativo sobre la intervención militar española en Afganistán” en

http://centredelas.org/actualitat/b…

En su estudio se ocupa principalmente de los objetivos, los medios, los resultados, la ilegalidad, los daños causados y otros aspectos relacionados. Extraigo únicamente el siguiente párrafo porque se refiere al asunto tratado en este artículo:

“Cabría sumar un número indeterminado y no declarado de muertos afganos por las acciones de los efectivos españoles en este escenario de guerra.”

El 9 de diciembre de 2015 otra investigadora del Centre Dèlas, Tica Font, presenta una conclusión muy pesimista en “15 años de invasión en Afganistán”, pero tampoco menciona la cuestión de los crímenes de guerra.

http://centredelas.org/actualitat/1…

No resulta fácil encontrar información sobre posibles crímenes de guerra realizados por militares españoles en Afganistán.

Amnistía Internacional, sin embargo, se refiere a la guerra de Iraq en una de sus acciones: “Soldados españoles en Irak, torturas sin justicia”, firmada por 12.068 personas:

“Una década después, las irregularidades y la falta de voluntad han llevado a la impunidad.

Durante los años 2003 y 2004 soldados españoles participaron en diversas misiones en Irak, en el marco de la Operación Libertad Iraquí. Uno de los centros operados por tropas españolas fue “Base España”, en Diwaniya, entre Bagdad y Basora. Entre finales de enero y principios de febrero de 2004, dos personas que se encontraban retenidas en este centro, fueron objeto de tortura y otros malos tratos cometidos por soldados españoles. Estas agresiones fueron grabadas y se publicaron en el diario El País, el 17 de marzo de 2013. Las imágenes, pixeladas, mostraban como cinco soldados españoles golpeaban y propinaban varias patadas a los detenidos. El conocimiento de estos hechos dio lugar a una investigación por parte del Ministerio de Defensa. Sin embargo, en septiembre de 2015, la investigación fue archivada, alegando entre otros motivos, que no se podía identificar a los presuntos autores ni a las víctimas, aunque sí reconocía que las torturas habían ocurrido.

Amnistía Internacional tuvo acceso a parte del expediente y ha concluido que la investigación tuvo muchas irregularidades. Por ejemplo, descarta injustificadamente a un testigo que podría haber llevado a la identificación de los responsables o la ausencia de una investigación exhaustiva sobre las amenazas sufridas por uno de los testigos. Además, la investigación fue llevada a cabo por un tribunal militar, tribunal que ni en España ni en ningún lugar del mundo reúne las condiciones de independencia e imparcialidad que son requeridos para la investigación de determinados crímenes de derecho internacional, como por ejemplo la tortura. Por ello estos crímenes deben ser juzgados siempre ante la jurisdicción ordinaria.

12 años después, nadie ha rendido cuentas por los abusos cometidos y las irregularidades cometidas durante la investigación han llevado a la impunidad.

Es necesario que las autoridades españolas remitan este caso a la jurisdicción ordinaria, y en caso de que se deniegue, asegurar una investigación exhaustiva, efectiva, imparcial e independiente sobre las torturas cometidas, considerando todas las pruebas.”

www.es.amnesty.org/actua/acciones/s…

El diario El País se refiere también a Iraq en su artículo del 17 de marzo de 2013 titulado “España en Irak: del error al horror”, firmado por Miguel González:

“El vídeo que hoy difunde EL PAÍS muestra a cinco soldados españoles entrando en una celda. En el suelo, sobre una manta, con dos botellas de agua a su lado, hay un hombre. Uno de los soldados le ordena a gritos que se incorpore. El hombre, postrado, no parece entenderle. A su lado hay otro detenido que a mitad de la grabación, que dura 40 segundos, es arrojado sobre el primero. Tres de los soldados la emprenden a patadas con ambos. Otros dos observan desde la puerta de la celda.

Un sexto graba la escena. Uno de los militares los patea con especial saña. En dos ocasiones parece a punto de marcharse, pero se vuelve para descargar toda la fuerza de su bota sobre los cuerpos indefensos. De las víctimas solo se escuchan jadeos y gemidos. Un militar, que durante la paliza se ha quedado mirando desde el quicio de la puerta, comenta al final: «¡Jo! A este se lo han cargado ya».

http://elpais.com/politica/2013/03/…

Es conocido que España fue un imperio y obvio que hoy sigue punto por punto el patrón del resto de países imperialistas, aunque su posición en la escala hoy día sea como la de Australia.

De la lectura de la acción de Amnistía Internacional se deduce que los crímenes expuestos pueden ser menores en cantidad que los de países más poderosos, pero el mal que hace sigue siendo inconmensurable.

El hecho de participar en una guerra de agresión le convierte en un país agresor por más que lo niegue o lo disfrace de misiones benéficas para la mujer afgana, la eliminación de las plantaciones de opio o lo adorne con la bajada de ‘dos centimillos en el precio de la gasolina’.

El historial imperialista de España en todos los continentes por su cuenta y de la mano de estados afines en otros países víctimas, no deja lugar a dudas. Si ha rezado para que por obra de un milagro -a los que este país es tan aficionado- su ejército sea el único puro e inmaculado, a pesar de haber empleado el terror cortando cabezas de enemigos y esparciendo agentes químicos desde aviones sobre sus vecinos, le ha faltado totalmente la intervención divina.

Lo que sí sería un milagro es que el ejército español fuese puro e inmaculado cuando:

el país al que pertenece colabora de buen grado en matanzas ajenas de diversas formas;

en el Congreso se aplaude que la mayoría de diputados vote a favor de que España se una al crimen de la manada imperialista repetido en tantos países;

fabrica armas a troche y moche y las vende a otros países agresores;
colabora en el secuestro de seres humanos;

facilita su traslado hacia las mazmorras de un campo de detención donde no hay control judicial;

donde se emplea una variedad de selectas torturas durante años, por ejemplo ¡183 veces del ‘submarino’! a ‘detenidos de alto valor’;

no se investiga los posibles crímenes de guerra o si se hace se ponen todo tipo de dificultades, por ejemplo, que los responsables militares no encuentran los registros de las guardias de vigilancia de los prisioneros cuando los solicita el juez.

De nuevo Miguel González escribe en El País el uno de octubre de 2014: “Si se ha tardado tanto tiempo en conocer lo sucedido en Irak ha sido porque ha funcionado un pacto de silencio, una especie de omertà, en el seno de la Legión. ‘Todo el mundo en Ronda sabía de lo sucedido en Irak en 2004’, pero se llegó a un acuerdo a fin de que ‘el vídeo y las personas implicadas no salieran a la luz’ declaró a la juez uno de los legionarios”. (…)

“El secretario del juzgado dejó constancia de ‘la sorpresiva e inmotivada presentación de un capitán de la Legión’, alegando que un superior suyo le había mandado para que exigiera el teléfono del abogado de oficio que asistía al legionario que había prestado declaración. El capitán añadió que ‘no se le podía meter en prisión [al legionario] porque habían pasado más de diez años’. ¿Diez años de qué?

Las diligencias estaban declaradas secretas y nadie había dicho hasta entonces que los agresores del vídeo fueran legionarios.”

http://elpais.com/politica/2014/09/…

Aunque Australia no ha hecho justicia, por lo menos ha disuelto su unidad de

Fuerzas Especiales. Sin embargo, esto puede ser un simple truco de trilero si la reconstruye con otro nombre, desde luego.

Aquí no vamos lento, vamos hacia atrás. No se aprecia intención de disolver nada, de investigar nada y de hacer justicia, por parte de autoridades e instituciones militares, judiciales, ejecutivas y legislativas.

En cuanto a la población, la cifra de firmantes de la acción de Amnistía Internacional, doce mil personas, no demuestra que los crímenes de guerra cometidos en su nombre y con el dinero de sus impuestos, sea su principal preocupación.

Según una popular plataforma de recogida de firmas, change.org, las tres más votadas han sido “Diputados, si no curráis ¡no cobráis!”: 779.571, “Una ley que legalice la eutanasia, y que no llega”: 603.484, “Investigación sobre el cáncer de páncreas”: 608.307

www.lavanguardia.com/vida/20191016/…

Estas tres y muchas más son buenas causas, desde luego, aunque la primera parece que es la de menos éxito, no sé por qué será.

Sin embargo, ninguna muestra mejor el verdadero sentir de la población que la estadística que sigue. Primero porque además de la vital importancia del asunto, se mantiene sostenida en el tiempo por gentes de todas las clases sociales, edades, preferencia política, confesión religiosa y orientación sexual:

“La Selección Española de fútbol ha disputado 31 partidos en los siete mundiales de fútbol celebrados desde 1994, en Estados Unidos, hasta este último disputado en Rusia, con una media de audiencia de esos encuentros de La Roja de 11,2 millones de espectadores y un 72,6 % de cuota de pantalla.”

¡Feliz vigésimo cuarto aniversario!

Traducido por Agustín Velloso para Grupo Tortuga

Fuente: http://dissidentvoice.org/2021/01/australian-war-crimes-in-afghanistan-decivilizing-the-coalition-troops/