El mes pasado, la reconocida periodista y escritora Naomi Klein estuvo en Washington, D.C., donde fue detenida junto a más de 1.000 personas cuando participaba en una campaña de desobediencia civil que duró dos semanas frente a la Casa Blanca. Dicha campaña se organizó para manifestarse contra el proyecto de construcción del oleoducto Keystone XL, […]
El mes pasado, la reconocida periodista y escritora Naomi Klein estuvo en Washington, D.C., donde fue detenida junto a más de 1.000 personas cuando participaba en una campaña de desobediencia civil que duró dos semanas frente a la Casa Blanca. Dicha campaña se organizó para manifestarse contra el proyecto de construcción del oleoducto Keystone XL, que transportará petróleo desde los campos de arena alquitranada en Canadá hasta las refinerías ubicadas en la costa del Golfo de México. Klein se encuentra actualmente en Nueva York, adonde viajó para apoyar el movimiento A ocupar Wall Street, y nos acompaña para analizar las relaciones que hay entre las dos luchas y la estrecha relación que existe entre la Casa Blanca, el Departamento de Estado estadounidense -que está evaluando el gasoducto propuesto- y los lobistas de Keystone XL.
Haga clic para ver la primeray la tercera parte de la entrevista a Naomi Klein en Democracy Now! de Amy Goodman y Juan González.
JUAN GONZÁLEZ: Sí, hay una división en el movimiento obrero sobre ese tema. Pero me gustaría preguntarte sobre el proyecto de construcción del oleoducto XL y algunos de los descubrimientos más recientes en relación al papel del Departamento de Estado. Las pruebas de un escándalo de corrupción en relación con las arenas alquitranadas cada vez son más numerosas. Los mensajes de correo electrónico publicados por la organización Friends of the Earth revelan que los empleados del Departamento de Estado tenían una relación muy estrecha con Paul Elliott, uno de los líderes de la campaña presidencial de Hillary Clinton, que ahora encabeza el lobby de Keystone XL. En los mensajes, Elliott ofrecía asesoría y favores personales, y en general alentaba el proyecto mientras el mismo todavía estaba en estudio. Cito uno de los mensajes que alaba el trabajo de Elliott: «Precisamente porque tienes conexiones, te buscan y te contratan». Otro dice: «Así se hace, Paul», después de que Elliott consiguiera el apoyo de un senador para el proyecto. Éste tono aparece en un mensaje tras otro.
NAOMI KLEIN : Sí, es increíble. Bill McKibben dijo que es maravilloso que la gente esté ocupando Wall Street, pero Wall Street está ocupando el Departamento de Estado. A juzgar por estas manifestaciones, parece obvio que hay una conexión. Creo que lo que hace que la gente salga a la calle en Nueva York, y ahora en todo el país, y se junte en el movimiento y momento de ocupación es la constatación de que no va a haber un cambio a través de las urnas, porque el proceso político está comprado y pagado. Lo que me parece muy inspirador en este momento, y lo digo tanto por las protestas contra Keystone XL, como por el movimiento «A ocupar Wall Street», es que mi mayor temor sobre la presidencia de Obama era que la misma llevara a esta generación de jóvenes al cinismo y a la apatía política. Ya vieron las enormes esperanzas que despertó en 2008 y la cantidad de jóvenes que realmente participaron en esa campaña, recorriendo casa por casa y durmiendo en el suelo por Obama.
Muchos de nosotros nos dimos cuenta de que habría traiciones. Y esas traiciones se produjeron principalmente en el tema del cambio climático y también en la incapacidad de dar esperanza a esta generación, lo que llevaría a que los jóvenes se refugiaran en el cinismo y la apatía. Pero en lugar de eso, los jóvenes van adonde está el poder. Se están dando cuenta de que el cambio no viene de Washington porque los políticos están totalmente controlados por los intereses de las grandes empresas y ésa es la crisis fundamental en este país. Ese punto es lo que hace que esta historia sea tan profunda. Esos mensajes de correo electrónico son sólo un ejemplo de ello. Por eso Paul Elliott, que fue subdirector de la campaña de Hillary Clinton, es contratado por TransCanada, la empresa que quiere construir este oleoducto desde las arenas alquitranadas de Alberta hasta Texas para transportar una variedad de petróleo muy contaminante. El petróleo de arenas alquitranadas emite el triple de gases de efecto invernadero que un barril de crudo canadiense normal, ya que es un material sólido. De modo que primero hay que usar una gran cantidad de energía para extraerlo, luego licuarlo y después meterlo en el oleoducto. Evidentemente, es un tema muy polémico. Ellos saben que es polémico porque hay un gran movimiento internacional contra las arenas alquitranadas.
Europa está haciendo muchos esfuerzos para prohibir el petróleo de arenas alquitranadas y es muy probable que el petróleo que se transporte a Texas -un puerto de exportación- en realidad no esté destinado al mercado estadounidense, sino que gran parte se exporte a Europa o a Latinoamérica. Por lo tanto, la empresa sabe que tiene que adelantarse a los problemas y contrata a Paul Elliott, director de campaña de Hillary Clinton, para que sea su lobista. Esto es clave porque se trata de una empresa y de un proyecto canadiense. No tiene que pasar por el Congreso. La aprobación la tiene que dar el Departamento de Estado. El Departamento de Estado es quien tiene que emitir un certificado de interés nacional. Fueron muy vivos. Contratan a Paul Elliott como lobista que es amigo de todos en el Departamento de Estado. Cuando la organización Friends of the Earth consiguió las copias de esos mensajes de correo electrónico, se demostró esa relación vergonzosamente estrecha, en la que, literalmente, tienes a alguien de tu parte: ese mensaje es de una persona del Consulado de EE.UU. en Ottawa. Y en él, Paul Elliott le informaba a esa persona, cuyo nombre es Martha [Marja] Verloop, que había conseguido el apoyo de Max Baucus, el senador Baucus, para el proyecto del oleoducto Keystone, lo cual constituye un golpe de Estado político. Y la respuesta de ella es: «¡Así se hace, Paul!» Literalmente alentándolo. La respuesta del Departamento de Estado fue: «Bueno, también nos reunimos con los ecologistas». Pero, imagínelos escribiéndole un mensaje de Bill McKibben cuando dice «Han detenido a más de 1200 personas» y que el Departamento de Estado respondiera «Así se hace, Bill». El día que eso pase, dejaré de preocuparme.
AMY GOODMAN : Naomi Klein, gracias por estar con nosotros. Seguiremos la conversación fuera de línea y la publicaremos en nuestro sitio web, www.democracynow.org. Naomi Klein, periodista y escritora. Su último libro lleva por título «La doctrina del shock: el auge del capitalismo del desastre». Naomi fue detenida hace tan sólo unas semanas en Washington DC, en las protestas contra las arenas alquitranadas, junto a más de 1200 personas. Mi nombre es Amy Goodman y me acompaña Juan González.
Fuente: http://www.democracynow.org/es/destacados/naomi_klein_la_polmica_en_torno_al_oleod