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Gracias a la movilización masiva del sistema sanitario, funcionarios y fuerzas de seguridad, junto a una enérgica y creativa campaña de concienciación

La respuesta de Vietnam al Covid-19 posiblemente es la más eficaz

Fuentes: The Nation

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

Desde el inicio de la pandemia del Covid-19 se ha elogiado a tres países de Asia por su respuesta eficaz. El primero fue Corea del Sur, que con una población de 52 millones de personas tenía a fecha del 22 de abril 10.702 casos y 240 personas muertas. Taiwan ha atraído mucha atención de los medios de comunicación debido a su peliaguda relación con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y con una población de 24 millones de personas tiene unas cifras mucho mejores que Corea del Sur: 427 casos y solo seis personas muertas. Por último, Singapur, que con una población de 5.5 millones de personas tiene 11,178 casos y 12 personas fallecidas, y se ponía como modelo hasta la semana en que se produjo un nuevo brote que al parecer empezó en un albergue para personas trabajadoras emigrantes del sur de Asia.

Un hombre camina junto a un cartel para luchar contra el Covid-19 en la capital de Vietnam, Hanoi, el pasado 1 de abril de 2020 (VNA / Cedida a Xinhua vía Getty Images).

La omisión flagrante en esta lista es Vietnam, donde casi tres meses después de que se detectara el primer caso el 23 de enero, la cantidad de personas infectadas es de solo 268 y por el momento no ha muerto nadie. Vietnam tiene una población de 95 millones de personas, más que Corea del Sur, Taiwan y Singapur juntos.

Con todo, la prensa estadounidense ha prestado poca atención a Vietnam. Si tomamos como referencia el The New York Times, aparte de noticias breves tomadas de Reuters, el único artículo relevante fue uno publicado hace seis semanas acerca del impacto del Covid-19 en la industria de la moda. Se centraba en una joven de la alta sociedad de 27 años llamada Nga Nguyen que había asistido a un desfile de moda de Gucci en Milán y a un evento de St. Laurent en París a finales de febrero, y después mintió sobre su itinerario de viaje en el informe obligatorio de salud al regresar a Vietnam. A primeros de marzo dio positivo en una prueba, además de haber infectado a su hermana y a otros siete pasajeros de su vuelo. Es hija de un magnate del acero y desde que ocurrieron estos hechos ha sido vilipendiada en Vietnam como símbolo de los arrogantes nouveaux riches [nuevos ricos, en francés], que se creen con más derechos que las demás personas.

Un esquema útil para reconstruir la cronología de cómo ha respondido Vietnam es el minucioso análisis del Times del pasado 11 de abril sobre qué sabía el gobierno Trump acerca del nuevo coronavirus y cuándo lo supo, qué asesoramiento experto había recibido y cuánto había ignorado, y cuándo actúo finalmente una vez que ya era tarde.

Como muchos países asiáticos Vietnam contaba con una ventaja psicológica: tuvo uno de los primeros casos de SARS en 2003 y fue elogiado por la forma rápida y eficaz en que hizo frente al brote. La zona estaba traumatizada por el SARS y en muchos países se hizo habitual llevar mascarillas. Recuerdo vívidamente mi consternación cuando hace unos años me registré en un hotel en Taipei y observé que todos los recepcionistas que había detrás del mostrador llevaban mascarilla. En el caso del Covid-19 Vietnam también estaba previsiblemente más alerta que la mayoría de los demás países debido a que comparte una frontera terrestre con China y a la gran cantidad de viajes que suele haber entre ambos países, tanto por negocios como por turismo.

El enfoque de Vietnam nunca se basó en los test generalizados, que fue la inadecuada y movida por el pánico respuesta de Estados Unidos y la mayoría de los países occidentales. Y no lo hizo no porque contara con unos recursos limitados, sino que fue una medida preventiva deliberada para minimizar las infecciones. La cantidad bruta de tests (unos 175.000 hasta el momento) es un criterio erróneo. Lo significativo es la proporción de tests respecto a los casos confirmados y en Vietnam esta proporción es casi cinco veces mayor que en cualquier otro país. Después de los tests se localizó de forma estricta a las personas con las que hubiera tenido contacto cualquier persona que se supiera que estaba infectada (incluidos los contactos secundarios), se las aisló inmediatamente y después estuvieron en cuarentena, y se creó rápidamente una base de datos en tiempo real y dos aplicaciones móviles mediante las cuales las personas podían registrar su estado de salud y sus síntomas. Todo esto se respaldó con la movilización masiva del ejército, las fuerzas públicas de seguridad, el sistema sanitario y los funcionarios del país, y con una campaña de educación pública contundente y creativa en la que se incluyeron cómics en la televisión y las redes sociales, y carteles que se basaban en la iconografía tradicional de la propaganda oficial pero donde se había sustituido a los heroicos trabajadores y campesinos por heroicos médicos ataviados con mascarillas.

Con la primera persona muerta en Wuhan el 11 de enero Vietnam endureció sus controles de las fronteras y los aeropuertos. Cuatro días después, cuando todavía solo había 27 casos en la provincia china de Hubei, varios altos cargos vietnamitas se reunieron con la OMS y sus homólogos de los Centers for Disease Control [Centros de Control de Enfermedades], y la OMS elogió a Vietnam por haber evaluado los riesgos y publicado directrices de protección rápidamente.

Los primeros casos en Vietnam se detectaron en tres pasajeros de un avión que volvía de Wuhan en enero. Se rastreó y aisló a 21 de las personas que habían estado en contacto con ellos. Para el 31 de enero el gobierno había creado un Comité Directivo Nacional para la Prevención y Control del Covid-19, encabezado por el viceprimer ministro Vu Duc Dam (el equivalente estadounidense, encabezado por el vicepresidente Mike Pence, no se creó hasta el 28 de febrero).

A mediados de marzo Vietnam todavía tenía nada más que 61 casos confirmados. El paciente 61 era una persona musulmana que había vuelto de una multitudinaria festividad religiosa en Malasia. El gobierno cerró inmediatamente la mezquita que había visitado en la ciudad de Ho Chi Minh y ordenó el cierre de su provincia natal de Ninh Thuan. En aquel momento se puso en cuarentena inmediata a cualquier persona que hubiera estado en contacto con un caso conocido y se ordenó autoaislarse a los contactos secundarios. Se puso en cuarentena de 14 días en campos dirigidos por el ejército (según se dice, amablemente) a aquellos pasajeros que llegaban a los aeropuertos internacionales y el 21 de marzo se canceló la llegada de vuelos internacionales y poco después también se cancelaron la mayoría de los vuelos y trayectos por ferrocarril internos. Antes de entrar en otra provincia se ponía en cuarentena a cualquier persona que saliera de Hanoi, donde se estaban detectando la mayoría de los nuevos casos.

El epicentro del brote en Hanoi resultó ser el Hospital Bach Mai, famoso por haber sufrido graves daños durante la campaña de bombardeos emprendida por Richard Nixon en 1972. Se descubrió que el origen del brote era un hombre que había estado en el hospital el 12 de marzo, de modo que inmediatamente se cerró al mundo exterior la comunidad de la que era originario, formada por 11.000 personas. El 29 de marzo se cerró el propio hospital, donde la cantidad de casos había aumentado a 45. A continuación se hicieron tests a todas las personas que visitaran un hospital en cualquier parte del país. Tres días después el gobierno impuso la distancia social obligatoria en todo el país durante dos semanas, lo que de nuevo fue una medida preventiva y no una medida que se tomara (como ocurrió en algunos estados de Estados Unidos, aunque no en todos) para reducir al mínimo la cantidad de personas muertas por una infección que ya estuviera fuera de control. A fecha del 9 de abril se habían hecho pruebas a más de 1.000 trabajadores sanitarios del hospital Bach Mai y a 14.400 personas que habían acudido al hospital.

Por supuesto, las personas escépticas pueden plantear todo tipo de preguntas. La Marina estadounidense ha atribuido los casos de infección a bordo del portaaviones Theodore Roosevelt a una escala en Da Nang, la tercera ciudad más grande de Vietnam, y los teóricos de la conspiración inmediatamente lo aprovecharon para afirmar que era un indicio de que se había ocultado un brote allí. De hecho, la explicación más plausible parece ser que dos turistas británicos, que después se descubrió que estaban infectados, habían estado en el mismo hotel que los miembros de la tripulación. Se hicieron pruebas a sus 40 contactos conocidos y dieron negativo. Da Nang, una ciudad de más de un millón de habitantes, ha tenido, precisamente, seis casos confirmados.

Fuente: https://www.thenation.com/article/world/coronavirus-vietnam-quarantine-mobilization/

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.