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Hong-Kong

La «revolución de los paraguas»

Fuentes: A l´encontre-La Breche

[A continuación publicamos 2 textos de Charles-André Udry, escritos el 7 y 10 de octubre, sobre las movilizaciones que se vienen desarrollando en Hong-Kong desde el 28 de setiembre, precedida de una corta introducción escrita para esta edición en castellano, dado el tiempo transcurrido desde su publicación. Las movilizaciones que se iniciaron en Hong-Kong el […]

[A continuación publicamos 2 textos de Charles-André Udry, escritos el 7 y 10 de octubre, sobre las movilizaciones que se vienen desarrollando en Hong-Kong desde el 28 de setiembre, precedida de una corta introducción escrita para esta edición en castellano, dado el tiempo transcurrido desde su publicación. Las movilizaciones que se iniciaron en Hong-Kong el 28 de setiembre constituyen un factor político de primer orden. Como nos recordaba en un artículo reciente Pierre Rousset, «sea cual sea el resultado de esta movilización, nada será como antes».]

La movilización democrática en las calles De Hong Kong en la que participan estudiantes universitarios y de secundaria junto a una parte del profesorado y de sindicalistas comenzó el 28 de setiembre de 2014; ¿alguien podía pensar en esas fechas que duraría tanto tiempo? Que en la misma se expresen diversas sensibilidades va de suyo, como ocurriría en no importa que país del planeta.

La mañana del 29 de octubre, la prensa de Hong Kong recoge la siguiente declaración de un «oficial de rango superior en Pekín : «Los miembros de la CPPCC -Conferencia Política consultiva del pueblo chino» [en la que se encuentran políticos de Hong Kong]- pueden decir lo que piensan con total libertad, pero no pueden exigir la dimisión del Jefe del Ejecutivo de Hong Kong, Leung Chung-yiny ni criticar de forma no constructiva al gobierno local [de Hong Kong] «. El resultado práctico de ese criterio no se hizo esperar: James Tien Pei-Chun del dirigente del Partido Liberal fue destituido como miembro del CPPCC tras manifestarse contra el jefe del Ejecutivo.

Al mismo tiempo, la última encuesta de opinión sobre la popularidad de Leung C.Y. muestra que está en su nivel más bajo: el 43,3% de la gente encuestada declara que no tiene confianza en el gobierno. En setiembre era el 39,6%.

Mientras tanto, la sociedad hongkonesa se polariza. Miembros el Banco Central de Hong-Kong vinculados al Partido Comunista Chino (PCC) declaran que las movilizaciones convocadas por Occupy van a perjudicar a la Región Administrativa Especial. En el mismo tono se han expresado Josep Yam Chi-Kwong, jefe del Banco Central de 1993 a 2003 (es decir, durante el período de transición) y Norman Chan Tak-lam, su actual responsable, que ha puesto el acento en el cierre de 44 bancos minoristas (los que operan sólo con particulares y pequeña y mediana empresa. Ndt). Su objetivo es tratar de arrastras a los pequeños comerciantes del lado de los grandes capitalistas que hacen de puente con el continente. En el mismo sentido, el 29 de octubre, durante una reunión del Consejo legislativo de Hong-Kong (Legco), el secretario para la Educación Eddie Ng Hak-kim afirmó que los comercios de Mong Kok, de laBaisa de Causewat y de Tsin Sha Tsui, las principales zonas en las que está presente el movimiento Occupy, se vieron obligar a cerrar durante la «semana de oro», es decir durante la fiesta nacional del 1 y 2 de octubre, en la que los turistas del continente acuden a Hong-Kong. Por otra parte, la actividad de las bandas anti-Occupy (grupos de choque contra los manifestantes) se refuerza entre en Mong Kok y en otras zonas y el gobierno acapara cantidad de material antidisturbios ¡occidental!. Síntoma de que las fuerzas de policía, históricamente entrenadas por los británicos y por el nuevo gobierno, podrían incrementar la represión. Todo ello con el telón de fondo de los contingentes del Ejército Popular de Liberación acuartelados muy cerca de los edificios gubernamentales.

El impacto político provocado por el movimiento Occupy ha empujado a Jasper Tsang Yok-sing -diputado presidente de Legco y muy del orden- a contradecir, durante una entrevista en Cabel TV, numerosas declaraciones de los dirigentes del PCC según las cuales la amplia movilización democrática sería fruto de manipulaciones extranjeras. El 29 de octubre ha declarado: «No puedo constatar esto [una intervención extranjera]. A no ser que pensemos que las declaraciones de los diplomáticos extranjeros que dicen estar preocupados por la situación puedan ser consideradas como una intervención de fuerzas extranjeras. Creo que su preocupación, expresada objetivamente, no tiene el objetivo de influenciar, dominar o forzar a una de las dos partes [el gobierno y Occupy]». Los neo-estalinistas que denuncian el complot imperialista podrían inspirarse en este punto de vista.

El movimiento, con sus diversos componentes, ha definido objetivos claros: derecho a elegir democráticamente a los futuros gobernantes; dimisión de Leung C.Y y denuncia de las escandalosas desigualdades sociales. A éstas se le suma la reivindicación de reformar la actual Constitución, fruto del acuerdo entre el PCC y el mundo empresarial de Hong-Kong y de China continental (John P. Bruns, profesor de ciencias sociales en la universidad de Hong-Kong, en SCMP, 28 de octubre). Desde que se intensificó la represión, las denuncias presentadas contra la policía se han concretizado. La policía exige a los canales de TV y a los periódicos que les entreguen extractos de los vídeos y fotos de las movilizaciones para poder «juzgar colectivamente» a los siete oficiales de policía acusados de haber apaleado brutalmente a los manifestantes. Evidentemente, a través de estos extractos la policía busca, sobre todo, identificar a los activistas. En cualquier caso, se trata de una táctica diferente de la utilizada en Pekín ya que se ha puesto en pie un proceso administrativo: los siete oficiales han sido suspendidos y al mismo tiempo se negocia con los medios de comunicación. I-Cabel News dice no haber recibido jamás una petición por escrito.

Algunos media dicen que ellos están dispuestos a responder a la petición pero exigen que sea la justicia quien les trasmita la solicitud y no la policía. Esto ha servido para abrir un debate sobre la dimensión de los derechos democráticos.

En fin, durante las negociaciones, retransmitidas por las radios y cadenas de TV, los representantes de las y los estudiantes y del movimiento Occupy no han modificado sus posiciones; no han retrocedido en sus reivindicaciones. Se ha abierto un debate en torno a la forma y el contenido de la votación de los activistas para decidir la continuidad del movimiento. Esta votación, que se debería haber realizado el 26 y 27 de octubre, se ha pospuesto. Lo que expresa tanto las divergencias como la reflexión sobre el compromiso-enfrentamiento, o más exactamente sobre cómo salir del impasse al cabo de un mes. Una reflexión compleja de táctica y estrategia frente a la cual una parte de la izquierda europea manifiesta una arrogancia e ignorancia impresionante.

29/10/2014

1 – La «revolución de los paraguas» frente a la «burocarcia celeste»

La movilización estudiantil y de una parte de la población de Hong Kong no sólo ha suscitado preocupación en Pekin. También los relojeros helvéticos se han echado a temblar. Así, el director de ventas y marketing en Asia de la casa relojera ginebrina Frédérique Constant, Sébastien Cretegny, se sincera con Frédéric Leliévre: «Después de un mes de septiembre muy tranquilo, todo el mundo esperaba la Golden Week1 con impaciencia. Algunos pueden quedar defraudados. Todavía hay gente en los puntos de venta especializados en turistas chinos, pero en las boutiques de calle como en Causeway Bay o en Mong Konk, el movimiento Occupy Central tendrá un impacto». F.Lelièvre añade: «Sin olvidar que, como reacción a las manifestaciones, Pekin acaba de suspender los visados para los grupos de turistas que se dirigían a Hong Kong, una medida que se hará sentir de aquí a una semana» (Le Temps, 4/10/2014). Y podría añadirse, no todos los telespectadores han visto obligatoriamente las publicidades gigantes de Piaget y del grupo Richemont cuando las televisiones daban prioridad a las y los manifestantes que bloqueaban las calles del barrio gubernamental hongkonés: Admiralty.

Es cierto que el olfato de los relojeros de alta gama de Ginebra les orienta sobre todo hacia el continente, en dirección a Shanghái, Cantón y Pekín. La elección de los organizadores del Watches&Wonder (W&W) -el equivalente asiático del SIHH de Giebra (Salón internacional de alta relojería)- que tuvo lugar del 30 de setiembre al 2 de octubre en Hong Kong se ha visto confirmada: acudieron los clientes de alta gama de China continental, de Singapur y de Taiwán. No para ir a las manifestaciones en favor de los derechos democráticos. La burocracia del Partido Comunista Chino (PCC) está sometida a una «dictadura video»: no puede adornar sus muñecas con Piaget, Audemars Piguet, Vacheron Constantin, Chopard, Ulysse Nardin. La campaña anti-corrupción del presidente Xi Jinping amenaza con cortarles el brazalete, ya que no la muñeca. Esto no impide a los amables animadores del W&W asegurar que volverán el próximo año, ya que los 16.000 visitantes de 2014 estaban a la misma altura, en términos de poder de compra y de encargos, que los de 2013, aunque el reposicionamiento en un segmento menos lujoso, por debajo de los 6.000 dólares, parece responder a la sentencia del presidente Mao: «El porvenir es radiante pero el camino es sinuoso».

Una degradación geográfica

Este 7 de octubre de 2014, las tres principales componentes del movimiento de masas por el sufragio universal, el derecho a elecciones libres de las autoridades de Hong Kong en 2017 -después, en el curso de la movilización, ha surgido la reivindicación de dimisión del jefe ejecutivo de la Región Administrativa Especial, Leung Chung-ying-, parecen tener dificultades para definir una estrategia común. Lo cual resulta efectivamente difícil frente a un poder fuerte y experimentado. Volveremos a ello en la conclusión de esta primera parte.

La Universidad de Hong Kong tiene un programa de investigación titulado «Research on Mass Gatherings and Rallies». En este proyecto, lleva a cabo encuestas de opinión sobre las evaluaciones positivas o negativas de los habitantes de Hong Kong sobre el gobierno de la región, en relación con la evolución de la sociedad, y lo hace desde 1992. Los dos índices son sintetizados bajo la denominación «índice de sentimiento público», establecidos cada mes en una evolución semestral. Edward Chit-Fai Tai, el director de análisis del Public Opinion Programme, subraya, en un comunicado de prensa del 3 de octubre, que los índices de evaluación del gobierno y de la sociedad son los más bajos dede hace veinte años. Estos índices no toman en cuenta las manifestaciones entre el 28 de setiembre y el 6 de octubre. Ahora bien, antes de «la explosión» de setiembre-octubre se constata un declive neto del sentimiento público desde finales de 2007, para alcanzar a finales de 2013 un nivel inferior al índice de finales de 2003. La degradación de las relaciones entre un sector significativo de la población (establecida en valor neto a partir de las evaluaciones positivas y negativas) y el gobierno así como de sus relaciones con la sociedad, es manifiesto. La misma universidad ha creado un gráfico sobre la relación entre la población y el régimen de «un país, dos sistemas». Las cifras son análogas (ver cuadro adjunto).

El movimiento de desobediencia civil, que viene madurando desde hace algunos años, tiene una de sus explicaciones en esta alteración de la credibilidad del gobierno regional y del poder de Pekín, tanto en el crecimiento de las desigualdades sociales (alzas del precio de las viviendas, gentrificación, precio de los alimentos) como en la corrupción ambiente, aspectos que están intrincados entre sí y se expresan en un sistema de poder donde se mezclan hombres de negocios, políticos, individuos vasallos del aparato de Pekín y mafiosos. Aunque sorprende la amplitud y la velocidad de la movilización, no puede decirse, en términos estrictos, que haya sido espontánea. Se ha generado una acumulación de fuerzas. Las organizaciones estudiantes, sobre todo la Federación de Estudiantes de Hong Kong, la organización de bachilleres Scholarism, creada en mayo de 2011 bajo el impulso de Joshua Wong (que entonces tenía 15 años), y el movimiento Occupy Central with peace and love han podido alimentar esta movilización democrática, pluralista por definición, tanto desde el punto de vista de las expresiones como de las modalidades de acción y de los objetivos, definidos en parte durante la lucha o/y ya elaborados.

«Mao dijo que la historia la hace el pueblo»

El filósofo americano Ralph Waldo Emerson (1803-1882) -autor de La autoconfianza (Self-Reliance, publicado en francés por Payot-Rivages en 2000)- tiene una formulación que recoge el rechazo a un poder conformista: «Su dos no es el verdadero dos, su cuatro no es el verdadero cuatro». Más allá de la filosofía identitaria de conjunto de Emerson, el rechazo democrático de universitarios, bachilleres y de todos los que se han adherido al movimiento, puede reconocerse en este enunciado. Desde finales de agosto, han considerado que «su decisión» -es decir, la decisión de la Asamblea Popular Nacional de Pekín- no era la verdadera decisión prometida, la posibilidad de elegir por sufragio universal al gobierno escogiendo a los candidatos y no teniendo que designar al jefe ejecutivo entre una lista cerrada de tres o cuatro candidatos seleccionados por un comité de 1200 personas aceptadas por la dirección del Partido-Estado. Un portavoz estudiantil ha dirigido contra el títere Leung Chung-yin -quien ha definido la movilización como ilegal y provocando el caos- y Xi Jinping, más silencioso al ser más soberano, la máxima del Gran Timonel: «¡Mao dijo que la historia la hace el pueblo!»

Joseph Cheng, uno de los animadores de Occupy Central y profesor de relaciones internacionales en la City University of Hong Kong, respondió el 3 de octubre de 2014, en Al-Jazira, a Victor Gao, de la China National Association of International Studies y presidente de China Energy Security Institute: «Ciertamente, nosotros no teníamos sufragio universal antes de 1991, bajo el estatuto de colonia británica atribuida a Hong Kong, pero eso no implica que los derechos democráticos deban ser restringidos hoy día, tal como decidió Pekín a finales de agosto de 2014». Citando la fecha de 1991, Joseph Cheng alude a una «elección» de 18 representantes en un órgano legislativo. En 1985 se puso en marcha un sistema de elección indirecta para el Consejo Legislativo de Hong Kong, tras la primera etapa formalizada de negociaciones sobre Hong Kong entre Gran Bretaña y la República Popular de China (Para consultar la compleja evolución de estas negociaciones, hasta 1997, la obra de Gao Wanglai en la web de Jairo, titulada Sino-British negociations on democratic reforms in Hong Kong, que data de 2009). Sobre la cuestión de un verdadero sufragio universal, Jean-Philippe Béja citaba en la revista Perspectives chinoises, 2007, nº 2, la posición de Ma Lik, presidente de la Democratic Alliance for the Betterment and Progress of Hong Kong (DAB), principal partido favorable a Pekin: «Hong Kong no estará preparado para el sufragio universal antes de 2022, porque sus habitantes todavía no han comprendido bien lo que es la identidad nacional».

Después de 1997 ha habido muchos cambios. Los habitantes de Hong Kong reconocen, en las encuestas de opinión, el «retorno a la madre patria» -un hecho económico, político, institucional-, pero muchos de ellos afirman, al mismo tiempo, su apego a distintos derechos democráticos. A finales de junio de 2014, un referéndum civil, en el que participaron más de 700 000 personas (de un total de 3,5 millones de electores), exigió que el Consejo Legislativo pudiera vetar todas las reformas electorales que no respondiesen a las normas internacionales (Le Monde, 29/06/2014). El 1 de julio, aniversario de la retrocesión, centenares de miles de honkoneses salieron a la calle para exigir elecciones transparentes y «honestas».

1989 como punto de referencia pero no como analogía

La conmemoración de la movilización de Tiananmen, aplastada el 4 de julio de 1989, no ha cesado, con fluctuaciones en cuanto a participación. Tiananmen es considerada como una lucha por los derechos democráticos que hay que llevar en Hong Kong y que debe extenderse a la madre patria. Cuando circuló el rumor de que se iban a iniciar trabajos en Victoria Park que impedirían la conmemoración, se reunieron 50.000 manifestantes. En 2004, en el 15º aniversario de Tiananmen, se reunieron 82.000 personas (South China Morning Post, 5/06/2004). El 4 de junio de 2014, la manifestación de conmemoración ha reunido según los organizadores a 180 000 personas. Una gran parte llevaba lamparillas encendidas. La Federación de estudiantes de Hong Kong fue un protagonista de esta conmemoración. Su secretario general, Alex Chow Yong-kang, se dirigió a los participantes. El abogado Teng Biao, que participaba por primera vez en esta «celebración» pro-democracia, declaró: «Espero que un día los ciudadanos de China dispongan de la libertad de manifestarse, que es un derecho protegido por la Constitución china tanto como un derecho humano fundamental. Sin embargo, muchos activistas por los derechos humanos en China han sacrificado su libertad para intentar conquistar este derecho. Algunos incluso han perdido la vida por ello» (South China Morning Post, 5/06/2014). El 4 de junio de 2014 se inauguró también un museo de Tiananmen y se levantó la estatua de la «Diosa de la Democracia» que recuerda a la Estatua de la Libertad alzada en 1989 en Tiananmen.

No por casualidad el 3 de octubre de 2014, durante el debate televisado, el antes citado Victor Gao propuso a la muy moderada Emily Lau, presidenta del Partido Demócrata de Hong Kong y miembro del Parlamento de la Región administrativa, concentrar las movilizaciones en Victoria Park y no en el centro financiero, gubernamental o comercial de Hong Kong. Su respuesta fue clara. En efecto, la presión de decenas de miles de estudiantes y asalariados que se habían unido a las ocupaciones los días 1 y 2 de octubre se hacía sentir en esta impasible dama: «Es inútil, ya lo hemos hecho durante años [4 de junio]. En cambio, el poder no debe enviar provocadores a Mong Kok contra los manifestantes pacíficos». Se refería a los choques que habían tenido lugar el 3 de octubre en la región de Mong Kok. Esbirros de los servicios de seguridad habían atacado a los manifestantes. La policía oficial se mostró en esta ocasión extrañamente neutra. Los actores de la «revolución de los paraguas» sintetizaron pronto en un Instagram hashtag el sentido de sus reivindicaciones: #hk689. En primer lugar, 689 es el número de votos que habría tenido que reunir, según el actual sistema electoral, al candidato al puesto de jefe ejecutivo. Efectivamente, C Y Leung fue nombrado en el puesto de jefe ejecutivo con 689 votos. Por tanto, 689 sufragios son suficientes para pretender representar a 7,2 o 7,8 millones de habitantes (según los censos). Un hombre tan aislado -pero cuyo palacio está próximo al cuartel donde residen los soldados del «Ejército popular de liberación», bajo buena protección por tanto- es la correa de transmisión de Xi Jinping, mientras su dimisión es abiertamente reclamada desde el 2 de octubre. No es imposible que Pekin se deshaga de él dentro de algunas semanas. A su vez, las dos últimas cifras, 89, son un eco de 1989.

La dimensión social

El 28 de setiembre, la Hong Kong Confederation of Trade Unions (HKCTU) condenó los ataques de la policía a «estudiantes y personas desarmadas» y «al gobierno por el hecho de suprimir la libertad de expresión y la libertad de reunión en Hong Kong». Además, reclamó la dimisión de Leung Chung-ying, la supresión del «sufragio universal trucado» y la liberación de los manifestantes. La HKCTU lanzó la consigna: «Trabajadores y estudiantes deben unirse para forzar al gobierno totalitario a devolver el poder al pueblo» (China Labour Net, 28/09/2014). Recordemos que este boletín ha sido creado por Han Dongfan, un veterano de Tiananmen detenido y torturado en 1989, prisionero durante casi dos años. Encontró refugio en Hong Kong donde fue el principal animador de China Labour Net, una publicación de referencia. Independientemente de las diversas opciones que puedan existir en el seno de la HKCTU, esta declaración muestra la dimensión social y no estrictamente democrática -en el sentido político muy restringido de algunas interpretaciones- de la movilización. Además, no hay que confundir, como lo han hecho muchos observadores, a la HKCTU y al aparato burocrático de la HKFTU (Hong Kong Federation of Trade Unions). Sophia y Francine Chan, que trabajan con la red Left21 -una red cuyo objetivo es «unir y consolidar a las fuerzas de izquierda en Hong Kong» (ver su página http://left21.hk/wp/en/16-2/ ), declaran que los organizadores del movimiento estudiantil «tienen el sentimiento de que necesitamos luchar no sólo por la democracia política, sino también por una democracia económica, ya que actualmente la vida de la población de Hong Kong está muy influida por los principales mil-millonarios de Hong Kong».

Los días 1 y 2 de octubre, festivos, hubo asalariados que se unieron a los ocupantes de los cruces estratégicos. Se sumaban así de hecho al movimiento de desobediencia civil, indignados por la brutalidad de la represión inicial. Phoebe Kwak, de 30 años, vino a Harcourt Road con su marido Jimmy Lam Chi-wang y su hijo de 7 años. Ella cuenta al periodista de Libération (1/10/2014, 17:20 horas): «nunca he visto nada similar a lo que pasa hoy». Estaba convencida de que esta generación de honkoneses estaba compuesta de chavales mimados, dedicados al shopping y enganchados a Internet. Ha cambiado de opinión: «He visto de lo que son capaces, o sea de casi todo: recoger las basuras de una enorme multitud, organizar los desplazamientos, los refuerzos, traer agua, organizar los apoyos, las comunicaciones… Saben que lo que hacen es justo… Yo soy una honkonesa en China, que es mi país». Cyrus Chang Wing-hei, informático de 28 años, trabajador en una agencia publicitaria, dice: «Siempre había creído que la gente, sobre todo los jóvenes, eran bastante egoístas aquí en Hong Kong, donde a veces lo único que importa es ganar dinero». Sobre la «identidad» -tema de numerosos estudios de Jean-Philippe Béja-, Cyrus responde así a la pregunta sobre la relación entre Hong Kong y China: «Yo no estoy de acuerdo con su política [la del PCC], pero amo a mi país. Yo soy chino y Hong Kong no es más que una parte de mi país».

Como habíamos subrayado en una introducción a un artículo de fecha 23/09/2014, los estudiantes y «protestadores» lamentan, con diversas ambigüedades, el estatuto anterior a la retrocesión, con una impresión -sesgada y anacrónica- de que las condiciones anteriores a la retrocesión habrían permitido un avance en términos de derechos políticos.

Un futuro menos asegurado, una sorda inquietud

Sin embargo, todas las encuestas recientes destacan la degradación del «rango social» de una parte de los estudiantes que deben afrontar el dominio social y económico de los «grandes capitales» venidos de China continental o de la diáspora de Singapur y de los inmigrantes cualificados que se han puesto a competir con ellos. Quienes se refieren a Tiananmen no lo hacen porque las dos situaciones sean idénticas, como han querido ver los «expertos». Los estudiantes de Tiananmen -y los sectores populares que se les unieron en la última fase- hacían frente directamente a la dirección del Partido Comunista chino, dividido en cuanto a la táctica a seguir. Esta fue decidida por Deng Xiaoping, a la cabeza de la Comisión Militar Central. Fueron por tanto masacrados (2.600 muertos) por las fuerzas del Ejército Popular de Liberación. En Hong Kong, la policía -formada en una mezcla de tradiciones británicas coloniales y de «modernidad occidental»- no ha ejercido su represión de manera más brutal que las decididas actuaciones de las policías francesa, alemana, griega, italiana (Génova en 2001), del Estado español frente al 15M o a los sindicalistas andaluces, o de los Estados Unidos (Ferguson ). Intervenciones durante una huelga, una ocupación de fábrica o de vías de ferrocarril, etc. La amenaza de disparar balas de goma fue tomada en serio por los estudiantes de Hong Kong. Lo que resulta comprensible. Además, el 3 de octubre, la policía entró en plan de exhibición en su cuartel general con cajas de granadas lacrimógenas y balas de goma. Era un aviso.

Pero la verdadera amenaza ha sido expresada por el Secretario de Finanzas de Hong Kong, John Tsang Chun-wah. El 3 de octubre, indicó claramente que si «persistía la situación, asistiríamos a grandes daños a nuestro sistema y en particular, lo que más nos concierne, a nuestra reputación en términos de riesgos como de confianza en el sistema de mercado de Hong Kong. Sería un desgaste que no podemos permitirnos» (South China Morning Post, 7/10/2014). La interpretación de esta declaración por esta auténtico dirigente de Hong Kong fue inmediata: «o cesa el caos, o habrá que llamar a la policía y a las fuerzas armadas». Un chantaje y una amenaza efectiva que toma forma en los actos de provocadores y de mafiosos, cuyas redes son también operativas en el sector inmobiliario y financiero -y no sólo en la prostitución-, sectores económicos donde la acumulación rápida y masiva de capitales no admite comparación.

Frente a la «burocracia celeste»

La «revolución de los paraguas» se enfrenta a poderosos enemigos: el poder del PCC y de su aparato de Estado que dirige un país de 1 400 millones de habitantes y no sufre los procesos de autonomización regionales; un aparato militar y policial -orientado este último a los servicios secretos y la infiltración- presente en Hong Kong; una «burocracia celeste» experimentada en la represión, la cooptación, la división de los oponentes, la habilidad para ganar tiempo, el control de las redes sociales con la complicidad de los gigantes internacionales del Net, que optan por la censura para no perder un prometedor mercado. Durante esta lucha que no ha terminado se ha mostrado audacia y realismo político -con estrategias y tácticas diferentes entre Occupy Central, Scholarism y la Federación de estudiantes de Hong Kong-. Además, el poder de las élites de Hong Kong, como de Pekín, puede apelar no sólo a sus aliados económicos internacionales -todas las industrias y empresas financieras que por razones jurídicas, asegurando la propiedad privada, tienen la sede de su holding en Kong Kong, o son activas en Hong Kong (el mercado del reloj suizo que utiliza esta base de reexportación, por poner un ejemplo)-, sino también a sectores sociales tales como los pequeños comerciantes, muy numerosos, y a quienes no gusta que les molesten, así como todos los que viven en los espacios intersticiales de semejante isla urbanizada, ligada físicamente a la China continental.

7/10/2014

http://alencontre.org/asie/chine/hong-kong-la-revolution-des-parapluies-face-a-la-bureaucratie-celeste-1.html

Notas

1/ Este nombre se refiere a la afluencia de clientes chinos que aprovechan la Fiesta Nacional del 1 y 2 de octubre para ir a hacer sus compras a Hong Kong.


2- El 10 de octubre: el movimiento frente a Lam y a Tan Benhong

El miércoles 8 de octubre debía haberse celebrado un Simposio internacional sobre el medio ambiente, reuniendo a once Premios Nobel. El lunes 6 de octubre los organizadores anunciaron que había sido suprimido por causas climático-políticas. La fórmula oficial: la supresión fue «debida a perturbaciones duraderas en la ciudad» (Al Jazira, 7/10/2014).

Es cierto que este tipo de «desórdenes» locales son difíciles de prever para los climatólogos honkoneses, porque su duración depende sobre todo de las decisiones de la dirección del partido único y adivinador instalado en Pekín, a 2.470 kilómetros -y 3:45 horas de vuelo- de Hong Kong. (Remitimos a los lectores y lectoras a la primera parte de este artículo publicado el 7/10/2014).

Los sueños en Pekín en Hong Kong

Pero la distancia es menor cuando se trata de detener, en Pekín, al poeta Wang Zang, delante de su casa, en la noche del 1 de octubre. Su «crimen»: junto con otras siete personas proyectaba leer públicamente un poema de apoyo al movimiento en favor de la democracia en Hong Kong. Registraron su apartamento, confiscaron su ordenador, su router, etc., según informa su esposa Wang Li (Associated Press, 8/10/2014). Es manifiesta la preocupación de Xi Jinping y de sus allegados, más o menos allegados, por circunscribir el «sueño estudiantil» a la isla honkonesa.

No olvidemos en este contexto el juego de símbolos, sobre todo cuando la interconexión entre los «actores sociales» está relativamente internacionalizada por las redes sociales. Así, desde hace dos años, una de las antífonas de la dirección del PCC (Partido Comunista chino), conducida por su secretario general Xi Jinping, se canta con la melodía de los sueños. Como escribe un buen conocedor de China -lee y habla chino y reside allí- Fredéric Koller: «No hay un solo discurso oficial, en todas las escalas del poder, que no hable de sueños» (Le Temps, 4/10/2014). Como réplica, en este Hong Kong donde se habla chino e inglés (como en Taiwán), los manifestantes han lanzado en Twitter la canción de John Lennon «Imagine«, en la que se repite: «You may say I’m a dreamer. But I’m not the only one» («Podéis decir que soy un soñador. Pero no soy el único»). El desvío del discurso oficial de Pekin demuestra no sólo la inteligencia creativa de los movilizados, sino también la voluntad de los militantes de la Confederación de estudiantes de Hong Kong, de Scholarism (estructura de bachilleres), de Occupy Central, de organizaciones sindicales, por hablar dirigiéndose a la China continental. Y precisamente porque este «sueño» -aunque limitado por diversas razones, y no sólo por la censura mediática del régimen de Pekín- provoca nerviosismo, agazapado bajo la máscara protocolaria, en la dirección del PCC, esta última multiplica las alusiones, de hecho explícitas. En la comparecencia ante la prensa del Ministro chino de Asuntos Exteriores, Wang Li, el 1/10/2014, en el Departamento de Estado en Washington: «El gobierno chino reafirma su posición absolutamente clara, el asunto Hong Kong compite a la política interior china». Poniendo los puntos sobre las íes, Wang Yi añadió: «Todos los países deben respetar este principio básico en las relaciones internacionales». John Kerry, Secretario de Estado norteamericano, había mencionado el sufragio universal existente en la Ley fundamental de Hong Kong. Aunque Kerry no está bien situado para alzar la bandera de la «democracia», no sólo por las intervenciones militares estadounidenses en el mundo, sino también por el balance de la guerra de Irak de 2003, de las «elecciones» patrocinadas en Afganistán o en Yemen, por no mencionar el padrinazgo de los poderes «elegidos» de Qatar, de Arabia Saudita o del régimen de Mubarak, así como el de Sissi.

Volvamos a la relación entre Hong Kong y la China continental. Cada día, un flujo de 800 000 personas «migran» hacia la isla. Estudiantes de diversas ciudades chinas acuden a estudiar a Hong Kong. Su reacción, frente a las ocupaciones es diversa. Algunos están contrariados -efectivamente- por lo que califican un «caos». Otros no quieren decir nada (sobre todo con su nombre) a los periodistas del South China Morning Post o de otros órganos de prensa, radios y cadenas televisadas. La razón es el temor por sus familias y sus carreras en China. En cambio, Tony Cong, de 24 años, llegado hace un mes para estudiar en la Hong Kong University, después de haber eludido una pregunta directa sobre su opinión política, afirma que «nunca había visto algo semejante a esta semana de manifestaciones». Después, suelta: «Creo que hablo por la mayoría de los estudiantes de China continental a los que digo: Wow«. Añade: «Este tipo de protesta es totalmente nuevo. La habíamos visto en libros y películas documentales, pero nunca en la realidad». Y concluye: «Admiro su valor y su sentido de la ciudadanía, aunque estoy muy preocupado por el hecho de que puedan ser manipulados por políticos y militantes que quieren minar las relaciones con la China continental» (International New York Times, 1/10/2014).

Kyle Sun, procedente de la provincia de Hebei, estudia periodismo también en la Universidad baptista de Hong Kong. Confiesa: «No apoyo las protestas, pero tampoco estoy en contra… Pienso que el gobierno central [en Pekín] no va a retroceder, porque si da más democracia a Hong Kong en otras regiones como el Tibet o Macao le crearán más problemas… Siento lástima por los manifestantes de Hong Kong porque he estado varias veces en Admiralty [región central de Hong Kong donde se encuentran los edificios gubernamentales]… El calor es agobiante, y todos ellos dedican su tiempo y su dinero a combatir por la democracia, pero no pienso que esto sea lo decisivo porque el gobierno central no retrocederá para dar una democracia real al pueblo de Hong Kong» (ídem). He aquí un futuro periodista que tendrá que dominar bien la autocensura…

Desigualdades, «crony capitalism» y emergencia de una nueva generación

Hay que detenerse en otra dimensión de los sueños. Muchos estudios anglosajones destacan que el «sueño social y de carrera» ofrecido en el pasado en Hong Kong, se ha transformado en un espejismo. Los datos estadísticos lo confirman.

El índice Gini1 para Hong Kong sitúa a esta Región administrativa, con 0,537 en 2011 -y actualmente más- en la punta del Este de Asia, por encima del Reino Unido, Singapur, los Estados Unidos o Australia. Este dato se deriva de los estudios del gobierno de la Región administrativa. Ver los gráficos que se adjuntan, a la izquierda Gini y a la derecha la curva de Lorenz2. Es llamativa la trayectoria en pendiente del coeficiente de Gini, desde 1991. Lo mismo ocurre con la curva de Lorenz.

Según los datos disponibles, el 30% de la población -más de 2,2 millones- vive en urbanizaciones públicas muy «concentradas desde el punto de vista del espacio habitable para una familia», como lo ilustra la foto adjunta. El segmento de mayor edad de la población es el más frágil y maltratado por la desigualdad y la pauperización. Hay un violento contraste entre estas viviendas y las de lujo que conquistan el espacio urbano de la Región administrativa, empujando a una parte de la población hacia las zonas periféricas. Las trabajadoras y trabajadores de esas regiones sufren más duramente la competencia organizada por los empleadores con una mano de obra emigrante o «fronteriza» procedente del continente y de otros países asiáticos.

Especuladores inmobiliarios, mafiosos, miembros de instituciones administrativas, son «planificadores» del territorio que obedecen a la ley del mercado y de la renta del suelo, aún más implacables que el sistema electoral. Los «nuevos territorios», nombre oficial, serán consagrados a viviendas de lujo y a centros comerciales (mall) para chinos ricos venidos del continente. Evacuar a 6.000 campesinos suscita tensiones… Pero esta práctica es habitual en la China «comunista». En el ámbito de la organización urbana y del hábitat, en Hong Kong se impone por tanto un régimen hipercensitario.

A pesar de la hipocresía del semanario británico ultra-conservador The Economist (15/03/2014), hay un hecho cierto: Hong Kong representa uno de los paradigmas a escala mundial del «crony capitalism«, esto es, el capitalismo de connivencia (ver gráfico adjunto).

Tal como lo dicta el sistema capitalista con su lógica de acumulación y de distribución, los salarios ya no progresan (ver gráfico adjunto). El profesor Li Kuiwai, de la Universidad de Hong Kong, reconoce: «Ya no ocurre como en los años 1970-1980, cuando sabíamos que nuestros salarios subirían el año siguiente. Nuestra economía ya no es tan buena como en el pasado».

Para superar (estadísticamente) la «línea de pobreza», la renta actual debería ser más elevada, dada el aumento de los precios al consumo. Estos últimos están sometidos a una marcada dispersión geográfica en los sectores de la restauración, el aprovisionamiento, los servicios; lo que está relacionado con el turismo y a la capa de asalariados de «alta gama». La cantidad dedicada a la vivienda es determinante para la renta disponible de los hogares. Así ha crecido el «poverty gap«, esto es la intensidad de la pobreza, un indicador que permite apreciar hasta qué punto el nivel de vida de la población definida como pobre está alejado del umbral de pobreza (Ver pg. 24 del estudio citado a continuación). Alrededor del 20% de la población se ve afectado. Una dato confirmado por el informe titulado Hong Kong Situation 2012. Government of the Hong Kong Special Administrative Region.

La situación material de los asalariados jóvenes y relativamente jóvenes asalariados (menores de 30 años y menores de 40 años) está muy degradada. Según el Hong Kong Transition Project (HKTP), en su informe del 29/04/2014, el descontento ha crecido mucho desde 2003-2004, de forma paralela a la pérdida de credibilidad del gobierno, que habíamos ilustrado en un gráfico en la primera parte de este artículo.

El director del HKTP, Michael DeGolyer, sitúa la caída de las rentas en términos reales entre un 10% y un 15% desde 2000. Pero el alza de precios inmobiliarios (una simple vivienda) ha sido tal que la suma necesaria para comprar un apartamento equivale a 14 rentas anuales. Vivir con sus padres a los 30 años, mantenerlos, a ellos y a los abuelos, no es expresión de una «cultura familiar» -como creen algunos periodistas turistas-, sino de imposiciones socio-económicas que les acosan y que instrumentalizan una «norma histórica» sobre el hábitat. A los ojos de una mayoría de jóvenes asalariados, como indica la encuesta, eso ya no corresponde a la sociedad de Hong Kong que hace de puente con la China «tradicional», la China modernizada y los esquemas mercantiles occidentales.

La simpatía que han conseguido los jóvenes líderes del movimiento democrático tiene relación con este proceso. Desde ese punto de vista, sintonizan con esas capas de la sociedad. Y han ganado el respeto de quienes han llevado a cabo diversas luchas democráticas (con diferentes perspectivas), en un pasado relativamente lejano. Luchas en las que no había aparecido con tanta fuerza el choque entre un poder regional carcomido y un liderazgo, aunque no unificado, de cuatro movimientos (Federación de estudiantes, Scholarism, Occupy Central y HKCTU). Figuras públicas de este movimiento han aparecido durante muchos días en la escena política. Han exigido la salida de CY Leung y han aceptado dialogar, bajo condiciones, manteniendo su recelo.

2003, 2012 y 2014

Sin volver a hablar de las manifestaciones conmemorativas, ya expuestas en la primera parte de este artículo, dos episodios políticos, de afirmación del poder de Pekín (y de su transmisor honkonés) prepararon el humus de la movilización de setiembre-octubre. En primer lugar, el gobierno de Hong Kong viene proponiendo, desde el 24/09/2002, una ley «anti-subversión» -conocida con el nombre de Artículo 23 de la Ley fundamental de Hong Kong- que pretende castigar todo acto de traición, de subversión, de sedición contra el «Gobierno central del pueblo». Este artículo apunta también a las organizaciones, las asociaciones que pretendan establecer relaciones con homólogos extranjeros. La movilización contra este cambio fue masiva. El 1/07/2013, cientos de miles de personas salieron a la calle. El proyecto de modificación de la Ley fundamental fue retirado.

En segundo lugar, en 2012, el gobierno adoptó un proyecto de «educación patriótica». Los libros escolares debían dar la versión de la historia de China y de su sistema político según la interpretación del Partido Comunista chino. Para el profesor adjunto de historia en la Universidad china de Hong Kong, Willy Wo-Lap lam, este intento de imponer una versión (cambiante, dependiendo de los avatares políticos en el seno de la dirección del PCC) de la historia -en una metrópoli donde hay una gran tradición de publicación- apareció como un atentado a la libertad de expresión y de pensamiento. Joshua Wong, uno de los líderes actuales del movimiento democrático, y actual portavoz de Scholarism, explicaba en el South China Morning Post, del 1/09/2012: «El programa de educación nacional tiene como objetivo forjar un patriotismo ciego entre los estudiantes. Nos tememos que muchos estudiantes sufrirán un lavado de cerebro». Las autoridades no querían limitar su «curso de educación nacional» a la universidad, sino aplicarlo también en la enseñanza secundaria desde 2013, con un curso de tres años.

Se multiplicaron las manifestaciones hasta concluir en una concentración de enorme amplitud el 1 de setiembre. Las autoridades tuvieron que retroceder. El profesor Wo-Lam lam, preguntado por el South China Morning Post (30/07/2012), señaló que el desarrollo del «movimiento popular contra la educación patriótica reflejaba la desconfianza hacia la administración de Leung CY. Se trata de una propaganda nacionalista realmente grosera». Leung Ching-ying, al que muchos suponían ser miembro no declarado del PCC, intentó imputar el proyecto de «educación nacional» a su predecesor Donald Tsang. Una maniobra clásica en los enfrentamientos burocráticos en la cumbre del aparato de Estado central y del PCC, y no sólo una especialidad de Hong Kong.

CY Leung, que entró en funciones en julio de 2012, no se quedó atrás en un proyecto del gobierno central que la administración honkonesa era incapaz de imponer. En cada ocasión, decisiones de este tipo suscitaron a la vez movilizaciones y un reforzamiento de las estructuras en el medio estudiantil y sindical, aunque la ley impide la organización de huelgas generalizadas. Ello no ha impedido el desencadenamiento de huelgas parciales.

En este sentido, el movimiento de universitarios y bachilleres, que ha convergido con el de Occupy Central, muestra la posibilidad de una dinámica de huelga general. Eso no significa que esta perspectiva esté a la orden del día. La organización de los asalariados y su actuación a una escala espacial análoga a la del movimiento democrático de setiembre-octubre de 2014, se enfrenta a grandes dificultades. Sobre todo cuando una fracción importante de trabajadores -en un contexto en que el desempleo oficial en Hong Kong (un 3,1%) está camuflado por los flujos migratorios fronterizos- sufren amenazas cotidianas sobre su empleo, por lo general precario. Los datos de 2003 y 2012, más la linterna mágica accionada por CY Leung -proyectando la sombra de Xi Jinping-, iluminan el movimiento democrático de 2014.

CY Leung es actualmente acusado de haber recibido 4 millones de libras no declaradas por cuenta de una empresa australiana que cotiza en bolsa. Según el diario australiano The Age (8/10/2014), se trata de DTZ Holdings. De hecho, la empresa transnacional UGL, con base en Sídney (cotizada en el Australian Securities Exchange’s ASX 200 Index), adquirió en 2011 DTZ Holdings (que tenía su sede en el Reino Unido). Esta última, a pesar de su desastrosa situación financiera, disponía de posibilidades jurídicas a largo plazo para operar en Hong Kong y en China continental. Ahora bien, la australiana UGL ha conocido un rápido crecimiento mundial, en particular en el Sudeste asiático.

El portavoz de Leung, Michael Yu, ha declarado: «Los desembolsos efectuados se han debido a la dimisión del señor Leung de DTZ y no al pago de servicios futuros que habría debido asegurar» (ídem). ¡Una explicación muy creíble! El Financial Times del 9/10/2014 (web, 11:35 horas) añade una sospecha. El mismo portavoz recalca que CY Leung no ha pagado impuestos, porque no estaba obligado a «pagar impuestos por su salario». Además, el FT precisa que CY Leung había firmado su contrato con UGL en 2011. Es decir, después de anunciar su intención de presentarse al puesto de «jefe ejecutivo». La linterna mágica CY se va a extinguir pronto por un soplo procedente de Pekín. Y la comisión de investigación por corrupción va a hacer que salte este fusible, con el consentimiento del gran detractor de la corrupción en China continental: el camarada Xi Jinping. Los poderosos movimientos democráticos sirven siempre para mostrar los grandes rasgos de un régimen: en este caso, el del «crony capitalismo».

Hong Kong sigue siendo muy importante

El «contagio democrático» en el continente ha sido y es tema de debate entre los expertos. En este terreno, en comparación, los meteorólogos son más precisos. En cuanto a los economistas, tienen que ponerse antes de acuerdo sobre el tiempo que hacía ayer. Hacer la predicción de que la dirección del Partido-Estado o del Estado-Partido pretende dar a Shanghái una posición concurrente con la de Hong Kong en términos de centro financiero, económico y de plaza offshore, no es demasiado arriesgado. La única cuestión: ¿en cuánto tiempo puede hacerse este traslado y esta transición? La temporalidad se articula aquí con mutaciones de gran amplitud en China y en la región. Se puede hacer por tanto la hipótesis. Puede servir para el examen empírico. Hace un año, el gobierno chino inauguró con mucho estruendo la zona franca de Shanghái (ZFS), un lugar que deberá ser un nuevo laboratorio de reformas económicas y financieras para Pekín. Con precaución, el gobierno indicaba a la prensa económica que a partir de esta plataforma podría ejercerse la libre convertibilidad del yuan, sin precisar fecha. Añadía que se levantaría el control sobre los tipos de interés, sin dar fecha tampoco. Eso es todo. La predicción general, sin timming, se resume en una banalidad de expertos en plató televisivo.

Por el contrario, Hong Kong sigue siendo calificado por los think tanks liberales -desde la Fundación Schmidhainy (Suiza) a la Heritage Foundation (Estados Unidos)- como la economía más «libre» a escala mundial. El capital transnacional conoce esta libertad y la sabe utilizar. Desconfía en cambio de los movimientos democráticos, como puede leerse tanto en las declaraciones de los grandes bancos presentes en Hong Kong (HSBC, Standard Chartered, RBS, etc.) como en los comunicados diarios de la HKMA (Hong Kong Monetary Authority), la banca central de Hong Kong. En esos comunicados se sigue la pista de las incidencias del movimiento democrático sobre el funcionamiento de los bancos, en su rúbrica «Press releases»: 11 comunicados que enumeran cada día el número de bancos que pueden funcionar normalmente o no.

Hong Kong no se ha hundido todavía como plaza offshore. ¡El volcán democrático honkonés es seguido por la prensa internacional con menos dificultades de pronunciación que la erupción del volcán islandés Eyjafjallajökull!

Guante de terciopelo en el exterior, mano de hierro en el interior

Una cosa es segura: hay inquietud en los círculos dirigentes de la burocracia celeste. Desde hace mucho tiempo, la dirección del PCC tiene la vista puesta en Taisan. El 26 de setiembre, el presidente chino Xi Jinping recibió al presidente de la New Alliance Association, Hsu Li-nung. Por primera vez desde que llegó a la presidencia, Xi Jinping situó las relaciones con Taiwan en el marco del principio «un país, dos sistemas» (Taipei Times, 27/09/2014). El impacto del movimiento democrático de Hong Kong en la juventud de Taiwan ha sido y es muy real. Titus Chen, profesor en la National Sun Yat-sen University de Taiwan, declaraba a Andrew Jacobs, el 5/10/2014: «Cuando vemos de cerca los acontecimientos de Hong Kong, tenemos la sensación de que en un futuro no demasiado lejano podríamos terminar como Hong Kong. Hoy es Hong Kong, mañana podría ser Taiwán» (International New York Times, 5/10/2014). Titus tal vez exagera. Pero es un indicador del clima existente.

John Delury, profesor de East Asian Studies en la Yonsei University de Corea del Sur subraya que sus estudiantes, procedentes de toda la región, han manifestado un gran interés por el movimiento democrático. Concluye: «Pienso que el impacto sobre los jóvenes por toda Asia podría ser mucho más grande de lo que anticipa Pekín».

El presidente de Taiwan, Ma Ying-jeou, ha declarado además, desde el 27 de setiembre, en diversos órganos de prensa europeos, que los taiwaneses no aceptarán los anticipos de Xi Jinping. Pero la interconexión económica entre Taiwán y la China continental es cada vez más intensa.

El peso geopolítico del protector histórico, Washington -para quien Pekín es un rival- ya no es como en el pasado. Basta para demostrarlo la inestabilidad profunda de Oriente Medio, así como el intento de contraofensiva en África, frente a los inversores chinos. Así lo ha anunciado Obama en la cumbre Estados Unidos-África (en el marco del Africa Business Forum) que tuvo lugar el martes 5 de agosto, con cierta ironía, ¡en el hotel Mandarin Oriental de Washington!

El paradigma «un país, dos sistemas» es un problema y una esperanza (o desesperanza) para Pekín, Taipéi y Washington. El movimiento democrático de Hong Kong reaviva el dolor de algunos dirigentes y la euforia de fuerzas democráticas que se perfilen y maduran en la región.

En cambio, quienes desafían al PCC en Lasha (Tibet) y en Urumqi, la capital de la Región autónoma yugur de Xinjiang (noroeste de la República popular, provincia turcófona y musulmana), se enfrentan al Ejército popular de liberación. La represión es implacable. Tiene lugar sin vídeos ni films. No hay difusión de los enfrentamientos y de la represión en las cadenas internacionales de televisión.

Esta mano de hierro es la expresión de un poder centralizado que sufre presiones centrífugas, incluso por parte de fracciones de la burocracia de las provincias que no tiene el rango para ser calificada de celeste pero que puede acumular fortuna y poder. Una autoridad central cuya única ideología hoy día es un nacionalismo exacerbado y fórmulas propias de Confucio, ya utilizadas con profusión por Mao. Los slogans del sabio (del siglo VI antes de nuestra era) formateados por el equipo de comunicación de Xi Jinping pueden ser entendidos (de paso) con una sola condición: la tasa de crecimiento debe asegurar el empleo, las desigualdades no pueden explotar, los duelos en la cumbre del aparato no deben proporcionar la ocasión de abrir una brecha a un movimiento reivindicativo, aunque sea bastante banal de inicio.

Un liderazgo notable, en el sentido estricto del término

Joshua Wong ha resumido el sentido de su acción con la fórmula: «Toda nuestra acción es como sembrar granos» (The Guardian, 7/10/2014). El muro de mensajes de apoyo en el barrio gubernamental de Admiralty recuerda al Muro de la democracia donde, entre noviembre de 1978 y diciembre de 1979, al oeste de la plaza Tiananmen, en la calle Xidan, se colgaron los carteles manuscritos (dazibao). La gran diferencia es que aquel movimiento democrático, que partía en el fondo de sectores jóvenes de la sociedad, era estimulado y controlado por fracciones del aparato del PCC, tras el llamado período maoísta. En Hong Kong este muro es la ilustración, a su manera, de la audiencia de un movimiento democrático organizado por abajo y preparado por amplias batallas y organizaciones decididas y animosas.

No ha faltado inteligencia táctica. Así, cuando el 2 de octubre hubo ataques contra dos campamentos de ocupantes (tiendas arrancadas, barricadas derribadas) por parte de mafiosos, la dirección de la Federación estudiantil declaró inmediatamente: «Rechazamos el llamamiento a negociar por parte del jefe ejecutivo Leung Chun-ying. Todo el mundo puede ver lo que ha pasado hoy. El gobierno y la policía han cerrado los ojos ante los actos de violencia de las tríadas [organizaciones mafiosas históricas], gags criminales que van contra las protestas pacíficas». Paralelamente, Geoff Crotthall, responsable de comunicación del China Labour Bulletin, declaraba: «Debemos comprender que toda la violencia viene de una única dirección. Los periodistas y los paseantes no han sido atacados por los que protestan pro-democracia. Toda la violencia viene de esos gamberros y hooligans».

Lo mismo se puede decir de la concentración de las críticas en CY Leung y de la reivindicación de su dimisión. Con un sentido de objetivo a alcanzar, de palanca a utilizar para modificar la relación de fuerzas política y simbólicas, los lideres de Scholarism, de la Federación de estudiantes y otros han explicado sin rodeos: hay que aislar a CY Leung, no atacar al conjunto de miembros del gobierno y de la administración. En la práctica, no tenían razón. Basta con examinar la foto oficial, hecha el 1 de octubre con ocasión de la fiesta nacional, por los 65 años de la creación de la República Popular de China. El títere CY Leung hace un brindis con el verdadero patrón, el mayor general Tan Benhong, jefe del Ejército popular de liberación para la Región administrativa de Hong Kong. A esto se enfrenta, en última instancia, el movimiento democrático.

Desde el 3 de octubre, muchos periodistas han perorado sobre las dudas y la falta de objetivos de los componentes del movimiento democrático. Un liderazgo unificador, disponiendo de una red muy amplia, se edifica a través de una acumulación de experiencias, de luchas. Expresa su madurez frente al carácter propio del acontecimiento que se inscribe, a su vez, en un movimiento de conjunto, pero como tal surge de manera bastante aleatoria. Sería muy arrogante no reconocer las capacidades del y de los liderazgos, tanto en términos organizativos, políticos y de discurso, como de explicaciones. Estas últimas hacen descubrir a sectores enteros de la población una realidad de conjunto a partir de fragmentos ilustrados por debates, declaraciones de poder, enfrentamientos con mafiosos, oposiciones de pequeños comerciantes o de miembros de la administración.

Desde el mes de julio, la alianza entre los multimillonarios -cuya influencia era denunciada desde hace meses por el movimiento democrático emergente- y la administración así como el PCC, se ha concretado en una petición que ha encontrado inmediatamente una tribuna en los medios de comunicación internacionales. El 29 de julio, el Financial Times titulaba: «Petición HK denuncia al movimiento pro-democracia». En su mejor tradición, en el título no se citaba a los hombres de negocios. aunque se les menciona en el texto, sino a una entidad político-administrativa: ¡HK! La campaña continúa y el China Daily toma el relevo. Es uno de los poderes (los multimillonarios) al que debe hacer frente el movimiento. Y su influencia en fracciones de la población no es despreciable, en la medida en que condiciona directa o indirectamente numerosas actividades económicas. Incluso los conductores de camiones, en una conferencia de prensa dada la tarde del jueves 9 de octubre, han indicado que ellos quitarían las barricadas si no eran levantadas… para el 15 de octubre. Lo que muestra una actitud no típicamente pro-gubernamental. En fin, el mundo de los negocios tiene repetidores en el Partido democrático, donde una fracción en ruptura, los llamados neo-demócratas, pide investigar por corrupción a CY Leung. El impacto del movimiento democrático se siente incluso en esos estratos.

Negociaciones interrumpidas por el poder. El plazo del 10 de octubre

La número 2 de la región, la jefa secretaria Carrie Lamp, ha roto de forma unilateral las negociaciones previas. En su intervención, ha insistido en los aspectos ilegales de la ocupación. La respuesta de Tommy Cheung Sau-yin, presidente del sindicato de estudiantes de la Chinese University, ha sido la siguiente: «El gobierno toma la iniciativa de anular el diálogo, lo que hace dudar a la gente de la sinceridad de los oficiales». Un término que replicaba la acusación de la señora Lam sobre la falta de sinceridad de los estudiantes. Carrie Lam, que sustituye a CY Leung, enterrado políticamente, ha puesto el acento en un punto: el diálogo debe inscribirse en el marco de la Ley fundamental. Dicho de otra manera, las modalidades del futuro sufragio universal y de la elección del jefe ejecutivo de Hong Kong, no se decidirán en Hong Kong. La Federación de Estudiantes ha llamado, por medio de su vicesecretario Lester Shum, a una manifestación masiva en Harcourt Road, el viernes 10 de octubre, para protestar contra la ruptura de las negociaciones.

Se han realizado muchos mítines en los barrios para explicar el sentido que el movimiento quería dar a la negociación con el gobierno, sobre todo porque Carrie Lam dice que «han cambiado sus reivindicaciones». Según ella, estaría pidiendo al gobierno chino modificar la Ley fundamental, o sea la mini-Constitución de Hong Kong. De ahí la necesidad que tienen los estudiantes de explicar su proyecto y su acción.

Un diputado pro-democracia, Alan Leong, ha declarado a los representantes de las tres principales organizaciones que era favorable a bloquear todas las decisiones parlamentarias que afectaran a las finanzas. Eso frenaría todo el proceso legislativo, como subraya Michael DeGolyer en una declaración al Wall Street Journal del 9 de octubre (11:45 h.)

Alan Leong utiliza una fórmula potente: «Entramos en un período de no cooperación».

El 7 de octubre indicamos que el movimiento democrático de Hong Kong no había dicho su última palabra. Eso parece ser verdad, pero sería una gran ingenuidad subestimar la determinación del poder real, en Hong Kong y en Pekín, que ha pensado que dejando que los estudiantes se cansen acabarían siendo ignorados. Es cierto que están cansados y que sufren muchas presiones. Al mismo tiempo, la portavoz de Scholarism, Agnes Chow, señala que pueden desbloquear algunas calles más pequeñas y ocupar otras. Pero pone el acento en la necesidad de dirigirse a los barrios para explicarse. Lo relaciona con un hecho: el número de personas que acudieron a los lugares ocupados los días 1 y 2 de octubre. A esto se añaden las «visitas» de enfermeras, de asistentes sociales, de empleados, de enseñantes que les ayudan al acabar la jornada. En un momento clave como es la renuncia gubernamental unilateral a un diálogo, destaca lo más maduro de esta politización acelerada, gracias a una praxis colectiva. Estas conquistas se mantendrán. La salida del enfrentamiento va mucho más allá del movimiento democrático como tal. El 10 de octubre nos indicará el contenido y la dinámica de una nueva etapa.

10/10/2014

http://alencontre.org/asie/chine/hong-kong-le-10-octobre-le-mouvement-face-a-ms-lam-et-a-tan-benhong-2.html

Traducción: VIENTO SUR

Notas

1. El índice (o coeficiente) de Gini (nombre del estadistico italiano Corrado Gini) es un indicador sintético de desigualdad de salarios, de rentas, de nivel de vida. Va del 0 al 1. Es igual a cero en una situación de igualdad perfecta, en términos de salarios, de renta, de nivel de vida. En el otro extremo, es igual a uno en la situación más desigual posible para los salarios (salvo uno), las rentas, el nivel de vida. Entre 0 y 1, la desigualdad es tanto más fuerte cuanto más elevado es el índice de Gini.

2. De manera sucinta, la curva de Lorenz es una representación gráfica que permite ilustrar las desigualdades de renta. Es la representación de la función que asocia el eje X de los detentadores de una magnitud (por ejemplo, una renta) con el eje Y de la magnitud detentada (la renta). Una línea recta que parte del ángulo inferior izquierdo del cuadro para alcanzar el ángulo superior derecho en (un a bisectriz) explicaría gráficamente una igualdad perfecta.

Fuente: http://www.vientosur.info/spip.php?article9538