El sistema capitalista internacional contemporáneo presenta una serie de contradicciones que le son inherentes. Entre ellas resalta la contradicción entre, por un lado, el proceso continuo de internacionalización del capital y, por el otro, su mediación aún por el Estado-nación, y, ligado estrechamente a ello, las contradicciones inter-imperialistas. De esta forma, hoy día podemos ver […]
El sistema capitalista internacional contemporáneo presenta una serie de contradicciones que le son inherentes. Entre ellas resalta la contradicción entre, por un lado, el proceso continuo de internacionalización del capital y, por el otro, su mediación aún por el Estado-nación, y, ligado estrechamente a ello, las contradicciones inter-imperialistas.
De esta forma, hoy día podemos ver como la rivalidad se acentúa cada vez más entre las grandes potencias por asegurarse en el mundo mercados, materias primas, mano de obra, rutas comerciales y de transporte de energéticos, tratados preferenciales económicos, comerciales y militares, posiciones geopolíticas con las cuales poder presionar, debilitar y/o atacar al contrincante, etcétera. Se trata de una disputa, para decirlo de alguna manera, por el reparto del mundo en zonas de influencia y seguridad.
Siguiendo esta lógica, la rivalidad inter-imperialista puede desembocar en guerras locales o regionales en terceros países, donde las potencias rivales no se enfrentan directamente entre sí en un conflicto bélico abierto pero sí lo hacen a través del apoyo -económico, político, mediático y/o militar- que brindan a las distintas partes que se hayan en lucha en estos países. (Debe señalarse que dichas partes suelen ser actores con sus propias agendas e intereses, para nada meros títeres de sus aliados extranjeros).
Es el caso de Siria, donde vemos a Rusia ayudar al gobierno de Bashar al Assad mientras EUA, Inglaterra, Francia y Alemania apoyan a los grupos rebeldes y opositores. Y el caso de Ucrania, donde las potencias occidentales favorecen a las fuerzas nacionalistas y pro-europeas mientras Rusia respalda a las fuerzas pro-rusas.
La confrontación inter-imperialista, por múltiples factores, puede desembocar también en una guerra directa entre los contendientes. Es el caso de la Primera y Segunda Guerra Mundial. Hoy en día, ¿es posible que las crecientes rivalidades entre los países imperialistas desemboquen en una Tercera Guerra Mundial?
Varios políticos, analistas, estudiosos y expertos se han pronunciado ante el riesgo de que una mayor confrontación entre EUA y Rusia por el conflicto sirio y ucraniano pueda provocar un conflicto de mayores envergaduras.
Así, por ejemplo, el propio presidente sirio, Bashar al Assad, describió el conflicto que aflige a su país desde hace ya 5 años como algo «entre la Guerra Fría y la Tercera Guerra Mundial» (Christina Lamb, «West is now weak, Assad claims», The Sunday Times, 06/11/16).
El presidente del Centro de Estudios Estratégicos Rusia-Mundo Islámico, Shamil Sultánov, ante la escalada de tensiones entre Rusia y EUA por Siria, mencionó que «estamos a punto de pasar a un período muy difícil, quizás, es aquí, en Siria, donde podría iniciar la Tercera Guerra Mundial» («Al borde de la catástrofe: «La Tercera Guerra Mundial puede estallar en Siria», Rusia Today, 26/09/2016).
Por su parte, Robert Farley, analista militar, señala 5 lugares potenciales donde podría estallar la Tercera Guerra Mundial: la península coreana; el ciberespacio; el sur asiático; la región báltica y, desde luego, el conflicto sirio (Robert Farley, «5 Places World War III Could Start in 2017», The National Interest,17/12/2016).
Según Farley, «el ataque aéreo estadounidense cerca de Deir al-Zour, que mató a sesenta y dos tropas sirias, descarriló la perspectiva de cooperación entre Estados Unidos y Rusia en Siria. Un evento similar, lanzado por fuerzas rusas o estadounidenses, podría producir presiones de represalia en cualquiera de los dos países. Por otra parte, la presencia de spoilers (grupos terroristas y milicias de ambos lados, así como una variedad de Estados interesados) sirve para aumentar la complejidad y las posibilidades de un error de cálculo o malentendidos».
Un análisis similar realizado por el periódico ruso Moskovskii Komsómolets presenta también 5 escenarios donde podría estallar un conflicto bélico global: los países bálticos; Corea del Norte; India-Pakistán; el Mar Meridional de China y, en efecto, Siria («Expertos ofrecen cinco escenarios de la Tercera Guerra Mundial», Rusia Today, 03/08/2016).
Por su parte, Paul Craig Roberts piensa que los intentos de EUA -impulsados sobre todo por los neoconservadores- de mantener la hegemonía mundial y su pretendido sistema unipolar lo llevaron a emprender una agresiva ofensiva contra Rusia a raíz del conflicto sirio y ucraniano.
«El efecto ha sido destruir la confianza entre las potencias nucleares. El gobierno ruso ha aprendido que Washington no respeta sus propias leyes, mucho menos el derecho internacional, y que no se puede confiar en Washington para mantener ningún acuerdo. Esta falta de confianza, junto con la agresión hacia Rusia que brota de Washington y de los medios de prensa y que se hace eco en las idiotas capitales europeas, ha establecido el terreno para la guerra nuclear» (Paul Craig Robert, «Why WWIII Is On The Horizon», paulcraigroberts.org, 28/12/15).
Asimismo, el Consejo de Relaciones Exteriores, una organización independiente estadounidense, realizó un estudio que señala 7 puntos preocupantes donde podría ocurrir o escalar un conflicto que implicaría a EU: Europa del Este; Corea del Norte; ciberespacio; terrorismo; Afganistán; Turquía y, por supuesto, Siria (Council on Foreign Relations, «Preventive Priorities Survey: 2017», cfr.org, diciembre 2016).
Y ya exagerando, el representante del Partido Nacional Socialista Sirio, Tarek Ahmad, señaló que ya la «Tercera Guerra Mundial se está librando en Siria, y esta guerra está librada por EEUU y sus aliados, aun cuando estos aliados sean, al mismo tiempo, víctimas. El objetivo principal de Washington es controlar cualquier potencia mundial que les amenace. Así, EEUU está librando una guerra contra estas potencias, entre ellas, China y Rusia» («La Tercera Guerra Mundial ya ha comenzado y se está librando en Siria», Sputnik, 23/09/2016).
Todas estas alarmas, propagadas por los medios de comunicación rusos, como Rusia Today y Sputnik, tienen su influencia en la población. Así, una encuesta realizada por el Centro Lavada muestra que el 48% de los rusos, casi la mitad, teme que las tensiones ruso-occidentales a causa de Siria puedan provocar la Tercera Guerra Mundial («El 48% de los rusos teme que la Tercera Guerra Mundial empiece en Siria», Russia Beyond The Headlines, 03/11/2016).
Sin duda, las alarmas de un tercer conflicto bélico global no son falsas aunque algunas exageran. Claro que existe la posibilidad de que suceda y Siria puede ser el germen de dicho conflicto, dado que potencias imperialistas rivales están interfiriendo en apoyo a bandos opuestos.
Ya las rivalidades inter-imperialistas nos han dejado 2 guerras mundiales, y nada impide que vayan por la tercera. Como estamos hablando de una guerra entre potencias nucleares, el factor de disuasión (el muy seguro mutuo aniquilamiento que una guerra nuclear provocaría) desempeña un papel importante para mantener a raya la posibilidad de una guerra, pero en ningún sentido invalida para siempre y totalmente su eventual y posible desencadenamiento.
Por el momento las cosas parecen calmadas en Siria, más no las tensiones entre EUA y Rusia: véanse las recientes sanciones impuestas por Washington a Rusia -que incluyen la expulsión de 35 diplomáticos rusos de EUA- a causa de su supuesta interferencia en las pasadas elecciones presidenciales norteamericanas, con el objetivo de, supuestamente, favorecer al entonces candidato republicano Donald Trump.
Este último, durante la campaña electoral de esas elecciones, criticando la política de Obama y Clinton con respecto a Siria (la cual buscaba continuar las hostilidades contra Rusia y Assad), mencionó que vamos «a terminar en la Tercera Guerra Mundial sobre Siria si escuchamos a Hillary Clinton» (Steve Holland, «Exclusive: Trump says Clinton policy on Syria would lead to World War Three», Reuters, 26/10/16).
Como sabemos Trump ganó las elecciones, pero ¿acaso cumplirá sus promesas de aliarse con Rusia en Siria para combatir al Estado Islámico, alejando con ello la posibilidad de un aumento de las tensiones y de un conflicto de mayores envergaduras?
No sabemos lo que hará la administración de Donald Trump en la práctica, pero al menos en sus discursos y declaraciones no figura la intención de acrecentar las hostilidades con Rusia, sino de disminuirlas.
No obstante, mientras siga existiendo la competencia inter-imperialista, inherente al capitalismo internacional, la posibilidad de un conflicto a escala global, e incluso nuclear, está a la vuelta de la esquina. Si no se desata en Siria, podría desatarse en cualquiera de los otros puntos calientes que ya mencionamos.
Incluso si las potencias imperialistas llegan a establecer acuerdos, alianzas y soluciones temporales a sus problemas nada asegura, a la larga, que no se desaten nuevas tensiones o se agudicen las ya existentes. Recordemos que la competencia es una de las características básicas y elementales del capitalismo.
Además, ¿qué otro camino conoce el sistema imperialista para resolver sus contradicciones y problemas que no sea la violencia, la fuerza y la guerra, una vez cerrados los caminos de la diplomacia, el diálogo y la negociación?
Si la posibilidad de un conflicto global, de una Tercera Guerra Mundial, surge de la acentuación de las rivalidades inter-imperialistas, que a su vez son contradicciones propias del sistema capitalista internacional, la única solución verdadera pasa por abolir dicho sistema. La humanidad debe decidir: socialismo o barbarie.
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