Antes de que empiecen las negociaciones formales entre los partidos serbios para la formación del nuevo Gobierno, la UE y EEUU ya han dicho claramente lo que quieren en Belgrado: un Ejecutivo formado por «las fuerzas democráticas y pro europeas». El Partido Radical (SRS) ya ha dejado claro que pese a vencer en las elecciones, […]
Antes de que empiecen las negociaciones formales entre los partidos serbios para la formación del nuevo Gobierno, la UE y EEUU ya han dicho claramente lo que quieren en Belgrado: un Ejecutivo formado por «las fuerzas democráticas y pro europeas». El Partido Radical (SRS) ya ha dejado claro que pese a vencer en las elecciones, no tiene ninguna posibilidad de gobernar Serbia. Por ello, el escenario más probable es precisamente el que más agrada a EEUU y UE, una coalición entre DS, DSS y G17+. Son los llamados «pro occidentales» y se oponen a la independencia de Kosovo.
Cuando apenas había terminado el recuento de las elecciones parlamentarias serbias celebradas el domingo, la Unión Europea y Estados Unidos apostaron claramente por la formación en Belgrado de un Gobierno afín a sus intereses.
Uno de los primeros en manifestarse fue Javier Solana, alto representante de Política Exterior de la UE, quien mostró su esperanza de que «se pueda formar un Gobierno con las fuerzas pro europeas y democráticas». Solana ordenó bombardear Belgrado y otras ciudades serbias cuando era el secretario general de la OTAN.
El ministro de Exteriores de Alemania país que preside la UE este semestre, Frank-Walter Steinmeier, por su parte, señaló que «los dos tercios del Parlamento serbio que corresponden a las fuerzas democráticas deberían unirse para formar Gobierno».
El embajador estadounidense en Belgrado,Michael Polt, también llamó a «las fuerzas democráticas» a unirse para formar Gobierno, al igual que elprimer ministro croata, Ivo Sanader, que destacó que un Ejecutivo en esta línea sería «beneficioso para Serbia y para la comunidad internacional».
El Tribunal Penal Internacional de La Haya se negó a comentar las elecciones serbias, pero su portavoz, Refik Hodzic, señaló que esperan «una cooperación total» de las autoridades de Belgrado.
La portavoz de la fiscal Carla del Ponte, Olga Kavran, añadió que «nuestras preocupaciones no han cambiado», recordando que el actual Gobierno serbio formado precisamente por las fuerzas calificadas de «democráticas» por Occidente «no ha colaborado suficientemente para la detención» de Ratko Mladic, acusado de «crímenes de guerra». Las quejas de Del Ponte son, precisamente, uno de los escollos que tiene Serbia para lograr un mayor acercamiento hacia la UE con vistas a una futura incorporación, tal y como ocurre con Croacia.
En cualquier caso,las elecciones celebradas el domingo en Serbia cumplieron con todas las garantíasestablecidas internacionalmente, tal y como confirmó ayer desde Belgrado la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE). «Las elecciones en Serbia han sido libres y justas», constató.
Negociaciones complicadas
Así las cosas, se supone que serán las fuerzas parlamentarias serbias quienes tengan que formar el nuevo Gobierno de Belgrado. Ante ellas tienen un panorama que, cuando menos, se presenta complicado.
La Cámara serbia presentará la siguiente composición: El Partido Radical Serbio (SRS) de Tomislav Nikolic ha logrado 81 escaños de un Parlamento de 250 gracias al 28,8% de los votos. En segunda posición, se sitúa el Partido Democrático (DS, socialdemócrata pro europea) del presidente Boris Tadic, con 65 escaños (22,9% de los votos) y en tercer lugar, el Partido Democrático de Serbia-Nueva Serbia (PDS-NS, conservador pro europeo) del primer ministro VojislavKostunica, con 47 escaños gracias al 16,7% de los votos.
También obtuvieronrepresentación el conservador G17 Plus del tecnócrata Mladjan Dinkic, con 19 escaños (6,8% de los votos); el Partido Socialista de Serbia la antigua formación de Slobodan Milosevic con 19 escaños y un 5,9% de los votos; y una coalición encabezada por el Partido Liberal Democrático (LPD), con 15 escaños y el 5,3% de los votos.
Todos estos son los partidos serbios, a los que hay que incluir a los representantes de las distintas minorías étnicas que aún existen en Serbia. Así, la formación de los húngaros de Vojvodina logró (SVM) logró tres escaños, la Coalición Lista para Sandzak (enclave en el que los bosnios musulmanes son mayoría) obtuvo dos escaños y dos partidos de la minoría gitana (Unión de los Roma de Serbia y el Partido Roma), un escaño cada uno.
Con los resultados en la mano, el gran perdedor de los comicios esVuk Draskovic, uno de los líderes de la oposición a Slobodan Milosevic, que encabezaba la lista del SPO, una formación heterogénea que ha llegado a defender la monarquía, y que se ha quedado en el 3,1% de los votos, lejos de la barrera del 5% necesaria para llegar al Parlamento. Draskovic fue superado incluso por el Partido de los Pensionistas, que también se quedó fuera de la Cámara con un 3,2% que encabezaba el ex viceprimer ministro serbio Nebojsa Covic.
Con esta fragmentación en el Parlamento, la formación del nuevo Gobierno serbio se presenta cuando menos complicada. El SRS es consciente de que no puede alcanzar el Ejecutivo porque ninguna de las demás fuerzas está dispuesta a pactar con él y así resulta imposible obtener el apoyo de 169 parlamentarios más del doble de los que forman su grupo para llegar a la mayoría absoluta.
Pro occidentales, anti Kosovo
Pero para los pro occidentales DS y SDS la cosa tampoco resulta sencilla, porque la suma de sus parlamentarios tampoco alcanza la mayoría absoluta. Les faltarían trece diputados, por lo que necesitan imperiosamente un tercer socio, que a priori, sería el G17 Plus. La formación de Dinkic ya se ha manifestado favorable a esta posibilidad.
Bozidar Djelic, ministro de Finanzas en el Gobierno del reformista Zoran Djindjic, es el candidato que más suena para ocupar el puesto de primer ministro y sustituir a Kostunica.
En cualquier caso, hay que tener en cuenta que estas tres formaciones son calificadas como «pro occidentales» o «pro europeas» por los Gobiernos de la UE y de EEUU, pero defienden la integridad de lo que actualmente queda de Serbia y rechazan categóricamente la independencia de Kosovo. La única formación que se ha manifestado favorable a aceptar una eventual independencia es el LPD.
Los fieles a Milosevic del SPS se quedan fuera de cualquier posibilidad de formar coaliciones, tanto por su escaso peso como por la negativa de las demás formaciones a llegar a acuerdos con ellos.