Se necesita una nueva conversación sobre la producción de alimentos en África, que tiene 60 % por ciento de las tierras cultivables improductivas del mundo y también la mayor proporción de sus habitantes subalimentados.
NAIROBI – África está incrementando sus cultivos, pero estos no se destinan a la alimentación y si se sigue la dinámica actual, los costos de importación de alimentos en el continente, situados actualmente en 55 000 millones de dólares anuales, podrían duplicarse para 2030.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), tres especies de cultivos -maíz, trigo y arroz- cubren aproximadamente 50 % de las necesidades mundiales de proteínas y calorías.
Sin embargo, a pesar del costoso sector agrícola africano, el maíz, el arroz y el trigo del continente representan 7 %, 5 % y 4 % de la producción mundial de esos rubros, respectivamente.
Pero los expertos afirman que confrontar los cultivos alimentarios con los comerciales no es la conversación adecuada.
“La conversación más productiva debería centrarse firmemente en cómo apoyar a los agricultores para que produzcan más alimentos para todos y exporten aún más, ya que esto mejorará la calidad de vida de los agricultores y los sacará de la pobreza”, dijo Hafez Ghanem, antiguo vicepresidente regional para África oriental y meridional del Grupo Banco Mundial.
Ghanem explicó a IPS que el error que cometieron muchos países africanos tras la independencia fue intentar garantizar alimentos baratos a los habitantes de las ciudades manteniendo bajos los precios de los productos agrícolas y tratando de coaccionar a los agricultores para que produjeran determinados cultivos alimentarios.
El resultado fue que el agricultor se empobreció. Si el agricultor es pobre, no puede producir y, a la larga, todo el mundo se empobrece y pasa hambre, dijo el actual investigador no residente del Programa de Economía Mundial y Desarrollo de la Institución Brookings, un centro independiente de estudios con su sede central en Washington.
El punto de partida, destacó el veterano y reputado experto de nacionalidad egipcia y también francesa es que “ningún país puede producir todos los alimentos que necesita”.
“Tendremos que exportar algunos y producir otros. Si empezamos a aumentar el rendimiento de los cereales, por ejemplo, mediante un mayor uso de semillas de calidad, fertilizantes e irrigación, los agricultores podrán producir más cultivos alimentarios sin interferir en la producción de cultivos comerciales, y el agricultor será más rico”, afirmó Ghanem.
Según el Informe sobre la situación de la agricultura en África 2022, publicado en septiembre por la Unión Europea (UE), “para África es más vital que nunca acelerar la transformación de nuestros sistemas alimentarios”.
“África tiene algunos otros incentivos para transformar su sistema alimentario; con uno de los suelos agrícolas más degradados del mundo y sequías crecientes, África se enfrentará en el futuro a una importante exposición a los riesgos climáticos relacionados con el agua”, añade el documento.
Al menos 90% de la población rural del África subsahariana depende de la agricultura como principal fuente de ingresos. Según el informe, más de 95 % de la agricultura de esa región depende de las precipitaciones de lluvia.
El informe concluye que las consecuencias de la imprevisibilidad de las precipitaciones, el aumento de las temperaturas, las sequías extremas y la escasez de carbono en el suelo reducirán aún más el rendimiento de los cultivos, exponiendo a las comunidades más pobres de África a riesgos cada vez más intensos relacionados con el clima y el agua, con resultados desastrosos.
Ghanem no cree que el problema de la seguridad alimentaria en África sea consecuencia de producir demasiados cultivos comerciales. El verdadero problema, dice, tiene dos vertientes.
“La primera es que, en general, la productividad de la tierra cultivada tanto para cultivos comerciales como alimentarios es baja. Tenemos que aumentar el rendimiento de la tierra tanto para los cultivos comerciales como para los alimentarios”, explicó.
El investigador insistió en que “no creo que la solución sea dejar de exportar cultivos comerciales para producir más alimentos”.
La segunda parte de la cuestión, dice, es el reto que plantea el cambio climático, “ante lo que tenemos que hacer mucho más para que la agricultura sea más resistente al cambio climático”.
Consideró que la preocupación de que se dé prioridad a los cultivos comerciales sobre los alimentarios está fuera de lugar, dado el perfil de los agricultores en África.
“Estamos hablando de pequeños agricultores. En países como Costa de Marfil y Ghana, los agricultores obtienen muchos más beneficios produciendo cacao o café que produciendo arroz, por ejemplo. No podemos pedir a nuestros agricultores que produzcan cultivos de menor rendimiento y, por tanto, menos rentables», explicó.
“Cualquier solución que propongamos para la seguridad alimentaria, tiene que tener en cuenta que las personas más pobres y con mayor inseguridad alimentaria de África se encuentran en las zonas rurales”, subrayó.
En este contexto, expertos como Ghanem no ven ningún conflicto entre la producción de alimentos y la de cultivos comerciales, y afirman que África dispone de vastas tierras para producir ambos. Aparte de países como Egipto y otros del norte de África, el resto del continente dispone de grandes extensiones de tierra cultivable.
En ese aspecto, los datos de la FAO indican que África alberga aproximadamente 60% de las tierras cultivables que permanecen improductivas en el mundo.
Por ello, Ghanem afirma que la solución es facilitar a los agricultores el riego de sus tierras y el acceso a semillas y fertilizantes de alta calidad.
África necesita anualmente entre 40 000 y 70 000 millones de dólares en inversiones del sector público y otros 80 000 millones del sector privado para mantener la producción de alimentos en el continente, según el Informe sobre la situación de la agricultura en África de la UE.
Ghanem afirma que invertir en tecnología que pueda producir insumos críticos como fertilizantes y semillas de alta calidad resistentes al clima resultará muy productivo en el futuro para el continente.
Por ejemplo, los fertilizantes son caros porque se importan, asegura el investigador, quien alaba la creación de algunas de las mayores empresas productoras de fertilizantes del mundo en Nigeria y Marruecos, y pide que se realicen inversiones similares en otras partes del continente.
Ghanem afirma que las subvenciones a los insumos agrícolas, como los fertilizantes, no son la solución, y que la producción de los insumos que necesitan los agricultores en el propio país, o al menos en el continente, pondrá al sector agrícola en la senda de la resiliencia para lograr una mayor productividad, alimentos suficientes para todos y rentabilidad.
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.
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