Es común que los campos de petróleo y gas sean propiedades conjuntas de dos o más países, lo cual a menudo genera ciertos problemas. Existe un fervor particular sobre la necesidad de centrarse en la extracción de estos campos y, a menudo, las empresas energéticas internacionales son invitadas a competir por generosos contratos de extracción. […]
Es común que los campos de petróleo y gas sean propiedades conjuntas de dos o más países, lo cual a menudo genera ciertos problemas. Existe un fervor particular sobre la necesidad de centrarse en la extracción de estos campos y, a menudo, las empresas energéticas internacionales son invitadas a competir por generosos contratos de extracción.
Irán comparte 26 campos de petróleo y gas con sus vecinos. Sin embargo, debido a la falta de inversión tecnológica y financiera en los últimos años, Irán no ha podido extraer de estos campos una cantidad de petróleo competitiva. Esto ha llevado a su explotación a manos de sus vecinos. Los estudios demuestran que alrededor de un 20% de las reservas de petróleo iraníes reconocidas y el 30% de sus reservas de gas natural se encuentran en campos conjuntos.
De momento, Irán sólo ha podido hacerse con el control de diez de estos 26 campos. A pesar de un aumento de la productividad de los mismos -especialmente en South Pars, en el Golfo Périsico-, el gobierno de Rohani no ha conseguido adquirir el capital y la tecnología extranjera necesarios para competir con sus vecinos -y mucho menos superarlos- en términos de concesiones de licencias de extracción.
La mayoría de los campos conjuntos de Irán se encuentran en la frontera con Irak, con el que comparte al menos cinco explotaciones. Por su parte, Irak tiene un plan a siete años para aumentar la capacidad de producción de petróleo y alcanzar los 1,2 millones de barriles al día. Bagdad se ha centrado en los campos que comparte con Irán y, en 2010, el gobierno iraquí invitó a Irán a invertir en campos conjuntos, con el objetivo de aumentar la producción y desarrollar una capacidad de producción equitativa.
Sin embargo, Irán fue incapaz de invertir más en estos campos conjuntos debido a la falta de recursos financieros. Durante el periodo en el que se impusieron duras sanciones sobre el sector energético iraní, Irak produjo 295.000 barriles al día a partir de los campos conjuntos con Irán; mientras tanto, los iraníes sólo produjeron 130.000 barriles al día en el mismo periodo. Irak también firmó acuerdos con grandes empresas petrolíferas internacionales para aumentar su participación en los campos conjuntos con Irán. Irak revisó sus contratos petroleros y añadió nuevas condiciones para atraer a las empresas, ofreciendo mayores beneficios a cambio de conocimientos tecnológicos e inversiones. Los nuevos contratos iraquíes son más atractivos para las empresas petroleras, mientras que los propios campos son geológicamente favorables para su adquisición. Irak cuenta con un programa para aumentar la predicción de petróleo en las zonas conjuntas compartidas con Irán.
Irán no tiene capacidad de producción en sus campos del Mar Caspio, donde cuenta con dos campos de petróleo compartidos con Azerbaiyán y Turkmenistán. Ambos países pretenden aumentar la producción en estos campos, e Irán no podrá atraer la tecnología y el capital extranjeros necesarios para beneficiarse de ello debido a las sanciones impuestas por Estados Unidos.
Qatar también se ha convertido en un importante exportador de gas natural licuado, contando con una gran inversión en tecnología extranjera y producción de gas centrada en South Pars. Dado que el campo de South Pars ha sido la principal prioridad de Irán, a lo largo de los últimos cinco años, los iraníes al menos han conseguido aumentar la extracción de crudo en él. En marzo de 2017, Irán obtuvo la competitiva cifra de 250.000 barriles al día en South Pars, mientras que, durante el mismo periodo, Qatar obtenía 300.000 barriles diarios.
Irán y Arabia Saudí comparten cuatro campos de petróleo y gas. En 2017, la producción petrolera iraní en el campo de petróleo de Forouzan -también en el Golfo Pérsico- se situaba entre 38.000 y 40.000 barriles diarios, mientras que la parte saudí ha superado a su rival con una capacidad de producción de 400.000 barriles al día en este campo. Desequilibrios similares son evidentes en todos los campos compartidos de esta zona.
Los campos conjuntos de petróleo y gas son importantes para todos los países de la región; los que comparten campos con Irán ganan miles de millones en su explotación. La retirada de EEUU del JCPOA (Plan de Acción Integral Conjunto, más conocido como el ‘acuerdo nuclear con Irán’) ha motivado a muchos rivales regionales a acelerar aún más su actividad. Dado que las principales firmas petroleras extranjeras han abandonado a Irán en respuesta al acuerdo, ahora inefectivo, estas firmas han actuado del mismo modo en el resto de la región. Hasta ahora, varios informes no confirmados afirman que se han perdido cerca de 6.000 millones de dólares en gas frente a los competidores. Cualquier retraso en el desarrollo de los campos conjuntos causará pérdidas irreparables para el país. Los expertos advierten que el retraso en la firma de contratos para la inversión extranjera obstaculizará el desarrollo de los campos conjuntos y ayudará a los Estados vecinos a saquear las reservas de petróleo iraníes.
La cooperación entre Irán y los países árabes vecinos en el desarrollo de proyectos para los campos conjuntos podría ser la base para el aumento de la seguridad y la estabilidad en la región. Además, las inversiones extranjeras son importantes a la hora de que Irán recupere su capacidad de producción de petróleo y gas. Las vastas reservas de petróleo y gas iraníes pueden jugar un papel vital en el mercado energético mundial; sin embargo, como era de esperar, con la retirada de Estados Unidos del acuerdo nuclear, la industria energética iraní se enfrenta a aún más problemas a la hora de atraer la inversión y la tecnología extranjeras. Tras la retirada de las sanciones, Irán pretende generar condiciones favorables para atraer a los inversores extranjeros mediante la redacción de nuevos contratos petroleros. Irán ha declarado en varias ocasiones que necesita 2.000 millones de dólares de inversión extranjera para revivir su capacidad de producción de gas y petróleo.
Teniendo en cuenta el desarrollo del mercado energético y las sanciones estadounidenses, el atraer la inversión y la tecnología extranjeras a la industria energética de Irán será más difícil que nunca. Cumplir con los objetivos del Sexto Plan de Desarrollo y el Plan de Desarrollo a 20 Años del país sólo será posible con la inversión extranjera, que requiere una reducción de los riesgos políticos en el país. En el caso de un cambio de suerte en términos de política exterior y de la provisión de otros requisitos para las empresas extranjeras, se esperaría que llegara capital -particularmente desde empresas rusas y chinas.
Un cambio de actitud en la política exterior y un intento de aliviar las tensiones con los países vecinos serán medidas importantes para lograr atraer a inversores extranjeros. Un aumento de la capacidad de producción de petróleo y gas en el país es una prioridad a corto y largo plazo del Ministerio Petrolero de Irán. Sin embargo, Irán debe resolver las tensiones políticas con sus vecinos y también negociar con Occidente si quiere que estos objetivos sean viables.