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Mar Rojo, navegación con mal tiempo

Fuentes: Rebelión

Estados Unidos y Gran Bretaña, en el marco de la Operación Guardián de la Prosperidad, han establecido sus dinámicas de guerra bombardeando desde submarinos y buques distintos objetivos en Yemen, como Sanaa la capital y el estratégico puerto de Hodeidah sobre el Mar Rojo, entre otros, intentando desarticular la milicia hutí o Ansar Allah (partidarios de Dios) que en solidaridad con Palestina ataca embarcaciones sionistas o implicadas en sus intereses, impidiendo el tránsito normal por el mar Rojo, aunque brindan vía libre al resto de las banderas. (Ver: Mar Rojo el segundo frente). Los hutíes han adelantado que sus operaciones se mantendrán hasta que no se establezca un alto el fuego en Gaza.

Estas acciones, que, según el Primer Ministro británico Rishi Sunak, tendrían solo carácter de advertencia, lejos de amedrentar a la milicia hutí parece alentarla, ya que su respuesta ha sido continuar con los bombardeos e incluso ampliar el área de sus operaciones al golfo de Adén, donde el lunes 15 atacaron el buque portacontenedores Gibraltar Eagle con bandera de las Islas Marshall, lo que podría provocar una escalada mayor por parte de las fuerzas occidentales.

Esta situación ya ha empezado a repercutir en los mercados europeos, donde se nota, por lo menos, la merma de algunos productos como café y artículos textiles fabricados en las factorías de India o Bangladés. Al mismo tiempo se ha registrado un aumento en el precio del Brent (petróleo del mar del Norte), que el pasado viernes13 dio un salto de un cinco por ciento.

También se ha conocido la decisión del emirato de Catar de sumarse a la ya importante lista de países y empresas que han renunciado a utilizar la vía Rojo-Suez-Mediterráneo y sus envíos de gas licuado, “en el futuro previsible”, serán presumiblemente, como ya lo hacen grandes navieras internacionales como la Maersk, por la ruta que circunvala África, lo que ya han hecho más de cien embarcaciones, lo que puede demorar el viaje, según las condiciones de navegación, entre 20 días y un mes. Así, el valor del flete se ha triplicado, desde que se inició la crisis a mediados de noviembre. Incremento que deberá pagar el consumidor final y en el caso particular los europeos, sumando más padecimiento al financiamiento a la OTAN en sus casi dos años de guerra contra Moscú, en Ucrania. Guerra a punto de terminar, con la previsible victoria de los ejércitos del presidente Vladímir Putin.

También, el bloqueo de hecho por parte de los hutíes golpea fuertemente a Israel aunque esconde las cifras al igual que las de sus propios muertos en Gaza, se conoce que aproximadamente la cuarta parte del comercio exterior son importaciones y exportaciones provenientes de Asía que obligatoriamente deben utilizar las rutas del mar Rojo.

La escalasa sobre Yemen, junto al genocidio en Gaza, agrega mucha más tensión en una amplia región donde las crisis se disparan contantemente. El primer día del año se conoció el Memorando de Entendimiento (MoU) entre Etiopía y Somalilandia, dando así el primer reconocimiento internacional a la provincia rebelde de Somalia (Ver: el Cuerno de África se abisma hacia el desastre.), lo que ha obligado Mogadiscio a advertir a Addis Abeba de las consecuencias de concretarse el acuerdo del puerto etíope en tierras de Somalilandia, amenaza a la que se ha sumado el grupo salafista al-Shabbab, que prometió dirigir sus ataques contra Etiopía.

Además de lo apuntado, otros dos factores están generando una gran inestabilidad en esa región: la guerra civil en Sudán y la creciente tensión entre Etiopía, Egipto y Sudán por el llenado de la Gran Represa del Renacimiento Etíope sobre el Nilo Azul, lo que podría influir fuertemente en el curso de sus aguas (Ver: Etiopía-Sudán-Egipto: muchos motivos para una guerra.).

En este marco de conflictos sería de carácter urgente desescalar la situación, ya que el estallido de uno solo de estos conflictos latentes podría generar un efecto domino en una amplia área que teniendo a mar Rojo como eje, desde el Cuerno de África a Gaza, abarca unos 15 países (Somalia, Etiopía, Sudán, Egipto, Eritrea, Djibouti, Yemen, Arabia Saudita, Siria, Líbano, Palestina, Jordania e Israel), con una población aproximada de 450 millones de personas. A los que habría que agregar a Turquía, con 85 millones, que, en su carácter de potencia regional no podría quedar fuera de ese escenario, e Irán, con cerca de noventa millones, y que en realidad es objetivo principal de toda esta gran jugada de Occidente.

Una represión vigorosa

Las coincidencias existen, aunque a veces son difíciles de creer, esto se dio en los últimos ataques de Estados Unidos y el Reino Unido contra objetivos yemeníes cuando se están por cumplir en febrero los sesenta años de una trágica operación británica contra lo que se conoció cómo la “revuelta de Radfan”.

En el marco de sus antiguas prácticas coloniales de “divide y reinarás”, que tantos beneficios le trajo y tanta tragedia sembró en el mundo, Inglaterra funda en el sur de la península Arábiga, con la ayuda de pequeños sultanatos, la Federación de Arabia del Sur (1962-1967) es una zona montañosa a unos 80 kilómetros al norte de puerto de Adén.

Una inconsulta imposición de un control aduanero y bajo la carismática influencia del líder del pueblo árabe Gamal Abdel Nasser, la tribu de Radfan, que da nombre a esa área, en enero de 1964 comenzó a realizar incursiones contra la federación y bienes británicos.

La respuesta de Londres fue como siempre sangrienta, respondiendo al pedido del entonces secretario colonial Duncan Sandys se ejerció una “represión vigorosa” para que los recuerdos no se “desvanezca rápidamente”, además de “quebrar su moral para que finalmente se sometieran”. Por lo que se autorizó al ejército británico a implementar cualquier plan que fuera necesario.

En vista de lo que se avecinaba, se buscó la manera para que los métodos y los resultados no se conocieran o fueran disimulados para aplacar la crítica internacional.

A partir de ese momento se establecieron sus típicas estrategias del hambre que tan buenos resultados le habían dado a Winston Churchill 20 años antes en India, cuando causó tres millones de muertos, literalmente, por hambre.

 Las tropas británicas comenzaron por bombardear aldeas, masacrar ganado y destruyendo cultivos y sus depósitos para el almacenamiento.

Se expulsó a todos los habitantes para que los militares pudieran concentrarse en los blancos fijados, los líderes de la revuelta y sus familias, a los que confiscaron todas sus propiedades,  saquearon sus casas y robaron el dinero y las joyas. Mientras los ataques aéreos y con artillería, cuando los caseríos se negaban a rendirse, se implementaban con toda su potencia.

En abril, como todavía continuaba la “represión vigorosa” sin poder vencer a los rebeldes, Londres envió más paracaidistas, los marines y un equipo SAS (Special Air Service) que consiguió asesinar varios líderes rebeldes, aunque murió el comandante de esa fuerza y su operador de radio. Los cuerpos fueron decapitados y sus cabezas expuestas públicamente, lo que provocó una gran consternación en el Reino Unido.

En julio los últimos combatientes se refugiaron en la entonces Yemen del Norte. Una vez terminada la operación se conoció que unos 15 soldados británicos habían muerto, aunque nunca se pudo establecer el número de bajas entre los Radfanis después de las 700 incursiones contra poblaciones, en las que dispararon 2.500 cohetes y 200.000 tiros de cañón.

En este nuevo concurso a la región del pretendido orden imperial, todos los jugadores deberán recordar el pasado, prever un futuro oscuro y fundamentalmente aprender a navegar con mal tiempo.

Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.