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Mienten sobre los piratas de Somalia

Fuentes: Argenpress

La prensa internacional está mintiendo sobre los llamados «piratas somalíes». Ésta es una de las 67 noticias nominadas para la selección anual de 25 noticias no difundidas por los grandes medios del Proyecto Censurado 2009/2010. La verdadera naturaleza de lo que está ocurriendo en el Cuerno de África comienza a conocerse cuando un juez de […]

La prensa internacional está mintiendo sobre los llamados «piratas somalíes». Ésta es una de las 67 noticias nominadas para la selección anual de 25 noticias no difundidas por los grandes medios del Proyecto Censurado 2009/2010. La verdadera naturaleza de lo que está ocurriendo en el Cuerno de África comienza a conocerse cuando un juez de Nueva York decidió enjuiciar a un menor de edad capturado el 12 de abril por EEUU en la costa de Somalia.

Con su artículo «Le están mintiendo sobre los piratas», la periodista británica Johann Hari* arrojó bastante luz -en el Huffington Post del 4 de enero de 2009- sobre la verdadera naturaleza de este conflicto, provocado por los barcos occidentales que ilegalmente descargan basura nuclear y capturan los productos del mar del empobrecido país africano con casi 4.000 km de costas.

Del artículo de Hari se desprende que los verdaderos piratas son más bien las corporaciones de grandes potencias que encontraron ganancias fáciles en las aguas desprotegidas del país africano. En rigor, los patriotas somalíes defienden sus alimentos de origen marino de la depredación de estadounidenses y europeos que los acusan de «piratas».

Los somalíes observan impotentes cómo sus mares se convierten en un gran vertedero nuclear que acumula miles de toneladas de residuos radiactivos abandonados por grandes cargueros. Somalia es un país que hace casi dos décadas carece de guardacostas, desde que las guerras civiles (inducidas por las grandes potencias) hicieron colapsar su sistema de gobierno. La injerencia de los países desarrollados promovió guerras civiles en gran parte de África en búsqueda de minerales lucrativos, fingiendo exportar «la democracia» o un «afán civilizador»

La guerra contra los «piratas» del subdesarrollo y la miseria está convirtiéndose en aparente sustituto de la «guerra al terrorismo», doctrina ya agotada para los propósitos del complejo industrial militar. Los mal vestidos y peor armados «piratas» se han convertido en un nuevo objetivo militar que saca de su aburrimiento a la Real Marina Inglesa y a las ociosas fuerzas navales de una veintena de naciones poderosas, desde Estados Unidos a China, empeñadas ahora en combatir a un puñado de hambrientos que viven en un atraso similar al de Haití.

En Somalia, la lucha diaria por una ración de comida le da sentido a la palabra «mañana». No se ven patas de palo ni loros para llevarlos sobre el hombro. La etapa siguiente de esta guerra hollywoodense podría ser un desembarco masivo para perseguir a los piratas en tierra, en un remake de Iraq y Afganistán, pero sin héroes como Errol Flint. Esta vez no se trata del petróleo sino de otro tipo de riquezas.

¿Villanos o héroes?

Los piratas de antaño fueron estigmatizados por el poder, pero gozaron de popularidad entre los pobres. Citamdo al historiador Marcus Rediker, Hari asegura que los piratas primero trabajaron como marineros en «infiernos flotantes de madera» donde laboraban encogidos y recibían castigos corporales, siendo frecuentemente engañados en sus salarios después de meses y años de trabajo. Pero estos «villanos de todas las naciones» estuvieron entre los primeros en rebelarse contra este mundo; se amotinaron contra capitanes tiránicos y crearon una manera diferente de «trabajar» en los mares, escribió Hari. «Una vez que se hacían de una nave, los piratas elegían a sus capitanes y tomaban todas sus decisiones colectivamente», o sea, anduvieron cerca de la «democracia participativa». Para Rediker pusieron en práctica «uno de los planes más igualitarios para encontrar recursos dondequiera en el siglo XVIII″ e, incluso admitieron esclavos africanos escapados y vivieron con ellos como iguales. Los piratas mostraron claramente que eran subversivos capaces de hacer funcionar las naves de manera distinta a la forma opresiva y brutal del servicio mercantil y de la real marina de guerra. Quizás, por esta razón fueron populares, a pesar de ser bastante poco productivos como ladrones.

La piratería de hoy en Somalia es una actividad desesperada de supervivencia mediante cobro de peaje e impuestos a los depredadores. «El gobierno de este país del Cuerno de África colapsó en 1991. Desde entonces sus nueve millones de habitantes han estado sumergidos en el hambre y muchas de las fuerzas más feas del mundo occidental han visto esto como una gran oportunidad para robar las fuentes de aprovisionamientos de alimentos del país y descargar nuestra basura nuclear en sus mares», explicó Hari.

Tan pronto como se fue el gobierno, en la costa de Somalia comenzaron a aparecer misteriosos barcos europeos descargando enormes barriles en el océano. La población costera comenzó a enfermar. Primero sufrieron erupciones extrañas, náuseas y aparecieron bebés malformados. Y después, el tsunami de 2005 hizo flotar cientos de barriles que las olas lavaron en las playas. La gente comenzó a sufrir enfermedades producidas por la radiación y murieron más de 300 personas.

Ahmedou Ould-Abdallah, el enviado de ONU a Somalia, le dijo a Johann Ari: «Alguien está descargando aquí material nuclear. También hay metales pesados, tales como cadmio y mercurio». Mucho de este material se puede rastrear en hospitales y fábricas europeas, donde se lo entregan a la mafia italiana para hacerlo desaparecer a bajo precio. Cuando Hari le preguntó a Ould-Abdallah qué hacían los gobiernos europeos sobre esto, lee respondió con un suspiro: «Nada. No hubo limpieza, ninguna compensación ni prevención».

Depredación ictiológica

Al mismo tiempo, otras naves europeas han estado saqueando la biodiversidad de sus mares, su alimentación. «Ya hemos destruido nuestros propios peces con la sobrexplotación y ahora hemos ido a capturar los suyos», dijo la periodista. El valor de cada atún supera los 300 dólares. Los barcos rastreadores que pescan ilegalmente en los mares desprotegidos de Somalia han robado cientos de millones de dólares anuales de atún, camarón, langosta y otras formas de vida marina. Los pescadores locales perdieron repentinamente el sustento y ahora padecen hambre. Mohammed Hussein, pescador de la ciudad de Marka, le dijo a Reuters: «Si no se hace nada, pronto no nos habrán dejado ningún pescado en nuestras aguas de costa».

Hari explicó que en este contexto aparecieron los hombres a quienes se ha estado llamando «piratas». Todos están de acuerdo en que antes fueron pescadores somalíes ordinarios, que ahora consiguieron lanchas rápidas para intentar disuadir a los descargadores de basura y a los barcos rastreadores o, por lo menos, aplicarles algún impuesto. Se llaman a sí mismos «Guardacostas Voluntarios de Somalia» y es duro ver por qué. Uno de los líderes pirata, Sugule Ali, dijo que su motivo era «detener la pesca ilegal y la descarga en nuestras aguas… No nos consideramos bandidos del mar. Consideramos [que son] bandidos del mar a quienes pescan ilegalmente y descargan en nuestros mares, descargan basura en nuestras aguas y portan armas en nuestros mares».

Escribió Joann Hari: «¡No!, esto no es hacer tomas de rehenes justificables, y sí algunos son apenas gángsteres, especialmente quienes soportaron la ayuda del Programa Mundial de Alimentos. Pero los ‘piratas’ reciben el apoyo aplastante de la población local por una razón. El sitio somalí independiente de noticias WardherNews condujo la mejor investigación disponible sobre qué están pensando los somalíes comunes y corrientes y encontró que el 70% apoyó fuertemente la piratería como forma de defensa nacional de las aguas territoriales del país». Durante la guerra revolucionaria en EEUU, George Washington y los padres fundadores pagaron a los piratas para proteger las aguas territoriales de América, porque no tenían ninguna marina de guerra o guardacostas propios. La mayoría de los americanos los apoyaron. ¿Es esto tan diferente?»

«¿Esperan que los somalíes que mueren de hambre se instalen pasivamente en sus playas, revolcándose en nuestra basura nuclear y observen cómo les arrebatan sus pescados para comérselos en restaurantes de Londres, París y Roma?», preguntó Hari. «No hemos actuado en esos crímenes pero cuando algunos de los pescadores respondieron interrumpiendo el tránsito del 20% del suministro de petróleo del mundo, comenzamos a chillar acerca del «mal». Si queremos realmente ocuparnos de la piratería, necesitamos parar su causa original -nuestros crímenes- antes que enviar las cañoneras para desarraigar a los criminales de Somalia».

Según Hari, la historia de la guerra de la piratería en 2009 fue mejor resumida por otro pirata, que vivió y murió en el siglo IV a.c. Lo capturaron y conducido ante Alejandro el Grande, éste exigió saber «¿qué pretende conservando la posesión del mar?» El pirata sonrió, y respondió: «Significa que ustedes están agarrando la tierra entera, pero por lo que hago con una nave pequeña, me llaman un ladrón, mientras a quien lo hace con una gran flota le llaman emperador». Hoy de nuevo nuestras grandes flotas imperiales están en Somalia, pero, ¿quién es el ladrón?

El caso del «niño pirata»

Democracy Now! informó de que el único superviviente del secuestro del capitán de un carguero estadounidense ocurrido este mes fue un somalí menor de edad, quien el 21 de abril fue acusado en un tribunal de Nueva York. El adolescente, llamado El Abduhl Wal-i-Musi, se habría rendido antes de que los francotiradores de la marina de EEUU mataran a sus tres acompañantes en una acción militar nunca aclarada. Musi, que será juzgado como si fuera un adulto, estalló en sollozos durante su comparecencia ante el juez. La abogada defensora Deirdre Von Dornum describió a Musi como «joven y aterrorizado».

Deirdre Von Dornum dijo: «Es posible que al Juez Peck le haya parecido que es mayor de edad, pero como pueden ver es extremadamente joven, está herido y aterrorizado. Nos satisface tener la protección de la Constitución de Estados Unidos, y que el gobierno haya optado por hacerlo comparecer en una audiencia pública y no en una prisión secreta o sujeto a cualquier otra forma de procedimiento no público».

Los guardacostas informales somalíes anunciaron venganza después d que en dos rescates de rehenes las fuerzas extranjeras dieron muerte al menos a cinco de sus compañeros. El último operativo, llevado a cabo el domingo 12 de abril, por fuerzas de Estados Unidos, logró liberar al capitán estadounidense Richard Phillips, dando muerte a tres acompañantes de Musi.

Los últimos acontecimientos han despertado temores de un aumento de la violencia en las rutas marítimas frente a la costa del Cuerno de África, donde valientes «piratas» desafían cada día a las patrullas de las fuerzas navales extranjeras. «Los franceses y los estadounidenses se arrepentirán de haber comenzado esta matanza. Nosotros no matamos, sino que sólo tomamos rescates. Haremos algo a cualquiera que veamos como francés o estadounidense desde ahora», manifestó Hussein, un pirata de la zona. «No podemos saber cómo murieron nuestros amigos en el bote salvavidas, pero esto no nos impedirá volver a secuestrar», relató.

Las pandillas de piratas generalmente tratan bien a sus secuestrados, a fin de concluir mejor las negociaciones para el pago de rescates. Los episodios más violentos han provenido de grupos ocasionales. «Nos vengaremos», insistió otro pirata de Aden, en el pueblo Eyl, un refugio para los piratas en la costa este de Somalia.

Algunos expertos temen ahora la reacción después de estas actuaciones. «Los piratas sabrán desde ahora que cualquier cosa puede pasar. Los franceses están haciendo esto y los estadounidenses también. Las cosas serán más violentas de ahora en adelante», argumentó Andrew Mwangura del East African Seafarers Assistance Program, con sede en Kenia. Después de una caída en la actividad a principios de este año, los piratas han contraatacado. Actualmente mantienen capturadas a más de una decena de navíos con aproximadamente 260 rehenes, entre ellos unos 100 filipinos.

Johann Hari dijo que algunos lectores parecen sorprenderse porque la descarga de tóxicos y el robo de pescados estarían sucediendo en el mismo lugar, preguntándose «¿Esto no contamina los pescados?» La periodista explicó que la costa de Somalia es extensa, se estira hasta los 3.300 km. «Imagínense cómo sería de fácil -sin ningún guardacostas o ejército- robar pescados en la Florida y descargar la basura nuclear en California, y se darán una idea», dijo. «Estos acontecimientos están sucediendo en diversos lugares, pero con el mismo efecto horrible: muerte para los nativos, y aparición de piratería. No hay contradicción».

Notas:

(*) Johann Hari, periodista británica del diario The Independent ha realizado coberturas en Iraq, Israel/ Palestina, Congo, República Centroafricana, Venezuela, Perú y EEUU y su periodismo ha aparecido en publicaciones por todo el mundo. Fue la persona más joven nominada para el premio Orwell de escritura política, en 2003 ganó el Premio al Periodista Joven de la Gaceta de Prensa y en 2007 Amnistía Internacional la nombró Periodista de Periódico del Año. ¿Ha colaborado como editor de la revista Attitude y publicó su primer libro, God Save the Queen? , en 2003.

Fuentes:

«You are being lied to about pirates» Johann Hari, Huffington Post, 1/4/2009

http://www.huffingtonpost.com/johann-hari/you-are-being-lied-to-abo_b_155147.html  

http://www.sfbayview.com/2009/you-are-being-lied-to-about-pirates/

Fuente original: http://americalatinaunida.wordpress.com/2009/04/28/mienten-sobre-los-piratas-de-somalia/