La economía de Japón se contrajo 1,9% anual de julio a septiembre, según cifras publicadas el lunes que confirmaron una recesión en la tercera economía más grande del mundo cuando se acercan elecciones. Los datos del gasto público y el empresarial fueron peor de lo pronosticado. La mayoría de los economistas habían anticipado una revisión […]
La economía de Japón se contrajo 1,9% anual de julio a septiembre, según cifras publicadas el lunes que confirmaron una recesión en la tercera economía más grande del mundo cuando se acercan elecciones.
Los datos del gasto público y el empresarial fueron peor de lo pronosticado. La mayoría de los economistas habían anticipado una revisión al alza de cifras previas que mostraron una contracción de 1,6%.
En términos trimestrales, la economía disminuyó 0,5%. El cálculo previo era que había caído 0,4%. En el trimestre abril-junio, la economía se contrajo 7,3%.
Los economistas dijeron que ajustes en los inventarios están exagerando un poco la debilidad en la economía, y que las cifras mensuales son más optimistas.
«La conclusión es que la economía probablemente tendrá nuevamente crecimiento este trimestre», dijo el lunes en un comentario Marcel Thieliant, de Capital Economics.
Un incremento en el impuesto a las ventas a 8%, desde 5%, es visto como la principal razón de que la economía se haya tambaleado después de recuperarse de la recesión anterior registrada a fines de 2012. Hacia el final del mes pasado, el primer ministro Shinzo Abe pospuso aumentar el impuesto a 10%, el cual entraría en efecto en 2015. Fue aplazado hasta abril de 2017.
Abe además disolvió el Parlamento y llamó a elecciones anticipadas, diciendo que quería obtener un otorgamiento público para la decisión de incrementar el impuesto y otras políticas. Prometió renunciar si su Partido Liberal Democrático no logra conservar su mayoría parlamentaria, pero dada la falta de una oposición fuerte, las encuestas sugieren que eso sumamente improbable. Las elecciones serán la próxima semana.
Abe ha buscado acabar con años de deflación a través de un fuerte gasto público y un agresivo alivio monetario con la intención de empujar la economía hacia una inflación de 2%. Hasta ahora, la inflación está a menos de la mitad de ese nivel.
La expectativa es que los precios más altos hagan que los consumidores y negocios gasten más, ayudando a sustentar el crecimiento
El gobierno de Abe prometió además reformas mayores para ayudar a mejorar la competitividad de Japón; pero hasta ahora esas reformas han tenido poco avance.