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Occidente muestra su rostro a Rusia

Fuentes: Levaya Rossia

Traducido del ruso para Rebelión por Josafat S. Comín

Literalmente unas horas antes del encuentro en la cumbre Rusia-UE, que tiene lugar a estas horas en La Haya, los líderes de los países europeos han descubierto sus cartas.

Las insinuaciones sobre que los resultados de las elecciones en Ucrania es imprescindible que sean revisados, y que Rusia no debe tomar parte en la normalización de la situación revolucionaria en el país vecino, se han visto finalmente reflejados en una declaración oficial de la unión Europea, donde se dice que: «Las elecciones en Ucrania no pueden ser reconocidas como democráticas por no responder a los estándares internacionales. El gobierno ucraniano debe tomar en consideración todas las denuncias relativas al transcurso de la campaña electoral y a los resultados de las elecciones y corregir las deficiencias señaladas por los observadores internacionales».

Poco antes el Departamento de Estado de los EE.UU. había dejado clara su posición. Su responsable Collin Powell declaró ayer oficialmente, que Washington no reconoce los resultados de las elecciones celebradas en Ucrania.

Cabe señalar que hacía tiempo que Occidente no hacía unas declaraciones tan contundentes e inequívocas. Están hechas sin rastro alguno de la mínima decencia diplomática: Las elecciones no son legítimas, hay que anular los resultados, en Ucrania DEBEN hacer esto.

Habría que remontarse seguramente a finales de los 90, cuando la agresión de la OTAN contra Yugoslavia. Es más, quizá desde el ultimátum fascista a Polonia en septiembre de1939, no se lanzaban esas exigencias a un país con ese territorio y esa población de decenas de millones de habitantes.

Hacía tiempo que Occidente no llegaba tan lejos en el «autodesenmascaramiento» y la desacreditación de sus propios dogmas sobre libertad y democracia.

Tampoco es casual que todo esto ocurra con el trasfondo del activo «lanzamiento a la fama» que han organizado en Occidente para el opositor Víctor Yuschenko. Durante todo el día de hoy el canal televisivo Euronews, megáfono de la Comisión Europea, ha estado repitiendo la entrevista que le han hecho. Mientras el representante máximo de la UE para asuntos de política exterior y seguridad Javier Solana, ha concedido audiencia telefónica al líder ucraniano. Probablemente quería que le informasen de primera mano sobre la situación en Kiev. Vemos también como los políticos occidentales que simpatizan con Yuschenko y sus medíos de comunicación, nos lo presentan como un héroe combatiente contra el imperialismo ruso. «Si la democracia cae (léase, Yuschenko pierde), significaría que han triunfado las ambiciones imperiales de Rusia» declaró Zbignev Bzhezinsky, famoso rusófobo y experto estratega en la descomposición de Rusia- por él vaticinada en numerosas ocasiones- aunque la verdad es que de momento sin fortuna.

Yanukovich, contrincante de Yuschenko, ni que decir tiene que no aparece por ningún lado. Es posible que esto signifique que ya se ha trasladado al Kremlin, abandonando Kiev. Aparte de los discursos de Yuschenko, los medios europeos informan también de la llegada a la capital de Ucrania de los Spetsnaz rusos, que estarían «afilando sus palas de zapadores» para ensañarse con los ucranianos, recién liberados del látigo imperial.

¿Por qué se ha elevado tan bruscamente el grado de discusión internacional?

La respuesta posiblemente sea simple. La representación organizada por Occidente en el centro de Kiev, ha comenzado a salir del control de los organizadores.

Ucrania ha resultado no ser como Georgia (vaya descubrimiento). La llegada al poder de Yuschenko no ha resultado tan evidente como parecía hace unas semanas.

Han comenzado a surgir ciertos imprevistos: Por ejemplo el presidente Leonid Kuchma, que durante diez años había estado poniendo el caramelo en la boca a Occidente, con conversaciones sobre la integración de Ucrania en la comunidad «civilizada», destapa de repente sus rasgos de liderazgo, demostrando cierta independencia.

Como resultado, el espectáculo corre peligro de fracasar. Más aún. La derrota del mismo puede alejar por mucho tiempo a Ucrania de Occidente, ya que toda la élite actual ya ha sido «excomulgada» por Washington y Bruselas. Y esto significa que Kiev habrá de volver la mirada hacia Rusia. Y si el ruso y el ucraniano comienzan a hacer algo juntos, luego será muy complicado volver a enemistarles.

Puestas así las cosas, solo les queda asustar al gobierno ucraniano con nuevos y severos ultimátum.

¿Se asustarán los ucranianos? Quien sabe, ellos verán…