Los gobiernos de los países ricos del Norte industrial no deben ignorar la difícil situación de las naciones más pobres del Sur en la lucha contra el coronavirus, o la enfermedad no será controlada, alertaron expertos en desarrollo mundial.
A medida que las naciones africanas reportan lentamente un número creciente de casos, y se registran más y más infecciones en países con pobreza endémica en otros continentes, existe un creciente temor de que algunos Estados muy pronto puedan ver brotes importantes a los que no podrán hacer frente.
Una posible colapso de los sistemas de salud ya vulnerables no solo tendría un impacto drástico en la salud de la población, sino que también podría empujar a las personas a la pobreza y la privación y a generar ansias descontroladas de migración, dijeron a IPS funcionarios de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Si el covid-19 llega en forma importante a los países en desarrollo menos adelantados, su contagio volverá a infectar a los países industrializados e inevitablemente se propagará de nuevo por América del Norte y Europa.
Para evitar este escenario, los estados ricos deben concentrarse en ayudar a otros países con sistemas de salud débiles, a pesar del hecho de que están luchando su propia batalla contra la enfermedad, dicen los expertos.
«Los países de altos ingresos están completamente absorbidos por lo que está sucediendo en sus propios Estados, pero sería bueno si pudieran poner el foco también en al menos los países más pobres», piensa Amanda Glassman, vicepresidenta ejecutiva del Centro Global para el Desarrollo, con sede en Washington
«Si las cosas no se controlan en los países más desventajados, podría volver a perjudicar a los países desarrollados más adelante», agregó en diálogo con IPS.
Hasta ahora, ha habido muchos menos casos registrados de la enfermedad en África y en América Latina y el Caribe, pero muchos expertos en salud creen que los contagios en las dos regiones podrían aumentar drásticamente muy rápidamente.
Los sistemas de salud en muchos países pobres, especialmente en África, ya están severamente extenuados, con recursos humanos, financieros y materiales muy limitados. El acceso a los hospitales, y especialmente a las unidades de cuidados intensivos, generalmente es dramáticamente menor que en el Norte.
Estudios recientes estiman, por ejemplo, que menos de la mitad de la población de África tiene acceso a instalaciones modernas de salud.
Además, parte de esos países están ya recargados con el combate a enfermedades endémicas, catástrofes climáticas o la atención de la afluencia de refugiados a gran escala.
«El África subsahariana está luchando contra el virus del Ébola, la invasión de langostas y las hambrunas asociadas. Ahora debe afrontar una tercera guerra contra el coronavirus. En muchos países, los recursos son escasos», dijo a IPS el experto en política internacional y fundador de Difference Group, Dan Steinbock.
Cualquier brote importante del covid-19 va a repercutir en la incidencia y el tratamiento de otras enfermedades en la región, coincidió Ambrose Talisuna, gerente del Programa de Preparación para Emergencias de la Oficina Regional de la OMS para África.
«Tememos que los sistemas de salud en algunos países africanos puedan quedar completamente paralizados», dijo a IPS.
«Vimos esto con el ébola (y sus brotes en algunos países africanos). Hubo un desvío de recursos para la enfermedad y el sistema de salud no pudo lidiar con el shock del brote. La gente murió de malaria, la gente no pudo recibir tratamiento para tuberculosis «, recordó.
Incluso los países con sistemas de salud relativamente desarrollados podrían enfrentar problemas similares. Sudáfrica tiene la peor epidemia de VIH/sida del mundo y no se sabe cómo un brote importante de coronavirus puede afectar el tratamiento para las personas con ese síndrome o que puede suceder si a estos pacientes se suma la infección del convid-19.
«No sabemos qué podría pasar con los problemas relacionados con las infecciones por convid-19 y otras afecciones, como el VIH/sida”, dijo Glassman.
En América Latina, donde una alta proporción de personas sobreviven en pobreza extrema, los médicos ya han advertido sobre el estrés que un contagio generalizado de coronavirus podría ocasionar en el sistema de salud, en particular los hospitales y el personal sanitario.
“Dependiendo de la velocidad con que se propague la epidemia, el estrés en nuestro sistema de salud podría ser brutal», alertó en el diario brasileño Folha de São Paulo el médico Drauzio Varella, y eso que hablaba de la principal economía latinoamericana.
También habría serios problemas económicos. No solo los recursos financieros masivos tendrían que destinarse rápidamente a la atención médica, sino que las medidas implementadas para contener la propagación del virus, como restricciones de viaje, cierre de negocios, cuarentenas, muy pronto afectarían los ingresos de las personas.
«Como vimos con el ébola, puede haber un efecto masivo en la economía local y en los ingresos de las personas. Si las personas no pueden viajar debido a restricciones y no pueden mantener sus ‘pequeños negocios’, que es de lo que algunos dependen para sobrevivir, entonces no tendrán nada”, dijo Talisuna.
Una ventaja potencial que pueden tener algunos países menos adelantados para hacer frente a un brote inicial es su experiencia con otras enfermedades infecciosas mortales.
En la República Democrática del Congo, se acaba de controlar un devastador brote de ébola. Talisuna señaló que las comprobaciones de covid-19 podrían simplemente agregarse a los exámenes de detección existentes al ingresar al país que se creó debido al brote de ébola.
«Las medidas de prevención y la capacitación del personal de atención médica podrían simplemente actualizarse, por lo que las personas que se utilizaron en la prevención del ébola podrían recibir capacitación rápida para tratar el coronavirus. La respuesta se puede ampliar rápidamente», dijo.
Muchos países, incluidos algunos de los más pobres del mundo en Asia, América Latina y África, han comenzado a introducir medidas estrictas para tratar de detener la propagación de la enfermedad. Estos han incluido el cierre de fronteras y la cuarentena obligatoria.
La OMS ha apoyado el uso de tales medidas, pero se ha demostrado que han tenido un costo económico enorme en sectores como los viajes, el transporte, el turismo y el comercio minorista, entre otros, todos gravemente afectados.
Sin embargo, son necesarios, argumentan algunos.
«Las medidas draconianas por las que China optó han sido muy costosas. Pero todas las alternativas habrían sido mucho peores. El liderazgo chino tuvo que elegir entre daños económicos extensos en uno o dos trimestres con probable contención de virus, o una devastación económica mucho mayor junto con aumentos drásticos en casos y muertes «, dijo Steinbock.
Pero los costos no pueden y no deben ser asumidos solo por las naciones en desarrollo, dicen los expertos en desarrollo.
Si bien los gobiernos locales pueden ayudar a las empresas y a las personas con medidas como la desgravación fiscal, proporcionar apoyo financiero a través de préstamos y exenciones de los pagos de salud y seguridad social, otros países tienen un papel que desempeñar, argumentan.
A principios de este mes, el Banco Mundial puso a disposición 12 000 millones en apoyo inmediato para ayudar a los países a hacer frente a los impactos sanitarios y económicos del brote global.
El Fondo Monetario Internacional ha dicho que se podrían movilizar 10 000 millones en préstamos a países de bajos ingresos para combatir el virus. El 13 de marzo, la OMS y sus socios lanzaron el Fondo de Respuesta Solidaria Covid-19, cuyo objetivo es recaudar fondos de particulares y empresas para contribuir a los esfuerzos de respuesta global.
Mientras tanto, se está redirigiendo otro dinero de los fondos existentes: por ejemplo, el Fondo Mundial para el VIH, la tuberculosis y la malaria permitirá que algunos fondos se utilicen para la respuesta al virus, mientras que el Fondo de respuesta de emergencia global del Fondo Central de Respuesta a Emergencias de las Naciones Unidas ha recaudado 15 millones de dólares disponibles.
Sin embargo, se podría hacer más, dijo Glassman. «Los bancos de inversión multilaterales necesitan aumentar sus préstamos actuales», dijo.
Steinbock agregó: «Hace más de un mes, el jefe de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, lanzó un plan de preparación de 675 millones de dólares con la esperanza de contener la crisis y allanar el camino para disuadir futuras crisis. Eso es menos de uno por ciento del presupuesto militar de Estados Unidos 2020.
A fines de febrero, La Comisión Europea destinó 124 millones de dólares para el plan de respuesta de la OMS, pero “otros actores no han demostrado ser tan generosos «, dijo el experto en geopolítica.
Los países individualmente han prometido contribuciones a los esfuerzos mundiales para combatir la enfermedad, ya sea directamente a otros estados y grupos de salud, a través de organizaciones multilaterales o a la OMS.
No importa cómo se financia, los expertos coinciden en que los países en desarrollo deben recibir toda la ayuda necesaria para contener la enfermedad.
«Si los casos escapan a la detección (en los países pobres), entonces es más probable que los débiles sistemas de salud, junto con la pobreza endémica y la inestabilidad social puedan resultar en una epidemia secundaria con un posible impacto global”, insistió.
«Si las economías avanzadas esperan contener la crisis global, no pueden darse el lujo de ignorar las economías en desarrollo, en especial las menos adelantadas», dijo Steinbock.