Nos quieren inocular la idea de que estamos amenazados, de que Rusia nos amenaza, pero es curioso que Rusia no ha dicho esta boca es mía contra ninguno de los países agrupados en la UE.
Si un Macron vedette, falto de apoyo en Francia, desaparecido de la escena internacional tras haber sido desalojado su Ejército de diversos países africanos, con unos niveles de endeudamiento público que su propia población observa con más miedo que miedo le pueda tener a ese guiñol montado acusatorio contra Rusia, está en la necesidad de cobrar presencia pública agitando el envío de soldados franceses o haciéndose fotos de boxeador, que no cuesta sospechar que son retocadas (véase la ridiculez en el diario conservador https://www.lefigaro.fr/politique/en-sueur-muscles-saillants-emmanuel-macron-se-met-en-scene-en-pleine-seance-de-boxe-20240320), digo que si necesita de ello, se lo haga mirar por un psiquiatra y deje en paz a la ciudadanía.
Alemania y Polonia han intentado ayudarle a disimular y que pueda decir que donde dije digo, digo Diego, o tampoco, digo que no dije o no exactamente o… ni sí ni no, que a la Parrala le gusta el vino. Y, de remate, los Estados Unidos dicen que no, que enviar soldados, no. Y por otro flanco menor, el nuestro una ministra de Defensa, que seguramente no pueda sostener ni un fusil, se le ocurre decirnos que ¡uy! Que no lo sabemos, pero que sí, que sí, que hay amenaza y gorda.
No digamos de la Comisión europea o el propio Josep Borrell. Les sale gratis aventar una supuesta amenaza, vamos que ya andan diciendo que si hay que tomar nuestros depósitos bancarios y “movilizarlos” o que habría que hacer una emisión de bonos “especial”. Lo de utilizar los activos rusos “congelados” para financiar a Ucrania, con la excusa de reconstruir lo que ellos mismo están permitiendo y contribuyendo a destruir es puro saqueo, pero a ver qué Estado va a confiar en depositar parte de sus reservas en países de la UE, de Suiza incluso, que también tontea, como lo hizo con su “neutralidad”.
Rusia no ha amenazado ni verbal ni por escrito a ningún país de la UE ni siquiera a Reino Unido o a los Estados Unidos, salvo que ellos intervengan militarmente dentro de Ucrania contra Rusia. Hasta ahora, han entregado material bélico, han formado militares; se les supone detrás de algunas operaciones de información y del acto terrorista contra el gasoducto Nord Stream, entre otras, y no ha supuesto ninguna agresión contra ninguno de los países mencionados, advertidos, eso sí, que de participar en el frente son objetivos prioritarios a batir y que si se aumenta la escalada de armamento, se puede llegar a utilizar el armamento nuclear ruso para defender su territorio, sus recursos y, sobre todo, a sus ciudadanos. Ya quisiéramos muchos sentirnos protegidos por nuestros dirigentes políticos y militares, como pueden sentirse los rusos.
Ítem más: Cómo se puede decir que Rusia tiene un Ejército débil, incapaz de tomar Kiev y de seguido pretender que vivamos atemorizados De las dos, una: o Rusia no puede con Ucrania y, por ende, no puede ir más allá; o puede tomar Ucrania como si fuera un paseíllo. Las sanciones impuestas a Rusia no han dado el resultado esperado, más bien al contrario. Los países occidentales, ¿quieren bombardear a Rusia ya que no han podido aniquilar su economía?, pues si ellos no vienen a nuestros países, ¿vamos nosotros a atacar a Rusia? ¿A qué viene si no esa loca carrera de compra de aviones, tanques y misiles? ¿Vamos a almacenarlos y que vayan quedando obsoletos como los que hemos enviado al cementerio de material militar inutilizado que es Ucrania?
No es difícil pensar que hubo un diseño de los Estados Unidos para apropiarse, directa o indirectamente de los recursos rusos y debilitar al Kremlin para que le valiera de vasallo, como hizo con Ucrania, cuyas tierras de cultivo, en un porcentaje elevado, están en manos de empresas americanas o inglesas y tras las que están grandes fondos de inversión. Las cosas no han salido como pretendieron y el gasto ha superado el presupuesto inicial, así que los europeos han sido obligados a someterse a los intereses de los Estados Unidos y todos han de comprar nuevo armamento que venden los Estados Unidos, financiando así su guerrita por procuración contra Rusia.
¿Cómo hacer que los pueblos pacíficos europeos admitan el trágala norteamericano? Creando la ficción de una amenaza inexistente, usando de aquel cuento que de pequeños nos contaban: ¡Que viene el lobo!, ahora transformado en ¡Que viene el oso! Y los dirigentes políticos de los diferentes países europeos, se han puesto en primer tiempo de saludo, a ritmos diferentes en función de sus necesidades; así Macron ha querido dar un firme paso al frente porque no se le veía y va por detrás en las encuestas de las elecciones europeas, su gran apuesta, posiblemente su gran entierro. En cambio, Margarita se ha puesto donde se pone la calderilla en la formación militar.
Yo no me dejo amedrentar. Rusia no me amenaza y su cultura es la mía también: la fraternidad entre el ruso Tourguénev y el francés Flaubert, los dos grandes del siglo XIX en Europa, debe prevalecer sobre la mezquindad de quienes nos quieren alejar de Rusia.
Fernando G. Jaén Coll. Doctor en Ciencias económicas. Profesor Titular de Universidad.
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