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Entrevista / Elio Masferrer Kan, presidente de la Sociedad para Estudios de las Religiones

Ratzinger, mucho más ortodoxo que Juan Pablo II

Fuentes: La Jornada

Con la elección del cardenal alemán Joseph Ratzinger como nuevo sumo pontífice, el Colegio Cardenalicio optó por un Papa mucho más ortodoxo que el mismo Juan Pablo II, por lo que es previsible que la Iglesia católica tenga mayores problemas para enfrentar el proceso de secularización de la sociedad contemporánea, consideró ayer Elio Masferrer Kan, […]

Con la elección del cardenal alemán Joseph Ratzinger como nuevo sumo pontífice, el Colegio Cardenalicio optó por un Papa mucho más ortodoxo que el mismo Juan Pablo II, por lo que es previsible que la Iglesia católica tenga mayores problemas para enfrentar el proceso de secularización de la sociedad contemporánea, consideró ayer Elio Masferrer Kan, presidente de la Sociedad Latinoamericana para Estudios de las Religiones.

En realidad, dijo, se eligió como Papa al «fiscal de la Iglesia católica», a alguien que va abiertamente en contra de la modernidad, que no tiene una respuesta al cambio cultural y social que experimenta el mundo, y para el caso particular de América Latina la Iglesia católica enfrentará pronto un grave problema, pues en esta región existe un fortalecimiento muy significativo de las opciones religiosas no católicas que pueden fortalecerse ante la cerrazón y rigidez del catolicismo.

El también profesor-investigador de la Escuela Nacional de Antropología e Historia señaló que el nuevo pontífice ha demostrado en muchas ocasiones que con él no van las sutilezas, sino que se trata de un «hombre rudo».

Para ejemplificarlo, Masferrer recordó la frase que el hoy recién electo papa Benedicto XVI dirigió al teólogo brasileño Leonardo Boff, con quien tuvo fuertes diferencias doctrinarias: «O guardas silencio o te excomulgo». Ese es Joseph Ratzinger, dijo.

El especialista en temas religiosos identificó a quien a partir de este martes lleva el nombre de Benedicto XVI como un hombre «extremadamente autoritario» que como prefecto de la Pontificia Congregación para la Doctrina de la Fe criticó el acercamiento ecuménico de los católicos con otras iglesias, combatió la Teología de la Liberación, pugnó por la centralización del poder en la curia vaticana y negó cualquier apertura de la Iglesia a la participación más activa de la mujer.

Pero también desde su concepción doctrinaria criticó a los tribunales eclesiásticos por ser demasiados flexibles en conceder las solicitudes de la anulación matrimonial por la Iglesia católica y presionó para que el Vaticano tomara algún tipo de medidas para sancionar a los sacerdotes acusados de abuso sexual contra menores, que de alguna manera fue contenida por el secretario de Estado vaticano, Angelo Sodano, con quien tenía rivalidad.

Al hacer su primer análisis de la elección del cardenal alemán de 78 años de edad como nuevo pontífice, Masferrer señaló que la elección del nombre de Benedicto XVI tampoco es casualidad.

Y es que el anterior sumo pontífice que llevó ese nombre fue un Papa de transición -de 1914 a 1922- que promulgó el Código de Derecho Canónico, fue profundo conocedor del gobierno de la curia romana y mantuvo una posición neutral de la Iglesia católica en la Primera Guerra Mundial.

Consideró que al frente de la Iglesia católica, Ratzinger tendrá un especial cuidado para el gobierno de la curia vaticana, al cual conoce muy bien desde su interior, sobre todo después de un pontífice como lo fue Juan Pablo II, el cual se caracterizó más por ser un Papa pastor dedicado al proselitismo y la propaganda religiosa que a las engorrosas cuestiones burocráticas del gobierno de la Iglesia.

En esta tarea, Juan Pablo II dejó trabajar a los distintos responsables de los dicasterios y cada quien hizo lo que le parecía, dando la impresión de que no había control muy claro sobre ellos, presentándose algunas situaciones delicadas que de alguna manera fueron disimuladas.

Pero ahora, estimó, las cosas serán diferentes. Con Ratzinger al frente de la Iglesia católica se puede pensar en una profunda reorganización al interior de la curia romana, e inclusive no descartó el establecimiento de una edad límite para el ejercicio del pontífice, sin esperar que fallezca.

Durante la entrevista, el especialista religioso señaló que en 2000 el cardenal Ratzinger publicó la declaración Dominus Iesus, en que hablaba sobre la unicidad y la universalidad salvífica de la Iglesia católica.

En esa carta, el hoy Benedicto XVI planteaba endurecer la relación con el resto de las denominaciones cristianas, al considerarse la única poseedora de la verdad, echando por tierra todos los esfuerzos ecuménicos del papa Juan Pablo II, y creando con ello un momento difícil.

No obstante, tras los acontecimientos del 11 de septiembre del 2001, la Iglesia católica tuvo que cambiar su política y abrirse al diálogo con las otras religiones, no sólo cristianas, sino musulmana, hinduista, budistas, etcétera.

Ratzinger también emitió un documento de condena contra las opciones de la Iglesia católica autóctona, conocida como la Teología India, prohibiendo las danzas en los templos.

Estas recomendaciones no se siguieron en gran parte de América Latina, incluyendo México, pues en nuestro caso el ceremonial étnico y el catolicismo popular incluyen mariachis y danzantes.

Masferrer señaló que el Papa electo también planteó una suerte de crítica a la modernidad, y aunque en sus primeros años de obispo apoyó posiciones innovadoras, luego fue corriéndose del centro a la derecha, y fue muy concluyente en sus posturas de no modificar el celibato sacerdotal, ni las cuestiones de moral sexual, ni permitir la ampliación del papel de la mujer en las tareas de la Iglesia ni en las de políticas de población.

Al abundar en la personalidad del nuevo pontífice, señaló que se trata de una persona orientada esencialmente hacia la centralización del poder y de que el juego de las iglesias locales no crezca.

Pero sobre todo, Masferrer destacó que se trata de un hombre que no está muy relacionado con la modernidad, por lo que es previsible que este Papa «va a tratar de pensar en un mundo que no existe», como cuando en su homilía de inicio del cónclave Ratzinger citó al marxismo como uno de los anatemas que desde su particular visión acechan a la Iglesia.

Para el caso específico de la Iglesia católica en América Latina, consideró que Ratzinger, convertido ahora en Papa electo, ha sido en general muy opuesto al catolicismo popular que se vive y practica mayoritariamente en nuestra región, además de que se prevé que el Vaticano fortalecerá la centralización en muchas de las decisiones eclesiales y doctrinarias.

«Esto sí va a perjudicar a la Iglesia en América Latina, porque ya existe un fortalecimiento muy significativo de las opciones no católicas. Hay países donde los no católicos abarcan 45 por ciento de la población, prácticamente la mitad de ella, como sucede en varios países de Centroamérica, y en otras naciones como Brasil y México también crecen las opciones religiosas no católicas», dijo Masferrer, quien agregó que Europa también enfrenta un grave problema de secularismo.

En síntesis, reiteró Masferrer Kan, el Colegio Cardenalicio optó por un cardenal que está abiertamente en contra de la modernidad, que no tiene respuesta al cambio cultural y social y que, sin duda, ya tiene problemas para enfrentar con éxito el presente que vive un mundo cada vez más secularizado.