«..si la madre
España cae -digo, es un decir-
salid, niños del mundo; id a buscarla!…»
César Vallejo.
PRIMER RESULTANDO PROBADO. Volodimir Zelensky -antes del 24 de febrero de 2022- era un tipo gris. Menos conocido -y más gris- que el húngaro Viktor Orbán. Hoy es un héroe. Hoy es el asombro de todos. Los rusos y pro-rusos lo han llamado ¨comediante¨, ¨bufón¨ ¨payaso¨. Están furiosos. ¿Por qué? Porque Volodimyr Zelensky ha permanecido firme en su puesto, ha guiado a su pueblo y a su Ejército contra el invasor. No ha huido, como se le ofreció desde Occidente y EEUU cuando las hordas rusas avanzaban hacia Kiev. Tampoco se ha ocultado. Por el contrario. Se ha aventurado hasta las trincheras de los más horribles combates -como sucedió en la muy asediada por los mercenarios del Grupo Wagner Bajmuk- para arengar y condecorar a sus soldados, algo a lo que no se ha atrevido el ya anciano y otrora patético macho alfa ruso. Volodimir Zelensky se ha convertido en el vencedor mediático indudable, el arma secreta de Ucrania. Sus inteligentes y bien urdidos discursos han impresionado -pulsando cuanta cuerda emotiva, histórica, idiosincrática exista, según el país- en el Parlamento o evento del mundo que lo ha permitido. Y urge decirlo: ha conquistado y hechizado a todos. Esa es la primera conclusión de estos 15 meses de artera invasión y homicida bombardeo. La grosera chapuza imperialista y el craso error del zar ruso han convertido a Volodymir Zelenksy, otrora tipo gris, en héroe nacional, asombro del mundo y paladín mediático innegable.
SEGUNDO RESULTANDO PROBADO. El Ejército ruso ha asombrado a todos. Sí. Mas… no por su otrora presumido poderío. No. Por su desmoronamiento. Su incapacidad. Su muy baja moral. Sus errores garrafales de táctica militar. Sus desastres logísticos. Su incapacidad manifiesta para vencer a un enemigo muy inferior. Rusia soñaba conquistar Kiev en días. Avanzar arrolladoramente. Colocar en Kiev un gobierno títere. En días fue detenida. En días obligada a retroceder en las inmediaciones de Kiev, como los nazis germanos lo fueron en las cercanías de Moscú a finales de 1941. En el último trimestre de 2022 -ante el asombro de todos- una impredecible y asombrosa ofensiva ucraniana hizo retroceder a Rusia en Jarkov y Jerson, el norte, el este y el sur. Fue un golpe demoledor al orgullo ruso, al supuesto poderío militar ruso. Rusia, obcecada más allá de todo bochorno, hizo saber concentraría sus expectativas en el Dombás. Y en el Dombás ha perdido enorme cantidad de hombres y material de guerra, lleva más de ocho meses luchando por Bajmuk, otrora ciudad de 70 mil habitantes, para lograr avanzar apenas algunas manzanas por semana. A eso se reducen los logros rusos: a la conquista de algunos cientos de metros por semana en lo que un día fue una prospera ciudad y hoy es un reguero de escombros ensangrentados y un enorme cementerio. Toda la fuerza de Rusia ha alcanzado para eso. Algo absolutamente bochornoso. Absolutamente bochornoso resulta sacar de las cárceles a asesinos y ladrones para llevarlos al campo de batalla con la promesa de conmutación de pena. Un Estado honorable no haría eso. Absolutamente bochornoso los asesinatos cometidos por miembros del Grupo Wagner. Absolutamente bochornosa la declaración de su jefe en cuanto a no tomar prisioneros, asesinarlos a todos. Bochornosos los crímenes de Bucha e Irpin. Rusia ocupó Jerson, la única capital de provincia que logró hacer suya y fue expulsada de Jerson. Pensaron que Ucrania sería Siria. O Chechenia. O Georgia. Un paseo. Hoy es un bochorno. En 15 meses han sufrido más bajas que en los 10 años de guerra en Afganistán. Ucrania es hoy un cementerio de rusos. Un panteón de blindados sin torretas. Tras muchos años de discursos guerreristas, alegatos pronunciados por el moderno zar ruso en función de atemorizar, los dictados del mismo zar han develado la verdad: un descalabro. Pensaron en protagonizar una aventura típica de gran potencia imperialista. Se equivocaron. Ahí están los cientos de miles de bajas, los más de una decena de generales muertos en combate: algo sin precedentes para una guerra de 15 meses. Ningún ejército del mundo en los anales militares ha perdido tantos generales en periodo similar. Ahí están los incesantes nombramientos y las continuas destituciones del más alto mando militar. El único logro imperialista ruso: reducir poblaciones y ciudades ucranianas a escombros…desde lejos. Provocar gran destrucción a infraestructura civil. Asesinar más de siete mil civiles, según cifras reconocidas por la ONU, entre ellos casi tres centenares de niños. De acuerdo al Estado Mayor ruso, sin embargo, todos los objetivos han sido alcanzados. Nadie sabe cuáles han sido esos objetivos. Rusia es hoy un Estado bluffeante.
TERCER RESULTANDO PROBADO. Pensaron que las sanciones no dañarían a Rusia. Que Europa se rendiría ante la enorme dependencia energética que a Rusia la ataba. Hoy, pese a toda mojigatería, dudas, reticencias, negaciones, exenciones y salvedades, son las sanciones más fuertes aplicadas contra un país agresor desde el fin de la II Guerra Mundial. El propio zar ruso no ha podido ocultar que las sanciones dañan y son dolorosas. Pensaron que una UE dependiente del gas y petróleo ruso se rendiría en invierno. La UE, sin embargo, diseñó y aplicó un plan para prescindir de la dependencia energética. Hoy no depende ya de la energía rusa. El invierno terminó y Europa no se rindió. Y el precio del gas y el petróleo no devino tragedia.
CUARTO RESULTANDO PROBADO. Pensaron que atacando la infraestructura electro-energética de Ucrania el país colapsaría en invierno. Se rendiría. Se congelaría. El asombroso doble proceder de los ucranianos hizo desmoronarse los planes rusos: el 70 % de los misiles y drones -gran parte de ellos iraníes- lanzados por el invasor fueron destruidos en el aire. Los daños provocados por cada ataque fueron reparados en tiempo récord. Ucrania no se congeló. Ucrania no colapsó. Ucrania no se rindió. Y el invierno quedó ¡felizmente! atrás.
QUINTO RESULTANDO PROBADO. Pensaron que la OTAN -a la que Trump había colocado in articulo mortis- se derrumbaría. Hoy países que jamás habían declarado su deseo de pertenecer a la OTAN han solicitado membresía. Finlandia ha sido ya admitida. Suecia está camino de serlo. Los temores se avivan en la dividida Moldavia -allí las tropas rusas se acantonan en la Transnistria y apoyan un gobierno separatista al que nadie en el mundo reconoce-. ¿Por qué cunde hoy el afán por lograr la membresía en la OTAN? Por temor a Rusia. EEUU y la OTAN envían hoy más soldados, más tanques, más aviones y más misiles a los países limítrofes con Rusia ¡a solicitud de esos mismos países! ante el temor de tales de ser invadidos por Rusia. No es infundado el temor. Rusia ha resultado repetidamente un país invasor. Lituania, Letonia y Estonia fueron invadidas por los rusos en 1940; Polonia, invadida por los rusos en 1939; Finlandia invadida por los rusos en 1939. En cada país que Rusia liberó de la ocupación nazi durante en la II Guerra Mundial instauró un gobierno títere a la ideología de Moscú y acantonó tropas. Si tales naciones manifestaban la intención de dejar de ser títeres a Moscú Rusia invadía esas naciones: ocurrió en Hungría, invadida por los rusos en 1956; en Checoslovaquia invadida por los rusos en 1968. Afganistán fue invadido por los rusos en 1979 y martirizado hasta la retirada rusa en 1989. No se olvide Chechenia, Georgia. A cierta izquierda le agrada nombrar y condenar las invasiones y agresiones imperialistas protagonizadas por EEUU. La misma izquierda obvia las invasiones y agresiones rusas. El gasto militar de la OTAN -gremio antes renuente al incremento de gasto bélico- crece. Alemania, que se negaba a gastar el 2% de su PIB en el fortalecimiento de sus fuerzas armadas, ha decidido hacerlo. Vladimir Putin ha logrado ¡exactamente lo opuesto de lo que se proponía! A eso puede resumirse lo que algunos después de aquel nefasto 24 de febrero llamaron ¨magistral jugada¨ de Rusia. Para tales si EEUU o la OTAN agrede se trata de una grosera invasión; si lo hace Rusia se trata de un acto legítimo, absolutamente justificado y una jugada magistral. Gracias a la chapuza ultranacionalista, imperial, mesiánica y revanchista del Kremlin la rusofobia es hoy más fuerte que nunca en el planeta. He ahí las votaciones en la ONU: menos de 7 países -en la más nutrida de esas votaciones- han apoyado a Rusia. Si semejante exigua votación la hubiera recibido EEUU la izquierda aludiría al aislamiento de la nación del norte. La recibe Rusia y la misma izquierda calla. Hasta China en reciente votación ha condenado la violación territorial de Ucrania. El canciller ruso, experto en el uso de la neo-lengua legada por Orwell, sostiene que Rusia tiene el apoyo de la inmensa mayoría del mundo. ¿Sabrá contar?
SEXTO RESULTANDO PROBADO. EEUU y Occidente miden -a cuenta gotas- qué ayuda y cuánta y cuándo confieren a Ucrania. Y la medición es lenta, la cuenta reducida y las gotas pequeñísimas. Lo conferido, harto limitado, se decide a destiempo y llega tras ser negado una vez y otra. Los rusos, pro-rusos, la OTAN y EEUU coindicen, cada uno desde sus intereses, en sostener que la ayuda prestada a Ucrania ha sido inmensa. Para ello la expresan en miles de millones de US Dólar / Euros. Los rusos y pro-rusos incurren en ello para demostrar la complicidad de la parte contraria. La OTAN y EEUU lo hacen para demostrar que la contribución a la defensa de Ucrania ha sido considerable. Y es que en monto financiero la ayuda parece inmensa. Cualquier equipo militar altamente sofisticado hoy día tiene un costo inmenso. 18 tanques Leopard 2A6 tienen, por ejemplo, un costo de 170 millones de euros. Un Challenger 2 británico tiene un costo -por unidad- de 8 millones de Usd. Un sistema HIMARS tiene un costo de 2 millones de euros. Un solo sistema MIM-104 Patriot supera los 170 millones de Usd. Si en cambio la contribución se cuenta en cantidad de unidades se comprenderá lo exiguo de la ayuda. Occidente y EEUU no han brindado a Ucrania un solo avión de combate. Solo Polonia y Eslovaquia han donado viejos y obsoletos Migs-29 de la era soviética. Hasta hace apenas pocos meses Occidente y EEUU se negaban a enviar a Ucrania un solo tanque pesado. Cierto que la han dotado de capacidades de defensa aérea y antimisil. Pero una nación invadida no libera la tierra que le ha sido usurpada tan solo impidiendo ser bombardeada. Es necesario avanzar para recuperar la tierra usurpada. Eso no es posible hacerlo con defensa aérea y anti misil. Mientras Rusia bombardea Ucrania con sofisticados misiles desde sitios muy lejanos, sitios muy lejos del alcance de toda arma ucraniana, Occidente y EEUU solo han enviado a Ucrania armas con alcance inferior a 100 km. Se les llama misiles ¨castrados¨. Los países miembros de la OTAN cuentan con más de 3 mil tanques Leopard 2. Eso se decía. Esa era, según expertos, la ventaja de decidirse por proporcionar tales blindados a Ucrania: parecía fácil que cada país contribuyera a la llamada ¨coalición de tanques¨ en función de que Ucrania contara con 300 blindados sofisticados. De los miles de tanques Leopard 2 -hasta hoy- han arribado a Ucrania alrededor de 60. A eso se ha reducido -si lo publicado se ajusta a la verdad- la otrora vislumbrada ¨coalición de tanques¨. Una chanza cuasi grotesca. El Secretario General de la OTAN alude a que se ha suministrado al agredido más de 230 tanques. Resulta cualitativamente inexacto. La mayoría de esos dos centenares de tanques comprende viejos tanques rusos T-72 -gran parte de ellos donados por Polonia, ¡mención honorífica merece la nación polaca al ofrecer a Ucrania enorme cantidad de material militar sin titubeos ni dilaciones!-; los T-72 ES donados por Países Bajos y EEUU, o variantes modernizadas del T-72 , como los llegados desde Marruecos y modernizados en la República Checa, o los 60 tanques polacos PT-91 Ptwardy, o los M-55S eslovacos -versión modernizada del aún más antediluviano T-55 ruso-. Difícilmente estos viejos tanques modernizados alcancen a medirse con un T-90 ruso. Alemania, el país que fabrica los famosos Leopard, ha condescendido en proveer unos míseros 18 Leopard 2A6. Si no fuera dramático podría parecer una burla. De no resultar esa migaja desesperada y absolutamente imprescindible cabría desearles a los roñosos proveedores la debida introducción por el colon sigmoideo. EEUU prometió tres decenas de blindados M1 Abrams hace ya varios meses. Ni uno solo está listo aún para ser enviado a Europa. Gran Bretaña hizo llegar 14 Challenger II, un blindado que planteará serios problemas logísticos al emplear, dada el ánima rayada de su cañón, un proyectil único, no homologable con el empleado por la OTAN. Todo eso ante Rusia, la nación que más tanques posee en el mundo. Lanzaderas de misiles HIMARS no tiene Ucrania hoy día más de 40. Si EEUU y la OTAN no hubieran rechazado en su momento la membresía a la OTAN de Ucrania no habría hoy guerra. Rusia no se habría atrevido a invadir Ucrania. Seres pragmáticos y arteros como Vladimir Putin solo ceden -muy a su pesar- si la fuerza los supera de manera abrumadora. Si se les muestra debilidad arremeten. Son expertos en atemorizar. Expertos en bluff. Son ventajistas. La invasión a Ucrania fue la resultante de la debilidad mostrada por EEUU y la OTAN ante el desmadre ruso en Chechenia, Georgia, Siria, desmadre culminado -con broche de oro- con la ocupación de Crimea. Nadie movió un dedo entonces. La canciller alemana de turno, Angela Merkel, ganada ya entonces por el ectoplasma de Chamberlain, contaba con apaciguar y hacer feliz al oso ruso. Como suele avizorar la sabiduría popular el otorgamiento a Rusia de un dedo la alentó a desear poseer todo el brazo. Aun hoy EEUU y Europa se niegan a conceder a Ucrania modernos aviones de combate o artillería de largo alcance. Francia no ha enviado a Ucrania uno solo de sus blindados AMX 56- Leclerc. El gobernante galo sostiene no se debe humillar a Putin. El zar ruso, en cambio, los humilla, los desprecia y se mofa día a día de todos. Las democracias son extraordinariamente ineficientes e ineficaces en función de adoptar decisiones. Las autocracias no. Eso precisamente puede decretar en el mundo del futuro la posibilidad en cuanto al triunfo de las autocracias frente a las democracias: mientras las segundas discuten, dudan, rivalizan en facciones, y se debaten por meses las primeras -temerarias y pragmáticas, expertas en aprovechar la debilidad del rival- lanzan arteras y raudas el golpe. Una autocracia suele actuar como un monolito sin quiebres temporales. Una democracia como un manojo desunido y temporalmente fracturado.
SEPTIMO RESULTANDO PROBADO. Parte importante de la izquierda internacional ha apoyado, justificado, alabado, hecho la vista gorda, mirado hacia otro lugar, o devenido ¨antena de repetición¨ de cuanto ha sostenido la neo-lengua rusa ¡sin condenar y/o repudiar una grosera invasión que vulnera todos los postulados del Derecho Internacional! Insólito y penoso resultó hace apenas unos días que el gobernante brasileño condenara igualmente a invasor e invadido. La misma izquierda que antes apoyó las intervenciones militares rusas en Hungría en 1956; en Checoslovaquia en 1968; en Afganistán en 1979; la misma izquierda que justificó el Pacto Ribbentrop-Molotov y la invasión rusa de Polonia el 17 de septiembre de 1939; la misma izquierda que apoyó la invasión rusa de Finlandia en noviembre de 1939; la misma izquierda que apoyó la invasión y ocupación de Estonia, Letonia y Lituania en 1940, la misma que apoyó las intervenciones en Transnistria, Chechenia, Georgia y Siria y la ocupación de Crimea apoya hoy la invasión rusa de Ucrania. Si Lucifer declarara ser enemigo de EEUU y la OTAN esa izquierda apoyaría al mismísimo Lucifer. Y no se trata solo de Gobiernos a los que dictados de realpolitik obligan a eso, se trata de elementos ajenos a esas pautas. La ideología no puede actuar como solvente de los valores, de la ética, de la justicia, del humanismo, de la verdad y de los principios del Derecho Internacional. Esa izquierda sostiene en parlamentos europeos que dotar de armas al país agredido resulta una escalada que atenta contra la paz como si la agresión rusa que se ha extendido alevosamente por más de 15 meses no constituyera per se un vergonzoso atentado a la paz. Como si no se tratara de escalada y atentado a la paz cada misil ruso o dron iraní que asesina niños, mujeres y ancianos en Ucrania. La ayuda al agredido no quebranta la paz. La paz fue quebrantada alevosamente por el agresor. Si el agredido no es ayudado será destruido por el agresor. La izquierda que hoy sustente semejante galimatías carece de ethos. La izquierda española recibió en la guerra civil, entre 1936 y 1939, la ayuda solidaria de cientos de miles de ciudadanos del mundo. Mi propio padre luchó allí por la España republicana. Es penoso que hoy parte de la izquierda española levante la voz en contra de ayudar a una nación agredida, bombardeada e invadida. La ideología no puede devenir mecanismo convertidor de mentiras en verdades, de injusticia en justicia, de ilegalidades en legalidades, de injustificable en justificable, según convenga. Es absolutamente inmoral practicar el mismo doble rasero que otros practican. La verdad y lo justo lo son siempre, no solo cuando cuadre a ciertos intereses.
OCTAVO RESULTANDO PROBADO. La única estrategia rusa hoy día: extender la guerra. Convertirla en guerra de desgaste. Bombardear a Ucrania desde lejos. Perseverar en la agresión con la esperanza de que el apoyo a Ucrania desfallezca. Confiar en el tiempo. Confiar que en apenas 20 meses los republicanos lleguen al poder en EEUU y detengan el apoyo. Que Europa -al quedar sin el paraguas protector de EEUU- detenga también el apoyo. Que todos se cansen y entreguen Ucrania a Rusia como Daladier y Chamberlain entregaron Checoslovaquia a Hitler en 1936. Un fantasma recorre hoy Europa. No es precisamente el fantasma del comunismo. Es el fantasma dual y cuadrúpedo de Édouard Daladier y Neville Chamberlain. Permitir a ese ectoplasma, a esa dualidad etérea apoderarse de las decisiones de los estadistas europeos de hoy día sería una aberración, una clara manifestación de la metempsicosis en la politología. Y sería ominoso. Bochornoso. Desesperanzador. Mas ya presenciamos como Alemania para entregar unos pocos Leopard 2 precisó que EEUU sostuviera la voluntad de entregar casi el doble de M1 Abrams. Durante todo el mes de abril presenciamos cómo mientras los ucranianos morían cada día la OTAN discutía -¡y el supuesto problema que se debatía semejaba el galimatías de un niño!- las pautas para hacer llegar a Ucrania las municiones de 155 mm comprometidas desde el mes de marzo. Por eso los autócratas desprecian a las democracias. Por eso las creen inferiores. Si los republicanos llegaran al poder en EEUU y decidieran retirar el apoyo a Ucrania, la OTAN y la UE harán con Ucrania lo que Daladier y Chamberlain en 1936 con Checoslovaquia. Regalarán Ucrania a Rusia. Los mercenarios de Wagner avanzarán hasta la mismísima frontera polaca. Los T-90 rusos junto a los sofisticados T-14 Armata avanzarán hasta las fronteras moldavas. Y quién sabe a qué otra nación -de las que otrora conformaron el imperio zarista y el posterior imperio soviético- le corresponda el turno de ser invadida, dividida o bombardeada para ser ¨desnazificada¨ o ¨desmilitarizada¨. Quién sabe qué otra nación de Europa oriental Putin y sus adláteres decidan que existe a resultas de un error histórico y no tiene derecho a existir. Las declaraciones de Dmitri Medvédev son aleccionadoramente truculentas. Parecen más dignas de un estrafalario cuatrero facineroso o de un jerarca nazi del Berlín de 1940 que de un estadista europeo actual.
NOVENO RESULTANDO A PROBAR. Ucrania, se nos dice, prepara una contraofensiva. El objetivo: liberar el territorio ocupado. Una contraofensiva para la que ha logrado arrancar -¡a muy duras penas!- a sus ¨aliados¨ un puñado de armas. Una ofensiva tan anunciada que Rusia se ha preparado por meses para resistirla. Muy probablemente la ofensiva -si el rumor a gritos fuera real y no un bluff- rinda algunos dividendos. Vladimir Putin no sufrirá un coup d’État. El ejército ruso no se va a desmoronar. No será en modo alguno el fin de la guerra. Ucrania no logrará con esa ofensiva desalojar a Rusia del Dombás o de Crimea. Recuperarán algún territorio. Eso, al menos, parece previsible. Mas como ocurrió en el último trimestre del año 2022 deberán detener la ofensiva cuando se agote la munición, cuando se acabe lo que han logrado arrancar a sus ¨aliados¨. ¿Qué sucederá después? ¿EEUU y la OTAN harán llegar a Ucrania más armas y más munición, esas que hasta hoy han sido reacios o incapaces o muy lentos para hacer llegar? No lo creo. La ofensiva, en cambio, no acabará con la obcecada decisión rusa. Rusia retrocederá y sin embargo persistirá. ¿Por qué? Porque a Vladimir Putin y al círculo ultranacionalista, revanchista, militarista e imperialista que le rodea le va en eso la existencia. Ni Europa ni EEUU intuyen que en Ucrania les va la vida. Los rusos comprenden que el tiempo y solo el tiempo es su aliado. El tiempo y la persistencia pueden darles la victoria. Republicanos en el poder en EEUU pueden retirar el apoyo a Ucrania y la OTAN y la UE serían dominadas por el ectoplasma Daladier-Chamberlain. Y Ucrania quedará sola. ¿Los analistas de Europa y EEUU no lo han previsto? Por supuesto. Y parecen haberse cruzado de brazos. ¿Cómo sería el mundo derivado de esa tragedia? No deseo imaginarlo. La responsabilidad, desde luego, caerá sobre aquellos que por más de 15 meses no se han decidido a estar de manera definitiva y categórica y total al lado de Ucrania.
DECIMO RESULTANDO A PROBAR. Así como Afganistán fue la tumba de la URSS, Ucrania podría ser la tumba de Putin y del imperialismo ultranacionalista, chovinista y revanchista ruso. La necrópolis de la autocracia rusa. En eso puede convertirse la ¨magistral jugada¨ del Zar ruso. Pero esa es, urge admitirlo, ante los dramáticos y absurdos devaneos exhibidos hasta hoy por quienes dicen apoyar al país agredido, una muy lejana e improbable posibilidad. Vladimir Putin no elevará un réquiem por Ucrania. Se prepara para elevar un cántico de victoria. El réquiem por Ucrania lo elevará la inmensa mayoría del mundo. Tristemente la artera invasión rusa podría llegar a ser -tiempo mediante- la ¨magistral jugada¨ que muchos desde la izquierda y otros muchos desde la ultraderecha -rara coincidencia la de esos otrora encarnizados enemigos- se alegó.
Si ello llegara a suceder optaría por remedar aquellos versos tremebundos y viriles del peruano César Vallejo: …si Ucrania cae -digo, es un decir- salid, niños del mundo; id a buscarla!…
Rafael de Aguila. Escritor, critico, ensayista.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.