Esos son los puntos fuertes del apoyo criminal que las potencias de Occidente dan al gobierno de Ucrania, para que incumpla los compromisos que contrajo cuando firmó los Acuerdos de Minsk, con Donetsk y Lugansk, provincias rebeldes que conforman el Donbass y que se proclamaron independientes a partir del sangriento golpe de Estado de Euromaidán.
La aplicación de los Acuerdos de Minsk es el único camino para la solución política al conflicto del Donbás, pero esto no ha logrado el cese de la violencia, pese a estar aprobados por el Consejo de Seguridad de la ONU y estar garantizados por Alemania, Francia y Rusia, porque, al tener Ucrania el apoyo incondicional de Occidente, que le suministra armas e instructores, Zelenski, su presidente, no está dispuesto, no puede y no quiere cumplir lo acordado.
El Presidente Putin dijo que para restablecer la paz y reducir las tensiones en Ucrania se deben cumplir los Acuerdos de Minsk. Pero Kiev sólo finge el proceso de negociaciones, negándose obstinadamente a implementar los acuerdos de Minsk y los acuerdos alcanzados en el formato de Normandía, al mismo tiempo que se militariza con ayuda de la OTAN, que le anima a resolver la situación en Donbás por la vía militar. “Todo lo que tiene que hacer Kiev es sentarse a la mesa de negociaciones con los representantes del Donbás y acordar las medidas políticas, militares, económicas y humanitarias, para poner fin al conflicto, y cuanto antes esto ocurra, mejor”.
Por desgracia, sucede lo contrario. A partir de la segunda quincena de febrero, en el Donbás se incrementaron las tensiones y, en general, el conflicto se calentó debido a que, en flagrante violación de los Acuerdos de Minsk, el gobierno de Kiev intensificó los bombardeos con artillería pesada de los territorios de Donetsk y Lugansk, lo que indica que busca resolver militarmente la conflagración. Según Dmitri Peskov, portavoz del Presidente Putin, cuando la tirantez se ha exacerbado al máximo, como ocurre ahora, la menor chispa, cualquier imprevisto o el menor montaje deliberado puede traer consecuencias irreparables.
Por temor de que el Presidente Zelenski ordene la ofensiva general en el Donbás, los líderes de las repúblicas de Donetsk y Lugansk anunciaron la evacuación de su población a Rusia, principalmente de mujeres, niños y ancianos, e hicieron un llamamiento a todos los hombres, que puedan portar armas, para que defiendan a su patria.
Eduard Basurin, portavoz de las Milicias Populares de Donetsk, declaró que el servicio de inteligencia obtuvo el plan del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa de Ucrania, que dice: “El objetivo de la ofensiva ucraniana es limpiar el territorio de las repúblicas populares de la población rusoparlante, empujarla hacia el territorio ruso y obtener el control de todo el territorio de las repúblicas populares”.
María Zajárova, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, dijo que la manera como Kiev trata a la población del Donbás es un ejemplo de genocidio y critica a Occidente por permitirse dudar, incluso algunos jefes de Estados, de que la situación allí no es la que existe, que no hay fosas comunes o que las que hay pueden ser falsas, que lo que hay allí no se parece a un genocidio. “Claro que no se parece de hecho a un genocidio, porque es un genocidio real… Cuando la persona, que dirige un Estado, que busca extender su soberanía sobre esos territorios, llama a los ciudadanos de Donbás ‘especímenes’, cuando les propone hacer las maletas y, si comparten la cultura de Rusia, que hasta hace poco era un Estado unido a ellos, marcharse allá, al extranjero, y ya no considerarse a sí mismos ciudadanos de Ucrania, ¿cómo se lo puede llamar de otra manera?”
Dice que desde 2014, en el Donbás la gente vive en un infierno y la situación no ha dejado de agravarse desde entonces. Que no es verdad que todo empezara a suceder ahora, que las fosas y los cementerios no aparecieron hace dos meses, que en realidad desde hace siete años mueren niños, mujeres y población civil, que nadie sabe lo que es llevar una vida pacífica y para todos el ruido de un proyectil es algo absolutamente normal. Los países occidentales pasan por alto esta realidad.
Y hace la pregunta: “¿Se han dado cuenta de que toda la comunidad occidental se ha olvidado bruscamente de los derechos humanos? Así como han olvidado las palabras mágicas: ‘población civil’, ‘infraestructuras vitales’, ‘ancianos y niños’, ‘mujeres y niñas’, ‘garantizar el acceso de las organizaciones humanitarias y los periodistas’, etcétera… que les permitía violar las leyes de países soberanos y el derecho internacional. Según las ‘democracias civilizadas’, no es necesario proteger nada de esto en el Donbás, porque, desde su punto de vista, simplemente no existe allí… Todo esto sí existe ahí y requiere de ayuda y apoyo real, no imaginario. Y quienes sigan ignorando la desastrosa situación de la población de Donbás se convertirán en cómplices de los crímenes de lesa humanidad cometidos por el régimen de Kiev”.
Sostiene que los democratizadores occidentales se han salido con la suya en muchas ocasiones y los millones de personas, que murieron en todo el mundo a causa de sus experimentos geopolíticos, ya no podrán llevar a sus asesinos a la justicia… Que, tal vez, por esta razón, Washington retiró a sus observadores de esta misión, para que no haya testigos entre los estadounidenses, ya que podrían acusar a su Gobierno de mentir. Rusia no es ajena a oponerse al mal, que está en el lado del bien de la historia, y lo demostraron cada vez con hechos.
Tachó de vergüenza las declaraciones de altos funcionarios estadounidenses sobre los planes de Rusia de invadir a Ucrania. “¿Pero qué nivel es este? ¿Quién ejecuta todo esto? ¿Es este un gran país con armas nucleares? ¿Y este es el líder del mundo libre actual? ¿Es esta la democracia avanzada que debería iluminar el camino a todos los demás? ¿De dónde sacan este tipo de datos, con base a los cuales urden este tipo de declaraciones oficiales de sus representantes?” María no tiene pelos en la legua.
Viacheslav Volodin, Presidente de la Duma Estatal de Rusia, indicó que el Presidente Zelenski podría provocar el inicio de una gran guerra y culpó a Washington por propalar la falsa noticia de una inminente invasión rusa a Ucrania. “Si estalla la guerra, será Europa el escenario de la acción militar. Me gustaría preguntar a los diputados europeos: pregunten a sus electores, ¿quieren la guerra? Y la segunda pregunta: ¿qué hacen ustedes para evitarla?” Y prometió que Rusia saldrá en defensa de sus ciudadanos que viven en el Donbás si sus vidas se ven amenazadas.
Pero el presidente Biden tiene una opinión diametralmente opuesta y afirma que son las milicias del Donbás las que realizan los ataques. “En los últimos días hemos visto informes de un importante aumento de las violaciones del alto al fuego por parte de los combatientes respaldados por Rusia, que intentan provocar a Ucrania y no hay pruebas de que Ucrania esté planificando llevar a cabo una ofensiva”. Volvió a acusar a Rusia de planear una supuesta invasión a Ucrania, en la que Kiev es el principal objetivo de la incursión. “En este momento, estoy convencido de que Putin tomó una decisión. Tenemos razones para creerlo”.
En estas circunstancias se reunió el Consejo de Seguridad de Rusia, para abordar la situación respecto a Ucrania. El presidente Putin señaló que nadie discute que fue un golpe de Estado que se dio en 2014 en Ucrania, que no fue reconocido por algunas regiones del país, lo que originó la formación de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk. Desde entonces, Rusia hizo lo posible para solucionar el conflicto de manera pacífica, mientras que a lo largo de todos estos años Kiev ha estado maltratando a la gente que vive allí.
Los próximos pasos que dé Moscú con respecto al Donbás, deberán tomar en cuenta las solicitudes que Denís Pushilin y Leonid Pásechnik, líderes de Donetsk y Lugansk, dirigieron a Putin solicitándole que reconozca la independencia de ambos territorios. “Si la situación se sigue desarrollando sin mejoras, la única solución será reconocer a las repúblicas del Donbás”, cuyos reconocimientos están estrechamente relacionados con los problemas de garantía de seguridad en Europa y el mundo. “La crisis de Ucrania está relacionada con nuestros intereses de seguridad”, expresó Putin.
El meollo del real problema que se vive consiste en que ninguno: ni la OTAN, ni las capitales europeas, ni Washington instan a Kiev a dialogar, a moderarse, a tener cautela, a tratar al Donbás como si fuera parte de Ucrania, y todos juntos hacen como si nada malo existiera en las atrocidades que cometen los fascistas ucranianos. En pocas palabras, se cubren el ojo sano y miran por el ojo tuerto.
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